Estrategas rusos para el noticiero m¨¢s popular de Bielorrusia
El aparato represor de Lukashenko extrema el control de los medios: frena la impresi¨®n de peri¨®dicos, bloquea webs y contrata a personal de Mosc¨² para los medios estatales
Mientras los antidisturbios persegu¨ªan y apaleaban a los manifestantes por las calles de Minsk hace dos semanas, en el apogeo de las protestas contra el fraude electoral, el principal informativo de Belarus Uno, el canal m¨¢s importante de la televisi¨®n estatal, abri¨® con una noticia sobre el precio del aceite de colza. ¡°Los agricultores trabajan mejor que nunca, tenemos carne, sal y mantequilla¡±, coment¨® Aleksandr Lukashenko, el l¨ªder bielorruso, durante una reuni¨®n de su Gabinete que difundi¨® ese programa. El popular noticiero, la fuente de informaci¨®n mayoritaria para las personas m¨¢s mayores en Bielorrusia, tambi¨¦n habl¨® de las protestas. Sin embargo, no mencion¨® a los miles de manifestantes que en ese momento permanec¨ªan detenidos en condiciones lamentables, seg¨²n han documentado las organizaciones de derechos humanos. Sus presentadores se centraron en comentar que las movilizaciones se orquestan desde el exterior para desestabilizar el pa¨ªs, como sostiene Lukashenko, mientras difund¨ªan im¨¢genes editadas con supuestos disturbios en las calles e inquietantes testimonios de manifestantes esposados que promet¨ªan no volver a protestar.
En Bielorrusia, uno de los pa¨ªses con los ¨ªndices m¨¢s bajos de libertad de prensa, seg¨²n la organizaci¨®n Reporteros Sin Fronteras, el control de los medios estatales por parte de Lukashenko y su equipo es total. Ahora, cuando el pa¨ªs de Europa del Este vive las mayores protestas de su historia, el aparato represor ha afinado sus t¨¦cnicas y llega a entorpecer la impresi¨®n de los peri¨®dicos. Mientras, los pocos medios independientes que existen afrontan desde hace a?os todo tipo de trabas y represi¨®n; incluido el bloqueo de sus p¨¢ginas web.
Cuando los casos de brutalidad policial empezaron a aflorar y la ira ciudadana iba en aumento por las evidencias de manipulaci¨®n de las elecciones presidenciales, cientos de periodistas y t¨¦cnicos de la televisi¨®n estatal desafiaron a Lukashenko y se declararon en huelga. Algunos pusieron su carta de dimisi¨®n sobre la mesa. Otros muchos que se unieron al paro laboral o respaldaron las protestas fueron despedidos.
El l¨ªder bielorruso prometi¨® resolver la situaci¨®n. Y lo hizo. Ahora, los puestos de algunos de los que renunciaron o fueron despedidos los cubren profesionales rusos llegados para respaldar la Administraci¨®n de Lukashenko, seg¨²n ha reconocido el mandatario bielorruso. ¡°Son sobre todo t¨¦cnicos y estrategas pol¨ªticos; propagandistas¡±, explica Pavel Bikovski, veterano periodista y consultor de medios. Tambi¨¦n han pasado a formar parte del selecto grupo de informadores que acompa?a al dirigente.
Tras la pol¨¦mica, Lukashenko asegur¨® que no suponen ning¨²n coste para las arcas del Estado, mermadas por la crisis econ¨®mica. ¡°?Acaso no puedo encontrar amigos en Rusia para pagar a seis o nueve personas?¡±, plante¨®. Algunos cambios ya se han notado, explica Bikovski. ¡°La propaganda, la l¨ªnea editorial, se ha vuelto m¨¢s activa, m¨¢s clara. Respalda el discurso del Kremlin de que fuerzas externas quieren destruir Rusia y Bielorrusia, de que Occidente est¨¢ en contra de los valores tradicionales y las familias¡±, apunta. ¡°Nuestra televisi¨®n ha empezado a usar v¨ªdeos de RT, m¨¢s activos, o transmisiones en vivo de sus operadores. Se ha usado el t¨¦rmino Bielorrusia y no Belar¨²s, que es como los bielorrusos, incluso los rusoparlantes, se refieren al pa¨ªs. Eso ha causado una gran indignaci¨®n¡±, se?ala.
Los medios estatales han ofrecido tradicionalmente una informaci¨®n ¡°sesgada¡±, apunta la presentadora Anna Shalyutina, que renunci¨® hace unas semanas. Han coreado las visitas de Lukashenko a las granjas, las reuniones de su equipo, sus reprimendas a funcionarios d¨ªscolos. Cuando la semana pasada, durante una visita a la f¨¢brica de tractores de Minsk cientos de trabajadores se encararon con Lukashenko y le reclamaron que desaloje el poder, esos gritos no se escucharon en las informaciones emitidas por los canales p¨²blicos.
El aparato censor funciona como un engranaje bien sincronizado, explica una informadora que a¨²n contin¨²a trabajando en uno de los canales estatales. Explica que en cada uno de los medios, la secci¨®n de Pol¨ªtica es un grupo muy cerrado de unas seis u ocho personas que no comparte datos con el resto de la redacci¨®n y que tiene l¨ªnea directa con la Administraci¨®n presidencial. Si hay alg¨²n asunto en las secciones de Cultura o Sociedad que toca tangencialmente algo pol¨ªtico, los redactores jefe lo comentan con ese equipo. Ahora, explica la informadora, entre sus filas se encuentran asesores pol¨ªticos y de marketing llegados desde Rusia para tratar de limpiar la imagen del presidente seg¨²n su nueva estrategia de enfocarse en los l¨ªderes de la oposici¨®n como los cabecillas de una ¡°revuelta¡± impulsada y ¡°pagada¡± por Occidente, y presentar a Lukashenko como el ¨²nico hombre dispuesto a salvar el pa¨ªs.
¡°Siempre hemos sabido en qu¨¦ pa¨ªs vivimos. Es irreal decir que la gente en los medios se acaba de dar cuenta, pero el nivel de brutalidad policial ha tenido un impacto inmenso¡±, comenta Anna Shalyutina.
Quienes firmaron la petici¨®n para ofrecer ¡°noticias honestas¡± en los medios estatales se han visto se?alados. Muchos, como el periodista Nikita Dementiev, han sido despedidos. ¡°Reclam¨¢bamos poder mostrar las noticias sin censura, lo que est¨¢ sucediendo en el pa¨ªs desde distintas perspectivas, no solo las declaraciones del presidente sino grupos de personas que tienen puntos de vista distintos¡±, cuenta. Al d¨ªa siguiente se les unieron empleados de otras compa?¨ªas estatales. ¡°La gente vio que realmente pod¨ªa cambiar algo. Cre¨ªmos que pod¨ªamos. El tercer d¨ªa pusieron vallas, torniquetes en la entrada de la sede de la televisi¨®n. El personal ya no pudo entrar. Al cuarto d¨ªa todo hab¨ªa terminado. La polic¨ªa custodiaba la entrada y ten¨ªa una lista con personas ¡®no deseadas¡¯¡±, explica. ¡°Yo dije p¨²blicamente que amaba mi trabajo. Que quer¨ªa quedarme y seguir adelante, pero trabajar de forma adecuada, period¨ªstica, sin avergonzarme. Al d¨ªa siguiente de decirlo mi pase fue bloqueado¡±, cuenta.
Rotativas estropeadas misteriosamente
La censura es habitual, pero ahora ha adoptado nuevas caras. Durante las ¨²ltimas dos semanas, las rotativas de la empresa estatal en la que se imprimen las principales cabeceras del pa¨ªs han tenido ¡°problemas t¨¦cnicos¡±. Y varios peri¨®dicos que han informado sobre las protestas, como Komsomolskaya Pravda Belarus, que dio en primera p¨¢gina la fotograf¨ªa de manifestantes agredidos y testimonios de v¨ªctimas de la violencia policial, o Narodnaya Volia no han podido salir durante varios d¨ªas. La ¨²ltima afectada es Belgazeta, una destacada publicaci¨®n semanal de an¨¢lisis e informaci¨®n en ruso. Kirill Zhyvalovich, su director, explica que el lunes fueron informados de que hab¨ªa ¡°ciertas reclamaciones¡± sobre algunos de sus textos. Despu¨¦s, la Casa de la Imprenta, la compa?¨ªa estatal, aludi¨® ¡°problemas t¨¦cnicos¡±.
¡°Hoy experimentamos la censura m¨¢s dura de la ¨²ltima d¨¦cada. Generalmente recibimos una advertencia por nuestras informaciones del Ministerio de Informaci¨®n cada tres semanas, pero lo que est¨¢ sucediendo ahora, unido a estos problemas de impresi¨®n, se asemeja a la imposici¨®n de una ley marcial en el pa¨ªs¡±, se?ala Zhyvalovich.
La Administraci¨®n tiene la sart¨¦n por el mango: la imprenta estatal es la ¨²nica tipograf¨ªa del pa¨ªs. No hay rotativas independientes y la ¨²nica opci¨®n es imprimir en Rusia o Lituania, pero eso, explica el director de Belgazeta, implica algunos problemas log¨ªsticos. EL PA?S no pudo comunicarse con la Casa de la Imprenta.
De momento, la web de Belgazeta sigue operativa, aunque en los ¨²ltimos d¨ªas la Administraci¨®n ha bloqueado m¨¢s de 70 p¨¢ginas vinculadas con la oposici¨®n, organizaciones de derechos civiles o medios independientes; algunos ya se han restablecido. Pero si antes de las protestas hist¨®ricas que vive Bielorrusia el uso de los canales de Telegram para informaci¨®n era grande, la actividad de la app se ha disparado en las ¨²ltimas semanas. El acoso y represi¨®n a los periodistas tambi¨¦n se ha agudizado. Setenta y dos periodistas fueron detenidos mientras cubr¨ªan las protestas, apunta Boris Goretsky, vicepresidente de la Asociaci¨®n de Periodistas de Bielorrusia.
¡°Desafortunadamente la estrategia de la Administraci¨®n ha funcionado¡±, se lamenta Andrej Makajonak, que presentaba un programa de entretenimiento en la televisi¨®n estatal y decidi¨® marcharse hace unos d¨ªas, durante la primera oleada de protestas. ¡°?C¨®mo pod¨ªa decir ¡®buenos d¨ªas¡¯ en mi programa o sonre¨ªr a la c¨¢mara? Parec¨ªa una provocaci¨®n cuando todo el mundo est¨¢ hablando de heridos o muertos durante las protestas¡±, cuenta Makajonak. ¡°Ahora veo a algunos colegas verdaderamente devastados porque renunciaron a sus puestos y a su salario para mostrar su postura pensando que nadie iba a hacer su trabajo y fueron reemplazados en un instante por personal ruso¡±, dice.
Opositores, condenados
Lukashenko ha cambiado de libro de jugadas. El l¨ªder autoritario ha aparcado, por el momento, su pol¨ªtica de detenciones multitudinarias y arbitrarias y se centra ahora en una estrategia m¨¢s moderna que se basa en arrestos selectivos. Ahora han aumentado la presi¨®n sobre los l¨ªderes de la oposici¨®n. Dos de sus cabezas m¨¢s visibles, Sergei Dylevsky, sindicalista, y Olga Kovalkova, estrecha colaboradora de la opositora Svetlana Tijan¨®vskaya, fueron arrestados el lunes y condenados este martes a diez d¨ªas de c¨¢rcel o arresto domiciliario por ¡°organizar una protesta no autorizada¡±.
Mientras, el resto de miembros del consejo coordinaci¨®n, que trata de organizar el di¨¢logo de transici¨®n y reclama nuevas elecciones y la liberaci¨®n de los presos pol¨ªticos, est¨¢n imputados por ¡°tratar de tomar el poder¡±, seg¨²n Aleksandr Lukashenko. Este mi¨¦rcoles tendr¨¢ que declarar la premio Nobel de Literatura, Svetlana Alexi¨¦vich, que m¨¢s que un puesto activo est¨¢ en el consejo como una especie de ¡®autoridad moral¡¯.
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