¡°La historia a veces sucede con gran brusquedad¡±
Lothar de Maizi¨¨re, protagonista de la reunificaci¨®n alemana, recuerda aquel episodio clave de la historia y explica por qu¨¦ las consecuencias reverberan 30 a?os despu¨¦s
Lothar de Maizi¨¨re abre un libro de la mesa de su despacho y lee en perfecto ruso la dedicatoria escrita a mano por su ¡°amigo¡± Mija¨ªl Gorbachov. Junto al que fuera canciller Helmut Kohl, los dos forman parte del pu?ado de figuras clave de la reunificaci¨®n alemana que ahora cumple 30 a?os. De Maizi¨¨re (Nordhausen, 80 a?os) fue el primer y ¨²ltimo jefe electo de Gobierno en la entonces Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA) tras la ca¨ªda del muro y ministro para Asuntos Especiales en el primer Gabinete de Kohl, del que dimiti¨® tras ser acusado de informar para la Stasi, algo que ¨¦l siempre ha negado.
De Maizi¨¨re es la historia viva de unos a?os cruciales para el destino de Alemania y de Europa y recibe a EL PA?S en su despacho de abogados en el Oeste de Berl¨ªn. Expol¨ªtico y m¨²sico profesional recuerda aquellos d¨ªas en los que ¡°hab¨ªa mucho entusiasmo" porque la gente pensaba que cuando llegara la reunificaci¨®n, "todo ser¨ªa como en Occidente¡±. No ha sido tan f¨¢cil, pero pese a las dificultades, De Maizi¨¨re cree que la equiparaci¨®n entre el Este y el Oeste es pr¨¢cticamente una realidad en la celebraci¨®n del 30 aniversario de la reunificaci¨®n. Como jefe de Gobierno, De Mazi¨¨re firm¨® el Tratado Dos m¨¢s cuatro, donde las dos Alemanias rubricaron con Francia, el Reino Unido, EE UU y Rusia para recobrar la plena soberan¨ªa en Mosc¨², en 1990. Tuvo entonces una joven ayudante cuyo dominio del ruso le result¨® muy ¨²til: Angela Merkel.
Pregunta. La reunificaci¨®n fue a toda prisa. Les sorprendi¨® incluso a ustedes, los que estaban al frente.
Respuesta. [El canciller] Helmut Kohl present¨® su plan de 10 puntos el 28 de noviembre de 1989 y probablemente pens¨® que tardar¨ªa cinco u ocho a?os en lograrlo, nadie esperaba que ocurriera tan r¨¢pidamente. Yo dije entonces que estimaba que lo hici¨¦ramos tan bien pol¨ªticamente como para poder asistir con un equipo ol¨ªmpico unificado a Barcelona en 1992. Eso iba a ser dos a?os despu¨¦s y en realidad no tardamos ni siquiera un a?o. La historia a veces sucede con gran brusquedad. Todo se desmoronaba. La mejor gente de nuestro pa¨ªs se fue a Alemania Occidental, la mayor¨ªa no ve¨ªa perspectivas en la RDA. Quer¨ªan la reunificaci¨®n lo m¨¢s r¨¢pido posible y as¨ª lleg¨®.
P. ?Por qu¨¦?
R. La reunificaci¨®n fue la restauraci¨®n de la normalidad. Sab¨ªamos desde finales de los a?os sesenta que el sistema socialista no funcionaba. Los alemanes del Este esper¨¢bamos mucho en el 68, de la Primavera de Praga. Pero cuando fue aplastada y los sovi¨¦ticos invadieron la ciudad, la distancia con el sistema se hizo mayor para muchos; sab¨ªamos que esto no pod¨ªa ser la soluci¨®n hist¨®rica para nosotros.
P. Fuera, no hab¨ªa tanta prisa. El mundo tem¨ªa a una Alemania unida.
R. Se tem¨ªa que Alemania mostrara tendencias hegem¨®nicas. [Fran?ois] Mitterrand y especialmente [Margaret] Thatcher estaban muy en contra. Tambi¨¦n tem¨ªan el poder econ¨®mico de Alemania. Francia e Inglaterra juntas ten¨ªan un producto nacional bruto inferior al de Alemania en ese momento, pero estaba claro que Alemania no quer¨ªa dominar Europa, sino ser un socio en condiciones de igualdad.
P. ?Cu¨¢l fue el principal motor de la reunificaci¨®n?
R. La raz¨®n principal fue que la RDA estaba econ¨®micamente acabada, ya no era competitiva. Kohl jug¨® un gran papel, pero Gorbachov acept¨® la reunificaci¨®n en contra de la voluntad de su pueblo. Cuando fui a Mosc¨² en 1990, Angela Merkel [hoy canciller alemana] era mi viceportavoz y viaj¨® conmigo.
P. El portavoz primero no fue porque ten¨ªa miedo a volar.
R. As¨ª es. Adem¨¢s vino conmigo, porque ella habla ruso perfectamente. Le dije: ¡°Angela, toma el metro, el autob¨²s y habla con la gente. Quiero saber qu¨¦ opina el ruso de a pie sobre la unificaci¨®n alemana¡±. Cuando volvi¨® coment¨®: ¡°La situaci¨®n es muy mala, la gente dice: Stalin gan¨® la Segunda Guerra Mundial y Gorbachov est¨¢ a punto de perderla¡±. A¨²n hoy Gorbachov es muy impopular entre los rusos, porque entreg¨® a Alemania del Este con demasiada facilidad. Hay que recordar que cuando se lleg¨® al acuerdo, todav¨ªa hab¨ªa m¨¢s de 400.000 soldados sovi¨¦ticos en la RDA, la mayor¨ªa de ellos oficiales con sus esposas e hijos, es decir, tres cuartos de mill¨®n de ciudadanos sovi¨¦ticos. Tuvieron que construir apartamentos para ellos en Rusia. La reunificaci¨®n fue un gran desaf¨ªo para los rusos, como lo fue para los alemanes del Este. Y los alemanes occidentales, siempre digo, como mucho tuvieron que cambiar su c¨®digo postal, nada m¨¢s.
P. ?C¨®mo era el estado de ¨¢nimo aquellos d¨ªas en el Este?
R. Hab¨ªa mucho entusiasmo porque la gente pensaba que cuando llegara la reunificaci¨®n, todo ser¨ªa como en Occidente. Que la reconstrucci¨®n cuesta tiempo, dinero y esfuerzo hubo que aprenderlo.
P. Grandes expectativas y enormes decepciones despu¨¦s.
R. El principal problema era que la industria en la RDA no era competitiva y muchas empresas murieron y al principio hubo mucho desempleo. Es una sensaci¨®n extra?a cuando uno se despide de un Estado que ha sido toda su biograf¨ªa y te dicen que a partir de ma?ana estar¨¢s en otro pa¨ªs. Los alemanes del Este estaban conmocionados, tuvieron que aprender un nuevo sistema pol¨ªtico, econ¨®mico, legal, educativo. Nuevos valores de la sociedad... Todas las experiencias de vida que uno ten¨ªa como alem¨¢n oriental se hab¨ªan vuelto in¨²tiles y hab¨ªa que aprender todo de nuevo.
P. Los indicadores hablan de una creciente convergencia, pero la amargura, aunque minoritaria, se ha vuelto ¨²ltimamente m¨¢s perceptible.
R. Tengo un amigo abogado checo y le pregunt¨¦ c¨®mo es que la gente es m¨¢s feliz en Praga que aqu¨ª. Me dijo que ellos todav¨ªa se comparan con el pasado y nosotros con el Oeste. La gente quer¨ªa ser independiente, pero seguimos sin serlo. Todas las posiciones relevantes est¨¢n ocupadas por gente del Oeste. Los alemanes del Este a menudo se sienten ignorados. Hemos contratado a miles de jueces, pero todos han estudiado en el Oeste. Si nos fijamos en las universidades, los tribunales, las fiscal¨ªas, etc., en todas partes los alemanes del Oeste ocupan puestos de liderazgo. Por otro lado, los alemanes del Este tampoco lo han aprendido.
P. ?Qu¨¦ deber¨ªan haber aprendido?
R. A vivir con autodeterminaci¨®n. La RDA era un Estado guardi¨¢n, que decid¨ªa todo, y la gente no aprend¨ªa a vivir sus vidas de forma autosuficiente. El Estado era el padre castigador y la madre cuidadora a la vez. Todav¨ªa esperan que alguien decida por ellos. La gente quiso deshacerse del padre castigador y ahora est¨¢n bastante sorprendidos de haberse deshecho de la madre cuidadora al mismo tiempo.
P. Ahora se habla mucho de la falta de reconocimiento como causa del descontento que anida en el Este.
R. Los j¨®venes se las arreglaron m¨¢s r¨¢pido que los mayores. Hay un dicho que reza que no se debe trasplantar un ¨¢rbol viejo, y para la gente que ya era mayor la magnitud del cambio era demasiado extenuante.
P. ?Se pudo haber hecho de otra manera?
R. Siempre me preguntan qu¨¦ errores se cometieron, pero no qu¨¦ sali¨® bien. Conduzca por la antigua RDA y mire las ciudades, c¨®mo se han restaurado los edificios hist¨®ricos, c¨®mo ahora tenemos casi la misma tasa de desempleo en el Oeste que en el Este. Ha habido problemas, el restablecimiento de este sistema de propiedad fue dif¨ªcil y no siempre justo. Y la cuesti¨®n de las jubilaciones en la RDA tambi¨¦n lo ha sido, porque no ten¨ªamos un fondo de pensiones como ahora y los ciudadanos no hab¨ªan pagado a este fondo durante 40 a?os. Eso sigue siendo as¨ª hoy en d¨ªa, con las pensiones en el Oeste m¨¢s altas despu¨¦s de 30 a?os. Kohl dijo que en cinco a?os habr¨ªa paisajes florecientes. Llev¨® m¨¢s tiempo, pero en general, tenemos los paisajes florecientes. Las ciudades de Alemania del Este est¨¢n mejor restauradas que la cuenca del Ruhr [en el Oeste], los hospitales, las escuelas, las universidades est¨¢n todas restauradas.
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