Trump trata de amarrar la reelecci¨®n agitando el miedo al caos y la ¡°izquierda radical¡±de Biden
El republicano rompe un principio de neutralidad y utiliza la Casa Blanca para aceptar la nominaci¨®n republicana en las elecciones ¡°m¨¢s importantes de la historia¡±
Donald Trump se present¨® este jueves como el ¨²nico garante de la paz y la prosperidad de Estados Unidos ante la amenaza de un Partido Dem¨®crata que describe como aliado entregado al socialismo radical. El presidente acept¨® la nominaci¨®n de los republicanos para la reelecci¨®n en noviembre en un acto provocador, de sello eminentemente trumpista: pronunci¨® el discurso en los jardines de la Casa Blanca, entre grandes vallas de publicidad electoral, donde hasta ahora era sacr¨ªlego celebrar actos de partido. Enfrente, un millar de asistentes sin mascarillas sin la distancia de seguridad aconsejada para evitar los contagios de coronavirus. Al otro lado de la valla, un grupo de manifestantes protestaba contra el mandatario.
¡°Nosotros estamos aqu¨ª, ellos no¡±, dijo hacia el final de un discurso de cerca de 50 minutos con el mismo tono que sus m¨ªtines, arrancando risas del p¨²blico, mof¨¢ndose de Joe Biden y pronunciando sin cesar su nombre (41 veces, seg¨²n el c¨¢lculo de la CNN). ¡°Joe Biden es d¨¦bil. Sigue las ¨®rdenes de progresistas hip¨®critas que hunden sus ciudades¡±, recalc¨® entre aplausos.
El republicano, que se enfrenta a la reelecci¨®n con en medio de una crisis econ¨®mica y sanitaria, est¨¢ agitando el miedo los dem¨®cratas aprovechando los disturbios de este verano en las ciudades de Gobierno progresistas. Esta noche se refiri¨® a Minneapolis, Chicago, Portland, Nueva York y tambi¨¦n Kenosha (Wisconsin), donde se ha desatado una nueva ola de protestas contra la brutalidad policial.
Se dirigi¨® a los estadounidenses con las im¨¢genes de coches y comercios quemados el d¨ªa anterior en Kenosha bien frescos en la retina y trat¨® de asociarlos al candidato presidencial dem¨®crata. ¡°Si dan el poder a Biden, la izquierda radical cortar¨¢ los fondos de los departamentos de orden de todo el pa¨ªs¡±, alert¨®, a pesar de que el exvicepresidente se ha mostrado contrario a esa reivindicaci¨®n del sector m¨¢s escorado a la izquierda del partido.
El 3 de noviembre est¨¢ condenado a ser un choque de trenes entre dos vertientes de Estados Unidos. La de la ciudad dem¨®crata frente a la del pueblo republicano, la que grita ¡°descapitalicen la polic¨ªa¡± y la que alerta contra la anarqu¨ªa, la que quieren acabar con las patrullas migratorias y la que quiere levantar un muro en la frontera con M¨¦xico. La realidad no es esa, claro. La polarizaci¨®n olvida a los millones de ciudadanos que quieren medidas contra el racismo sist¨¦mico y no por ello reniega de las fuerzas de seguridad, que quieren una sanidad p¨²blica, pero no eliminar los seguros privados.
El sentimiento del votante moderado, el que duda y, al final, determina las urnas, no aparece sin embargo en el paisaje de campa?a. No existi¨®, desde luego, esta noche en los jardines de la Casa Blanca. ¡°Si el Partido Dem¨®crata quiere ponerse del lado de anarquistas, agitadores, saqueadores y gente que quema banderas, es cosa suya, yo no ser¨¦ parte de ello como presidente¡±, apunt¨®. El exalcalde republicano de Nueva York Rudy Giuliani rem¨® en la misma direcci¨®n con un discurso en el que alert¨®: ¡°No dejen que los dem¨®cratas hagan con Estados Unidos lo que han hecho con Nueva York¡±.
Parafraseando las palabras del vicepresidente, Mike Pence, la noche anterior, Trump dijo que ¡°nadie estar¨¢ a salvo en los Estados Unidos de Biden¡±. Retrat¨® al exvicepresidente de la era Obama como un t¨ªtere de la izquierda radical, que pretende dejar el pa¨ªs a merced de anarquistas violentos, frente a un Gobierno, el suyo, que quiere proteger la identidad y la paz estadounidense. ¡°Nos hemos pasado cuatro a?os revirtiendo el da?o que Joe Biden ha infligido en 47 a?os¡±, se?al¨® el mandatario.
El discurso del Partido Dem¨®crata ha girado a la izquierda en los ¨²ltimos a?os, pero el vicepresidente de la era Obama representa precisamente la corriente m¨¢s centrista, que se impuso en las primarias frente a los candidatos m¨¢s escorados. El discurso del republicano, sin embargo, parece calcado del que hubiese aplicado frente a un contrincante como el socialista Bernie Sanders. De hecho, se refiri¨® varias veces al senador de Vermont en su discurso, al que tild¨® de ¡°loco Bernie¡±, y asegur¨® que ha coescrito el programa de Biden. Para hablar este, se refiri¨® en todo momento al ¡°manifiesto de Bernie y Biden¡±, una forma de poner en la papeleta el nombre de un pol¨ªtico mucho m¨¢s inc¨®modo para los dem¨®cratas moderados, pese a que no es el candidato.
Nada, sin embargo, tan radical como la plataforma republicana, que esta vez gira solo en torno a una sola idea: la persona de Donald J. Trump. Por primera vez en su historia, el Comit¨¦ Nacional Republicano ha decidido no adoptar un nuevo programa electoral, sino que ¡°continuar¨¢ apoyando entusiastamente la agenda de ¡®Am¨¦rica Primero¡¯ del presidente¡±.
El alma de la naci¨®n de Biden frente al sue?o americano de Trump
Trump plante¨® la elecci¨®n como una encrucijada en la que Estados Unidos se juega su ser o no ser. ¡°Estas son las elecciones m¨¢s importantes de la historia, en ning¨²n momento los votantes se han enfrentado a una elecci¨®n m¨¢s clara entre dos partidos, dos visiones, dos filosof¨ªas o dos agendas. Estas elecciones decidir¨¢n si salvamos el sue?o americano o si permitimos que una agenda socialista derribe nuestro querido destino¡±, se?al¨® en su discurso. Ese es uno de los pocos aspectos en los que ambos candidatos est¨¢n de acuerdo, ya que Biden tambi¨¦n plantea la cita en las urnas como la hora de la verdad para ¡°el alma de la naci¨®n¡±.
Es, en todo caso, la hora de la verdad para muchas naciones. Medio mundo mira a estas elecciones con el coraz¨®n encogido. De su resultado depende buena parte del el futuro del comercio global, los acuerdos del clima, la estabilidad de los tratados de defensa.
El republicano sac¨® pecho por el aumento de las contribuciones de los aliados de la OTAN o por la negociaci¨®n del nuevo acuerdo comercial con Canad¨¢ y M¨¦xico, el nuevo Nafta. Defendi¨® su err¨¢tica gesti¨®n de la pandemia, que se ha cobrado cerca de 180.000 vidas en Estados Unidos, y se reivindic¨® como el presidente que m¨¢s va a luchar por la industria estadounidense. ¡°Reconstruiremos la mejor econom¨ªa de la historia¡±, asegur¨®. La econom¨ªa estadounidense atravesaba el periodo de crecimiento m¨¢s largo de su historia cuando estall¨® esta ins¨®lita crisis mundial. Pese a la debacle, sus bases valoran el recorte de impuestos, la desregulaci¨®n y su discurso de duro negociador.
La noche fue, en resumen, una cata de lo que viene en las dos pr¨®ximas semanas. Los dem¨®cratas presentaron en su convenci¨®n a inmigrantes o familiares de fallecidos por coronavirus, Trump ha llevado este jueves a la viuda de Davi Dorn, un polic¨ªa negro jubilado, de 77 a?os, que muri¨® a principios de junio en los disturbios de San Luis (Misuri) mientras trataba de proteger una tienda durante un saqueo. Tambi¨¦n a los padres de la cooperante estadounidense, Kayla Mueller, secuestrada y asesinada por el ISIS. Dos ¨¢ngulos.
La hija y asesora de Trump, Ivanka, que le present¨® y pronunci¨® uno de los discursos m¨¢s protag¨®nicos de la convenci¨®n, resumi¨® as¨ª los tres a?os y medios de su padre en la Casa Blanca: ¡°Washington no ha cambiado a Donald Trump, Donald Trump ha cambiado Washington¡±.
El acto termin¨® con el aria Nessum Dorma, de la ¨®pera Turandot, que suele sonar el m¨ªtines del republicano. Esta vez, sin embargo, no sal¨ªa de los altavoces en un estadio, sino desde el balc¨®n de la mism¨ªsima Casa Blanca, intepretado por el tenor Christopher Macchio. Luego, los fuegos artificales iluminaron el National Mall y los grandes monumentos a Lincoln y George Washington, como si fuera el 4 de julio.
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