Mohamed Ali, el millonario egipcio que impulsa las protestas contra Al Sisi escondido en Barcelona
Las acusaciones de corrupci¨®n contra el dictador lanzadas por el empresario de 45 a?os, exiliado en Espa?a porque teme por su vida, desatan una inusual oleada de contestaci¨®n popular
Cuando Mohamed Ali pisaba el acelerador de su Ferrari por la autopista del Maresme camino de Barcelona el pasado verano, nadie pensaba que este empresario egipcio de 45 a?os fuera a inflamar de nuevo la plaza de Tahrir de El Cairo, epicentro de la primavera ¨¢rabe. Entonces, como Facebook sigue dando fe, se dejaba fotografiar montando a caballo o en un lujoso chal¨¦ de la costa para promocionar su proyecto de construcci¨®n: una pir¨¢mide para una universidad internacional.
El tambi¨¦n actor y productor Ali permanece ahora oculto en Espa?a porque teme por su vida. ¡°Mi cuello depende ahora del Gobierno espa?ol¡±, asegura en uno de sus ¨²ltimos v¨ªdeos en las redes sociales. Sus mensajes virales, en los que ha acusado de corrupci¨®n al presidente Abdelfat¨¢ al Sisi a lo largo de las ¨²ltimas semanas, movilizaron el pasado viernes bajo el lema ¡°?Al Sisi, l¨¢rgate!¡± a centenares de j¨®venes en El Cairo y otras ciudades de Egipto, donde la disidencia permanece atenazada por la represi¨®n desde 2013.
¡°Dice [Al Sisi] que los egipcios somos pobres y tenemos que apretarnos el cintur¨®n mientras ¨¦l dilapida miles de millones¡±, rezaba una de sus grabaciones, reproducidas cientos de miles de veces en Facebook, YouTube o Instagram. Nacido en un barrio popular de la capital egipcia, Ali no lleg¨® a terminar la secundaria.
Se enriqueci¨® como contratista del ej¨¦rcito, que controla una parte significativa de la actividad econ¨®mica, mediante adjudicaciones sin licitaci¨®n para su compa?¨ªa, Amlaak. El negocio iba viento en popa, hasta que dejaron de pagarle por una de sus obras. Le adeudan 11 millones de euros por su participaci¨®n en la construcci¨®n de un hotel de lujo para oficiales de la inteligencia militar en un desolado distrito de las afueras de El Cairo.
El 2 de septiembre rompi¨® el tab¨² del silencio y subi¨® su primer v¨ªdeo de denuncia a la web. Dice que sabe de lo que habla despu¨¦s de haber suscrito durante 15 a?os contratos con la Autoridad de Ingenier¨ªa de las Fuerzas Armadas, ¨®rgano que supervisa las obras del Ej¨¦rcito. Tambi¨¦n domina el arte de dirigirse a la c¨¢mara gracias a su experiencia en el reparto de pel¨ªculas de serie B. Sus diatribas contra la corrupci¨®n y el derroche de la c¨²pula militar en un deslenguado ¨¢rabe coloquial se han viralizado en los tel¨¦fonos m¨®viles de un pa¨ªs en el que m¨¢s de 32 millones de personas, una tercera parte de la poblaci¨®n, viven bajo el umbral de la pobreza.
Las protestas desencadenadas por sus denuncias en las redes sociales amenazan con cuestionar la estabilidad de Egipto. Es el argumento central al que recurre Al Sisi para justificar la represi¨®n tras los sobresaltos desde la revuelta de 2011, que provoc¨® la ca¨ªda del dictador Hosni Mubarak, hasta 2013, cuando el entonces mariscal Al Sisi derroc¨® al islamista Mohamed Morsi, el primer presidente civil y democr¨¢ticamente elegido en Egipto. La Bolsa de El Cairo ha perdido esta semana todas las ganancias del a?o en medio del clima de incertidumbre.
Al Sisi niega de plano las imputaciones del empresario exiliado en Espa?a. Alega que los grandes proyectos que promueve son de la naci¨®n: ¡°No constru¨ª palacios para m¨ª, son para Egipto¡±. Entre otras obras fara¨®nicas ejecutadas durante su mandato figuran la ampliaci¨®n del canal de Suez o la construcci¨®n de una nueva capital en el desierto.
Desde el pasado viernes cerca de 2.000 ciudadanos han sido detenidas en Egipto, seg¨²n ONG locales de defensa de los derechos humanos. Mohamed Ali ha vuelto a llamar a los egipcios a manifestarse este viernes en un nuevo desaf¨ªo a Al Sisi. Informaciones de las agencias de noticias daban cuenta este jueves de que las fuerzas de seguridad se hab¨ªan desplegado en la plaza de Tahrir y puntos centrales de Alejandr¨ªa y Suez. Los agentes llegan a revisar el contenido de los m¨®viles de los transe¨²ntes para verificar si contienen propaganda contra el Gobierno.
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