La huida de un jefe narco del PCC tras ser excarcelado por un juez del Supremo genera pol¨¦mica en Brasil
El cabecilla del tr¨¢fico de coca¨ªna a Europa, condenado a 25 a?os, escap¨® tras quedar libre por superar el plazo en prisi¨®n preventiva
El narco que dirige el tr¨¢fico de coca¨ªna a Europa para el mayor grupo criminal de Brasil sali¨® tranquilamente por la puerta de la c¨¢rcel el s¨¢bado pasado por decisi¨®n de un juez del Tribunal Supremo. Andr¨¦ Oliveira Macedo, 43 a?os, un jefe del Primer Comando de la Capital (el PCC) condenado a 25 a?os de c¨¢rcel, se ha beneficiado de uno de los sistemas penales m¨¢s garantistas del mundo. Para cuando el presidente del Supremo suspendi¨® la excarcelaci¨®n, hab¨ªa volado a Paraguay en un avi¨®n privado.
El narcotraficante, uno de los m¨¢s importantes de Brasil, sali¨® a la calle con mascarilla. Lo primero, abrazar a su abogado, seg¨²n las im¨¢genes grabadas por una televisi¨®n local. Su huida ha causado un esc¨¢ndalo pol¨ªtico, tensi¨®n entre los miembros del m¨¢ximo tribunal, pero sobre todo se ha convertido en un enrevesado debate jur¨ªdico. El caso coloca bajo los focos el muy garantista sistema penal de Brasil, con cuatro instancias, y los amplios poderes individuales de los jueces.
El juez del Supremo Marco Aurelio Melo dej¨® libre al traficante con el argumento de que ninguna de las dos sentencias contra ¨¦l es firme. Se acogi¨® a un art¨ªculo del C¨®digo Penal que obliga a revisar la prisi¨®n preventiva cada 90 d¨ªas. La norma, reciente, naci¨® para evitar abusos contra los presos m¨¢s y menos poderosos de Brasil. Persigue poner fin a la prisi¨®n preventiva utilizada a menudo en la Lava Jato para presionar a pol¨ªticos acusados de corrupci¨®n e impedir tambi¨¦n que los reclusos m¨¢s pobres sean olvidados en los vericuetos de la lent¨ªsima justicia brasile?a.
Andr¨¦ do Rap era el jefe del PCC en el puerto de Santos, el mayor de Sudam¨¦rica, la gran puerta de salida de la coca¨ªna que la banda env¨ªa a Europa. Es uno de los negocios en expansi¨®n de esta hermandad de criminales que naci¨® en una c¨¢rcel, domina buena parte de las prisiones y del tr¨¢fico de cocina y marihuana de Brasil y est¨¢ presente en todos los pa¨ªses del Sudam¨¦rica. El ahora pr¨®fugo era, seg¨²n los investigadores, el encargado de las relaciones con los jefes de la ¡®Ndrangueta¡¯ calabresa en Sudam¨¦rica.
Que Andr¨¦ do Rap se haya escapado no resulta sorprendente por dos motivos. Uno, hab¨ªa estado cinco a?os pr¨®fugo antes de entrar en prisi¨®n hace un a?o. Dos, su predecesor en ese puesto crucial en el engranaje del PCC, Gege do Mangue, tambi¨¦n fue excarcelado por un juez y desapareci¨®. Solo se supo de ¨¦l cuando fue asesinado. La sospecha es que fue liquidado por sus colegas por chivarse a la polic¨ªa adem¨¢s de quedarse con parte del dinero de la banda.
¡°Pueden estar seguros de que ¨¦l no va a esperar en su residencia, estoy totalmente convencido¡±, alert¨® el fiscal Lincoln Gakiya, que dirige las investigaciones judiciales contra el PCC. Y as¨ª fue. Aunque el narco notific¨® dos direcciones por si la polic¨ªa necesitaba comunicarse con ¨¦l, para cuando a las pocas horas el magistrado que preside el Supremo, Luis Fux, suspendi¨® la excarcelaci¨®n y orden¨® que fuera detenido de nuevo, ya hab¨ªa huido. Desde la prisi¨®n de una ciudad llamada Presidente Venceslau viaj¨® como tres horas en coche hasta Maring¨¢ y all¨ª tom¨® un avi¨®n particular que, seg¨²n la prensa brasile?a, le llev¨® hasta Paraguay.
Gakiya explic¨® hace unos meses en una entrevista a este diario que el PCC ¡°todav¨ªa vende m¨¢s [droga] dentro de Brasil, pero el tr¨¢fico a Europa es un camino sin retorno porque es un lucro fant¨¢stico con poco riesgo¡±.
Es una organizaci¨®n peculiar que tiene unos 35.000 miembros dentro y fuera de las c¨¢rceles que pagan una cuota mensual, solo pueden matar con permiso del grupo, regulan los precios de la coca y la marihuana en el estado de S?o Paulo para minimizar el riesgo de conflictos y en los ¨²ltimos a?os se han enfrentado a cruentas guerras con otros grupos criminales por el control de las rutas brasile?as del narco y las que llevan a los pa¨ªses vecinos.
Poco m¨¢s de un a?o llevaba el ¨²ltimo jefe del tr¨¢fico de coca a Europa en la prisi¨®n de Presidente Venceslau tras haber sido detenido en un piso costero de lujo. Su afici¨®n a las lanchas potentes y caras fue la pista que desemboc¨® en su arresto.
No es raro en Brasil que los once jueces del Supremo adopten individualmente decisiones cautelares que despu¨¦s ratifican, o no, el conjunto o una parte de sus compa?eros del m¨¢ximo tribunal. El asunto de si los condenados en segunda instancia deben ser encarcelados es uno de los m¨¢s debatidos en Brasil en los ¨²ltimos a?os a consecuencia del caso Lava Jato contra la corrupci¨®n. Fue un cambio de criterio del m¨¢ximo tribunal el que propici¨® la salida de prisi¨®n del expresidente Lula da Silva y cientos de presos m¨¢s hace casi un a?o.
En la pol¨¦mica por la huida del cabecilla del PCC han terciado varios altos cargos pol¨ªticos adem¨¢s de los dos jueces que han detallado sus argumentos para respaldar sus decisiones iniciales. El gobernador de S?o Paulo, Jo?o Doria, felicit¨® al juez que revoc¨® la puesta en libertad tras declararse perplejo por la decisi¨®n anterior. La critic¨® como ¡°una falta de respeto al trabajo de la polic¨ªa de S?o Paulo y una condescendencia inaceptable con los criminales¡±. Doria orden¨® a la polic¨ªa que busque a Andr¨¦ do Rap. El presidente de la C¨¢mara de Diputados, Rodrigo Maia, sali¨® en cambio a defender la legalidad del fallo inicial.
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