Uno de cada tres migrantes sufre violencia a su paso por M¨¦xico
La desconfianza en las autoridades provoca que solo se denuncie el 10% de los casos, afirma una investigaci¨®n que pone cifras a los abusos contra las personas en tr¨¢nsito
Ricardo a¨²n recuerda cuando le pusieron una pistola en la cabeza. "Hasta aqu¨ª llegaste, cabr¨®n", le dijo el tipo que lo amagaba. Otro lo golpe¨® con un machete y uno m¨¢s vigilaba que no se escapara. "Encu¨¦rate [desn¨²date]", le ordenaron, para revisar si ocultaba dinero o algo m¨¢s que le pudieran quitar. Despu¨¦s, se fueron y Ricardo se qued¨® tendido sobre la tierra. Por miedo pide que se omita su apellido.?Con 49 a?os y siete deportaciones de Estados Unidos, este inmigrante salvadore?o lo ha visto todo: robos, extorsiones, violaciones y muertes. Esa es la realidad de cientos de miles de personas en tr¨¢nsito por M¨¦xico hacia Estados Unidos. Un informe del Instituto Nacional de Salud P¨²blica, la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico y la Universidad Aut¨®noma de la Ciudad de M¨¦xico afirma que un 29% de los migrantes son v¨ªctimas de violencia f¨ªsica, psicol¨®gica o sexual. La mayor¨ªa de los abusos quedan impunes. El temor a ser repatriados y la desconfianza en las autoridades provocan que solo?se denuncie?uno de cada 10 casos, asegura la investigaci¨®n, publicada este mi¨¦rcoles.
"Es muy dif¨ªcil, si no imposible, que cruces M¨¦xico sin un plan", dice Ricardo, mientras se se?ala la cabeza con el dedo y habla con acento mexicano. Ocultar el voseo y coronar cada frase con una expresi¨®n mexicana, incluso memorizar el himno nacional o algunos d¨ªas feriados, es parte de su estrategia de supervivencia. Tambi¨¦n evita traer mochilas y maletas o ponerse zapatos y ropa "de la buena". La idea es pasar desapercibido, no parecer migrante. Esconde dinero en las costuras de su pantal¨®n y en el tubo de la pasta de dientes. Respeta los poderes ocultos de cada frontera y averigua cu¨¢l es el cartel que domina esa zona para no meterse en problemas. Sabe cu¨¢les son los vagones de tren en los que se viaja m¨¢s seguro, cu¨¢ndo tomar el autob¨²s y c¨®mo defenderse. Se desv¨ªa un poco de las carreteras para evitar los controles migratorios, pero no mucho para no ser presa de los bandidos. Ricardo toma virtualmente todas las precauciones posibles,?enumera cada paso y detalla cada consejo. Pero eso no impidi¨® que lo asaltaran en el Estado sure?o de Chiapas, en noviembre pasado. Solo le qued¨® el dinero que ocult¨® en su pasta de dientes.?
"Se subieron unos tipos con dos pistolas al tren y prefer¨ª darles el pisto [dinero] con tal de que no me hicieran nada", cuenta Eduardo, un inmigrante hondure?o de 24 a?os: "No denunci¨¦, ?para qu¨¦?".?"Ser v¨ªctima de violencia est¨¢ contemplado desde un inicio, como si fuera el precio a pagar por migrar", comenta C¨¦sar Infante, uno de los autores del estudio, basado en m¨¢s de 12.000 encuestas realizadas entre 2009 y 2015.
El informe apunta que la violencia es m¨¢s com¨²n contra los migrantes centroamericanos (un 30,6%) y de otros pa¨ªses (un 40%) que contra los migrantes mexicanos (un 20,5%). La violencia f¨ªsica ¡ªcomo golpizas, secuestros, robos y extorsiones¡ª es la m¨¢s frecuente y representa casi uno de cada cuatro casos, seguida por la psicol¨®gica ¡ªinsultos, amenazas y humillaciones basadas en esterotipos¡ª, uno de cada cinco casos. Mientras que las violaciones, el acoso sexual y la exigencia de favores sexuales son hasta catorce veces m¨¢s comunes contra hombres homosexuales y transexuales, y nueve veces m¨¢s frecuentes contra mujeres, que contra hombres heterosexuales.?"Hay un estigma importante hacia el migrante, implica ser visto a veces como pobre, violento, promiscuo, sucio e implica estar constantemente en desventaja", explica Infante. Pese a experimentar abusos y atracos, nueve de cada 10 migrantes deciden continuar su camino, afirma el informe.
El endurecimiento de la pol¨ªtica migratoria de M¨¦xico tras las presiones de Estados Unidos en junio pasado, el despliegue de militares en la frontera con Guatemala y el aumento en los flujos de personas que esperan llegar a Estados Unidos abren la puerta a que la gente busque rutas alternas con menos controles y m¨¢s expuestas al crimen organizado. "Cada vez se enfrentan a m¨¢s violencia y xenofobia de los agresores en los ¨²ltimos meses, solo por ser de fuera", asegura Gabriela Hern¨¢ndez, directora del albergue de migrantes Casa Toch¨¢n. "No es real que el Gobierno de M¨¦xico est¨¦ defendiendo a los migrantes, lo est¨¢n haciendo mal", cuestiona Hern¨¢ndez.
Infante, en cambio, opina que a¨²n es muy pronto para sacar conclusiones, aunque acusa que hay un vac¨ªo de informaci¨®n sobre los abusos a migrantes, lo que dificulta poner en marcha acciones y programas para garantizar sus derechos. "Por la posici¨®n del Gobierno con los grupos de la sociedad civil, estamos perdiendo la oportunidad de construir puentes entre instituciones p¨²blicas y las organizaciones, quienes siempre han apoyado cuando el Estado no ha podido", advierte.
"El migrante lleva muchas de perder, pero no perdemos la esperanza, imag¨ªnate de lo que huimos", dice Ricardo y cuenta de las pandillas, el asesinato de su hijo, la familia que no ha visto. "Regresar es peor, por eso hay que estar preparados para todo", agrega antes de despedirse y regresar a matar el tiempo, mientras se resuelve su solicitud de refugio.
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