La divisi¨®n ¨¦tnica amenaza a la nueva Etiop¨ªa de Abiy Ahmed
La oposici¨®n acusa al Premio Nobel de la Paz de haber virado hacia el autoritarismo a causa de la violenta represi¨®n del Gobierno y el aplazamiento de las elecciones
El primer ministro et¨ªope Abiy Ahmed, elegido Premio Nobel de la Paz el a?o pasado, camina sobre la cuerda floja. Desde que lleg¨® al poder el 2 de abril de 2018 no solo ha sobrevivido a un atentado y a un intento de golpe de Estado, sino que ha tenido que lidiar con las profundas divisiones ¨¦tnicas que amenazan con hacer saltar por los aires su ambicioso plan de reformas e incluso la integridad territorial de su pa¨ªs. La violencia intercomunitaria se ha disparado en los ¨²ltimos tres meses tras el asesinato en junio de un conocido activista y cantante de la etnia oromomientras la regi¨®n Tigray, la m¨¢s septentrional de Etiop¨ªa, est¨¢ en franca rebeld¨ªa. La respuesta represiva del Gobierno coloca a Ahmed en una dif¨ªcil encrucijada.
Este jueves, la Polic¨ªa de la regi¨®n de Orom¨ªa (la m¨¢s poblada del pa¨ªs) detuvo a 503 personas y se incaut¨® de numerosas pistolas y granadas de mano en los d¨ªas previos al gran festival Irreechaque se ha celebrado este fin de semana en la capital, Adis Abeba, y en la ciudad de Bishoftu. Fuentes policiales aseguraron a la cadena estatal Fana Broadcasting que estas armas iban a ser utilizadas para sembrar el caos durante este encuentro, en el que el pueblo oromo (la etnia m¨¢s numerosa del pa¨ªs) celebra el fin de la estaci¨®n de lluvias y la llegada de la primavera.
No son nuevas las tensiones entre los distintos grupos que forman Etiop¨ªa, un pa¨ªs de 110 millones de habitantes que se ha convertido en el segundo m¨¢s poblado de ?frica y que se construy¨® primero a partir de la conquista y dominaci¨®n de unos sobre otros. Tras la ca¨ªda del r¨¦gimen comunista de Mengistu en 1991, sobre la base del llamado federalismo ¨¦tnico, el territorio se dividi¨® en regiones seg¨²n las comunidades que la habitaban. Desde entonces, la identidad comunitaria ha ocupado un lugar central en la vida pol¨ªtica de Etiop¨ªa. Por ello, cuando Ahmed lleg¨® al poder en 2018, el nacionalismo oromo, la etnia de su padre y la m¨¢s numerosa del pa¨ªs, sinti¨® que hab¨ªa llegado su momento. Sin embargo, el nuevo primer ministro ha destacado por intentar trascender estas divisiones con un proyecto de unidad desde la ciudadan¨ªa y los derechos.
¡°Necesitamos una filosof¨ªa soberana que surja del car¨¢cter b¨¢sico et¨ªope que pueda resolver nuestros problemas, que pueda conectarnos a todos¡±, asegura Ahmed en su libro Medemer, una palabra en idioma amhara que se puede traducir como ¡°unidad¡± y que da nombre a un compendio de ideas que pretende ser la hoja de ruta del primer ministro, tanto para la construcci¨®n de una nueva Etiop¨ªa como para afrontar los grandes desaf¨ªos globales del siglo XXI. Algo as¨ª como el Ubuntu de Mandela. Sus primeros pasos al frente del Gobierno, con la liberaci¨®n de presos pol¨ªticos, la firma de la paz con Eritrea, los nombramientos de mujeres en puestos clave o su decisiva contribuci¨®n a la estabilidad regional (Sud¨¢n y Sud¨¢n del Sur), le valieron el Premio Nobel de la Paz. Pero en clave interna, la tarea es ¨ªmproba.
El joven cantautor Hachalu Hundessa se hab¨ªa convertido en la voz del pueblo oromo. Sus letras inflamaban desde hace a?os el sentimiento de discriminaci¨®n de esta comunidad respecto a otras. El pasado 29 de junio, a las nueve y media de la noche, Hundessa bajaba de su coche en un barrio de Adis Abeba cuando su agresor le dispar¨® a quemarropa en el pecho. Muri¨® horas m¨¢s tarde en el hospital mientras en las calles se desataba la locura: al menos 250 personas han fallecido desde entonces, muchas de ellas pertenecientes a etnias minoritarias a manos de oromos exaltados, y unas 9.000 han sido detenidas en un ciclo de violencia y represi¨®n que a¨²n no ha terminado.
El asesino confeso de Hundessa es un joven llamado Tilahun Yami, quien asegur¨® haber actuado a sueldo. Sin embargo, a¨²n se desconoce qui¨¦nes estaban detr¨¢s del siniestro encargo. Entre los detenidos por los acontecimientos posteriores se encuentra el destacado opositor y l¨ªder oromo Jawar Mohamed, propietario de importantes medios de comunicaci¨®n que pas¨® de ser uno de los grandes aliados de Abiy Ahmed a uno de sus m¨¢s importantes detractores. Hace unos d¨ªas, Mohamed y otros l¨ªderes oromos fueron formalmente acusados de terrorismo e incitaci¨®n a la violencia por haber exaltado los ¨¢nimos de los miembros de su comunidad tras el asesinato de Hundessa.
Mientras el conflicto oromo se acent¨²a en el centro, la monta?osa regi¨®n Tigray, en el norte del pa¨ªs, ha decidido ir por libre. En diciembre de 2019 los distintos partidos de matriz ¨¦tnica que formaban el gobernante Frente Democr¨¢tico Revolucionario del Pueblo Et¨ªope que hab¨ªa dominado la escena pol¨ªtica durante 30 a?os, decidieron diluirse en el Partido de la Prosperidad (PP), creado a instancias de Abyi Ahmed. Sin embargo, el Frente de Liberaci¨®n Popular Tigray, que controla su regi¨®n, no se sum¨® a esta iniciativa. El pasado 9 de septiembre desafiaron al poder central celebrando unas elecciones regionales que Adis Abeba hab¨ªa decidido aplazar debido a la covid-19.
Opositores en la c¨¢rcel
Precisamente el retraso indefinido de los comicios generales previstos para este a?o bajo el argumento de la pandemia es otro de los factores que subyace tras el malestar de la oposici¨®n, que perciben en ello un nuevo gesto desp¨®tico de Abiy Ahmed. La Comisi¨®n Et¨ªope de Derechos Humanos ha alertado del notable uso de la violencia, intimidaci¨®n, detenciones masivas de opositores y periodistas, as¨ª como cortes de Internet, por parte del Gobierno y las fuerzas del orden. Los rivales del primer ministro aseguran que todo ello dibuja un escenario de deriva autoritaria del Premio Nobel de la Paz.
¡°Ser¨¢ dif¨ªcil celebrar con ¨¦xito unas elecciones con Jawar Mohamed y otros opositores en la c¨¢rcel. La credibilidad de dichos comicios se ver¨ªa muy afectada, especialmente en Orom¨ªa¡±, asegura William Davison, especialista sobre Etiop¨ªa del International Crisis Group. ¡°La situaci¨®n pol¨ªtica en este momento es turbulenta y vol¨¢til. El Gobierno federal hace esfuerzos para restaurar la seguridad con t¨¢cticas que pueden percibirse como autoritarias. Probablemente no hab¨ªa ninguna intenci¨®n de hacer esto, pero es dif¨ªcil para el Gobierno et¨ªope recuperar el control sin usar toda la fuerza del Estado¡±, agrega.
La escalada del conflicto en Orom¨ªa, el choque entre Adis Abeba y el partido dominante en Tigray y el incremento de la represi¨®n se producen, adem¨¢s, en un p¨¦simo contexto econ¨®mico provocado por la inestabilidad, la pandemia y su impacto en la agricultura, que representa un tercio del Producto Interior Bruto, del brote de las devastadoras langostas del desierto. El Fondo Monetario Internacional ha reducido la previsi¨®n de crecimiento et¨ªope para 2020 de un 6,2% a un 3,2%, con una p¨¦rdida de 1,4 millones de empleos.
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