El Parlamento brit¨¢nico fuerza a Johnson a pedir una pr¨®rroga del Brexit a la UE
El primer ministro env¨ªa a Bruselas una solicitud de extensi¨®n hasta enero sin firma y acompa?ada de otra carta en la que considera que ser¨ªa un error
El golpe le vino por donde menos lo esperaba. Boris Johnson plane¨® la votaci¨®n de este s¨¢bado en el Parlamento sobre su acuerdo del Brexit con la UE como el final de una larga batalla de la que saldr¨ªa victorioso. Una mayor¨ªa de diputados ¡ª322 frente a 306¡ª le dej¨® claro que no se fiaba de ¨¦l, y que no respaldar¨ªa al Gobierno hasta que no se debatiera en condiciones el texto legal del pacto alcanzado. Con ese movimiento, el Parlamento forzaba al primer ministro a solicitar a Bruselas una tercera pr¨®rroga del Brexit, esta vez hasta finales de enero. Y Johnson lo hizo.
Un Johnson desafiante hab¨ªa asegurado en la sesi¨®n parlamentaria de la tarde que no negociar¨ªa un nuevo retraso y reiterado su intenci¨®n de sacar al Reino Unido de la UE el 31 de octubre. Sin embargo, tal y como exig¨ªa la Ley Benn caso de no tener visto bueno del Parlamento a la media noche hora europea de este s¨¢bado, el primer ministro envi¨® la solicitud a las autoridades de Bruselas pidiendo un retraso del Brexit hasta finales de enero. La envi¨® sin firmarla y acompa?ada de una carta -esta s¨ª con firma- en la que transmit¨ªa a los socios europeos su convencimiento de que una nueva pr¨®rroga ser¨ªa un grave error.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, inform¨® haber recibido la petici¨®n y comunic¨® que proceder¨ªa a consultar con los Veintisiete al respecto.
Ya antes de este teatral desenlace, la jornada en Westminster hab¨ªa sido especialmente intensa. Mientras el equipo del primer ministro desplegaba sus tent¨¢culos para asegurarse una mayor¨ªa de diputados que respaldara el acuerdo sobre el Brexit, una enmienda se introdujo subrepticiamente en el debate de la sesi¨®n extraordinaria del s¨¢bado e hizo que reventaran todos los planes. La firmaba el diputado Oliver Letwin, uno de los represaliados por Johnson por haber apoyado el mandato parlamentario que le exig¨ªa pedir a Bruselas una nueva pr¨®rroga si finalmente no se alcanzaba un pacto.
El texto fue respaldado mayoritariamente con los votos de laboristas, liberal dem¨®cratas y hasta los aliados unionistas norirlandeses del Gobierno, y se convirti¨® en la clara expresi¨®n de la desconfianza que muchos parlamentarios tienen hacia Johnson.
Era una enmienda a la llamada Ley Benn, la resoluci¨®n que impuso la petici¨®n de pr¨®rroga hasta finales de enero. Se dec¨ªa en esta resoluci¨®n que, si Johnson no lograba un acuerdo sobre el Brexit que fuera respaldado por el Parlamento, deber¨ªa escribir a la UE y solicitar una nueva extensi¨®n el 19 de octubre. Es decir, este s¨¢bado. Letwin se dio cuenta de la laguna legal que conten¨ªa ese mandato. Si la propuesta de Johnson hubiera sido aprobada, habr¨ªa deca¨ªdo la obligaci¨®n de pedir una pr¨®rroga. Pero, y este es un gran pero, el acuerdo pactado en Bruselas ¡ªen su condici¨®n de tratado internacional¡ªno habr¨ªa entrado en vigor hasta que su desarrollo legal hubiera sido debatido y aprobado por la C¨¢mara de los Comunes. Se dejaba abierta la puerta a que los euroesc¨¦pticos m¨¢s radicales hubieran boicoteado ese ¨²ltimo tr¨¢mite. La consecuencia habr¨ªa sido un Brexit sin acuerdo el 31 de octubre.
Desbaratados sus planes, Johnson decidi¨® retirar su propia moci¨®n y evitar una votaci¨®n cuyo resultado era a¨²n incierto y que no hubiera servido para poner punto final al drama. Pero a continuaci¨®n, desafi¨® el mandato del Parlamento. ¡°No negociar¨¦ ning¨²n nuevo retraso con la UE. Y la ley no me obliga a ello. Les dir¨¦ a nuestros amigos y colegas de all¨ª que cualquier nuevo retraso ser¨ªa negativo para el Reino Unido y para la democracia¡±, dijo desafiante.
En la confusi¨®n general que a esas horas era Westminster, las palabras de Johnson sonaban a desacato y escandalizaron a los diputados. Pero m¨¢s que un desacato era el anuncio de un boicot. La clave estaba en el verbo utilizado por el primer ministro: ¡°Negociar¡±. Johnson sabe que se enfrenta a serios problemas legales si no escribe a Bruselas la carta que le exige la Ley Benn. Horas despu¨¦s, Downing Street procedi¨® a cumplir con la letra del mandato y saltarse su esp¨ªritu.
Los laboristas temen recortes de derechos
¡°Entiendo completamente la frustraci¨®n y la fatiga que existe en todo el pa¨ªs y en esta C¨¢mara¡±, dijo este s¨¢bado el l¨ªder de la oposici¨®n, Jeremy Corbyn, ¡°pero no podemos dar el respaldo a un acuerdo [del Brexit] que es a¨²n peor que el que el Parlamento rechaz¨® hasta en tres ocasiones¡±.
Corbyn sospecha que, consumada la salida del Reino Unido de la UE, el Gobierno conservador no har¨ªa grandes esfuerzos por negociar a continuaci¨®n un nuevo tratado comercial justo con Bruselas. ¡°Nos dirigimos hacia una carrera a la baja en la que se recortar¨¢n los derechos de los trabajadores, se reducir¨¢ la protecci¨®n medioambiental y a los consumidores, y hasta se pondr¨¢ en riesgo nuestro Servicio Nacional de Salud¡±, asegur¨®.
El l¨ªder de los laboristas fue incluso m¨¢s all¨¢ de su habitual ambig¨¹edad y exigi¨® que cualquier acuerdo con la Uni¨®n Europea fuera sometido a un nuevo refer¨¦ndum, que concediera a los ciudadanos la ¨²ltima palabra.
Muchas voces cr¨ªticas internas en el partido temen un p¨¦simo resultado en unas elecciones generales adelantadas, y exigen a Corbyn que establezca como prioridad una nueva consulta a la ciudadan¨ªa sobre el Brexit.
Quince minutos antes de que se cumpliera el plazo fijado, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, confirm¨® en Twitter que hab¨ªa recibido la solicitud del Gobierno brit¨¢nico de una nueva pr¨®rroga --y van tres-- en la fecha de salida de la UE. Pero en este cuadro de Magritte en el que parece haberse convertido Londres estos d¨ªas, la misiva no iba firmada por Boris Johnson, que solo envi¨® a Tusk una copia del texto legal. S¨ª lo estaba una segunda carta remitida a Tusk, seg¨²n Downing Street, en la que Johnson aseguraba que la pr¨®rroga ser¨ªa un error.
La intenci¨®n es atribuir en exclusiva al Parlamento el deseo de pedir la pr¨®rroga e insistir a la vez en que no es lo que ¨¦l quiere. Y a la vez, acelerar los tr¨¢mites parlamentarios para volver a someter a votaci¨®n su acuerdo sobre el Brexit. El ministro para las Relaciones con las Cortes, Jacob Rees-Mogg, sugiri¨® al final de la sesi¨®n que el texto podr¨ªa volver a la C¨¢mara este mismo lunes. Se proceder¨ªa entonces a lo que, en el t¨¦rmino reglamentario ingl¨¦s, se denomina un meaningful vote (votaci¨®n significativa). El equivalente en el sistema espa?ol ser¨ªa, por ejemplo, la votaci¨®n a la enmienda a la totalidad de una ley. Si el texto sale adelante, puede procederse a su tr¨¢mite con la seguridad de que est¨¢ a salvo.?
Mientras se celebraba la sesi¨®n extraordinaria en el Parlamento brit¨¢nico, una multitudinaria manifestaci¨®n?¡ªa la que acudi¨® un mill¨®n de personas, seg¨²n los organizadores, People's Vote¡ª se congreg¨® este s¨¢bado en Londres para pedir?un segundo refer¨¦ndum como ¨²nico modo de resolver la crisis.?
La oposici¨®n pudo cantar victoria, pero con una maniobra no exenta de riesgos. Johnson ha logrado, contra todo pron¨®stico, sacar adelante un acuerdo del Brexit con la UE cuando nadie confiaba en que fuera a lograrlo. Ha transmitido a la opini¨®n p¨²blica la sensaci¨®n de que la pesadilla que atraviesa el pa¨ªs estaba a punto de concluir, cada vez eran m¨¢s los diputados indecisos que ced¨ªan y se mostraban dispuestos a respaldarle, y, sobre todo, sabe que la paciencia de los socios comunitarios no resistir¨ªa una nueva prueba.?
Hasta la ex primera ministra Theresa May, quien sufri¨® en sus carnes hasta tres veces la derrota de Westminster y la traici¨®n de Johnson y los euroesc¨¦pticos, sali¨® este s¨¢bado en defensa del acuerdo del primer ministro y arremeti¨® contra la maniobra de la oposici¨®n. El Parlamento, dijo, ser¨ªa responsable de someter a los ciudadanos a una ¡°trampa indignante¡± y de no cumplir con el mandado del refer¨¦ndum de 2016 si evitaba la votaci¨®n. May hab¨ªa tenido ocasi¨®n de hablar durante 20 minutos, antes de que comenzara la sesi¨®n extraordinaria, con quien durante los dos ¨²ltimos a?os fue su enemigo m¨¢s implacable.
Como ya ha ocurrido en la larga saga del Brexit, queda en manos del speaker (presidente) del Parlamento, John Bercow, si permite que el Gobierno siga adelante con su estrategia y fuerce de inmediato una nueva votaci¨®n sobre el mismo asunto. Que, una vez m¨¢s, volver¨¢ a ser una votaci¨®n hist¨®rica.
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