Miles de brasile?os marchan en defensa del ministro Moro y contra el Congreso y el Supremo

Los movimientos derechistas que sacaron a medio Brasil a la calle para impulsar la destituci¨®n de Dilma Rousseff, en 2016, han movilizado este domingo a miles de personas en decenas de ciudades. Los actos fueron convocados en defensa del ministro Sergio Moro, antiguo juez y s¨ªmbolo de la lucha contra la corrupci¨®n, bajo presi¨®n ahora por la revelaci¨®n de sus di¨¢logos privados con los fiscales. Pero los manifestantes aprovecharon para mostrar su descontento; su indignaci¨®n no es ahora contra el Gobierno, que lidera su aliado Jair Bolsonaro, sino contra el Tribunal Supremo y el Congreso, a los que muchos acusan de entorpecer las iniciativas legislativas gubernamentales. Es la segunda vez en un mes que bolsonaristas marchan contra otros poderes del Estado.

¡°Esto es una dictadura del Congreso Nacional, es un Congreso de dictadores que busca su propio beneficio¡­¡±, arengaba uno de los oradores, presentado como un empresario, a una multitud en la avenida Paulista de S?o Paulo. Las marchas fueron convocadas hace tres semanas cuando The Intercept empez¨® a publicar los mensajes que han sembrado dudas sobre la imparcialidad de Moro, que dict¨® la primera condena contra Lula da Silva. ¡°Veo, oigo, agradezco¡±, les ha tuiteado a sus seguidores el ahora ministro m¨¢s popular del Gabinete. El Tribunal Supremo ha dejado en suspenso por un receso el an¨¢lisis de un recurso de la defensa de Lula que reclama la suspensi¨®n de Moro por parcial.

El ministro de Seguridad Institucional, el general retirado Augusto Heleno, ha clamado a favor de Moro en la marcha de Brasilia: "El ministro Moro que tuvo el coraje de abandonar 22 a?os de magistratura para entregarse a la patria sin nada a cambio. Este hombre est¨¢ siendo colocado contra la pared para sacar de la c¨¢rcel a una banda de canallas que hundieron el pa¨ªs".

El abogado Eduardo Figueiredo, de 44 a?os, explica que est¨¢ en la manifestaci¨®n porque ¡°los que roban quieren acabar con la (investigaci¨®n) de la Lava Jato. ?Que a qui¨¦nes me refiero? Los pol¨ªticos, los ricos, los poderosos. Imagino que algunos del Supremo, pero no tengo pruebas¡­¡±. El contenido de las conversaciones que desde hace tres semanas difunde The Intercept le parece ¡°lo normal entre el juez y la fiscal¨ªa¡± ante un caso de esta envergadura que ¡°transform¨® Brasil¡±. Para ¨¦l, lo ilegal es divulgarlas.

Las revelaciones m¨¢s recientes, publicadas este mismo domingo en colaboraci¨®n con Folha de S.Paulo, indican que los fiscales desconfiaron inicialmente del principal testigo contra Lula en el llamado caso del tr¨ªplex de Guaruj¨¢. L¨¦o Pinheiro, due?o de la constructora OAS, cambi¨® de versi¨®n a lo largo de meses hasta que, finalmente, incrimin¨® al expresidente y afirm¨® que ¨¦l lleg¨® a instarle a destruir pruebas. Seg¨²n su versi¨®n final, aceptada por el Ministerio P¨²blico, el apartamento costero era un regalo a Lula a cambio de contratos con el Gobierno. Moro conden¨® al l¨ªder del Partido de los Trabajadores por recibir de la constructora dinero disimulado en la compra del apartamento a cambio de contratos con Petrobras. Lula cumple una pena de 8 a?os por corrupci¨®n pasiva y lavado de dinero. En una entrevista con EL PA?S, el expresidente afirm¨® que Pinheiro le dijo a su abogado que cambi¨® el testimonio por orientaci¨®n de su defensor.

La informaci¨®n de The Intercept y Folha, en base a los mensajes de los fiscales filtrados por una fuente an¨®nima al primero, apuntan a que el testimonio del constructor fue cambiando a medida que avanzaban las negociaciones para una delaci¨®n premiada, es decir, para obtener beneficios a cambio de testificar contra terceros. El primer testimonio del presidente de OAS, que ya estaba condenado a 16 a?os, fue rechazado. Entonces dec¨ªa que las reformas realizadas en la vivienda pretend¨ªan agasajar a Lula pero sin ninguna contrapartida gubernamental. Los fiscales lo consideraron poco cre¨ªble.

Moro sostiene que no hay ninguna irregularidad. El ministro considera que la filtraci¨®n es un ataque a los enormes logros contra la corrupci¨®n de los ¨²ltimos a?os, seg¨²n explic¨® en una comparecencia ante el Senado.

Los brasile?os que han respondido a la convocatoria de Vem par Rua (Ven a la calle), Movimiento Brasil Livre o Nas Ruas (En las calles) aseguraban estar all¨ª en defensa de su pa¨ªs, que describen corro¨ªdo hasta las entra?as por una corrupci¨®n que aunque ha enviado a la c¨¢rcel a una larga lista de hombres anta?o poderos¨ªsimos, con Lula a la cabeza, todav¨ªa persiste. Los consultados coincid¨ªan en varios puntos: defensa de la Lava Jato, bajo presi¨®n desde que se empezaron a conocer mensajes que incluyen aparentes orientaciones de Moro a los fiscales, defensa de que Lula siga en la c¨¢rcel (est¨¢ condenado en un segundo caso y es investigado en varios m¨¢s) y defensa de los grandes proyectos legislativos de Bolsonaro. Muchos criticaban con dureza a los medios tradicionales, con la red Globo como el gran villano, por lo que ahora dicen confiar en Facebook y Whatsapp.

Los manifestantes atribuyen las dificultades en las negociaciones del Gobierno con el Congreso, renovado tambi¨¦n el pasado oto?o, para sacar adelante la vital reforma de las pensiones y el paquete de leyes contra el crimen elaborado por Moro a un boicot de las C¨¢maras, no a la convivencia ordinaria de las instituciones. ¡°La fuerza de Bolsonaro somos nosotros, el pueblo. El problema es que no le dejan trabajar. El Congreso no aprueba nada y el Supremo mientras, soltando gente¡±, asegura el dentista Israel Scarponi, de 31 a?os.

La jubilada Jueli Alvers, de 61 a?os, luce una inmensa foto del apuesto Moro en la camiseta. ¡°Lo amo. Es idealista, luchador, honesto. Me apasiona y le respeto. Desgraciadamente nuestros gobernantes son corruptos y le est¨¢n boicoteando desde el Senado¡±, sostiene. En su opini¨®n, ¡°el Congreso no es totalmente representativo¡± y su presidente, Rodrigo Maia, ¡°es un tipo corrupto¡±. ¡°Tambi¨¦n estoy decepcionada con el poder judicial¡±, apunta.

S¨ª entra en detalles Vania Belfort, de 36 a?os. Lo que le molesta a esta auxiliar de enfermer¨ªa es ¡°el activismo judicial, que est¨¦n legislando, usurpando las tareas del Congreso, en asuntos como la criminalizaci¨®n de la homofobia¡±, recientemente aprobada por el Supremo.