Canad¨¢ somete a plebiscito la promesa de revoluci¨®n progresista de Trudeau
Los electores deciden este lunes entre revalidar a un primer ministro de popularidad mermada o volver a un Gobierno conservador
Los canadienses acuden este lunes a las urnas para decidir si dan una segunda oportunidad a su primer ministro, el liberal Justin Trudeau, cuya popularidad ha ca¨ªdo en picado por incumplir las expectativas sembradas hace cuatro a?os, u optan por el regreso de un Gobierno conservador. Canad¨¢ es la d¨¦cima econom¨ªa mundial y miembro del poderoso G-7, pero si estas elecciones captan la atenci¨®n de medio mundo no es por eso, sino porque el fen¨®meno Trudeau y su revoluci¨®n progresista reson¨® fuera como una esperanza liberal en plena ola de populismo de derechas y un fracaso, ahora, tambi¨¦n traspasar¨¢ fronteras.
Uzo Utagwu, de 27 a?os, vota por primera vez este lunes. Llegado de Nigeria en 2014, y con pleno derecho, tiene decidida su papeleta para los liberales de Trudeau, por el medioambiente, por las ayudas sociales, dice, porque los conflictos del primer ministro ¡°no pueden impedir la gran fotograf¨ªa¡±, explica desde Vaughan, suburbio de Toronto. Apenas a media hora de all¨ª, en North York, barrio a las afueras de la ciudad, Mina, de 51 a?os y origen egipcio, se dispone a colgar carteles por los conservadores de Andrew Scheer junto a su esposa y su hijo. No tiene derecho a votar, pero explica que lo hace por el futuro de sus hijos. Procedente de una familia conservadora, critica la deuda p¨²blica que est¨¢ contrayendo el Gobierno liberal, afirma, maldice la tasa al carbono y, en general, casi todo lo relacionado con la era Trudeau, igual que los voluntarios de origen latino o asi¨¢tico que estaban este s¨¢bado por la tarde en la oficina de campa?a.
Los suburbios de Toronto, un hervidero de diferentes culturas y religiones, son un reflejo de la personalidad de este pa¨ªs. Y se consideran, este a?o, uno de los frentes donde Trudeau se juega su paso por la historia. Logr¨® en 2015 una victoria arrolladora, con la mayor¨ªa absoluta en la C¨¢mara de los Comunes, y ahora, si las encuestas aciertan, deber¨¢ agarrase a la ventaja que le supone la traducci¨®n posterior a esca?os, pues va empatando en porcentaje de voto con los conservadores. ¡°Donde m¨¢s apoyo ha perdido es entre los votantes j¨®venes y los de entornos urbanos, y ha sido en favor del Nueva Partido Democr¨¢tico [a la izquierda de los liberales], un poco al Partido Verde y un poco tambi¨¦n al partido que yo llamo ¡®de la apat¨ªa¡¯, es decir, los que est¨¢n vez no votar¨¢n¡±, explica el escritor y polit¨®logo Darrell Bricker, presidente ejecutivo de la empresa de sondeos Ipsos.
En 2015, Trudeau gan¨® con una participaci¨®n del 68%, ocho puntos superior a la de las elecciones de 2011, que revalidaron el Gobierno del conservador Stephen Harper. El nuevo l¨ªder, Scheer, es un hombre de 40 a?os nacido en la capital del pa¨ªs, Ottawa, que ha centrado su campa?a en prometer sobre todo la cuadratura del c¨ªrculo fiscal: bajada de impuestos y equilibrio de las cuentas p¨²blicas, que Trudeau se encarga de se?alar como prueba irrefutable de que impulsar¨¢ recortes sociales. Lo primero que har¨¢ si llega al Gobierno, dice Scheer, es eliminar la tasa al carbono, una de las grandes medidas los liberales.
Cat¨®lico y padre de cinco hijos, es especialmente conservador para los par¨¢metros canadienses. Uno de los quebraderos de cabeza de la campa?a tuvo lugar cuando empezaron a circular viejas declaraciones atacando el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo, derechos consolidados en Canad¨¢. Tuvo que salir a recalcar que no reabrir¨¢ esos debates. Lleva en pol¨ªtica desde los 25 a?os, aunque se presenta en sociedad como un hombre sencillo, que podr¨ªa ser el vecino del al lado, con el que un canadiense medio se puede identificar, ¡°criado en una familia de clase media, no en un entorno de privilegio¡±, recalca Hollie Fischer, hermana de una de las candidatas del partido.
La reflexi¨®n de Fischer supone, en realidad, un dardo a Trudeau, hijo del legendario primer ministro Pierre Trudeau. El padre gobern¨®, con una breve pausa, entre 1968 y 1984, as¨ª que el peque?o Justin creci¨® en la casa presidencial mientras recib¨ªa a l¨ªderes como Margaret Thatcher, Ronald Reagan u Olof Palme.
Por ese flanco tambi¨¦n le ataca su rival a la izquierda, cabeza del Nuevo Partido Dem¨®crata, Jagmeet Singh, tambi¨¦n de 40 a?os. Hijo de inmigrantes, de religi¨®n sij, es el primer dirigente no blanco de un partido grande en la historia de Canad¨¢ y est¨¢ captando mucho apoyo juvenil. Singh, por definici¨®n, rompedor, y su campa?a lo favorece. En uno de sus ¨²ltimos anuncios aparec¨ªa sin turbante, con el fin de transmitir la idea de que no hab¨ªa nada debajo de ¨¦l. Dentro del giro a la izquierda que propugna, promete una subida de impuestos para las empresas del 15% al 18%.
Trudeau se enfrenta a ellos y al disgusto de muchos de sus votantes, por promesas incumplidas y esc¨¢ndalos como el del caso de la empresa SNC-Lavalin, cuando trat¨® de interferir en las investigaciones de su fiscal general. La econom¨ªa va bien, con la tasa de paro en el m¨ªnimo de los ¨²ltimos 40 a?os. Hace unos d¨ªas, su viejo amigo Barack Obama apoy¨® p¨²blicamente su candidatura. Si gana con pocos apoyos, tendr¨¢ que entenderse con el resto de partidos. La noche del lunes, en Montreal, su circunscripci¨®n, conocer¨¢ su suerte, pero la era Trudeau ya ha cambiado.
El nacionalismo quebequ¨¦s ya no habla de independentismo
Una de las grandes novedades de esta campa?a electoral canadiense ha sido el auge en las encuestas del partido nacionalista de Quebec, el Bloque Quebequ¨¦s, tras una larga crisis. En 2015 no logr¨® m¨¢s de una decena de esca?os en la C¨¢mara de los Comunes y las proyecciones de las encuestas reflejan que esta vez podr¨¢ m¨¢s que triplicarlo, ara?ando votos de todos sus rivales, sobre todo, del Liberal. El tir¨®n no tiene que ver con un repunte del sentimiento independentista, seg¨²n la mayor parte de analistas, sino con la protecci¨®n de la cultura secular, algo tambi¨¦n de resonancia identitaria, pero no de car¨¢cter nacional.
¡°Hay un crecimiento importante del nativismo en la provincia de Quebec¡±, apunta el escritor y polit¨®logo Darrell Bricker, presidente ejecutivo de la empresa de sondeos Ipsos. ¡°Lo que es interesante ahora sobre el Bloque ¨Ca?ade- es que, en lugar de defender lo que podr¨ªamos llamar su proyecto nacional, no han sacado ning¨²n asunto de referendos, sino su proyecto de c¨®mo estar dentro de Canad¨¢¡±.
Bricker menciona, como otros expertos consultados, el valor del proyecto de ley Bill C-21, que proh¨ªbe los s¨ªmbolos religiosos como forma de proteger el laicismo de la regi¨®n, ¡°una reacci¨®n al impacto que los inmigrantes tienen en la regi¨®n¡±.
Lori Turbull, directora de la escuela de Administraci¨®n P¨²blica en la Universidad de Dalhousie, menciona tambi¨¦n el factor del secularismo, pero a?ade como clave del ¨¦xito al nuevo l¨ªder del Bloque, Yves-Fran?ois Blanchet, quien, se?ala, ¡°habla muy bien y est¨¢ demostrando tener ideas para Canad¨¢, sobre las relaciones entre naciones, es muy respetado, s¨¦ de mucha gente fuera de Quebec que querr¨ªa poder votarle¡±.
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