T¨²neles desinfectantes y cuarentena para sus invitados: as¨ª es la burbuja anticovid de Putin
Para acercarse al l¨ªder ruso, que ha adoptado un estricto r¨¦gimen de teletrabajo, sus escasos visitantes deben estar 14 d¨ªas confinados y pasar varias pruebas para garantizar que est¨¢n libres del virus
En la burbuja de Vlad¨ªmir Putin no es f¨¢cil que entre el coronavirus. Las medidas de protecci¨®n para acercarse al presidente ruso siempre han sido muy severas, incluso para un mandatario. Desde el estallido de la covid-19, los requerimientos son a¨²n m¨¢s extremos. A diferencia de otros l¨ªderes mundiales, Putin, desde el principio de la pandemia, restringi¨® su agenda y actos con p¨²blico al m¨¢ximo. La mayor parte del tiempo permanece en un r¨¦gimen de autoaislamiento en su residencia de las afueras de Mosc¨². Sus pocas citas presenciales ajenas al sistema deben pasar un par de pruebas negativas de coronavirus, pero tambi¨¦n permanecer 14 d¨ªas en cuarentena en instalaciones avaladas por los servicios de seguridad del Kremlin para garantizar que est¨¢n, efectivamente, limpios.
Rusia alcanza cifras de contagio r¨¦cord esta segunda ola, con casi 17.000 nuevos infectados y una media de 300 fallecidos al d¨ªa, pero las autoridades rechazan implantar de nuevo medidas de confinamiento que ya en primavera tuvieron un gran impacto en la estancada econom¨ªa rusa y opta por recomendaciones. Mientras, Putin, de 67 a?os, s¨ª las sigue al pie de la letra. El presidente ruso ha adoptado un sistema de teletrabajo bastante estricto y preside las reuniones con su gabinete y del resto de la Administraci¨®n por videoconferencias, radiadas en los canales estatales tan frecuentemente que su despacho de Novo-Ogaryovo, con su sill¨®n beige, su despliegue de tel¨¦fonos y su salvapantallas con la inmutable imagen del Kremlin nocturno, se han convertido en una imagen muy conocida.
Putin no ha tenido viajes oficiales fuera del pa¨ªs y ha recortado al m¨¢ximo las visitas y los contactos con sus hom¨®logos extranjeros. En los escasos actos p¨²blicos que ha encabezado, como la reuni¨®n con miembros del Senado el mes pasado, permaneci¨® a una distancia de unos diez metros del resto de los asistentes. Tampoco los periodistas fijos que cubren el Kremlin y que suelen ir a todas partes con el presidente ruso han podido acercarse a ¨¦l desde marzo, a excepci¨®n de su fot¨®grafo fijo y un reducido equipo que grab¨® una entrevista el pasado agosto.
Adem¨¢s, el Servicio Federal de Seguridad ha equipado las instalaciones del Kremlin y de su residencia de Novo-Ogaryovo con t¨²neles de desinfecci¨®n especiales. Todo aquel que deba acceder a las estancias que recorre el presidente ruso tiene que atravesar esta instalaci¨®n, similar a una galer¨ªa de autolavado de coches, que emite una neblina qu¨ªmica. Los t¨²neles son port¨¢tiles y fueron fabricados especialmente para la Administraci¨®n rusa por Mizotty, una empresa dedicada a la producci¨®n de equipos de limpieza industrial de la regi¨®n de Penza, explica su directora adjunta Natalia Spirina
La responsable advierte que no puede dar m¨¢s detalles de los t¨²neles encargados por tan destacado cliente. Mizotty tampoco puede garantizar la eficacia de los t¨²neles especiales contra el virus, pero Spririna apunta que emiten una neblina de ¡°micropart¨ªculas¡± de una sustancia desinfectante reconocida y autorizada por el organismo de control de derechos del consumidor ruso. Desde que el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, habl¨® de los t¨²neles especiales y los medios rusos difundieron el v¨ªdeo de uno de los modelos de la instalaci¨®n, Mizotty ha recibido varios pedidos de otras organizaciones estatales, centros comerciales o clubes de f¨²tbol. Tambi¨¦n se han interesado por estas galer¨ªas pa¨ªses como Kazajist¨¢n.
La actitud de Putin contrasta radicalmente con la imagen en las calles de Mosc¨² y otras ciudades rusas, donde no es demasiado frecuente el uso de mascarillas, donde se ve los bares y los restaurantes llenos. Pero el virus ha penetrado ya en el c¨ªrculo cercano de Putin. En abril, se contagi¨® el primer ministro, Mija¨ªl Mishustin; despu¨¦s, varios de sus ministros y su portavoz, Peskov.
Como antiguo esp¨ªa del KGB, Putin siempre ha mantenido una mentalidad extremadamente precavida. Tiene incluso un catador para probar que ninguno de los alimentos que toma ha sido envenenado, como reconoci¨® este a?o, y se le ha visto bebiendo de su propio termo en algunas cumbres. Y su servicio de seguridad lleva no solo su propia servilleta sino un set de sal y pimienta para el l¨ªder ruso, que lleva dos d¨¦cadas en el poder.
La pandemia y su gesti¨®n es una prueba important¨ªsima para Putin y para su imagen, remarca el polit¨®logo Alex¨¢nder Mor¨®zov, que ha estudiado a fondo su biograf¨ªa: desde sus estudiados discursos anuales hasta las visitas a su antigua maestra o sus fotografiadas im¨¢genes del l¨ªder deportista y hombre fuerte, con el torso desnudo. Una enfermedad del l¨ªder ruso, sin sucesor a la vista ¨Cy menos ahora que la reforma constitucional le permite volver a postularse a la presidencia¡ª desencadenar¨ªa una gigantesca crisis pol¨ªtica en el pa¨ªs, dice.
El presidente ruso no tiene planes de reanudar los actos p¨²blicos ni viajar al extranjero hasta que reciba la vacuna contra la covid-19, que ha registrado Rusia, la Sputnik V. Pero mientras otras personas destacadas, incluida una de sus hijas o el alcalde de Mosc¨², Sergu¨¦i Sobianin, de 62 a?os, se han vacunado ya, Putin todav¨ªa no ha recibido la inmunizaci¨®n. ¡°Cuando se trata del jefe de Estado es normal que se apliquen medidas de precauci¨®n especiales¡±, ha se?alado el portavoz del Kremlin.
Ni siquiera cuando Rusia declar¨® que hab¨ªa aplanado la curva de contagios, Putin baj¨® la guardia. En junio, los restaurantes y clubes volvieron a recibir clientes y las tiendas que hab¨ªan cerrado por las medidas reabrieron, se reiniciaron los viajes tur¨ªsticos a la playa y se devolvi¨® al pa¨ªs una sensaci¨®n m¨¢s cercana a esa vieja normalidad. El 24 de junio, m¨¢s de un mes despu¨¦s de la fecha original, aplazada por las restricciones de la pandemia, se celebr¨® el destacado desfile por el 75? aniversario de la victoria del Ej¨¦rcito rojo sobre los nazis, una fecha clave para su discurso de exaltaci¨®n patri¨®tica. Putin recibi¨® entonces en la Plaza Roja a varios de sus hom¨®logos de las antiguas rep¨²blicas sovi¨¦ticas y se rode¨® de veteranos de la Segunda Guerra Mundial. Pero para sentarse en las gradas exteriores junto al presidente, los ancianos militares tuvieron que pasar primero por varios test de coronavirus y una estancia de 14 d¨ªas en un hotel.
El patr¨®n se ha repetido sin importar la envergadura del visitante: desde un cient¨ªfico al director de una importante compa?¨ªa estatal, seg¨²n un informe del medio de investigaci¨®n ruso Proekt, que ha documentado las estrictas reglas. Uno de los pocos que se ha reunido varias veces cara a cara con Putin desde que estall¨® la pandemia ha sido, seg¨²n el registro de reuniones de la web del Kremlin, Igor Sechin, jefe de la petrolera Rosneft y uno de sus aliados m¨¢s cercanos. Un contraste may¨²sculo con la agenda del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Para un breve encuentro hace falta una inmensa preparaci¨®n. Antes de que el l¨ªder ruso condecorara su trabajo con una medalla, el destacado acad¨¦mico Georgi Rykovanov, de 66 a?os, pas¨® dos semanas en uno de los dos hoteles de la ciudad balneario de Sochi controlados por el Servicio Federal de Seguridad y reservados especialmente para ello al menos hasta final de a?o. Tambi¨¦n estuvieron all¨ª, antes de ser trasladados a Mosc¨², una treintena de empleados de la industria nuclear que pudieron charlar de cerca con Putin, seg¨²n revel¨® Proekt. Catorce d¨ªas de cuarentena para tomarse una fotograf¨ªa con el presidente Putin y, quiz¨¢, estrecharle la mano.
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