Campa?a desde un s¨®tano contra un comandante en jefe
Joe Biden encara la recta final en la lucha por la Casa Blanca confinado en su casa mientras todos los focos est¨¢n puestos en Donald Trump por la gesti¨®n de la crisis
Ning¨²n tiempo anterior como este. Ninguna otra campa?a con la que comparar ni referentes que seguir. De repente, la ¨²nica historia a la que los estadounidenses prestan atenci¨®n es la pandemia del coronavirus, con su tr¨¢gico conteo diario de muertos y vidas puestas en pausa.
Cuando tangencialmente se toca el tema de la campa?a dem¨®crata, esa que desapareci¨® de la noche a la ma?ana, las dudas se centraban en dos inc¨®gnitas: ?Cu¨¢ndo abandonar¨ªa la carrera por la nominaci¨®n Bernie Sanders y d¨®nde est¨¢ Joe Biden? ¡°Como candidato a la presidencia no est¨¢ usted muy visible, especialmente durante esta crisis¡±, le coment¨® al exvicepresidente una periodista de la cadena MSNBC en una entrevista sin el candidato en el plat¨®. ¡°Todo lo que he hecho hasta ahora ha sido constructivo¡±, se justificaba Biden, a finales de marzo, desde su casa. ¡°Como usted recordar¨¢, yo fui el primero que llam¨¦ al presidente, el 17 de enero, para que nos tom¨¢ramos esto [la crisis del coronavirus] en serio¡±, prosigui¨® el exvicepresidente, qui¨¦n quiso recordar que para entonces ya hab¨ªa publicado un art¨ªculo con un t¨ªtulo que hablaba por s¨ª solo: Se acerca una crisis muy seria.
La inc¨®gnita de Sanders, 78 a?os, ya est¨¢ despejada, el candidato que ha roto moldes para EE UU y tiene en su haber 914 delegados (son necesarios 1.991 para ganar la nominaci¨®n) ha tirado la toalla este mi¨¦rcoles con gran pesar y deja el camino despejado para quien ha tenido un recorrido muy desigual. A partir de ahora, y sin haber sido nombrado todav¨ªa como tal por el Partido Dem¨®crata, Joe Biden es el hombre que se batir¨¢ frente a Donald Trump por la Casa Blanca el pr¨®ximo 3 de noviembre.
En un tiempo de normalidad, en el que la vida no se hubiera convertido en una pel¨ªcula de ciencia ficci¨®n, la campa?a electoral para elegir al pr¨®ximo presidente de Estados Unidos estar¨ªa en plena ebullici¨®n, repleta de actos y m¨ªtines pol¨ªticos, con los candidatos saltando de un rinc¨®n a otro del pa¨ªs para hacer llegar su mensaje. Sus rostros en las portadas de los diarios, en los espacios de noticias televisivos. Campa?a, campa?a, campa?a.
Sin embargo, la pandemia de la Covid-19 ha transformado el mundo en una distop¨ªa con resultados dif¨ªciles de adivinar respecto a esta carrera electoral. Hay incluso, algunas voces que se cuestionan si las elecciones podr¨¢n llevarse a cabo en la fecha prevista. No se descarta el voto a distancia, por correo o en l¨ªnea. De momento, m¨¢s de 15 primarias han sido pospuestas desde mediados de marzo y solo hay un Estado que las ha mantenido: Wisconsin, que vot¨® este pasado martes, lo que provoc¨® un editorial del The New York Times que afirmaba: ¡°Arriesgar vidas para votar¡±.
No existe la campa?a electoral. Y la que hay, es sin duda completamente digital, terreno que domina a la perfecci¨®n un Trump egoc¨¦ntrico y en el que Biden juega con desventaja. El equipo del exvicepresidente reconoci¨® a principios de enero que buscaban alternativas digitales para sustituir la presencia f¨ªsica y el contacto con los seguidores. La campa?a de Biden fue entonces consciente de que necesitaba un estudio de televisi¨®n en la ciudad en la que reside el antiguo n¨²mero dos de Barack Obama, en Wilmington, Delaware. Lo que no pudo aventurar el candidato dem¨®crata fue que ese estudio se construir¨ªa en el s¨®tano de su casa.
Con el pistoletazo de salida de ya solo dos candidatos luchando por el premio final, la contienda pinta muy desigual. Trump est¨¢ en todos los lugares, es pr¨¢cticamente omnipresente, gracias a la crisis del coronavirus. Si durante casi toda su presidencia rechaz¨® el podio de la sala de prensa de la Casa Blanca y prefer¨ªa hacer declaraciones entre el estruendo de los motores del helic¨®ptero presidencial antes de embarcar, ese podio es ahora su mayor baza electoral. El presidente controla la narrativa, ataca a sus contrincantes, propaga teor¨ªas que no son ciertas y todo lo hace en horario de m¨¢xima audiencia. Su plan est¨¢ tan exquisitamente planeado que las cifras de muertos y contagiados por el virus se las deja a otros. ?l no se mancha.
Mientras tanto, Biden se sienta frente a una c¨¢mara fija en el s¨®tano de su casa y despliega su mensaje. ¡°No seremos derrotados por un enemigo invisible¡±, exclama de lunes a viernes en sus comparecencias que ahora tendr¨¢ que adaptar a su nuevo papel de candidato dem¨®crata para 2020. A sus espaldas, libros sobre la vida americana, y a su derecha y siempre encendida una l¨¢mpara de pie. El contraste con todo el peso de la Casa Blanca que exhibe Trump, de 73 a?os, no puede ser m¨¢s abrumador. Incluso su popularidad ha vivido un impulso hasta de un 44% debido, en gran medida, a la respuesta dada a la pandemia.
Por el contrario, la campa?a de Biden ha sorteado otros problemas, por ejemplo, durante una entrevista, no presencial -todo eso es ya cosa del pasado-, el exvicepresidente tosi¨® pero no lo hizo sobre su codo. Las c¨¢maras recogieron ese momento y el siguiente, cuando Jake Tapper, el presentador, reprend¨ªa al pol¨ªtico de 77 a?os por no seguir las l¨ªneas b¨¢sicas para evitar contagios. La escena fue editada y usada por el equipo de Trump y lanzada a todas las plataformas en internet con el comentario de que ese hombre tosiendo e intentando aclararse la garganta era lo mejor que el Partido Dem¨®crata ten¨ªa que ofrecer. Se acaba de abrir una nueva era en el terreno electoral, y no se sabe muy bien cu¨¢l es.
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