Rigoberta Mench¨² evita hablar de su apoyo al r¨¦gimen de Nicaragua en la cumbre de premios Nobel
La activista guatemalteca pide "no folclorizar" el concepto de delitos de lesa humanidad tras el informe de la CIDH que acusa a Daniel Ortega
El 15 de julio de 2015 el diario El 19 digital, voz oficial de Rosario Murillo, vicepresidenta de Nicaragua y esposa del presidente Daniel Ortega, publicaba la visita al pa¨ªs centroamericano de la Premio Nobel de la Paz guatemalteca, Rigoberta Mench¨², con el siguiente titular: ¡°Rigoberta Mench¨²: Daniel y Rosario son una luz de esperanza para la gente com¨²n¡±. En el texto de la noticia se insertaban comentarios de la activista, laureada en 1992, a favor del comandante y su esposa. En ellos aseguraba que ¡°Ortega es un ser pensante que constantemente est¨¢ reconstruyendo el pensamiento de las transformaciones¡± y llamaba a Murillo ¡°querida amiga¡±. Mench¨² era una de las personalidades que cada a?o aparec¨ªa en el entarimado oficial de la celebraci¨®n de la revoluci¨®n sandinista. Este viernes, la Nobel de la Paz evit¨® responder si mantiene su apoyo al r¨¦gimen de Ortega tras la crisis pol¨ªtica que ha dejado 325 muertos y despu¨¦s de que la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) denunciara ¡°cr¨ªmenes de lesa humanidad¡± cometidos en la naci¨®n centroamericana. Mench¨² dijo que ¡°no hay que folclorizar el concepto de delitos de lesa humanidad¡±.
Mench¨² fue galardonada en 1992 por su lucha pac¨ªfica para denunciar los cr¨ªmenes cometidos en Guatemala contra civiles y particularmente contra las poblaciones ind¨ªgenas del pa¨ªs. En su biograf¨ªa pesa el dolor. Familiares, incluido su padre, fueron asesinados por los ¡°escuadrones de la muerte¡± de la dictadura guatemalteca. Su progenitor muri¨® al ser quemado con f¨®sforo blanco junto a otras 37 personas en la conocida como matanza de la embajada espa?ola en Guatemala, un hecho documentado por las organizaciones de derechos humanos, por el que todav¨ªa no ha obtenido justicia. Por esa larga trayectoria en la defensa de las violaciones del poder contra civiles y por su cercan¨ªa a Ortega, Mench¨² ha sido cuestionada por su frialdad ante las denuncias de vejaciones en Nicaragua bajo el r¨¦gimen del sandinista. La CIDH document¨® en un amplio informe presentado en diciembre de 2018 en Washington, despu¨¦s de que su equipo fuera expulsado de Managua, asesinatos selectivos, ejecuciones extrajudiciales, violaciones, torturas y detenciones ilegales. La conclusi¨®n es que se hab¨ªan cometido cr¨ªmenes de lesa humanidad.
La activista ind¨ªgena participa en M¨¦rida (en el Estado mexicano de Yucat¨¢n) en la XVII Cumbre Mundial de Premios Nobel de la Paz. Durante la inauguraci¨®n del evento el jueves, afirm¨® que estaba ah¨ª para oponerse a los ¡°delitos de lesa humanidad¡± y denunciar los reg¨ªmenes y gobiernos que violentan los derechos humanos. El viernes concedi¨® una rueda de prensa con medios mexicanos y extranjeros, entre ellos EL PA?S. Al preguntarle su opini¨®n sobre Ortega tras la crisis en Nicaragua y sobre el informe de la CIDH, Mench¨² se port¨® evasiva y se limit¨® a explicar su historia personal en el contexto del horror que vivi¨® Guatemala en tiempos de dictadura. ¡°Yo creo que no hay que folclorizar el concepto de delitos de lesa humanidad. Nosotros hicimos en Guatemala 266 exhumaciones de fosas comunes, donde establecimos 46 comunidades aniquiladas, destruidas. Y con eso tenemos en este momento en Guatemala a penas un caso que tiene una resoluci¨®n ya casi en firme¡±, dijo.
La Nobel de la Paz ha trabajado para demostrar que el expresidente de Guatemala, Efra¨ªn R¨ªos Montt, aniquil¨® a miles de guatemaltecos en la org¨ªa de horror desatada contra los ind¨ªgenas del pa¨ªs centroamericano. ¡°El caso de R¨ªos Montt, que es un tema tan emblem¨¢tico en todo el mundo, a¨²n no pasa por una audiencia p¨²blica. Hasta ahora no hay una sentencia... nos han dicho que no hay genocidio, que no hay etnocidio y cuando demostramos realmente los 50.000 desaparecidos¡±. En lo que s¨ª ha recibido buenas noticias es en el proceso sobre el asesinato de su padre. ¡°Yo tengo 40 a?os en el proceso penal del caso de mi padre. El domingo tengo una audiencia, a lo mejor la ¨²ltima en Guatemala. Y deber¨¦ ir a los tribunales fuera del pa¨ªs Guatemala¡±. Un proceso doloroso que podr¨ªa cerrarse despu¨¦s de d¨¦cadas luchando por la justicia. El mismo martirio judicial que han iniciado decenas de madres nicarag¨¹enses, en espera de una justicia que les permita cerrar el dolor causado por el asesinato de sus hijos en las protestas estudiantiles contra Ortega en Nicaragua.
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