La gran chapuza ¡®made in Germany¡¯ abre sus puertas
El nuevo aeropuerto de Berl¨ªn se pone en marcha con nueve a?os de retraso y un sobrecoste de 4.000 millones de euros
A la s¨¦ptima va la vencida. La del nuevo aeropuerto de Berl¨ªn corre el riesgo de convertirse en la inauguraci¨®n m¨¢s deslucida de la historia. No solo porque este s¨¢bado el cielo estuviera encapotado y no dejara de llover, sino porque el nuevo aeropuerto Willy Brandt de la capital alemana llega con nueve a?os de retraso, porque acumula un sobrecoste de unos 4.000 millones de euros y porque se abre justo ahora, cuando la pandemia hace que volar en avi¨®n sea casi una rareza. Pocas horas antes de que el pa¨ªs se paralice por un mes, para tratar de cortocircuitar al coronavirus, los dos primeros aviones tocaban tierra el s¨¢bado en el Willy Brandt, nombrado as¨ª en honor al excanciller socialdem¨®crata. Que abra en 2020, en plena pandemia es solo la guinda del surrealismo que desde sus inicios rodea a este proyecto, que arrastra adem¨¢s una monta?a de deudas nada m¨¢s ver la luz.
La historia de esta obra malherida se ha convertido en el s¨ªmbolo de la Alemania que no funciona, que avanza a ritmo paquid¨¦rmico y que contrasta con la imagen de eficiencia que atesora el pa¨ªs. ¡°Cr¨®nica de un fracaso¡±, ¡°?rase una vez un monstruo¡±, ¡°Una tragedia en tonos caoba¡±, ¡°El aeropuerto maldito¡±, ¡°En quiebra antes de arrancar¡±. Los titulares de estos d¨ªas en la prensa alemana daban una idea de la magnitud del fiasco.
La apertura del BER ¡°me colma de alegr¨ªa¡±, aseguraba entre risas este viernes el ministro de Econom¨ªa alem¨¢n, Peter Altmaier, preguntado por los periodistas. El humor y la autocr¨ªtica feroz tampoco faltaban este s¨¢bado en el aeropuerto, donde una exposici¨®n repasa el desastre de planificaci¨®n e ingenier¨ªa de la infraestructura berlinesa. ¡°S¨ª, nuestros fallos distan mucho de ser deseables. Pero podemos aprender de este esc¨¢ndalo y hacerlo mejor la pr¨®xima vez¡±, se puede leer en uno de los paneles explicativos. ¡°El retraso ha creado una especie de c¨¢psula en el tiempo¡±, se le¨ªa en otro en un intento de echarle poes¨ªa al asunto.
Escaleras arriba, los grandes mostradores de facturaci¨®n con paneles de nogal dan un toque acogedor al gran vest¨ªbulo, que aspira a emular a la Nueva Galer¨ªa Nacional berlinesa de Mies van der Rohe. Por los pasillos, decenas de operarios sacaban a¨²n brillo a los cristales bayeta en mano, antes de que arrancase la mini ceremonia inaugural. Un espectacular despliegue policial proteg¨ªa el edificio e imped¨ªa el paso a un grupo de activistas por el clima que se hab¨ªan dado cita bajo la lluvia. ¡°Quemad las fronteras, no el queroseno¡±, se pod¨ªa leer en una de las pancartas desplegadas.
El Aeropuerto de Berl¨ªn-Brandeburgo Willy Brandt fue concebido como s¨ªmbolo del pa¨ªs reunificado. Los aer¨®dromos de Tegel, en el oeste, y Sch?nefeld, en el este, pasar¨ªan a la historia y quedar¨ªan reemplazados por la gran infraestructura que ahora se estrena. La inauguraci¨®n estaba inicialmente prevista para el a?o 2011. Desde entonces, no han dejado de cancelarse inauguraciones (hasta seis, alguna incluso con las invitaciones ya enviadas), retrasos sobre plazos ya retrasados y de dedicar millones a reparar y reemplazar lo que se romp¨ªa antes de llegar a estrenarse. Hasta 14 a?os ha tardado en construirse, en los que ha engullido un presupuesto de 6.000 millones de euros, una cantidad tres veces mayor de la inicialmente prevista. Por momentos se pens¨® incluso en derribarlo y empezar de cero.
Los motivos de los retrasos son casi interminables. Un sistema de detectores de humo inservible, tuber¨ªas defectuosas, pantallas que caducaron antes de estrenarse, cables que nadie sab¨ªa para qu¨¦ serv¨ªan; errores de dise?o de libro, junto con cambios de un personal que ha ido saliendo por la puerta al comp¨¢s de los esc¨¢ndalos, eternos permisos administrativos, pleitos con los vecinos... As¨ª, hasta nueve a?os de p¨¦sima gesti¨®n y planificaci¨®n, que le cost¨® incluso el puesto al alcalde berlin¨¦s Klaus Worwereit, en 2014. Una chapuza made in Germany, que hace adem¨¢s que el que aspiraba a ser el aeropuerto m¨¢s moderno de Europa nazca ya pasado de moda, casi retro.
Harald Moritz, diputado regional de Los Verdes y miembro de la comisi¨®n parlamentaria que investiga los errores de planificaci¨®n y gesti¨®n del aeropuerto, considera por tel¨¦fono que los poderes p¨²blicos nunca tuvieron el proyecto bajo control. "Saltaban de un desastre al siguiente. Muchos errores solo salieron a la luz cuando trataron de poner a funcionar el aeropuerto¡±.
Con los a?os, los alemanes se han tenido que acostumbrar a vivir con esta historia de fracaso, en un pa¨ªs que venera la eficiencia y la puntualidad. Pero con lo que no contaban es con que un virus tozudo terminara d¨¢ndole la puntilla al BER. El cierre de fronteras, las cuarentenas para viajeros y el repunte de casos en destinos vacacionales han vaciado los aeropuertos y provocado la mayor crisis del tr¨¢fico a¨¦reo de su historia, lo que augura un arranque complicado al Willy Brandt. Las estimaciones indican que el aeropuerto contar¨¢ en esta primera fase con apenas un 20% de los viajeros previstos inicialmente.
Con los a?os, el aeropuerto se ha ido quedando peque?o, al calor del boom de los vuelos de bajo coste. La adecuaci¨®n a la nueva realidad requiri¨® m¨¢s tiempo y dinero. La terminal 1 que ahora se estrena est¨¢ pensada para 22 millones de pasajeros al a?o, pero el a?o pasado sin embargo, hasta 35 millones de viajeros utilizaron los aeropuertos existentes en la ciudad magn¨¦tica, que no deja de estar de moda. Iron¨ªas de la historia, gracias al virus, nace ahora sobredimensionado.
Horizonte financiero
La pandemia agudiza la ya peliaguda situaci¨®n financiera de la infraestructura. ¡°Nos encontramos ante un dilema. Por un lado estamos contentos de empezar lentamente, con pocos vuelos, el problema es que de momento no se ve en el horizonte cu¨¢ndo va a llegar la recuperaci¨®n¡±, explica a este diario Patrick M¨¹ller, director de operaciones del nuevo aeropuerto. ¡°Con las decisiones de los Gobiernos europeos en esta segunda ola, nos parece dif¨ªcil abrir nuevas rutas¡±, a?ade. La cuesti¨®n es si llega la vacuna, cu¨¢nto tiempo vamos a tardar en poder volver a viajar, explica este experto que desembarc¨® en la empresa p¨²blica en 2018. M¨¹ller atribuye parte de los retrasos a que las autoridades pol¨ªticas se creyeron capaces de gestionar con distintos contratistas una obra de enorme complejidad t¨¦cnica. ¡°Lo importante ahora es que hemos terminado. Estamos listos¡±, se consuela.
Moritz asegura que su miedo es que no se vaya a poder pagar la deuda. "Si gastas un presupuesto como para construir dos aeropuertos, es improbable que uno solo vaya a poder devolver el dinero. La cuesti¨®n t¨¦cnica ya est¨¢ solucionada, ahora falta la financiera¡±, dice. El ministro de Transportes, Andreas Scheuer, considera que hacen falta m¨¢s ayudas de Estado para que el aeropuerto pueda funcionar. ¡°Estoy en contacto con las aerol¨ªneas, pero a¨²n no hay luz al final del t¨²nel, porque ahora est¨¢n recortando vuelos. Pero Berl¨ªn es nuestra capital y tiene que ser un epicentro¡±, ha dicho recientemente Scheuer. La idea inicial de empezar a ganar dinero a partir de 2026 queda ahora a a?os luz. El BER nace con respiraci¨®n asistida del Gobierno federal y los regionales de Berl¨ªn y Brandeburgo, que solo este a?o aportan 300 millones de euros.
El reci¨¦n nacido aeropuerto cuenta con un rival de peque?o tama?o, pero enorme carisma. Tegel es el diminuto aeropuerto que cerrar¨¢ en breve y que encajado casi en el centro de la ciudad, resulta de una comodidad imbatible para los viajeros. De la pista de aterrizaje a la parada del autob¨²s con maleta recogida transcurren normalmente pocos minutos. Los berlineses se han aferrado a ¨¦l hasta el ¨²ltimo momento, incluso a trav¨¦s de una iniciativa ciudadana, pero el peque?o aer¨®dromo cerrar¨¢ para siempre sus puertas este 2020, despu¨¦s de 85 a?os en funcionamiento. El de Sch?nefeld se convertir¨¢ en una de las terminales del nuevo aeropuerto.
En Alemania, el anuncio de la inauguraci¨®n del Willy Brandt se ha vivido con una cierto sentimiento de irrealidad. Costaba creerse que esta vez fuera a ser verdad, que el lobo que Pedro llevaba a?os anunciando fuera por fin a venir. Pero lleg¨® y los berlineses han podido pasar p¨¢gina este s¨¢bado a una historia que hasta hoy mismo parec¨ªa interminable.
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