La infancia interrumpida por una tragedia olvidada en Brasil
600 d¨ªas despu¨¦s del deslave de Vale en Brumadinho los supervivientes siguen lidiando con las p¨¦rdidas, agravadas por los efectos de la pandemia de coronavirus. El 82% tiene signos de estr¨¦s postraum¨¢tico

¡°Solo quiero recuperar mi libertad¡±. Es lo que m¨¢s piden los ni?os y adolescentes que vieron c¨®mo su vida cambiaba hace m¨¢s de 4 a?os, cuando se rompi¨® la presa de Fund?o, de la empresa minera Samarco, y form¨® un tsunami de residuos mineros que se trag¨® la aldea rural de Bento Rodrigues, en Mariana, en el Estado de Minas Gerais, y afect¨® a otros distritos de la regi¨®n. La avalancha de barro mat¨® a 19 personas y dej¨® un rastro de destrucci¨®n a lo largo de m¨¢s de 600 kil¨®metros, desde la cuenca del R¨ªo Doce hasta la costa del Estado de Esp¨ªrito Santo. El mayor desastre ambiental de la historia de Brasil parece lejano despu¨¦s de que otra avalancha, la del coronavirus, cambiara el mundo. Pero para los supervivientes no lo es.
Despu¨¦s de la tragedia, las familias de las v¨ªctimas fueron reubicadas en casas de alquiler en Mariana ¡ªuna ciudad de unos 60.000 habitantes¡ª y comenzaron a recibir una ayuda financiera de un salario m¨ªnimo, m¨¢s el 20% por cada dependiente y una cesta b¨¢sica. Sin embargo, volver a empezar no ha sido f¨¢cil para los j¨®venes, que, adem¨¢s de la tragedia de perder a conocidos o tener que abandonar la aldea donde crecieron, todav¨ªa tienen que hacer frente a las limitaciones impuestas por la pandemia, que amplifican los s¨ªntomas de ansiedad, estr¨¦s y depresi¨®n.
¡°El aislamiento social es muy grande por la diferencia que hay entre la vida rural que ten¨ªan y la vida urbana. Aunque ya hayan pasado 4 a?os, este cambio sigue siendo muy evidente. Los propios padres tambi¨¦n tienen miedo de permitir que los ni?os jueguen libremente o que los adolescentes salgan, temen los peligros de la ciudad¡±, explica la psic¨®loga Maira Almeida, coordinadora del equipo Convivir, un proyecto de la Secretar¨ªa de Sanidad de Mariana que tiene el objetivo de acompa?ar y asistir a los afectados por la ruptura de la presa. Como cada exvecino vive en un barrio diferente, las redes familiares y de amistad tambi¨¦n se han distanciado f¨ªsicamente.
Adem¨¢s de tener que adaptarse al nuevo territorio, los ni?os tambi¨¦n sufren prejuicios y bullying. "Los vecinos de Mariana los acosan. Al principio, cuando iban a las mismas escuelas, los llamaban ¡°pies de barro¡± y cosas similares. Muchas veces, les culpaban de que hubiera cerrado Samarco. Lo que dicen los ni?os es una reproducci¨®n de lo que dicen los adultos", explica la psic¨®loga. Antes del inicio de la pandemia, aunque los j¨®venes de los pueblos afectados estudiaban en escuelas creadas solo para ellos, se dec¨ªa que evitaban circular por la ciudad con el uniforme de la Escuela Municipal de Bento Rodrigues, por ejemplo. ¡°Borran su propia identidad. Lo que tambi¨¦n dificulta la interacci¨®n¡±, se?ala Almeida.
La tragedia tambi¨¦n ha provocado graves consecuencias para la salud mental de los j¨®venes afectados. Un estudio realizado en 2017, dos a?os despu¨¦s de que se rompiera la presa, mostr¨® que el 82% presentaba signos de estr¨¦s postraum¨¢tico. Realizado por el N¨²cleo de Investigaci¨®n en Vulnerabilidad y Salud de la Universidad Federal de Minas Gerais, el estudio escuch¨® a 276 v¨ªctimas individualmente, el 42% de las cuales eran ni?os y adolescentes. El 91,7% de esos j¨®venes fueron testigos del desastre y el 8,3% recibieron noticias traum¨¢ticas como resultado de la ruptura de la presa.
¡°Tuvimos muchos casos de estr¨¦s al principio. Pero ya no es principal problema, ahora lo es la cuesti¨®n de la adaptaci¨®n, de las limitaciones. Hay una especie de suspensi¨®n de la infancia. Dicen que volver¨¢n a ser ni?os cuando regresen a Bento¡±, dice Almeida. Pero la psic¨®loga trabaja para que los j¨®venes acepten que no volver¨¢n a la aldea o a cualquier otra comunidad afectada, ya que se ir¨¢n a vivir a otro lugar.
La indefinici¨®n de la fecha en la que finalmente podr¨¢n a volver a empezar en nuevas comunidades tambi¨¦n genera ansiedad entre los j¨®venes, sin mencionar los impactos de la pandemia en sus expectativas. Los reasentamientos familiares ten¨ªan que llevarse a cabo en 2019, seg¨²n un acuerdo entre Samarco y el Gobierno de Minas Gerais. Sin embargo, la fecha l¨ªmite se pospuso hasta el 27 de febrero de 2021 y las familias afectadas creen que podr¨ªa aplazarse de nuevo, ya que las obras est¨¢n muy retrasadas y la pandemia de coronavirus lo ha paralizado todo en el mundo.
¡°Siempre que hay estos aplazamientos, la familia se moviliza y eso termina apareciendo en el discurso de los ni?os. El intento de adaptarse a la ciudad ya ha llevado a algunas familias a mudarse hasta 14 veces en estos cuatro a?os¡±, dice. Unos 70 profesionales ¡ªentre m¨¦dicos, enfermeros, asistentes sociales y psic¨®logos¡ª contratados por Renova, una fundaci¨®n creada para pagar las indemnizaciones y la reparaci¨®n de los da?os causados por la tragedia, trabajan en Mariana y Barra Longa para ayudar a los afectados.
Los hu¨¦rfanos de Brumadinho
Los ni?os y adolescentes de Brumadinho tambi¨¦n sienten las consecuencias de otra gran tragedia. A diferencia de Mariana, donde la mayor¨ªa sufre los efectos del desplazamiento de su hogar y el trauma de haber presenciado la tragedia, una gran parte de los afectados por la ruptura de la presa de la empresa minera Vale en Brumadinho sigue atravesando ¡ªun a?o y medio despu¨¦s del desastre¡ª la fase de duelo por los 270 muertos en la avalancha de residuos t¨®xicos.
Esposas y maridos, abuelos y t¨ªos tuvieron la dura tarea de explicar a los ni?os, de la noche a la ma?ana, la muerte y ausencia de padres y madres. En el caso de los gemelos Ant?nio y Geraldo, hijos de Juliana Resende y Dennis Augusto, el dolor se duplica. Perdieron a su padre y a su madre. De momento, para los beb¨¦s menores de 2 a?os, los dos se han convertido en estrellas en el cielo.
¡°Los ni?os tienen experiencias propias y, a menudo, no pueden elaborar racionalmente lo que sienten o la explicaci¨®n de los familiares no les parece suficiente y empiezan a enfermar. A menudo, el s¨ªntoma de la depresi¨®n es la irritabilidad constante y el aislamiento¡±, explica Rodrigo Chaves Nogueira, psic¨®logo del equipo de salud mental de Brumadinho. La empresa minera Vale no informa cu¨¢ntos menores quedaron hu¨¦rfanos por la tragedia, a pesar de haber registrado a todas las familias para las indemnizaciones.
¡°En los primeros meses, tuvimos casos graves y agudos en ni?os. Los que estaban muy apegados a una v¨ªctima mostraron los s¨ªntomas m¨¢s r¨¢pidamente, pero los que estaban distantes tardaron m¨¢s. A partir del tercer mes, hubo m¨¢s casos. Muchos ni?os tambi¨¦n quer¨ªan mudarse de la zona afectada¡±, explica. Los s¨ªntomas m¨¢s comunes son la depresi¨®n, la ansiedad y el terror nocturno. Hoy hay un registro activo de 590 ni?os en el Centro de Atenci¨®n Psicosocial de la ciudad. Muchos ya estaban siendo atendidos antes de la tragedia.
Nogueira se?ala que el tiempo que se tard¨® en encontrar los cuerpos de las v¨ªctimas y los entierros en ata¨²des cerrados dificultaron que los ni?os hicieran el luto normalmente. ¡°En C¨®rrego do Feij?o [un barrio muy afectado por los residuos], un ni?o de siete a?os constru¨ªa constantemente una minipresa de barro, echaba agua y se romp¨ªa. Repet¨ªa la escena para tratar de entender la situaci¨®n, algo muy doloroso. Otro agarraba un marco con la foto de su padre, lo pon¨ªa en la mochila y dec¨ªa ¡®mam¨¢, pap¨¢ me va a llevar a la escuela¡¯¡±, dice el psic¨®logo.
Nogueira lamenta que algunos padres utilicen a sus hijos para ¡°forzar¡± un cuadro psicol¨®gico que podr¨ªa generar una indemnizaci¨®n mayor. ¡°Algunos dicen ¡®mi padre me ha dicho que dijera eso¡¯. Ves que el ni?o est¨¢ sufriendo, pero amplificar este sufrimiento es cruel¡±, dice.
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