¡°La guerra es muy compleja: las decisiones que se toman conducen a la muerte¡±
A punto de cumplirse cuatro a?os de la firma de la paz en Colombia, EL PA?S ofrece una conversaci¨®n del libro ¡®Un mensaje optimista para un mundo en crisis¡¯ (Planeta), del expresidente Juan Manuel Santos, con el ¨²ltimo comandante de las FARC
Guerrillero durante 40 a?os, comandante durante seis de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), con las cuales el Gobierno colombiano firm¨® la paz en 2016, bajo su liderazgo. Hoy se desempe?a como jefe del partido pol¨ªtico FARC y, a pesar de los ataques que ha sufrido por parte de algunos excompa?eros y de enemigos de la paz, ha mantenido una actitud de firmeza frente a su compromiso adquirido, lo que demuestra que en Colombia es posible pactar con los enemigos aun aceptando las diferencias y el dolor causado.
El encuentro tuvo lugar en Fragmentos, el contramonumento hecho con el metal fundido de las armas entregadas por las FARC, concebido por la artista Doris Salcedo y hecho por mujeres v¨ªctimas de violencia sexual del conflicto armado colombiano.
Juan Manuel Santos (JMS): El proceso de paz va a completar casi cuatro a?os. ?Su balance es positivo o negativo? ?Cu¨¢les son los aspectos m¨¢s importantes que no se han cumplido?
Rodrigo Londo?o (RL): Hacer un balance en tan corto tiempo es relativamente dif¨ªcil, pero se pueden destacar cosas. Primero, lo obvio, y es que logramos un acuerdo que termin¨® un conflicto de m¨¢s de 50 a?os. Sin embargo, creo que buena parte de los colombianos no lo hemos valorado con suficiente atenci¨®n y fuerza, y no le hemos dado la importancia de su significado para el futuro del pa¨ªs. En cambio a nivel internacional s¨ª lo valoran, el mundo y especialmente los pa¨ªses que han vivido guerras lo hacen. A m¨ª me llama mucho la atenci¨®n el acercamiento de Alemania por medio del embajador alem¨¢n, quien siempre ha estado pendiente del proceso, conversando y preguntando sobre el tema; y cuando uno habla con alemanes que vivieron la Segunda Guerra Mundial, ellos aprecian lo que significa esto. Tambi¨¦n pienso que los que somos conscientes de la importancia del acuerdo no hemos realizado la pedagog¨ªa necesaria, el problema es que estamos en un mundo supremamente hostil para hacerla.
El acuerdo define las bases m¨ªnimas fundamentales para que paremos el conflicto y comencemos a construir una Colombia mucho mejor, donde haya participaci¨®n y la mayor¨ªa de la sociedad colombiana pueda dar su aporte en funci¨®n de una construcci¨®n de una Colombia en paz.
Tambi¨¦n cabe resaltar que este proceso arranc¨® con desconfianza, creo que del Gobierno hab¨ªa muchas desconfianzas y de parte de nosotros tambi¨¦n, pues ven¨ªamos de varios acuerdos fallidos, donde siempre ¨¦ramos nosotros los que qued¨¢bamos mal. Sin embargo, tenemos la esperanza de que ahora que se est¨¢ decantando la verdad la gente pueda conocer exactamente qu¨¦ pas¨® en cada uno de esos procesos.
JMS: Hablar de esos intentos fallidos es importante porque estamos haciendo una reflexi¨®n de los ¨²ltimos 30 a?os, donde a ustedes los han responsabilizado por esos fracasos y por falta de voluntad en las negociaciones. Tambi¨¦n se dice que ustedes no quer¨ªan negociar sino aprovechar la situaci¨®n para fortalecerse militar o pol¨ªticamente. ?Es eso cierto o el Estado tambi¨¦n incumpli¨® y no quiso hacer la paz?
RL: Desde los procesos que se iniciaron con Belisario Betancur nunca fuimos con la idea de aprovecharnos de las negociaciones para fortalecernos militarmente; lo que siempre quisimos fue tratar de encontrar la salida pol¨ªtica.
En la s¨¦ptima conferencia, que fue una conferencia clave de donde salieron el plan militar y el plan estrat¨¦gico en funci¨®n de tomarnos el poder, sali¨® tambi¨¦n la indicaci¨®n de intentar buscar la salida pol¨ªtica. Esa conferencia, que se dio en el a?o 82, analiz¨® la situaci¨®n pol¨ªtica del pa¨ªs y previ¨® las posibilidades que en el pr¨®ximo Gobierno ¡ªest¨¢bamos en el Gobierno de Turbay¡ª a¨²n sin saber cu¨¢l iba a ser, se podr¨ªan abrir las compuertas para encontrar una salida pol¨ªtica y de di¨¢logo. Fue por esa conferencia que se trabaj¨® con mucha fuerza con Belisario Betancur, adem¨¢s porque dio un primer mensaje positivo, que fue una amnist¨ªa. Evaluando las cosas con calma, Belisario Betancur ten¨ªa toda la intenci¨®n de llegar a un acuerdo, pero desafortunadamente el componente del Estado y algunos colombianos no ten¨ªan esa misma intenci¨®n.
Lo cierto es que al final hubo acuerdo, eso no se me olvida, incluso Marulanda hace muchos a?os me dijo: ¡°Hombre, si esta oligarqu¨ªa hubiera sido inteligente y acepta nuestro acuerdo, nos pone contra la pared¡±. Pero bueno, la historia ir¨¢ contando qui¨¦nes tuvieron que ver con el fracaso de los anteriores acuerdos. Lo que s¨ª quiero reiterar es que no era nuestra intenci¨®n aprovecharnos de las negociaciones para fortalecernos militarmente, lo que s¨ª pas¨® es que al iniciar la guerra aprovechamos las circunstancias para el proyecto militar que dej¨® la s¨¦ptima conferencia.
JMS: Mirando en retrospectiva el acuerdo que usted y yo firmamos, ?hay algo que qued¨® mal? o ?le falt¨® algo fundamental?
RL: Como lo dec¨ªa antes, hab¨ªa mucha desconfianza no solo por parte de ustedes sino de nosotros, pues en a?os anteriores siempre nos llevaban hasta cierto punto para despu¨¦s no cumplir y decir que ¨¦ramos nosotros los que incumpl¨ªamos y los que le mam¨¢bamos gallo al pa¨ªs.
El tema de tierras fue fatal, pues aunque est¨¢ establecido no se defini¨® con claridad, y esa falta de claridad se refleja en los problemas de la reincorporaci¨®n y en la implementaci¨®n integral del acuerdo. Y es que desde el acuerdo con Belisario se dijo: ¡°En el trasfondo del acuerdo est¨¢ el tema de la tierra¡± y desde ese momento en todas las negociaciones se dijo lo mismo, y fue la conclusi¨®n de lo dicho en La Habana. Ahora, hay que ver c¨®mo se puede resolver. Porque si no se resuelve este podr¨ªa ser un proceso de paz fallido y creo que eso no le conviene a nadie. Hay que sensibilizar a la comunidad para que presione al Estado colombiano para que implemente el acuerdo en su integralidad y, sobre todo, en el tema de tierras.
JMS: Estoy de acuerdo, el tema fundamental que falta por implementar es la reforma rural integral. Colombia sigue siendo un pa¨ªs muy atrasado en materia de distribuci¨®n y producci¨®n de la tierra, de manera que estoy de acuerdo con usted y creo que el pa¨ªs necesita avanzar en ese tema. ?Qu¨¦ otro punto le parece que no se ha cumplido?
RL: Hay como cien salvedades, usted lo debe recordar, unas muy sencillas como, por ejemplo, incluir en el Plan Nacional de Educaci¨®n el documento actual de la Comisi¨®n de la Verdad Hist¨®rica del Conflicto, una comisi¨®n que en medio del proceso de La Habana hizo un documento, el cual est¨¢ perdido y que seguramente no est¨¢ en la mayor¨ªa de bibliotecas de los colombianos. Mejor dicho, Colombia no tiene claridad de qu¨¦ se trat¨® ese ejercicio, que fue interesante e importante.
En la reincorporaci¨®n de los guerrilleros no se acept¨® el r¨¦gimen especial de salud que propusimos, y las consecuencias se est¨¢n viendo, pues se nos han muerto muchos compa?eros y compa?eras y cinco ni?os por problemas de salud y desatenciones m¨¦dicas. Adem¨¢s nos ha tocado hacer colectas entre nosotros para poder enterrarlos. Esa partecita falt¨®.
Nosotros nunca pedimos nada regalado, pero s¨ª necesit¨¢bamos condiciones para integrarnos de manera digna a la sociedad colombiana, para poder producir, tener nuestro sustento y poder levantar los proyectos productivos que nos propusimos. Adem¨¢s, exguerrillero que se siente bien integrado a la sociedad es un abanderado de la paz y es un promotor de la misma.
?Qu¨¦ est¨¢ sucediendo ahora? Que estamos en una situaci¨®n supremamente dif¨ªcil y compleja donde les tenemos que decir constantemente a los exguerrilleros que no desfallezcan y que sigan trabajando por la paz, mientras del otro lado hay gente mandando mensajes y pint¨¢ndoles pajaritos de oro.
JMS: ?Se ha sentido arrepentido en alg¨²n momento de lo que hizo? ?Est¨¢n seguros, como hace cuatro a?os, de que hay que seguir consolidando la paz?
RL: Dur¨¦ 40 a?os en la guerrilla, en donde pas¨¦ procesos de todo tipo y nunca me arrepent¨ª, nunca dud¨¦ de haber dado X o Y paso, lo hice consciente y esa misma consciencia fue la que me mantuvo. Este paso que dimos fue muy pensado, muy meditado y, aunque hubo decisiones que me toc¨® tomar a m¨ª solo, la decisi¨®n fue colectiva y fue discutida. Usted mejor que nadie conoce los escenarios que ten¨ªamos, los escenarios que usted permiti¨® para tener una discusi¨®n colectiva, algo de lo cual me quejo porque hubiera sido mucho mejor si en aquella primera reuni¨®n de consulta que hicimos en Venezuela nos deja llevar 20 personas del interior, pero usted no lo permiti¨®, sus razones tendr¨ªa. El caso es que la decisi¨®n no fue m¨ªa, fue una decisi¨®n colectiva, incluso le voy a contar algo que he dicho pocas veces: cuando se aprueba la agenda y ustedes nos la mandan, hubo una oposici¨®n radical liderada por Iv¨¢n M¨¢rquez. Iv¨¢n estaba con otro del Secretariado, pero los dem¨¢s ¨¦ramos conscientes de la correlaci¨®n de fuerzas que hab¨ªa en ese momento, y aunque est¨¢bamos de acuerdo que no era la agenda del Cagu¨¢n ni mucho menos, reconoc¨ªamos que la agenda mandaba mensajes interesantes y que la delegaci¨®n del Gobierno no hab¨ªa ido con ideas preconcebidas a negociar, por lo que hab¨ªamos logrado hacer agenda y mesa en conjunto. Y hubi¨¦ramos sido muy ilusos al pensar que en la mesa ¨ªbamos a lograr la revoluci¨®n que hab¨ªamos so?ado.
Sin embargo, la oposici¨®n a la agenda fue muy fuerte y ese d¨ªa me acost¨¦ con la decisi¨®n de no seguir, pues no hab¨ªamos llegado a un consenso. Dos dec¨ªan que no y el otro respond¨ªa cada dos o tres meses, que era Joaqu¨ªn G¨®mez. Entonces dije: para qu¨¦ meternos a semejante tarea sin consenso, nos toc¨® seguir la guerra. Esa noche me qued¨¦ d¨¢ndole vueltas y vueltas y al final pens¨¦: esto es una responsabilidad con nosotros, con la organizaci¨®n y con Colombia, no podemos seguir mat¨¢ndonos ni poniendo muertos. Al otro d¨ªa escrib¨ª por las redes: ¡°Hay mayor¨ªa, esto va¡±.
JMS: ?Usted se acuerda de la fecha de eso?
RL: No, la fecha no la tengo, pero fue cuando se aprob¨® la agenda y nos la mandaron por radio.
JMS: Muchos han dicho que la guerra es simplemente una prolongaci¨®n de la pol¨ªtica por otros medios, usted fue comandante guerrillero y ahora es jefe de un partido pol¨ªtico. ?En estas circunstancias qu¨¦ es m¨¢s dif¨ªcil?
RL: La guerra es muy compleja porque las decisiones que se tomen conducen a la muerte y a la destrucci¨®n. Si acert¨¢bamos, nos iba bien pero al otro lado le iba mal, y si nos equivoc¨¢bamos nosotros pon¨ªamos los muertos. Afortunadamente ahora las decisiones no conllevan a eso, aun cuando existe un sector que est¨¢ buscando mantener ese clima de violencia, amenazas, chantajes y asesinatos, desafortunadamente no hemos podido parar eso.
Hay compa?eros que dicen ¡°nos est¨¢n matando m¨¢s que en la guerra¡±. Pero no: hay que recordar los muertos que hab¨ªa diariamente de un lado y del otro. Sin embargo, s¨ª es complicado lo que est¨¢ pasando porque no se ha implementado el acuerdo como lo hab¨ªamos pensado. Ese aspecto falt¨®, yo s¨¦ que no es f¨¢cil pero eso en su Gobierno no se trabaj¨® y ahora s¨ª que menos, pues hay una estigmatizaci¨®n que en buena medida viene de funcionarios del Gobierno. Un ejemplo: lo que dijo la ministra sobre el acuerdo genera una situaci¨®n de ambigu?edad y de incertidumbre, ella no puede salir a decir en plena implementaci¨®n que el acuerdo es un acuerdo fallido.
Lo cierto es que ahora no estamos planificando el combate, ahora no nos reunimos para planificar asaltos, ni para hacer inteligencia o para ver c¨®mo hacemos un secuestro, no, ahora es una cosa completamente distinta. Sin embargo, a¨²n tenemos dificultades fruto del mismo proceso, pues creo que lo hicimos con demasiada celeridad. Por ejemplo, la d¨¦cima conferencia la hicimos muy r¨¢pido, si hubi¨¦ramos tenido m¨¢s tiempo hacemos un debate mucho mejor que, estoy seguro, se reflejar¨ªa positivamente en el fen¨®meno interno que tenemos.
JMS: Usted mencionaba el inter¨¦s de Alemania por este proceso. Alemania tuvo una evoluci¨®n muy interesante, pues reconocieron su responsabilidad, pidieron perd¨®n y por eso hoy tiene muy buenas relaciones con los pa¨ªses con los que tuvieron conflicto. Jap¨®n, por el contrario, fue mucho m¨¢s displicente y por eso, en cierta forma, mantiene unas relaciones menos fluidas con los pa¨ªses con que tuvo conflicto. Muchas v¨ªctimas esperan verdad y reconocimiento por parte de ustedes y del Estado. ?C¨®mo ven eso a futuro?
RL: Hay que tener en cuenta que la verdad la ponen como un elemento del juego pol¨ªtico, pues nos exigen que digamos lo que ellos creen que es la verdad. Un ejemplo: a m¨ª me dicen ¡°cu¨¦nteme su verdad¡±, entonces yo le cuento la verdadera historia, c¨®mo comenz¨® esto, ?qu¨¦ me motiv¨® a irme a la guerrilla? Y les digo: ¡°A m¨ª no me motiv¨® el irme a secuestrar, a narcotraficar, a robar o a violar¡±, pero lo que quieren es que uno se pare ante una audiencia y diga: ¡°Yo me dedicaba a esas cosas¡±.
Desde la primera entrevista que di, que fue a Semana, dije que el secuestro hab¨ªa sido una gran equivocaci¨®n nuestra. Incluso me han preguntado que si volviese a iniciar una lucha armada ?qu¨¦ har¨ªa? Y siempre he dicho que erradicar esa pr¨¢ctica. Jacobo Arenas plante¨® varias veces las dimensiones humanas que ten¨ªa ese fen¨®meno. Por otro lado, con Belisario se acord¨® abolirla y aunque nunca lo hicimos porque la conversaci¨®n no continu¨®, ¨¦ramos conscientes de que el tema era antipol¨ªtico. Sin embargo, es cuando uno habla con la gente, con los soldados y polic¨ªas, que nos damos cuenta de lo terrible que fue.
JMS: Cuando me preguntan qu¨¦ era lo m¨¢s dif¨ªcil de ser presidente, incluso ministro de Defensa, digo que era enviar soldados a la guerra y despu¨¦s tener que consolar a sus hijos y a sus viudas. A usted le tocaron situaciones muy complejas, m¨¢s de mil guerrilleros al a?o mor¨ªan en la guerra. ?Cu¨¢l era su situaci¨®n personal y humana frente a eso? ?Qu¨¦ sent¨ªa?
RL: La diferencia es que usted pod¨ªa consolar a las madres, nuestras madres ni siquiera sab¨ªan que sus hijos hab¨ªan ca¨ªdo. Era muy doloroso. Yo ten¨ªa una costumbre con la gente con que andaba y era sentarnos dos o tres d¨ªas a la semana a leer o escuchar noticias y a comentarlas. Pero fruto de la confrontaci¨®n lleg¨® un momento en que ya no hab¨ªa con qui¨¦n hablar, esto nunca lo hab¨ªa dicho, pero creo que los dem¨¢s tambi¨¦n la vivieron, Marulanda tuvo que haberlo vivido. Ven¨ªamos de un ejercicio de la direcci¨®n colectivo, donde manten¨ªamos casi siempre juntos, pero al final las condiciones no lo permit¨ªan y lleg¨¢bamos a un lugar, nos abr¨ªamos y nunca m¨¢s nos volv¨ªamos a juntar. Por mi parte, las reflexiones propias no me atrev¨ªa a escribirlas porque de pronto el que las encontrara no las entend¨ªa y pod¨ªa pensar que uno ten¨ªa miedo.
No poder compartir los pensamientos fue muy duro.
JMS: Sinti¨® lo que llaman la soledad del poder...
RL: No era del poder, porque no era mucho el poder que uno tuviera. Era m¨¢s la soledad de poder discutir, de intercambiar ideas, de tomar decisiones en conjunto, esa ¨²ltima etapa fue muy dura por eso. Esa situaci¨®n tiene mucho que ver con la diferencia entre los bloques, pues hubo un momento en que nos tocaba definir a cada uno por su lado. Uno se preguntaba muchas cosas, pero no llegaban las respuestas.
JMS: Usted tiene un hijo que a¨²n no cumple su primer a?o. En 30 a?os, ?usted es optimista o pesimista sobre la vida de su hijo en este pa¨ªs? ?C¨®mo ve el futuro?
RL: Uno de los aspectos de tener un hijo es que uno se pone a pensar en cosas a las que antes no les paraba muchas bolas, como por ejemplo la muerte. Yo nunca pensaba en eso, pero ahora salgo de la casa y me pregunto: ?ser¨¢ que esta tarde s¨ª vuelvo?
Yo de por s¨ª soy optimista, hemos construido un camino que, si decidimos llevarlo en paz, va a conducir a que Colombia sea un pa¨ªs hermoso en 30 a?os.
JMS: El coronavirus ha sacado a flote muchas de las dificultades del pa¨ªs. ?Cu¨¢les son los retos para la paz despu¨¦s de la pandemia?
RL: Pienso que la pandemia actual se deriva de dos fen¨®menos entrelazados entre s¨ª: el cambio clim¨¢tico y el modelo econ¨®mico neoliberal. Cient¨ªficos de todo el mundo reconocen que la temperatura de nuestro planeta aumenta de tal manera que en unas cuantas d¨¦cadas se presentar¨¢n verdaderas calamidades. El coronavirus es apenas el primer aviso. El cambio clim¨¢tico es producto del capitalismo industrial basado en los hidrocarburos, de una b¨²squeda exagerada de ganancias econ¨®micas a costa de nuestras reservas naturales, de la contaminaci¨®n del aire, la tierra y las aguas. Todos estos fen¨®menos derivados de la actividad humana se han agigantado en las ¨²ltimas d¨¦cadas como consecuencia del modelo econ¨®mico de emprendimiento individual, que impuso la privatizaci¨®n de servicios p¨²blicos fundamentales como la salud y gener¨® una desigualdad econ¨®mica abismal. Por eso vemos que el aislamiento apenas afecta a una minor¨ªa irrisoria, mientras causa efectos devastadores en la mayor¨ªa de quienes trabajan para las empresas, sobreviven en la informalidad o carecen de recursos elementales para vivir.
Mientras la actitud del Gobierno colombiano siga siendo la de rodear de garant¨ªas al gran capital financiero, descuidando a medianos y peque?os empresarios, y arrojando peque?as migajas a la gran masa m¨¢s vulnerable de la poblaci¨®n, el resultado ser¨¢ una suma de estallidos sociales, quiz¨¢s no siempre pac¨ªficos. En Colombia habr¨¢ que distribuir mejor el producto del trabajo colectivo, abrir las puertas a la salud p¨²blica en contrav¨ªa del modelo privatizado que privilegia el lucro sobre la salud. Habr¨¢ que volver los ojos al campo, a la reforma rural integral que no se ha querido implementar, para rodear de est¨ªmulos y facilidades la producci¨®n de alimentos. Depender de la importaci¨®n de alimentos, como termin¨® por ser la regla desde los a?os noventa, es un verdadero atentado contra la soberan¨ªa nacional y la vida de nuestros nacionales. Desde luego que todas estas cosas solo ser¨¢n posibles con un Gobierno que tenga unas prioridades muy distintas a las que tiene el actual. Tengo la seguridad de que si nada cambia, si se insiste en mantener el orden econ¨®mico, social y pol¨ªtico vigente, como si no estuvi¨¦ramos viviendo una situaci¨®n muy delicada que exige profundos cambios, las cosas terminar¨¢n siendo imposibles para todos. Ese es el gran reto que tenemos en el momento presente.
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