El virus proteccionista
La pandemia ha acelerado la tendencia global a imponer barreras comerciales por mucho que EE UU y el Reino Unido abran negociaciones en busca de un acuerdo
Una videoconferencia con 200 participantes (?han probado alguna de estas reuniones con m¨¢s de 20 personas?) dio este martes el pistoletazo de salida a la primera ronda negociadora entre el Reino Unido y Estados Unidos en busca de un acuerdo comercial. Pan comido, aseguran. Nuevos mercados y adi¨®s a viejas ataduras: de Europa, el primero, y de China, el segundo. Las dos partes tienen mucho que ganar pero, digan lo que digan, ni va a ser f¨¢cil ni va a suplir el cierre de muchos otros mercados.
El Gobierno de Boris Johnson quiere demostrar a Bruselas ¡ªy a sus electores¡ª que el mundo post-Brexit estar¨¢ lleno de oportunidades y acuerdo comerciales. Una cuesti¨®n fundamental para un pa¨ªs como el Reino Unido que, por ejemplo, importa la mitad de todos los alimentos que consume ¡ªy ser¨ªa mucho m¨¢s si las considerables exportaciones de whisky escoc¨¦s no distorsionaran la foto real ¡ª. En ese juego de saldos, la Uni¨®n Europea (UE) representa el 30% del consumo alimentario brit¨¢nico, frente al 4% de Norteam¨¦rica. El margen de correcci¨®n es amplio pero tiene un precio. Washington, por ejemplo, quiere que Londres levante las restricciones a su pollo clorado, un proceso de descontaminaci¨®n hasta ahora prohibido por la legislaci¨®n europea.
Para Donald Trump, un acuerdo con el Reino Unido le permitir¨ªa llevar a su terreno pol¨ªtico a una gran potencia del G7 pero no servir¨¢ para decantar la guerra comercial y tecnol¨®gica que mantiene con China. Salvo que el Reino Unido se erija en una suerte de para¨ªso fiscal cuando abandone definitivamente la UE, el gran temor de Bruselas. El sector financiero presiona para un acercamiento entre la City y Wall Street.
Si la pandemia del coronavirus no ha hecho sino acelerar tendencias econ¨®micas ya existentes, el ¨¢mbito comercial no se queda atr¨¢s. Durante la Gran Recesi¨®n de 2008 fue el propio EE UU quien quiso asegurar que el mundo no repet¨ªa los errores de la Gran Depresi¨®n erigiendo barreras comerciales. Pero en los ¨²ltimos tres a?os ha sido la Administraci¨®n estadounidense la que ha atacado directamente al modelo de comercio global y el coronavirus solo ha agravado las presiones proteccionistas. Como apunta Chad Bown, del Peterson Institute, hasta el 17 de marzo (?!) Washington no elimin¨® los aranceles a las importaciones de respiradores y mascarillas procedentes de China, impuestos en plena guerra comercial, pese al coste de la medida en vidas humanas.
Lo malo del virus proteccionista es que se contagia con facilidad. La UE ha impuesto restricciones a las exportaciones de productos farmac¨¦uticos y sanitarios, ha limitado la entrada de inversi¨®n extranjera en sectores clave y, de la mano del comisario Thierry Breton, plantea la necesidad de revisar el modelo de producci¨®n europeo y las cadenas de valor globales. Canad¨¢, Brasil, Corea del Sur, Turqu¨ªa y Rusia, entre otros, se han sumado a las restricciones. Y el virus se extender¨¢.
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