El pirateo de los m¨®viles de la c¨²pula del poder sacude la pol¨ªtica de Brasil
El espionaje incluy¨® a l¨ªderes de los tres poderes, al presidente Jair Bolsonaro, los presidentes de las dos C¨¢maras, al del Tribunal Supremo y a la fiscal general del Estado
La polic¨ªa federal sospecha que los m¨®viles de toda la c¨²pula del poder de Brasil fueron pirateados. El espionaje incluy¨® a los l¨ªderes de los tres poderes del Estado, al presidente Jair Bolsonaro, los presidentes de las dos C¨¢maras, al del Tribunal Supremo, a la fiscal general del Estado¡ y de ah¨ª para abajo hasta un millar de altos cargos o periodistas. Los acusados son cuatro personas, tres hombres y una mujer, detenidos esta semana en la investigaci¨®n sobre el origen de los mensajes que el entonces juez y actual ministro de Justicia, Sergio Moro, intercambi¨® con los fiscales del caso de corrupci¨®n Lava Jato.
Uno de los arrestados ha confesado que es la fuente que entreg¨® al periodista Glenn Greenwald, fundador de The Intercept, de manera an¨®nima y gratis, los archivos que el medio digital lleva m¨¢s de un mes publicando en colaboraci¨®n con varios medios brasile?os. Estas revelaciones, conocidas como VazaJato, son desde hace semanas un asunto central del debate pol¨ªtico, porque los mensajes privados que Moro intercambi¨® con los fiscales del caso Lava Jato arrojan dudas sobre la imparcialidad del juez que conden¨® al expresidente Lula da Silva.
El goteo de informaciones, que apuntan a irregularidades diversas, est¨¢ minando la reputaci¨®n del ministro m¨¢s valorado del Gobierno de Bolsonaro y del equipo de investigadores del megacaso de corrupci¨®n.
Muchos de los afectados por el pirateo ya sospechaban que sus tel¨¦fonos m¨®viles hab¨ªan sido asaltados, porque tuvieron incidentes extra?os como recibir llamadas de sus propios n¨²meros.
Bolsonaro asegur¨® que no est¨¢ preocupado por una hipot¨¦tica publicaci¨®n de sus conversaciones o mensajes, en caso de que hubieran sido grabados. ¡°No estoy ni un poco preocupado si se filtra algo de mi tel¨¦fono. No van a encontrar nada que me comprometa. Conmigo pierden el tiempo¡±, declar¨® el jueves. No ser¨ªa el primer jefe del Estado brasile?o espiado. El esc¨¢ndalo de la NSA revel¨® que EE?UU espi¨® el m¨®vil de la presidenta Dilma Rousseff.
Los investigadores acusan al grupo, algunos de cuyos miembros tienen antecedentes, de piratear conversaciones de todo un elenco de autoridades en la red social Telegram, y cuentas bancarias con fines de extorsi¨®n. Los cuatro arrestados son de la misma ciudad de Araraquara, en S?o Paulo, aunque ahora viv¨ªan en ciudades distintas. Algunos de los espiados han contado que recibieron mensajes que fing¨ªan ser de un alto cargo conocido que aseguraba tener problemas de dinero y les ped¨ªa una ayuda. Algunos picaron. Desde que comenzaron las revelaciones, el ministro Moro ha basado su defensa en poner en duda la autenticidad de los mensajes y que no hayan sido manipulados, ha acusado a una organizaci¨®n criminal y ha atacado a The Intercept Brasil, el medio que los obtuvo de una fuente an¨®nima.
Folha de S. Paulo, el principal diario de Brasil, que ha elaborado varios art¨ªculos con el material de The Intercept, explic¨® ayer a sus lectores que incluso ¡°si las informaciones son fruto de un acto il¨ªcito puede publicarlas si el material es de inter¨¦s p¨²blico¡±.
Greenwald, que hasta ahora hab¨ªa extremado la discreci¨®n sobre qui¨¦n y c¨®mo le dieron los archivos, cont¨® ayer algunos detalles. No confirm¨® ni desminti¨® que el detenido que ha confesado sea la fuente, porque, seg¨²n declar¨® al semanario Veja, no comenta nada de sus fuentes. Nunca se vieron, todo el contacto fue virtual. Y cuando el periodista le pregunt¨® a la fuente por la noticia reciente de que el m¨®vil del ministro hab¨ªa sido hackeado, esta respondi¨® con evasivas y le dijo: ¡°Accedimos a Telegram [donde estaba el chat privado de Moro y los fiscales] con la finalidad de sacar las conversaciones y hacer justicia, para darle al pueblo la verdad¡±.
El ministro caus¨® un notable revuelo al afirmar que el bot¨ªn de los hackers ¡ªlas conversaciones robadas¡ª ser¨ªan destruidas. Los especialistas en derecho le recordaron que corresponde al juez del caso decidirlo.
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