Un Brasil y una Argentina necesitados de alegr¨ªas econ¨®micas celebran el acuerdo con la UE

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha celebrado exultante el acuerdo de libre comercio entre la Uni¨®n Europea y Mercosur este viernes. Y para asegurarse de que se anotaba el tanto ante la opini¨®n p¨²blica, ha sido el primero en anunciarlo en un tuit desde Jap¨®n, donde participa en el G20 despu¨¦s de que fuentes de su Gobierno filtraran a la prensa brasile?a que el pacto era inminente. "Hist¨®rico, nuestro equipo, liderado por el embajador Ernesto Araujo, acaba de cerrar el acuerdo Mercosur-UE, que ven¨ªa siendo negociado sin ¨¦xito desde 1999". Bolsonaro ha querido aprovechar que por fin tiene una buena noticia que ofrecer a sus compatriotas tras meses en los que el caos de su Gobierno y diversas pol¨¦micas han ido dilapidando el enorme capital pol¨ªtico con el que empez¨® el mandato. En paralelo, las perspectivas econ¨®micas han ido empeorando. El argentino Mauricio Macri, en tanto, espera que el acuerdo d¨¦ impulso a su campa?a por la reelecci¨®n en las generales de octubre.

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En Argentina, el acuerdo fue una cuesti¨®n de alto impacto emocional. Al menos para el canciller, Jorge Faurie, que no pudo evitar las l¨¢grimas cuando comunic¨® la novedad al presidente Mauricio Macri. "Presidente... lo felicito... en su presidencia se logr¨®... 20 a?os de negociaci¨®n... tenemos acuerdo Uni¨®n Europea Mercosur". Faurie se tom¨® m¨¢s de 30 segundos para la frase, entre sollozos y largos silencios. Macri subi¨® el mensaje de WhatsApp a su cuenta oficial en Twitter. En menos de una hora, 100 mil personas hab¨ªan escuchado llorar al canciller argentino en sus tel¨¦fonos.

El Gabinete Bolsonaro, necesitado de alegr¨ªas, inmediatamente ha puesto cifras a un acuerdo que a¨²n debe ser ratificado por cada uno de los 28 pa¨ªses de la UE. El Ministerio de Econom¨ªa, que lidera Paulo Guedes, calcula que el PIB brasile?o aumentar¨¢ en 87.000 millones de d¨®lares (76.000 millones de euros) en 15 a?os, pudiendo alcanzar un incremento de 125.000 millones de d¨®lares con las reducciones de las barreras tarifarias. Y esperan que las inversiones europeas en Brasil aumenten en 113.000 millones de d¨®lares.

El ultim¨ªsimo obst¨¢culo en la muy larga y laboriosa negociaci¨®n para sellar el pacto ha sido la pol¨ªtica ambiental del nuevo presidente de Brasil. Bolsonaro se ha visto forzado a comprometerse p¨²blicamente ante el presidente de Francia, Emmanuel Macron, con que no abandonar¨¢ el Pacto de Par¨ªs contra el cambio clim¨¢tico horas despu¨¦s de que este le advirtiera en v¨ªsperas del G20 de que sin esa garant¨ªa no habr¨ªa acuerdo de libre comercio con los Veintiocho. Como en una pinza, la canciller alemana, Angela Merkel, tambi¨¦n le advirti¨® sobre la deforestaci¨®n. Una presi¨®n que irrit¨® notablemente al Gabinete.

El mandatario brasile?o, que de entrada respondi¨® al ultim¨¢tum franc¨¦s cancelando la reuni¨®n bilateral en Osaka, celebr¨® finalmente un encuentro informal con Macron en el que le confirm¨® que permanecer¨¢ en el acuerdo para frenar las emisiones contaminantes y le invit¨® a visitar la Amazonia. Aunque el mandatario brasile?o ha dado el m¨¦rito de la negociaci¨®n a su canciller, representante del n¨²cleo m¨¢s ideol¨®gico de su Gabinete, la ministra de Agricultura, Tereza Cristina Dias, tambi¨¦n particip¨® de la negociaci¨®n en representaci¨®n del poderoso sector agropecuario.

Aunque el superministro de Econom¨ªa, Guedes, afirm¨® antes de asumir la cartera que "Mercosur no es una prioridad" sino que "la prioridad es comercial con todo el mundo", el Gobierno pronto dej¨® claro que quer¨ªa impulsar el aspecto m¨¢s t¨¦cnico de la alianza comercial de los pa¨ªses sudamericanos y quitarle peso ideol¨®gico.

Para Bolsonaro, cuya popularidad sigue cayendo (un 48% aprueba su gesti¨®n en estos seis primeros meses frente a un 46% que la desaprueba), que el acuerdo se haya cerrado precisamente ahora supone un espaldarazo de cara a su primer G20 y para cuando despu¨¦s regrese a casa, donde le esperan todav¨ªa enormes desaf¨ªos como la crucial aprobaci¨®n de la reforma del sistema de pensiones, que avanza en el Congreso m¨¢s lenta de lo inicialmente esperado, o el desempleo, que ronda el 12%.

Las l¨¢grimas del canciller

Argentina sufre apuros semejantes. Las l¨¢grimas de Faurie fueron la evidencia de la presi¨®n de las ¨²ltimas horas, pero tambi¨¦n de que el momento no pudo ser mejor para la Casa Rosada. Macri se encuentra en campa?a para su reelecci¨®n en octubre y el acuerdo es, seg¨²n el Gobierno, la consumaci¨®n de la apertura el mundo que pregona desde que lleg¨® al poder, en diciembre de 2015.

Lo dej¨® claro el jefe de ministros, Marcos Pe?a, desde Osaka, donde acompa?a a Macri en la cumbre del G20. Termina "una negociaci¨®n que comenz¨® hace casi 20 a?os pero que se impuls¨® este ¨²ltimo tiempo gracias al liderazgo regional de Mauricio Macri", dijo el hombre con m¨¢s peso dentro del gabinete argentino. En tanto que Fulvio Pompeo, asesor del presidente en temas de pol¨ªtica internacional, dijo que el acuerdo "potencia a Argentina para un mayor desarrollo". Para el compa?ero de f¨®rmula de Macri, el peronista Miguel ?ngel Pichetto, el fin de las negociaciones en Bruselas "representan un hecho enormemente positivo para todos los argentinos".

En la oposici¨®n, sin embargo, las cosas no est¨¢n tan claras. Axel Kicillof, ministro de Econom¨ªa de Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner, dijo que el acuerdo es "una tragedia". El diputado Pino Solanas, un referente de la izquierda asociado ahora al krichnerismo, public¨® en Twitter que la firma "significa mayor reprimarizaci¨®n de la econom¨ªa y un ataque desleal a la industria nacional". Y acus¨® a Macri de "seguir entreg¨¢ndonos en su ocaso".

Argentina es un pa¨ªs poco propenso a los acuerdos comerciales, herencia de las pol¨ªticas de sustituci¨®n de importaciones que marcaron buena parte del desarrollo econ¨®mico de la segunda mitad del siglo pasado. Esa pol¨ªtica se sostuvo a cambio de barreras arancelarias de protecci¨®n a los productores locales. Cuando se intent¨® demoler el muro, la crisis industrial fue devastadora, como a finales de los setenta, con la dictadura militar, y en los noventa, con el auge neoliberal de Carlos Menem. Las experiencias pasadas no fueron buenas, y los empresarios temen que la llegada de productos europeos complique a¨²n m¨¢s la crisis que viven, producto del derrumbe del PIB, la alta inflaci¨®n y la falta de cr¨¦dito.

Desde Apyme, una asamblea que agrupa a 12.000 peque?as y medianas empresas de todo el pa¨ªs, no ocultaron su preocupaci¨®n. "No competimos en igualdad de condiciones", advirti¨® su presidente, Eduardo Fern¨¢ndez. "Han consultado s¨®lo a sectores vinculados al comercio exterior, y la mayor¨ªa no son pymes. Estamos a favor de las integraciones econ¨®micas, pero siempre que defiendan la producci¨®n nacional y la innovaci¨®n productiva en el pa¨ªs", dijo.