Patrimonio de la cat¨¢strofe
La explosi¨®n del martes en Beirut no parece un desgraciado accidente m¨¢s
La explosi¨®n de un almac¨¦n de nitrato de amonio en el puerto de Beirut no parece un desgraciado accidente m¨¢s. Desde luego, nada sugiere que haya tenido que ver con un atentado al uso, como r¨¢pido ha afirmado el siempre compulsivo Donald Trump en Twitter, no se sabe si pensando en el yihadismo o en Ir¨¢n/Hezbol¨¢, poco importa. Tampoco hay indicios de que la haya ocasionado un bombardeo israel¨ª, otro m¨¢s en una ciudad que ha conocido muchos. No, todo apunta a que el acto de terrorismo lo ha perpetrado (por inepcia) la propia clase pol¨ªtica libanesa, contra la que se viene levantando buena parte del pa¨ªs desde hace casi un a?o. Y lo peor es que ahora pretender¨¢ liderar, salvadoramente, la reconstrucci¨®n. Lo que ha ocurrido probablemente es el resultado de la incompetencia y corrupci¨®n de la Administraci¨®n libanesa en todos sus niveles, desde el Gobierno a la autoridad portuaria, que ha reconocido que sab¨ªa del almacenamiento de este material altamente reactivo, pero que durante seis a?os nada ha hecho para sacarlo de unas instalaciones de las que depende el 80% del comercio.
El puerto est¨¢ arrasado, ser¨¢n varios meses, siendo optimistas, los que tarde en volver a estar operativo, pero por lo que se preguntan muchos libaneses hoy es por el trigo y por sus casas, no por el petr¨®leo o los contenedores de mercanc¨ªas de medio mundo: s¨ª, se preguntan por la mera supervivencia, por qu¨¦ va a pasar ahora que el gran silo del pa¨ªs est¨¢ destruido y hay otras 300.000 personas sin techo. As¨ª de b¨¢sicas son las preocupaciones de la mayor¨ªa, que en lo que va de a?o ha visto a la libra libanesa perder la mitad de su valor. El ministro de Econom¨ªa, Raoul Nehme, que hace dos semanas declaraba que la crisis econ¨®mica estaba a punto de hacer del L¨ªbano un Estado fallido, se ha apresurado a anunciar que buscar¨¢ la forma de garantizar el suministro de trigo. ?C¨®mo? Es un misterio: sin su gran salida al Mediterr¨¢neo, con la frontera siria colapsada por la guerra y la israel¨ª cerrada desde 1948, el pa¨ªs est¨¢ m¨¢s encajonado que nunca. Y a las puertas de la depauperaci¨®n: la presi¨®n demogr¨¢fica sobre el empleo, las infraestructuras y el medio ambiente desborda cualquier previsi¨®n (hay un refugiado por cada 2,5 libaneses), y la clase media, pilar del Estado confesional liban¨¦s, es hoy una entelequia.
La sociedad libanesa est¨¢ exhausta tras meses de represi¨®n y la covid-19. Lo que empez¨® el oto?o pasado como una revuelta de la juventud beirut¨ª, prendi¨® r¨¢pido en el norte (m¨¢s sun¨ª) y en el sur (m¨¢s chi¨ª), esto es, m¨¢s all¨¢ de los feudos capitalinos maronitas, simplificando un poco la geograf¨ªa y las confesiones, y se acab¨® convirtiendo en un levantamiento intergeneracional e interconfesional. Hasta consigui¨® la dimisi¨®n del primer ministro Saad Hariri, ¨²ltimo cachorro de una larga saga. Luego vino la pandemia y sus consecuencias, que en el L¨ªbano se han agudizado hasta hacer insoportable la eterna crisis econ¨®mica, pol¨ªtica y social previa.
Luz G¨®mez es profesora de Estudios ?rabes de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.