Un ¡®ej¨¦rcito¡¯ digital contra la NBA
Los internautas nacionalistas chinos se activan para respaldar la pol¨ªtica de Pek¨ªn en Hong Kong en respuesta al tuit de un directivo de la liga de baloncesto


El trino de un tuit enviado desde Tokio desencaden¨® una aut¨¦ntica tormenta pol¨ªtica en los despachos de la NBA en EE UU y en las relaciones del baloncesto profesional estadounidense con China, uno de sus principales mercados. El efecto mariposa del mensaje del directivo de los Houston Rockets Daryl Morey de apoyo a los manifestantes en Hong Kong moviliz¨® el sentimiento nacionalista chino y oblig¨® a la asociaci¨®n deportiva de EE UU a salir en defensa de la libertad de expresi¨®n. En menos de tres d¨ªas los patrocinadores chinos hab¨ªan retirado sus anuncios, igual que la televisi¨®n, las emisiones de los partidos y los distribuidores, el merchandising. Los internautas, por su parte, llenaban las redes sociales de mensajes hostiles. A principios de esta semana la popular¨ªsima NBA amenazaba con convertirse de un d¨ªa para otro en un ente paria en China.
Con su tuit en favor de los manifestantes -¡°Luchad por la Libertad. Apoyad a Hong Kong¡±- cuando se encontraba de gira con su equipo en Jap¨®n, Morey y despu¨¦s la NBA al apoyarle hab¨ªan cometido el pecado capital n¨²mero uno contra la segunda potencia mundial: ¡°Herir los sentimientos del pueblo chino¡±, en lenguaje del Gobierno de Pek¨ªn. O lo que es lo mismo, expresarse de modo contrario al concepto oficial chino de integridad territorial o de soberan¨ªa nacional.
El vicepresidente del gigante del comercio electr¨®nico chino Alibaba y propietario de los Brooklyn Nets, John Tsai, lo explicaba en una carta abierta a los aficionados en Facebook: ¡°Lo que la prensa occidental y los cr¨ªticos de China no entienden nada bien, y a menudo no hacen caso de ello, es que los 1.400 millones de chinos est¨¢n unidos en lo que se refiere a la integridad de China y a la soberan¨ªa de China sobre su tierra patria¡±. ¡°Es algo innegociable¡±, subrayaba.
En los ¨²ltimos cuatro meses Hong Kong ha sido el asunto principal en las campa?as de los internautas nacionalistas y del Gobierno chino en el exterior: las protestas contra el Ejecutivo aut¨®nomo y contra Pek¨ªn en el territorio aut¨®nomo se presentan como orquestadas por una ¡°mano negra¡± extranjera que ha manipulado a un grupo de separatistas radicales para perjudicar a China. Los participantes en estas protestas son ¡°traidores¡±; el apoyo desde fuera, intolerable.
Aunque habitualmente, cuando una pol¨¦mica nacionalista alcanza un cierto punto, el partido y los medios oficiales rebajan la tensi¨®n, "en los debates m¨¢s recientes sobre Hong Kong no hemos visto que el aparato estatal de propaganda est¨¦ suavizando el tono, m¨¢s bien ha estado aviv¨¢ndolo y utilizando met¨¢foras y argumentos muy preocupantes", apunta Florian Schneider, de la universidad holandesa de Leiden y autor del libro?China¡¯s digital nationalism.
Educaci¨®n patri¨®tica
El sentimiento, ll¨¢mese nacionalismo o amor a la patria, no es exclusivo, desde luego, de los ciudadanos chinos. Aunque en China s¨ª ha sido potenciado desde el Gobierno durante d¨¦cadas: es una de las herramientas clave para apuntalar la legitimidad del Partido Comunista y crear un sentimiento de unidad. En las escuelas, desde muy j¨®venes los alumnos reciben una educaci¨®n patri¨®tica que les ense?a a no olvidar los ¡°cien a?os de humillaci¨®n¡± a manos de las potencias extranjeras, que terminaron con la fundaci¨®n de la Rep¨²blica Popular. Un mensaje subrayado en numerosas pel¨ªculas, series de televisi¨®n, exposiciones o el descomunal desfile del pasado 1 de octubre en Tiananmen, en el 70? aniversario de esta nueva China.
La tendencia se ha acelerado durante el mandato de Xi Jinping, que quiere apuntalar la legitimidad interna del partido y transmitir al exterior una imagen de potencia en alza. Los ¡°nuevos medios emergentes¡± (Xi dixit), especialmente las redes sociales, son clave para difundir esa narrativa. A veces, marcada desde arriba: los medios o cuentas oficiales, los blogueros preferidos del Gobierno o los wumao (personas que cobran por difundir en redes mensajes favorables al sistema), pueden ser los primeros en empezar a difundir una idea, que cala con suma rapidez.
No solamente en las redes sociales chinas, tambi¨¦n m¨¢s all¨¢ de la Gran Cibermuralla. En agosto, en pleno frenes¨ª de noticias sobre Hong Kong, Twitter, YouTube y Facebook anunciaron la suspensi¨®n de miles de cuentas que la red social del p¨¢jaro azul describi¨® como ¡°una operaci¨®n con respaldo estatal¡± para ¡°sembrar la discordia pol¨ªtica¡± en la antigua colonia brit¨¢nica.
Esta semana, despu¨¦s de que la cuenta de Twitter de Morey se llenara del insulto ¡°NMSL¡± (las siglas en mandar¨ªn de ¡°tu madre ha muerto¡±), el analista de datos chino @AirMovingDevice (un seud¨®nimo para no incurrir en represalias del Gobierno) encontraba que la mayor¨ªa de las cuentas que enviaban el mensaje eran de reciente creaci¨®n, con pocos mensajes y pocos seguidores. Un indicio, aunque ni mucho menos concluyente, de que podr¨ªa tratarse de?bots.
En otras ocasiones son los propios ciudadanos los que cuelgan contenido y la propaganda nacionalista del Estado, la que se hace eco del asunto en cuesti¨®n cuando se convierte en viral. "Frecuentemente los nacionalistas se adelantan a los esfuerzos de la propaganda oficial y acaban siendo la fuerza motriz, en vez del partido", apunta Schneider.
El aparato de propaganda dedica enormes recursos a analizar esos contenidos y las corrientes de opini¨®n. Seg¨²n algunos c¨¢lculos, m¨¢s de 2 millones de personas y 800 empresas se dedican al an¨¢lisis y supervisi¨®n de la opini¨®n p¨²blica en China.
Aunque Schneider advierte: "la homogeneizaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica en la China continental puede ser solo superficial. No sabemos realmente qu¨¦ es lo que la gente piensa de verdad ni hasta qu¨¦ punto los ciudadanos apoyan la narrativa nacionalista oficial. Incluso entre aquellos que expresan sentimientos nacionalistas en Internet, tendr¨ªamos que tener en cuenta que algunas de esas declaraciones simplemente avalan ideas patri¨®ticas de manera simple, con clicks, pero sin generar nada m¨¢s duradero. Tambi¨¦n est¨¢n los que, en esos debates, guardan silencio, por miedo de consecuencias pol¨ªticas o sociales, y eso implica que muchas voces en China permanecen invisibles. Todo ello hace muy dif¨ªcil valorar la forma de la opini¨®n p¨²blica en China".
Cuando la campa?a, o el debate, se calientan demasiado, el Estado y su aparato censor suelen intervenir para calmar las aguas, como ocurri¨® en las manifestaciones antijaponesas de 2012 con motivo del conflicto por las islas Senkaku, protestas perfectamente reguladas para que no fueran demasiado intensas ni dejaran de parecer amenazadoras.
As¨ª ha vuelto a suceder en este caso. Tras el hurac¨¢n con el que comenzaba la semana, a finales y casi de la noche a la ma?ana la pol¨¦mica sobre la NBA pr¨¢cticamente hab¨ªa desaparecido. Los dos partidos de exhibici¨®n que ten¨ªan previstos los Nets y Los Angeles Lakers en Shangh¨¢i y Shenzhen se jugaron sin declaraciones a la prensa, pero tambi¨¦n sin problemas. En las redes sociales, las palabras relativas a la crisis deportiva ya no figuraban en las listas de tendencias.
La decisi¨®n de dar marcha atr¨¢s puede haber llegado por la simple popularidad de la NBA, cuyos partidos ven hasta 600 millones de personas en China, donde la liga de baloncesto nacional no es a¨²n una alternativa viable. O bien por la fuerte reacci¨®n que la pol¨¦mica hab¨ªa generado en el extranjero, que amenazaba con acabar siendo contraproducente para Pek¨ªn: de repente, la situaci¨®n en Hong Kong comenzaba a movilizar a un sector de aficionados al deporte que no se hab¨ªa interesado hasta ahora en las protestas. O bien porque Pek¨ªn considere que la advertencia ya ha sido recibida en donde interesa.
Como en otras pol¨¦micas, en pocas semanas la situaci¨®n habr¨¢ vuelto a su cauce. La televisi¨®n china retomar¨¢ la emisi¨®n de los partidos de la liga profesional de baloncesto estadounidense. Los patrocinadores, a promocionar sus productos. Los aficionados, a consumir merchandising de la NBA. Aunque el problema que la desencaden¨®, la crisis en Hong Kong, no se solucionar¨¢ tan f¨¢cilmente.
Otros casos de "sentimientos heridos"
Otras empresas o entidades extranjeras ya han podido comprobar en carne -o en cartera- propia los efectos de la c¨®lera de los internautas nacionalistas chinos. El a?o pasado, tras una lluvia de quejas de estos internautas, varias l¨ªneas a¨¦reas y multinacionales hoteleras tuvieron que pedir disculpas a China por haber incluido a Taiw¨¢n en sus listados de pa¨ªses en los men¨²s de sus p¨¢ginas web. A ra¨ªz del anuncio que el p¨²blico chino interpret¨® como racista, el a?o pasado la firma Dolce e Gabbana cancel¨® en el ¨²ltimo momento un desfile de moda en Shangh¨¢i.
La l¨ªnea a¨¦rea hongkonesa Cathay Pacific, bajo presi¨®n en Hong Kong, ya despidi¨® este verano a varios empleados. Zara tambi¨¦n se ha visto obligada a desmentir rumores sobre su supuesto apoyo. Esta misma semana, Apple tambi¨¦n ced¨ªa a las exigencias y retiraba una aplicaci¨®n de mapas de Hong Kong que, seg¨²n las acusaciones, ayudaba a los manifestantes en sus choques contra la polic¨ªa.
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