Una interna sindical termina en una batalla campal en Argentina
El titular del sindicato de conductores de autobuses se atrinchera en una azotea mientras cientos de opositores intentan asaltar el edificio
Como si se tratara del asalto a una fortaleza medieval, decenas de personas armadas con escaleras entraron desde la calle el primer piso de la sede del sindicato de los ch¨®feres de autobuses de Buenos Aires, lanzaron por la ventana documentos, muebles y computadoras y obligaron al titular del gremio, Roberto Fern¨¢ndez, a ocultarse en la azotea. Desde el otro bando, el opositor Miguel Bustinduy clamaba por la cabeza de Fern¨¢ndez, al que acusaba de no apoyar el reclamo salarial de los ch¨®feres que le responden. Despu¨¦s de 14 horas de guerra de baja intensidad y ocho heridos hospitalizados, los bandos acordaron una tregua. La interna de uno de los sindicatos peronistas m¨¢s poderosos de Argentina no es una buena noticia para Alberto Fern¨¢ndez, que este martes cumple una semana en el poder.
La pelea estall¨® el lunes, cuando las comisiones internas que siguen a Bustinduy declararon una huelga en m¨¢s de 50 l¨ªneas de buses, que cada d¨ªa venden un mill¨®n de pasajes en Buenos Aires y su extrarradio (el 15% del total). La protesta no cont¨® con el apoyo de la Uni¨®n Tranviarios Automotor (UTA), el sindicato liderado por Fern¨¢ndez desde hace 12 a?os y ¨²nico reconocido por el ministerio de Trabajo. El l¨ªder rebelde acus¨® a Fern¨¢ndez de no apoyar ¡°la lucha de los trabajadores¡± y lo conmin¨® a ¡°respaldar el paro por tiempo indeterminado¡± convocado por su gente para reclamar mejoras salariales. Fern¨¢ndez no cedi¨® a la presi¨®n y mediante un comunicado aclar¨® que la UTA ¡°no avalaba¡± la huelga. Los hombres de Bustinduy decidieron entonces el asalto a la sede del sindicato.
La escena fue de pel¨ªcula. Los manifestantes alcanzaron el primer piso del edificio con escaleras que montaron en la calle, luego rompieron los ventanales y desde las oficinas arrojaron mobiliario y papeles. Un coche estacionado en la puerta de ingreso termin¨® dado vuelta, mientras los ch¨®feres atrincherados en el interior se defend¨ªan del ataque con extintores de incendio. La polic¨ªa form¨® finalmente un cord¨®n entre los bandos y puso un poco de paz. Fern¨¢ndez, en tanto, recluido en la azotea con algunos colaboradores, amenazaba con ¡°matar a fierrazos¡± a cualquier opositor que osara pisar la ¨²ltima planta de su basti¨®n y ped¨ªa a trav¨¦s de su tel¨¦fono m¨®vil que lo rescataran. La toma dur¨® m¨¢s de 14 horas. Las partes acordaron finalmente una tregua hasta mediados de enero, sin que el gobierno de Fern¨¢ndez haya intervenido en una interna sindical atravesada por las peleas que dividen al peronismo. Tras los incidentes se oculta una larga disputa por el control del gremio.
Bustinduy est¨¢ enfrentado con Fern¨¢ndez desde fines de agosto de 2018, cuando el ministerio de Trabajo impugn¨® su Lista Azul y lo dej¨® afuera de las elecciones en el sindicato. Fern¨¢ndez, que lidera el gremio desde hace 12 a?os, gan¨® sin oposici¨®n y garantiz¨® su continuidad hasta 2023. Bustinduy acus¨® a Fern¨¢ndez de acordar con el Gobierno de Mauricio Macri la maniobra de escritorio que lo sac¨® de la carrera y se hizo fuerte en las empresas de transporte con asambleas m¨¢s combativas. La huelga de esta semana en 50 l¨ªneas de buses fue una muestra de su poder como opositor. ¡°Hoy el sindicato es solo un edificio vac¨ªo sin el calor de los trabajadores¡±, dijo Bustinduy.
La pelea es la exhibici¨®n de un sindicalismo que se acomoda a los nuevos tiempos, marcados por el regreso del peronismo al poder tras cuatro a?os de macrismo. La principal central de trabajadores, la CGT, con l¨ªderes que llevan d¨¦cadas al frente de sus gremios, perdi¨® fuerza entre las bases por su actitud ¡°dialoguista¡± hacia el gobierno de Mauricio Macri y su pasividad hacia las consecuencias de la crisis. La p¨¦rdida del poder adquisitivo de los salarios, fruto de la inflaci¨®n acumulada, y la subida del desempleo por encima del 10% quit¨® poder de fuego al sindicalismo tradicional peronista y dio alas a los grupos internos alineados con los partidos de extrema izquierda. Fern¨¢ndez deber¨¢ acordar con esos grupos, cada vez m¨¢s refractarios a la llamada ¡°burocracia sindical¡±, si pretende paz social.
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