Gambito trumpista
El plan impulsado por EE UU no era una ocurrencia, sino una estrategia negociada con la derecha evang¨¦lica y jud¨ªa republicana
Israel renuncia a la anexi¨®n de Cisjordania. A cambio obtiene un trofeo singular, ciertamente hist¨®rico: el reconocimiento por parte de Emiratos ?rabes Unidos, pa¨ªs sun¨ª y petrolero del Golfo, el tercer Estado ¨¢rabe que se a?ade a Jordania y a Egipto en la apertura de relaciones diplom¨¢ticas. Todo es circunstancial, es decir, oportunista. Brillante para Benjam¨ªn Netanyahu, encaramado en el despacho de primer ministro para media legislatura, acorralado por la crisis sanitaria y econ¨®mica y con la amenaza de la justicia todav¨ªa sobre su cabeza. Interesante para Donald Trump, que podr¨¢ exhibirlo como resultado efectivo de su disparatado plan de paz de cara a la elecci¨®n presidencial, probablemente con foto, como si fuera Jimmy Carter o Bill Clinton.
Lo m¨¢s relevante es el gambito territorial. El plan construido por su experto, su yerno Jared Kushner, reconoc¨ªa la soberan¨ªa israel¨ª sobre las colonias de los territorios ocupados de Cisjordania, dando as¨ª satisfacci¨®n al irredentismo de quienes reivindican el Gran Israel y, por tanto, la Galilea y la Samaria b¨ªblicas. No era una ocurrencia, sino una estrategia negociada con la derecha evang¨¦lica y jud¨ªa republicana.
Primero se traslad¨® la Embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusal¨¦n, luego se reconoci¨® la soberan¨ªa israel¨ª sobre el Gol¨¢n sirio, m¨¢s tarde fue la capitalidad eterna y finalmente iba a producirse con el plan de paz la anexi¨®n de las colonias en los territorios. Y ha sido la renuncia israel¨ª a este ¨¦xito territorial la que ha facilitado el ¨¦xito diplom¨¢tico. Debidamente matizado por los portavoces oficiosos de Netanyahu: no es renuncia, sino suspensi¨®n moment¨¢nea. Los t¨ªtulos de propiedad otorgados por Yahv¨¦ sobre el Gran Israel b¨ªblico siguen teniendo plena vigencia, por encima de las resoluciones de Naciones Unidas, aunque requieran algo m¨¢s de tiempo y de paciencia.
El acuerdo empez¨® como una mera negociaci¨®n bilateral de cooperaci¨®n sanitaria entre Israel y Emiratos a prop¨®sito de la covid-19, y luego levant¨® el vuelo en otras ¨¢reas. Los territorios ocupados eran el ¨²nico e insalvable obst¨¢culo que quedaba para el salto del reconocimiento, un aut¨¦ntico tab¨² cuya ruptura significa la abierta traici¨®n a la causa palestina formalmente sostenida por todos.
Los ciudadanos de Emiratos podr¨¢n peregrinar a Jerusal¨¦n para orar en la mezquita de Al Aqsa, la segunda en relevancia entre los santuarios isl¨¢micos. Este no es un detalle marginal, sino que permite bautizar el acuerdo con el nombre de Abraham, el patriarca de las tres religiones, y vestirlo como un nuevo paso en el camino de la paz y esperar incluso que tenga un efecto de arrastre, especialmente con Arabia Saud¨ª.
Nada se puede entender en estos s¨²bitos movimientos sin la operaci¨®n de aislamiento y guerra fr¨ªa, y a veces no tan fr¨ªa, contra Ir¨¢n, en la que Estados Unidos, Arabia Saud¨ª y Emiratos han ido en todo momento de la mano. Este es tambi¨¦n un paso enorme en el camino facilitado por Trump de una alianza entre Israel y los pa¨ªses del Golfo en su disputa con Teher¨¢n por la hegemon¨ªa regional.
La Autoridad Palestina no ha contado para nada en este acuerdo a tres, entre Washington, Jerusal¨¦n y Abu Dhabi. A efectos diplom¨¢ticos tiene raz¨®n la dirigente palestina Hanan Ashrawi cuando habla de pu?alada por la espalda, una m¨¢s, y probablemente no ser¨¢ la ¨²ltima. A efectos pr¨¢cticos nada cambia para que todo siga cambiando, siempre a peor, para los palestinos. La portavoz palestina asegura que Israel renuncia a realizar abiertamente lo que ya ha estado haciendo y sigue haciendo desde siempre, ocupar y expulsar a los palestinos de su pa¨ªs.
Siempre hay alg¨²n amarre para la esperanza. La suspensi¨®n de los planes de reconocimiento de las colonias como territorio soberano israel¨ª, aunque sea provisional, mantiene todav¨ªa viva la idea de los dos Estados, uno palestino y otro israel¨ª, que convivan en paz y mutuo reconocimiento y cooperaci¨®n. Nadie cree ya en esta f¨®rmula, pero una victoria dem¨®crata en Estados Unidos el 3 de noviembre podr¨ªa devolverla a la vida.
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