Condenados a vivir bajo la amenaza del fuego en Portugal
Un 40% de los municipios continentales del pa¨ªs sufre da?os por los incendios en un ¨¢rea equivalente a m¨¢s de la mitad de su territorio entre 1990 y 2017
El fuego llama todos los veranos a la puerta de Jos¨¦ Manuel Morgado, un alba?il de 55 a?os que vive con su esposa y una de sus hijas en una vivienda semiaislada en el centro de Portugal. El pasado mes tuvo que salir a combatir las llamas hombro a hombro con sus vecinos para impedir que arrasaran con todo. ¡°El fuego lleg¨® a estar a menos de 30 metros de nuestra casa¡±, cuenta durante una conversaci¨®n telef¨®nica. Despu¨¦s enumera los a?os m¨¢s duros: ¡°2000 fue el peor para nosotros, pero tambi¨¦n han sido terribles 2002, 2006, 2010, 2013, 2017...¡±. ¡°En la parte psicol¨®gica, vivir con esta amenaza lo vuelve a uno receloso¡±, se lamenta, ¡°nuestro sentido humano queda afectado. Nadie sabe el peligro, la preocupaci¨®n, por los que pasamos en estas situaciones¡±.
Portugal es uno de los pa¨ªses del mundo m¨¢s golpeado por los incendios forestales. El a?o pasado fue el miembro de la UE con el mayor porcentaje de territorio quemado y el quinto en n¨²mero de hect¨¢reas arrasadas (34.661, por detr¨¢s de Rumania, Espa?a, Italia y Francia), seg¨²n datos del Sistema Europeo de Informaci¨®n sobre Incendios Forestales. En 2017, el pa¨ªs vecino toc¨® fondo con al menos 537.143 hect¨¢reas perdidas a manos del fuego ¡ªel equivalente a casi el triple del ¨¢rea total de Guip¨²zcoa¡ª, de acuerdo con el Instituto de Conservaci¨®n Natural y Forestal (ICNF). Las llamas se ensa?aron ese a?o con la localidad de Pedr¨®g?o Grande: m¨¢s de 60 habitantes murieron, otros 250 resultaron heridos y unas 55.000 hect¨¢reas quedaron reducidas a cenizas. Los n¨²meros de los a?os posteriores est¨¢n muy lejos de ese nivel de devastaci¨®n, pero la situaci¨®n para la poblaci¨®n amenazada no deja de ser agobiante: este a?o, el peor desde 2017, ya han ardido m¨¢s 36.343 hect¨¢reas.
¡°Es sencillamente imposible imaginarse que alg¨²n d¨ªa va a dejar de haber incendios¡±, se resigna Morgado, quien vive en una localidad boscosa llamada Vila do Carvalho, en la que adem¨¢s de robledos (la traducci¨®n literal de su nombre es Villa del Roble) proliferan sobre todo los pinares, una de las especies que sirve m¨¢s f¨¢cilmente de pasto para el fuego. Se usa en la producci¨®n de celulosa y es m¨¢s rentable que otros cultivos, por lo que se ha expandido a lo largo del pa¨ªs. Vila do Carvalho est¨¢ ubicada adem¨¢s en Castelo Branco, provincia en la que ha ardido una cuarta parte de todas las hect¨¢reas quemadas en territorio nacional en lo que va del presente curso.
¡°Reo del taimado fuego¡±, el pa¨ªs parece condenado a una de las bolsas del octavo c¨ªrculo del Infierno de Dante. El ingeniero ge¨®grafo Lu¨ªs Correia Antunes, jefe de delegaci¨®n de la Direcci¨®n General del Territorio de la Regi¨®n Centro, enumera en la p¨¢gina web de un proyecto de divulgaci¨®n educativo personal varias de las causas: ¡°El aumento inequ¨ªvoco y continuo de las temperaturas medias, el despoblamiento del interior, con el consecuente abandono de los terrenos de cultivo, as¨ª como la falta de ordenamiento territorial¡±.
Antunes proces¨® el a?o pasado informaci¨®n disponible en las bases de datos del ICNF para la elaboraci¨®n de tres mapas sobre el fen¨®meno de los incendios en su pa¨ªs. Los resultados han sido muy reveladores: un 40% de los 278 municipios continentales de Portugal ha visto quemada un ¨¢rea equivalente a m¨¢s de la mitad de su territorio entre 1990 y 2017. Los municipios de Cinf?es (norte) y Ma??o (centro) han sido los peor castigados en este periodo con p¨¦rdidas de casi el doble de su ¨¢rea total.
¡°Ya te puedo decir que como l¨ªder local vivo todos los veranos con el coraz¨®n en la mano¡±, afirma Pedro Leit?o, de 48 a?os, presidente de la junta municipal de Cantar-Galo e Vila do Carvalho. ¡°Lo m¨¢s triste es que generalmente hay un criminal detr¨¢s¡±, agrega. Los vecinos de la regi¨®n sospechan que el incendio m¨¢s reciente, que lleg¨® cerca de la casa de Morgado, fue obra de un pir¨®mano. Los incendiarios han causado una tercera parte (32%) de las conflagraciones este a?o en todo el pa¨ªs. ¡°El problema de fondo¡±, contin¨²a Leit?o, ¡°es que el interior de Portugal est¨¢ despoblado, toda la gente se ha ido o al litoral o al exterior. Ya no hay la misma relaci¨®n de las personas con el bosque, no hay ni siquiera qui¨¦n lo cuide¡±. Tras el desastre de 2017, el Gobierno ha hecho obligatoria la limpieza de los terrenos que est¨¢n cerca de las viviendas, pero la medida no ha sido del todo exitosa. ¡°Para muchas personas que no llegan a reunir un salario m¨ªnimo trabajando la tierra es mejor pagar la multa que limpiar los terrenos¡±, se?ala Nuno Pereira, de 40 a?os, portavoz de la organizaci¨®n de ayuda a las v¨ªctimas de los incendios Maavim. ¡°Y es peor todav¨ªa cuando hay abriles lluviosos, como este a?o. Los que limpiaron en marzo tuvieron que volver a hacerlo despu¨¦s, eso es insostenible para mucha gente¡±, complementa.
La atomizaci¨®n de las parcelas en herencias sucesivas, coinciden activistas y expertos consultados, pone en desventaja a los propietarios para competir con grandes productores agr¨ªcolas por los fondos p¨²blicos que les ayudar¨ªan a lidiar mejor con los incendios. En medio de esa continua parcelaci¨®n, muchos terrenos quedan abandonados sin registro catastral, lo que agrava el problema ante la dificultad de gestionar las limpiezas en esos lugares.
El Gobierno ha reforzado la capacidad operativa de los bomberos y ha aprobado el apoyo durante 20 a?os de 80 a 150 euros por hect¨¢rea para los propietarios que reemplacen especies muy inflamables como el pino rodeno y el eucalipto por otras especies, entre otras medidas incluidas en el Plan Nacional de Gesti¨®n Integrada de Fuegos Rurales, presentado el pasado junio con dos a?os de retraso (se esperaba desde 2018). ¡°Nosotros no queremos ser simplemente la casa de veraneo de la gente de Lisboa¡±, se queja Leit?o, ¡°nosotros vivimos aqu¨ª y somos los que cuidamos la naturaleza. Pero la ayuda que recibimos es insuficiente¡±.
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