Bolsonaro promete colocar un juez ¡°terriblemente evang¨¦lico¡± para cubrir una vacante en el Supremo brasile?o
El decano del m¨¢ximo tribunal de Justicia adelanta tres semanas su jubilaci¨®n
Quien ve hoy al magistrado Celso de Mello, dando consejos a sus colegas m¨¢s j¨®venes o recados a las altas autoridades de la rep¨²blica, piensa que lo hace por ser el decano ¨Del miembro de m¨¢s edad¨D del Tribunal Supremo de Brasil. La voz de la experiencia. Pero la funci¨®n de ¡°consejero¡± lo ha acompa?ado toda su carrera. En la d¨¦cada de los setenta, reci¨¦n nombrado fiscal en el interior de S?o Paulo, ya sol¨ªa ayudar a su hermana, Maria Aparecida de Almeida Mello, once a?os mayor, y a sus colegas en la fiscal¨ªa. Acud¨ªan a ¨¦l para una especie de asesor¨ªa voluntaria telef¨®nica. ?l ten¨ªa 25 a?os, acababa de terminar la carrera de Derecho y por aquel entonces ya se le consideraba poseedor de un amplio saber jur¨ªdico.
Ahora, tres semanas antes de cumplir 75 a?os ¨Dl¨ªmite de edad para seguir siendo servidor p¨²blico¨D se va a jubilar de la Corte, concretamente el 13 de octubre por voluntad propia tras disfrutar de dos permisos en 2020 por motivos de salud. Su salida dejar¨¢ un vac¨ªo dif¨ªcil de ocupar y coincide con otra sucesi¨®n definitiva en la Suprema Corte de Estados Unidos, tras la muerte de Ruth Ginsburg. Los dos pa¨ªses temen un posible punto de inflexi¨®n que pueda determinar el tono de decisiones futuras.
El presidente Jair Bolsonaro ser¨¢ quien designe al sustituto de Mello y, seg¨²n las palabras del propio mandatario, prometi¨® colocar en ese cargo a un candidato ¡°terriblemente evang¨¦lico¡±. Los que m¨¢s suenan son los ministros de la Secretar¨ªa General, Jorge Oliveira y de Justicia, Andr¨¦ Mendon?a; y dos magistrados del Tribunal Superior de Justicia: Jo?o Ot¨¢vio de Noronha y Humberto Martins.
Antes de dejar el puesto, Mello participar¨¢ en el fallo virtual de una parte de la causa que investiga si Bolsonaro intent¨® interferir pol¨ªticamente en la Polic¨ªa Federal para proteger a su familia de las investigaciones. La resoluci¨®n dir¨¢ si el presidente tendr¨¢ que declarar presencialmente o si podr¨¢ hacerlo por escrito. El caso, del que el decano es ponente, no habr¨¢ acabado cuando se jubile y, seg¨²n fuentes del Poder Judicial, ah¨ª estar¨ªa la clave de que anticipase 20 d¨ªas su salida. Por lo general, el sustituto de quien deja la Corte es quien asume la ponencia. Es decir, alguien nombrado por Bolsonaro ser¨ªa el encargado de conducir la investigaci¨®n contra el presidente.
Los magistrados de la Corte cuentan con que el presidente brasile?o tiene dificultades para proponer un nombre que sea aprobado r¨¢pidamente en el Senado para asignar la ponencia a uno de los otros nueve magistrados. De esta forma, habr¨ªa una reordenaci¨®n interna para asumir este caso, evit¨¢ndose as¨ª la interferencia presidencial.
Aparte de la investigaci¨®n contra Bolsonaro, Mello abandonar¨¢ al menos dos casos m¨¢s con repercusi¨®n pol¨ªtica: el de la recusaci¨®n del exjuez Sergio Moro cuando conden¨® al expresidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva por corrupci¨®n, y el que decide si el senador Fl¨¢vio Bolsonaro, hijo del presidente e investigado por desviar fondos de funcionarios, debe mantener sus fueros parlamentarios.
Equilibrio y sabidur¨ªa
Despu¨¦s de 31 a?os de carrera, los ¨²ltimos 13 como magistrado de mayor antig¨¹edad de la Corte, a Mello se le considera la ¡°enciclopedia¡± del Supremo, un historiador del Poder Judicial y del derecho constitucional. Sus votos suelen contener extensas alusiones a constituciones antiguas, algunas de ellas del inicio de la rep¨²blica, y est¨¢n llenos de contextualizaciones pol¨ªticas y sociales. Los juristas lo definen como una persona preocupada por la dignidad humana, defensora de la igualdad de g¨¦nero y de las libertades individuales, aparte de ser un luchador implacable contra la corrupci¨®n.
Sus caracter¨ªsticas personales m¨¢s destacadas son la modestia, la discreci¨®n ¨Des dif¨ªcil verlo en actos sociales¨D, su pasi¨®n por los dulces, el caf¨¦, la comida r¨¢pida y por el S?o Paulo F¨²tbol Club, adem¨¢s de su intensa dedicaci¨®n al trabajo: se pasa al menos 14 horas al d¨ªa en su despacho. ¡°Siento que necesito explotar todo el tiempo posible¡±, dijo a TV Justi?a, en 2009, en una de las escasas entrevistas que concedi¨® a lo largo de su carrera de magistrado. Prefiere hablar en las audiencias.
En uno de los casos, por ejemplo, mand¨® un recado directo a Bolsonaro, que trataba de presentar un decreto presidencial que el Parlamento ya hab¨ªa rechazado. ¡°Es preocupante esa comprensi¨®n, pues pone de manifiesto que a¨²n parece que hay, en la intimidad del poder de hoy, resquicios de un autoritarismo indisimulable¡±, dijo.
A pesar de no ser profesor, siempre se ha caracterizado por dar lecciones en sus extensas y bien fundamentadas resoluciones. ¡°No se resiste a la tentaci¨®n de tener ese sesgo pedag¨®gico¡±, dice el ex fiscal general de la rep¨²blica, Roberto Gurgel.
Para algunos, es el punto de equilibrio del Supremo. ¡°Quienes estudian sus votos no logran identificar si es m¨¢s progresista o m¨¢s conservador. Es el juez que todos deber¨ªan ser¡±, afirma el abogado Lu¨ªs Henrique Machado, que defiende a decenas de acusados de corrupci¨®n que ya han sido condenados y absueltos por Mello. En una entrevista de 2009, el expresidente Jos¨¦ Sarney (del Movimiento Democr¨¢tico Brasile?o), quien lo design¨® para el Supremo, defini¨® a Mello como ¡°un icono de lo que deber¨ªa ser un magistrado de la Corte Suprema¡±.
El abogado Erick Pereira, coordinador del libro Reforma pol¨ªtica: Brasil rep¨²blica, en homenaje al magistrado Celso de Mello, sintetiz¨® as¨ª la carrera del juez: ¡°En un momento en el que vivimos una divisi¨®n dogm¨¢tica entre el punitivismo y el garantismo, ¨¦l es la Constituci¨®n¡±.
Entre l¨ªneas
Natural de Tatu¨ª, interior de S?o Paulo, Mello lleg¨® al Supremo en 1989, cuando la Carta Magna solo ten¨ªa un a?o de vida. Al haber empezado su vida de juez con una Constituci¨®n reci¨¦n creada, profundiz¨® en ella. ¡°Tiene la capacidad de entender las entre l¨ªneas de la voluntad del legislador cuando se redact¨® la Constituci¨®n¡±, dice Pereira.
Antes de ser magistrado, Mello era fiscal en juzgados de primera instancia en S?o Paulo. Por haber criticado actos de la dictadura militar y abrir expedientes a polic¨ªas por detenciones arbitrarias, tard¨® m¨¢s de lo normal en ser ascendido. Ya en la d¨¦cada de los ochenta, cuando se hizo fiscal de segunda instancia, figur¨® en tres ocasiones en la terna del Ministerio P¨²blico para ser juez, pero otros compa?eros suyos acabaron haci¨¦ndose con el puesto. El presidente Sarney lo eligi¨® despu¨¦s de que trabajara en la consultor¨ªa-general de la rep¨²blica entre 1986 y 1989.
Ahora, viviendo un periodo en el que Brasil est¨¢ gobernado por admiradores de la dictadura militar, dejar¨¢ la Corte con la esperanza de que sus lecciones sigan ense?ando los valores de la libertad. ¡°Sus resoluciones permanecer¨¢n como un gran legado de afirmaci¨®n de los valores democr¨¢ticos durante muchas generaciones¡±, opina el abogado Erick Pereira.
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