Gabriela, la v¨ªctima que estaba en el lugar equivocado
Una de las fallecidas en el atentado a Omar Garc¨ªa Harfuch era una vendedora de quesadillas de un peque?o pueblo del Estado de M¨¦xico
Despu¨¦s de dos meses de pandemia, Gabriela G¨®mez se dirig¨ªa este viernes a su puesto de quesadillas cuando tuvo la mala suerte de cruzarse entre 30 sicarios del Cartel Jalisco Nueva Generaci¨®n y el veh¨ªculo blindado de Omar Garc¨ªa Harfuch, uno de los hombres m¨¢s amenazados de M¨¦xico. A las 6.35 apenas estaba entrando en una ciudad a¨²n a oscuras cuando a 15 minutos del metro Auditorio, donde cada d¨ªa colocaban su hornillo, el Aveo blanco en el que viajaba qued¨® atrapado en el fuego cruzado de cientos de balas.
Dos horas despu¨¦s, Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de Ciudad de M¨¦xico, confirm¨® que en el atentado que ha conmocionado el pa¨ªs fallecieron tres personas: dos escoltas del jefe de la polic¨ªa y Gabriela G¨®mez. Seg¨²n la versi¨®n de su familia, la v¨ªctima iba en el coche con su marido Jos¨¦ Garc¨ªa, su prima, Tania Sandoval y su cu?ada, Betsaida Garc¨ªa, quienes tambi¨¦n ayudaban con la cocina. Gabriela, de 26 a?os, recibi¨® un disparo en la cabeza y Tania se recupera en un hospital con un balazo en la mano. ¡°?ramos comerciantes¡±, dijo el hermano de Gabriela mientras daba vueltas desorientado por la escena acordonada.
¡°Yo ahorita lo que quiero es saber de mi hermana. Solo le pido a Dios que esas personas que tuvieron la culpa, que Dios se encargue de eso¡±, dijo Rosa G¨®mez, la hermana de Tanya, herida de una mano. Rosa atend¨ªa a los periodistas todav¨ªa conmocionada y recordaba que durante diez a?os su hermana hac¨ªa cada d¨ªa el mismo camino para vender comida en la calle. Con eso manten¨ªa a dos hijas, de tres y nueve a?os.
Toda la familia hab¨ªa llegado de El Potrero, un peque?o pueblo de origen ind¨ªgena de 600 habitantes, a una hora de la elegante avenida Paseo de la Reforma, donde sucedi¨® el atentado. Este viernes era su primer d¨ªa de trabajo, despu¨¦s de dos meses de pandemia obedeciendo a cabalidad la orden de ¡°qu¨¦date en casa¡±, cuando se produjo el enfrentamiento entre los sicarios del Cartel Jalisco, armados hasta los dientes, y los escoltas del funcionario que logr¨® salvar la vida gracias al blindaje.
Una vez que se confirm¨® la muerte de Gabriela, la preocupaci¨®n de sus familiares era encontrar cuanto antes el cad¨¢ver para trasladarlo a su pueblo. ¡°Somos cristianos y nuestra religi¨®n no nos permite la incineraci¨®n, por eso pedimos que nos entreguen su cuerpo completo. Nosotros necesitamos apoyo econ¨®mico, somos de bajos de recursos y no tenemos nada. Ni pap¨¢, ni mam¨¢. Somos solos¡±, relat¨® Rosa a El Universal. Seg¨²n la Fiscal¨ªa de Ciudad de M¨¦xico, hasta el momento hay 12 personas detenidas por el ataque.
Con l¨¢grimas en los ojos, Rosa pidi¨® a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, que los apoye econ¨®micamente porque no han trabajado durante muchas semanas y no cuentan con recursos ni siquiera para el funeral. Los familiares siguieron durante horas desde la banqueta los trabajos periciales llorando con la mascarilla puesta. Obedecieron las indicaciones sanitarias pero nadie les advirti¨® del virus de la violencia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.