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Los cientos de miles de manifestantes congregados este s¨¢bado en Londres, para demandar un nuevo refer¨¦ndum sobre la salida de la Uni¨®n Europea, festejaron el golpe de gracia otorgado por el Parlamento brit¨¢nico a la estrategia del Brexit planeada por el primer ministro, Boris Johnson. La marcha promovida por la plataforma People's Vote (El voto de la gente) llevaba en el calendario desde hace meses, pero su coincidencia con la sesi¨®n en Westminster, que estaba llamada a marcar el destino del divorcio comunitario, favoreci¨® la mayor concurrencia de las cuatro movilizaciones convocadas hasta la fecha.

Seg¨²n la organizaci¨®n, el volumen de participantes super¨® el mill¨®n de personas, lo que la convierte en una de las mayores concentraciones de la historia brit¨¢nica reciente. Desde el punto de partida en Park Lane, en una de las esquinas del c¨¦ntrico parque londinense de Hyde Park, hasta la desembocadura en Westminster, el epicentro pol¨ªtico de Reino Unido, la demostraci¨®n se desarroll¨®, fundamentalmente, en un ambiente festivo, que alcanz¨® su paroxismo con la confirmaci¨®n de la victoria en la C¨¢mara de los Comunes de la enmienda que obligaba al Gobierno a solicitar una nueva pr¨®rroga a Bruselas.

El triunfo de la iniciativa promovida por el exministro conservador Oliver Letwin fue recibido con una sonora ovaci¨®n por los miles de activistas eur¨®filos que hab¨ªan alcanzado ya el centro neur¨¢lgico de la protesta, en Parliament Square, la plaza estrat¨¦gicamente situada entre el Palacio de Westminster y la sede del Tribunal Supremo, uno de los m¨¢s improbables protagonistas de la saga del Brexit.

El aplauso estaba justificado, sobre la base de que la propuesta abre una v¨ªa clave para que los diputados favorables a un segundo plebiscito muevan fichas, una maniobra prometida este viernes por pesos pesados del laborismo que intervinieron en el evento de clausura, como John McDonnell, portavoz de Econom¨ªa y n¨²mero dos de Jeremy Corbyn; o Hilary Benn, el art¨ªfice de la ley que este s¨¢bado acab¨® forzando a Boris Johnson a requerir a la UE una ampliaci¨®n de la permanencia.

Con todo, la euforia entre los sucesivos comparecientes que pasaron por el escenario erigido para la ocasi¨®n no oculta la complejidad de una aspiraci¨®n que precisar¨¢ de una coordinaci¨®n milim¨¦trica.

Stuart Wainwright, uno de los manifestantes, expresaba as¨ª sus reservas: ¡°La enmienda Letwin supone un alivio, ?Pero, cu¨¢nto durar¨¢?¡±. Su escepticismo era compartido por Aurol Jones, una londinense de nacimiento que solo se ha perdido una de las manifestaciones de People's Vote y que se mostr¨® especialmente cr¨ªtica por la ¡°falta de claridad¡± por parte del laborismo. ¡°Si el l¨ªder [Jeremy Corbyn] expresase un mensaje directo, no estar¨ªamos as¨ª¡±, declar¨®, si bien como la mayor¨ªa este viernes, confi¨® en que la marea humana congregada en la capital y la tendencia apuntada en la C¨¢mara de los Comunes favorezcan el giro definitivo a favor de una nueva consulta.

No en vano, tanto la sincron¨ªa entre la protesta en la calle y el juego democr¨¢tico que ten¨ªa lugar en Westminster, como el bloqueo evidente del proceso marcan un punto de inflexi¨®n para el poder de influencia de People's Vote. La plataforma logr¨® recaudar en torno a medio mill¨®n de libras (unos 580.000 euros) para la convocatoria del s¨¢bado, que cont¨® con el respaldo de influyentes?nombres de la pol¨ªtica, como los ex primeros ministros Tony Blair y John Major; o del mundo de las artes, como el escritor John Le Carr¨¦, o el director y guionista Armando Iannucci, quien asumi¨® personalmente el coste de uno de los 172 autobuses fletados.

El monopolio pro-UE redujo a la m¨ªnima expresi¨®n la presencia de simpatizantes del Brexit, si bien los pocos convocados garantizaron que su concurrencia no pasaba desapercibida. Su se?al de identidad, las banderas inglesas, con la cruz roja de San Jorge en fondo blanco, contrastaba con la manera azul de la Union Jack brit¨¢nica y las ense?as de la Uni¨®n Europea.

El desequilibrio en la representaci¨®n de este viernes, sin embargo, no refleja la realidad evidenciada por la pr¨¢ctica totalidad de las encuestas, que muestran que la sociedad del Reino Unido sigue profundamente dividida ante el Brexit, o como una de las asistentes, Charlie Whitehead, resumi¨®: "Ya no es una cuesti¨®n de partido, ni de derecha-izquierda, lo que est¨¢ fracturado es el pa¨ªs entre salir o permanecer".