Primarias dem¨®cratas: el ¡®establishment¡¯ eres t¨²
La resurrecci¨®n electoral de Joe Biden se apoya en el salvamento de la vieja guardia dem¨®crata, pero refrendada con entusiasmo por los votantes
Si la sacudida global del coronavirus no altera el calendario, Joe Biden avanza en las primarias dem¨®cratas como firme favorito para ganar la nominaci¨®n y retar a Donald Trump en las presidenciales de noviembre. El Supermartes del 3 de marzo lo coloc¨® en cabeza, las votaciones del pasado 10 lo reforzaron y este martes Arizona, Florida, Illinois y Ohio pueden dejar la carrera vista para sentencia. Su resurrecci¨®n ante el rival izquierdista Bernie Sanders ha marcado uno de los giros electorales m¨¢s agudos de la pol¨ªtica moderna estadounidense, solo posible despu¨¦s de una alineaci¨®n de astros ¨Dy, sobre todo, de pol¨ªticos¨D refrendada con entusiasmo por millones de votantes.
La operaci¨®n del salvamento de Biden comienza el 26 de febrero con un apoyo importante, el del congresista de Carolina del Sur, Jim Clyburn, uno de los pol¨ªticos afroamericanos m¨¢s influyentes de Estados Unidos y jefe de la bancada de los dem¨®cratas en la C¨¢mara de Representantes. Dos d¨ªas despu¨¦s, el exvicepresidente arrasa en ese Estado con 30 puntos de diferencia. El empresario Tom Steyer deja la campa?a esa noche. El joven exalcalde Pete Buttigieg le sigue el domingo. Amy Klobuchar, el lunes. Y ambos piden el voto para Biden. Buttigieg, lo hace tras hablar con Barack Obama. Este, igual que Nancy Pelosi y otras voces relevantes de la vieja guardia dem¨®crata, lleva meses alertando contra mensajes demasiado revolucionarios en las urnas mientras la candidatura de Sanders no deja de crecer. Hasta Carolina del Sur. La posterior eliminaci¨®n del rivales en el sector moderado surte efecto: el vicepresidente de la era Obama pasa de cad¨¢ver pol¨ªtico a l¨ªder de la campa?a.
Sanders se expres¨® con amargura. ¡°El establishment ha presionado mucho a Pete Buttigieg y a Amy Klobuchar. Conozco a ambos y han trabajado muy, muy duro. Pero, de repente, justo antes del Supermartes, anunciaron su retirada¡±, dijo en una entrevista televisiva, ¡°si no se hubiesen retirado, que fue sorprendente para muchos, hubi¨¦semos ganado Minnesota, Maine, Massachusetts. El resultado habr¨ªa sido diferente¡±.
Los aludidos replicaron. ¡°Lo que fue bonito de anoche¡±, dijo Klobuchar en la cadena CBS, en referencia al mitin de Dallas en el que respaldaron a Biden, ¡°es que ten¨ªas al alcalde Pete, y a Beto O¡¯Rourke, que ha electrizado Texas en la campa?a del Senado, [perdi¨® por poco ante Ted Cruz, algo rese?able en un feudo conservador], y me ten¨ªas a m¨ª¡±. ¡°Yo simplemente no creo que seamos la cara del establishment¡±, recalc¨® la senadora de Minnesota, ¡°yo creo que somos caras nuevas en nuestro partido¡±. ¡°Yo no tengo la experiencia del establishment de Washington, pero creo que hace falta algo diferente para derrotar a Trump¡±, sol¨ªa decir Buttigieg en campa?a.
El establishment siempre est¨¢ en otra parte. La partida de nacimiento del t¨¦rmino en el sentido moderno de la pol¨ªtica no est¨¢ clara, aunque se le atribuye al periodista brit¨¢nico Henry Fairlie, en los cincuenta. El rasgo m¨¢s com¨²n a la hora de definirlo lo dio otro reportero, Richard Rovere, en un ensayo de 1961 (The American Establishment): ¡°Una caracter¨ªstica de la mayor¨ªa de pensadores y escritores que se han dedicado a este tema es que lo definen de tal manera que ellos se colocan fuera de ¨¦l e incluso se sit¨²an como v¨ªctimas¡±.
Un veterano de la pol¨ªtica del Congreso de Washington como Bernie Sanders se considera adversario del establishment. Donald Trump, un magnate de Manhattan, hijo de millonario, lleg¨® a la Casa Blanca a lomos de un discurso antiestablishment. Buttigieg, un alumno de Harvard, exconsultor de McKinsey y cercano a las estructuras de poder del Partido Dem¨®crata desde joven, tampoco se considera miembro del club. Ni en 2008, cuando ret¨® ¨Dy venci¨®¨D a Hillary Clinton en las primarias, era Barack Obama el supuesto elegido del establishment.
Las urnas bendijeron el apoyo a Biden en la primera cita electoral tras la eliminaci¨®n de moderados, el Supermartes del 3 de marzo. El exvicepresidente gan¨® 10 de los 14 estados, algunos muy significativos. Por ejemplo, arras¨® en Virginia, un eEstado al que las encuestas hab¨ªan estado dando como perdedor, por 30 puntos porcentuales, la misma diferencia que en Carolina del Sur. No solo se impuso a Sanders, sino tambi¨¦n a un candidato moderado como Mike Bloomberg, que hab¨ªa gastado 12 millones de d¨®lares en anuncios en ese territorio (frente a los 200.000 del exvicepresidente). Y adem¨¢s, ocurri¨® con el mayor nivel de participaci¨®n de la historia, otro elemento clave ante un rival como el senador de Vermont, que precisamente abona buena parte de su ¨¦xito a la movilizaci¨®n.
Resulta que s¨ª la ha habido, pero no se ha traducido en un aluvi¨®n de j¨®venes sanderistas, sino entre los moderados. La participaci¨®n juvenil se ha mantenido estable o bajado respecto a 2016 en la mayor parte de Estados que han votado hasta ahora, seg¨²n las encuestas a pie de urna analizadas por el director de sondeos de Real Clear Politics.
Bloomberg, el magnate y exalcalde de Nueva York, decidi¨® tambi¨¦n suspender su campa?a al d¨ªa siguiente y pidi¨® el voto para Biden. Dos d¨ªas despu¨¦s del Supermartes, se retir¨® Elizabeth Warren, la senadora de Massachusetts conocida por su discurso izquierdista y cr¨ªtico con Wall Street, rival de Sanders en ese flanco ideol¨®gico del electorado. Su retirada, sin embargo, tampoco rescat¨® al pol¨ªtico de Vermont en las siguientes primarias, con la importante derrota de Michigan. El establishment eran todos.
La vieja guardia republicana de 2016
El resurgimiento de Joe Biden en las urnas ante el tir¨®n de un outsider como Bernie Sanders se ha comparado estos d¨ªas en muchos an¨¢lisis y tertulias con las primarias republicanas de 2016, cuando el establishment de ese partido, tambi¨¦n preocupado por el ascenso de Donald Trump, result¨® incapaz de unirse en torno a una candidatura.
Pero hay diferencias entre esta y aquella contienda electoral. El rival de Sanders mejor situado, pese a las flaquezas de su candidatura (las frecuentes meteduras de pata en p¨²blico, la limitada ret¨®rica, el escaso atractivo entre los j¨®venes), es de perfil ideol¨®gico centrista o moderado y goza de buena popularidad entre los votantes. Cerca del 80% de los dem¨®cratas tiene buena opini¨®n del exvicepresidente, seg¨²n Gallup.
En 2016, sin embargo, el ¨²nico rival que tos¨ªa a Trump a estas alturas era el senador texano Ted Cruz, que no pod¨ªa ejercer de alternativa centrista porque se hallaba mucho m¨¢s escorado a la derecha que Trump, con lo que no pod¨ªa erigirse en opci¨®n aglutinadora, aunque sus modales pol¨ªticos se movieran en la ortodoxia de Washington. Adem¨¢s, resultaba mucho menos popular que Trump. En mayo de 2016, el 59% de los republicanos ten¨ªa opini¨®n favorable del hoy presidente, frente al 45% del senador Cruz.
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