El presidente del Parlamento brit¨¢nico evita a Johnson una derrota humillante
Lindsay Hoyle advierte al primer ministro de que debe informar a la C¨¢mara sobre las nuevas medidas de distanciamiento social que apruebe el Gobierno
La pol¨ªtica tiene a veces medidas de autocorrecci¨®n que equilibran los excesos. El speaker (presidente) de la C¨¢mara de los Comunes, Lindsay Hoyle, ha decidido este martes evitarle al primer ministro, Boris Johnson, una derrota humillante en un momento de debilidad del mandatario. Si su antecesor al frente del Parlamento, John Bercow, aplast¨® con su expansiva personalidad a una introvertida y cauta Theresa May, Hoyle se ha convertido en el contrapunto de la estabilidad institucional frente a un primer ministro acostumbrado a tirar de la cuerda m¨¢s de lo necesario.
La rebeli¨®n de diputados conservadores contra las nuevas medidas de distanciamiento social aprobadas por el Gobierno de Johnson no hab¨ªa dejado de crecer en los ¨²ltimos d¨ªas, hasta sumar m¨¢s de 80 esca?os. Todos ellos estaban dispuestos a respaldar la enmienda redactada por Graham Brady, en la que se exig¨ªa al Ejecutivo que informara al Parlamento -y pidiera su permiso, en la pr¨¢ctica- para cada nueva restricci¨®n social que decidiera imponer en su lucha contra la segunda ola del coronavirus. El texto habr¨ªa entrado de lleno en el debate de la pr¨®rroga de la Ley 2020 del Coronavirus, que confiri¨® hace ya seis meses plenos poderes a Downing Street para recortar derechos y libertades e imponer confinamientos, toques de queda a los comercios o restricci¨®n de movimientos a los ciudadanos.
El speaker ha preferido evitar lo que habr¨ªa sido un agrio debate, pero sobre todo un problema jur¨ªdico y constitucional futuro como los que provocaba Bercow, al saltarse las costumbres parlamentarias y conceder a los diputados un interminable poder de supervisi¨®n al Gobierno. A cambio, ha decidido ser ¨¦l mismo el que propinara un rapapolvo al primer ministro. ¡°Demasiado a menudo, instrumentos legales muy importantes han sido publicados horas antes de su entrada en vigor, y las explicaciones posteriores al hecho de que importantes medidas fueran efectivas antes de ser presentadas ante esta C¨¢mara han sido una falta de respeto¡±, expresaba su protesta Hoyle en una declaraci¨®n poco habitual. ¡°El Gobierno debe esforzarse m¨¢s en preparar con rapidez las nuevas normas, para que el Parlamento pueda debatirlas y decidir sobre su aplicaci¨®n lo antes posible¡±, ha exigido.
Los diputados rebeldes se han mostrado satisfechos con la intervenci¨®n del presidente de la C¨¢mara, pero est¨¢n muy lejos de dar su brazo a torcer, y han aumentado la presi¨®n sobre Downing Street para que ofrezca una soluci¨®n de compromiso que calme las aguas. El propio Johnson ha ordenado a su equipo que busque v¨ªas de conciliaci¨®n con el grupo parlamentario. Lo ¨²ltimo que necesita, en un momento en el que su popularidad y credibilidad est¨¢n por los suelos, es un mot¨ªn interno. El Gobierno ha propuesto un mecanismo, a¨²n por concretar, que permitir¨ªa al Parlamento someter a votaci¨®n las nuevas medidas, ¡°siempre que sea posible en la pr¨¢ctica¡±, antes de que entren en vigor, o inmediatamente despu¨¦s.
Johnson vive una pesadilla que podr¨ªa haber anticipado ya hace m¨¢s de un a?o. Los mismos que pusieron las instituciones patas arriba para impulsar a toda costa su candidatura -y con ella, conseguir su anhelado Brexit- son los que ahora cuestionan la ¡°pusilanimidad¡± y ¡°modos dictatoriales¡± de un Gobierno que lucha desesperadamente, como otros Ejecutivos en todo el mundo, por frenar una segunda ola del virus y salvar una econom¨ªa maltrecha. ¡°No deseo llegar a la situaci¨®n de tener que forzar las decisiones del Gobierno, pero nos hallamos en una encrucijada¡±, ha dicho en la BBC Steve Baker, uno de los euroesc¨¦pticos que maniobr¨® de modo m¨¢s artero para sacar de Downing Street a Theresa May, y que respald¨® a Johnson con una resignaci¨®n que rallaba el cinismo. ¡°Seguiremos dando la batalla para defender las instituciones de las que tan orgullosos estamos, para preservar el inter¨¦s de la ciudadan¨ªa¡±, ha prometido Baker.
Los rebeldes acusan al Gobierno de parapetarse detr¨¢s de la ciencia y usarla como propaganda, y reclaman a Johnson que explique mejor sus decisiones y se haga responsable de ellas. Horas despu¨¦s, el primer ministro retomaba la estrategia adoptada durante las primeras semanas de la pandemia, la pasada primavera, y comparec¨ªa en rueda de prensa respaldado por sus dos principales asesores cient¨ªficos, Patrick Vallance y Chris Whitty.
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