El fiscal que investiga al entorno de Trump acepta su destituci¨®n tras un ins¨®lito pulso con la Casa Blanca
La batalla entre William Barr y Geoffrey Berman, al frente de la oficina sur de Nueva York, revela las tensiones en un Departamento de Justicia criticado por su creciente politizaci¨®n


El presidente Trump ha despedido este s¨¢bado al m¨¢s alto fiscal del distrito sur de Nueva York, Geoffrey Berman, que lleva y ha llevado a cabo una serie de delicadas investigaciones que implican al propio presidente y a su entorno, incluido su abogado personal, el pol¨¦mico Rudy Giuliani. As¨ª se lo ha asegurado este s¨¢bado al propio Berman por carta el fiscal general de Estados Unidos, William Barr, en un ins¨®lito movimiento que culmina un extraordinario choque entre el Departamento de Justicia y una de las Fiscal¨ªas de distrito m¨¢s importantes del pa¨ªs, con una acreditada reputaci¨®n de independencia respecto a Washington y un largo historial de lucha contra la corrupci¨®n, la mafia y el terrorismo.
Berman se resisti¨® inicialmente a su destituci¨®n, por considerarla irregular, pero el s¨¢bado por la tarde ha cedido y ha anunciado que dejar¨¢ su cargo ¡°con efecto inmediato¡±. Su cambio de opini¨®n, ha explicado en un comunicado, se debe a que Barr, que inicialmente asegur¨® que nombrar¨ªa como su sustituto a un abogado ajeno a la Fiscal¨ªa, finalmente ha decidido ¡°respetar el funcionamiento normal de la ley y hacer que la fiscal adjunta Audrey Strauss se convierta en fiscal interina¡± hasta que el Senado confirme el nombramiento definitivo que haga el presidente. La hist¨®rica batalla entre la Casa Blanca y la Fiscal¨ªa de Berman, que llev¨® a prisi¨®n al exabogado de Trump Michael Cohen, elude as¨ª un aparatoso desenlace con el potencial de convertirse en una compleja batalla judicial.
Barr asegur¨® que ¨¦l mismo hab¨ªa solicitado a Trump que despidiera a Berman, debido a que este se neg¨® a abandonar voluntariamente su puesto despu¨¦s de que el Departamento de Justicia dijera el viernes por la noche que se dispon¨ªa a hacerlo y nombrara incluso a su sucesor. En una carta remitida a Berman este s¨¢bado y difundida por el Departamento que dirige Barr, el fiscal general defend¨ªa que Berman ¡°eligi¨® el espect¨¢culo p¨²blico frente al servicio p¨²blico¡±, y dec¨ªa estar ¡°sorprendido y bastante decepcionado¡± por la decisi¨®n inicial del fiscal neoyorquino de desafiar la decisi¨®n. ¡°Como ha declarado usted que no tiene intenci¨®n de dimitir, he pedido al presidente que le despida hoy, y as¨ª lo ha hecho¡±, dec¨ªa la carta.
A?adiendo un elemento m¨¢s de confusi¨®n a la trama, el propio Trump ha querido distanciarse de la jugada, y ha asegurado a los periodistas que la decisi¨®n ¡°depende del fiscal general¡±. ¡°Ese es su departamento, no el m¨ªo¡±, ha a?adido, antes de zanjar: ¡°Yo no he estado implicado¡±.
Berman hab¨ªa asegurado inicialmente que seguir¨ªa resisti¨¦ndose a su despido, y que sus pesquisas no se detendr¨ªan. ¡°Su comunicado de anoche parece insinuar que su continuidad en el cargo es necesaria para asegurar que los casos pendientes en el distrito Sur de Nueva York sean manejados de manera adecuada. Eso es obviamente falso¡±, le escrib¨ªa Barr a Berman. El enfrentamiento vuelve a poner el foco sobre los intentos del presidente de limpiar la Administraci¨®n de figuras a las que no considera leales, y entrega nuevos argumentos a los dem¨®cratas, que llevan meses denunciando c¨®mo, bajo la batuta de Barr, el Departamento de Justicia ha traicionado su necesaria independencia y se ha convertido en una mera arma pol¨ªtica al servicio del presidente.
Todo empez¨® el viernes por la noche, cuando el Departamento de Justicia emiti¨® un comunicado que aseguraba que el fiscal neoyorquino se dispon¨ªa a abandonar su puesto. No ofrec¨ªa explicaci¨®n alguna de los motivos que llevaban al relevo en la Fiscal¨ªa del distrito sur de Nueva York, que defin¨ªa como ¡°una de las m¨¢s significativas¡± del pa¨ªs. Sencillamente agradec¨ªa a Berman el ¡°excelente trabajo¡± que ha llevado a cabo con ¡°tenacidad y destreza¡±. Anunciaba que para sustituir al fiscal, que dejaba el cargo tras dos a?os y medio de servicio, el presidente Trump nominaba a Jay Clayton, presidente de la Comisi¨®n de Bolsa y Valores, jurista sin experiencia alguna como fiscal federal.
¡°No he dimitido, y no tengo intenci¨®n alguna de dimitir¡±, declaraba Berman horas despu¨¦s, pasadas las 23.00 (hora local). En un breve comunicado, Berman aseguraba haberse enterado de la decisi¨®n por una nota de prensa. Dec¨ªa que continuar¨ªa en su puesto ¡°hasta que el nominado por Trump sea confirmado por el Senado¡±. ¡°Hasta entonces, nuestras investigaciones seguir¨¢n adelante sin demora ni interrupci¨®n¡±, a?ad¨ªa. Este s¨¢bado por la ma?ana, como cualquier otro d¨ªa, Berman acud¨ªa a la Fiscal¨ªa. ¡°Estoy aqu¨ª para hacer mi trabajo¡±, dec¨ªa, en un desaf¨ªo a la competencia que se arrogaba Barr para destituirlo, pues fue designado para su puesto por los jueces federales y no por el presidente.
Sucede que Berman ¡ªque es republicano, contribuy¨® a la campa?a presidencial de Trump y asumi¨® su puesto durante su mandato¡ª nunca fue designado oficialmente por Trump ni confirmado en el Senado, como dicta el protocolo habitual para los fiscales. Fue nombrado como interino por el entonces fiscal general, Jeff Sessions, y cuatro meses despu¨¦s fue confirmado formalmente por los jueces del distrito, tal como alegaba en su comunicado del viernes por la noche.
No existe jurisprudencia concluyente del Tribunal Supremo sobre qui¨¦n tiene la competencia para destituir a un fiscal nombrado por los jueces. S¨ª existe una resoluci¨®n del Departamento de Justicia, de 1979, que sugiere que la competencia ¨²ltima en cualquier conflicto en un juzgado es del presidente, pero el hecho de que el propio Trump hubiera asegurado que no ha estado implicado en la decisi¨®n contribu¨ªa a¨²n m¨¢s al embrollo legal que se abr¨ªa con esa ins¨®lita destituci¨®n o intento de destituci¨®n. La decisi¨®n a ¨²ltima hora de Berman de aceptar su despido parece poner fin a la batalla.
Berman y su equipo han realizado investigaciones de corrupci¨®n en el c¨ªrculo ¨ªntimo del presidente que, por ejemplo, han llevado a prisi¨®n al exabogado de Trump Michael Cohen, por delitos de financiaci¨®n ilegal de campa?a y mentir al Congreso. Las turbias andanzas del actual letrado personal de Trump, el exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani, que estuvo al frente de esta misma Fiscal¨ªa sur de Nueva York entre 1983 y 1989, son tambi¨¦n objeto actualmente de las pesquisas de Berman y su equipo. Lo mismo que los negocios de Lev Parnas e Igor Fruman, socios de Giuliani relacionados con la trama ucrania que llev¨® al impeachment de Trump. De la investigaci¨®n de Cohen surgi¨®, adem¨¢s, otra sobre las empresas del propio presidente.
Las purgas de Trump en la Administraci¨®n se suceden desde que, el pasado mes de febrero, el Senado le absolviera en el juicio por su impeachment. Ha despedido a inspectores generales y a oficiales que declararon durante la investigaci¨®n en la C¨¢mara de Representantes. El pulso entre Berman y Barr constituye, adem¨¢s, un nuevo ejemplo de las tensiones que se han apoderado del Departamento de Justicia en los ¨²ltimos meses, con ins¨®litas intromisiones de Barr en procesos judiciales contra exmiembros del equipo de Trump, como Roger Stone y Michael Flynn, que han generado acusaciones de politizaci¨®n de la justicia.
La ofensiva de Barr contra Berman se produce d¨ªas despu¨¦s de que vieran la luz fragmentos del explosivo libro de memorias del exconsejero de Seguridad Nacional John Bolton, que asegura que Trump quiso interferir en una investigaci¨®n de la fiscal¨ªa de Berman a un banco p¨²blico turco, para tratar de alcanzar a un acuerdo con el presidente Recep Tayyip Erdogan. La Casa Blanca trat¨® de bloquear la publicaci¨®n del libro, alegando que no cuenta con la preceptiva autorizaci¨®n formal que constate que no revela informaci¨®n clasificada. Pero este mismo s¨¢bado un juez federal ha autorizado su publicaci¨®n.
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