Maha Vajiralongkorn, el rey ausente contra el que protestan los j¨®venes tailandeses
El monarca, que pasa la mayor¨ªa del tiempo fuera del pa¨ªs, est¨¢ en el punto de mira por las protestas sociales que reivindican un cambio en esta instituci¨®n del pa¨ªs del sudeste asi¨¢tico
De ¨¦l ha trascendido, sobre todo, el lado extravagante: sus cuatro matrimonios, 20 concubinas, la afici¨®n por los tops de corte femenino o su pasi¨®n por Foo Foo, el perro al que nombr¨® mariscal y dedic¨® un funeral budista de cuatro d¨ªas cuando falleci¨® hace unos a?os. Pero el rey de Tailandia, Maha Vajiralongkorn, ha dado muestras de ser m¨¢s que un pr¨ªncipe d¨ªscolo con fama de Don Juan, como su propia madre, la reina Sirikit, lleg¨® a admitir. Ambicioso, calculador y peligroso, seg¨²n sus cr¨ªticos, en solo cuatro a?os en el trono ha acumulado m¨¢s poder que su venerado padre, Bhumibol, y ha desatado las cr¨ªticas de la juventud tailandesa, que exige en las calles reformas en una instituci¨®n considerada sagrada hasta hace poco.
C¨®mo es realmente un rey criado en el extranjero que hasta ahora ha vivido la mayor parte del tiempo en Alemania, es la pregunta del mill¨®n. Algunos retales de su vida, protegida por la Ley de Lesa Majestad tailandesa, y filtraciones sobre su forma de reinar conforman un perfil complejo. No es solo un enfant terrible, m¨¢s interesado en pasar el tiempo con ¡°mujeres bonitas¡± que en sus quehaceres reales, como dijo en su d¨ªa su madre. Es tambi¨¦n un monarca ¡°inteligente¡±, admiten sus cr¨ªticos ac¨¦rrimos, que no ha tenido escr¨²pulos en reforzar su papel en un pa¨ªs cuya ¨¦lite no le recibi¨® con los brazos abiertos cuando tom¨® las riendas de la Corona tras la muerte de su padre en 2016.
Maha Vajiralongkorn (Bangkok, 68 a?os) es el ¨²nico hijo var¨®n de Bhumibol y Sirikit, y como tal fue nombrado pr¨ªncipe heredero al cumplir los 20 a?os. Estudiante mediocre, asisti¨® a clases en el Reino Unido entre los 13 y los 17 a?os, para despu¨¦s matricularse en el Real Colegio Militar de Canberra (Australia), donde se gradu¨® en 1976. Ya de regreso en Tailandia, se uni¨® al Ej¨¦rcito, sirviendo como oficial la mayor parte de su vida. Tiene cualificaciones de piloto tanto civil como militar, y vuela su propio Boeing 737 cuando viaja fuera de Tailandia, seg¨²n public¨® la cadena brit¨¢nica BBC.
Su fama m¨¢s consagrada, no obstante, es la de ¡°mujeriego¡±. Padre de siete hijos de tres mujeres diferentes, ha protagonizado agrios divorcios con cada una de ellas. Tras separarse de su segunda esposa, Yuvadhida Polpraserth, una actriz tailandesa que acab¨® huyendo del pa¨ªs, deshered¨® a cuatro de sus cinco hijos comunes. Y cuando rompi¨® su relaci¨®n con la tercera, Srirasmi Suwadee, varios miembros de la familia de ella terminaron en prisi¨®n, acusados de abusar de sus conexiones con el monarca.
Es su cuarta esposa, la reina Suthida, con la que se cas¨® cuatro d¨ªas antes de su coronaci¨®n, la que m¨¢s influencia parece tener sobre el rey. ¡°Me han dicho que se deja guiar mucho por ella, que es su asesora personal¡±, apunta Pavin Chachavalpongpun, acad¨¦mico tailand¨¦s en el exilio por sus cr¨ªticas a la monarqu¨ªa.
Suthida, que ejerc¨ªa como jefa adjunta de su cuerpo de guardaespaldas hasta el enlace, ser¨ªa de las pocas personas por las que Vajiralongkorn, que pas¨® a reinar como Rama X, se deja aconsejar. A diferencia de su padre, no tiene un consejo de sabios o una mano derecha. ¡°Sus decisiones pueden ser err¨¢ticas e irracionales. Por ejemplo, si quiere despedir a alguien de repente, lo hace. No tiene que rendir cuentas a nadie. Esto nunca hab¨ªa ocurrido. Es peligroso¡±, a?ade Pavin. Siguiendo esa l¨ªnea de imprevisibilidad, el monarca concedi¨® estatus de consorte real a una de sus concubinas tan solo cuatro meses despu¨¦s de su boda con Suthida, lo que no ocurr¨ªa desde que Tailandia dej¨® atr¨¢s el absolutismo y se convirti¨® en una monarqu¨ªa constitucional en 1932. Sineenat Wongvajirapakdi cay¨® en desgracia al poco de su nombramiento, pero en septiembre fue perdonada y reincorporada al har¨¦n real.
El rey obliga a sus mayores a postrarse ante ¨¦l y afeita la cabeza de los cortesanos que le desagradan. Una de las primeras muestras de su ambici¨®n fue la decisi¨®n de tomar el control directo de la Oficina de Propiedades Reales, que tiene activos por un valor estimado de 32.800 millones de euros y cuya gesti¨®n era antes supervisada por el ministro de Finanzas. Tambi¨¦n asumi¨® el control directo del estamento militar y orden¨® cambios en la Constituci¨®n para poder vivir la mayor parte del tiempo en Alemania. ¡°Le gusta Alemania porque puede liberarse de asistir a las ceremonias¡±, asegur¨® Sulak Sivaraksa, uno de los m¨¢s prominentes activistas tailandeses, tras una audiencia de 90 minutos con el rey en 2017, seg¨²n Nikkei.
Rama X se habr¨ªa aprovechado tambi¨¦n de la relaci¨®n simbi¨®tica entre el Ej¨¦rcito y la monarqu¨ªa que existe en Tailandia desde hace d¨¦cadas. El monarca promociona a miembros de la Guardia Real para asegurar la lealtad de las fuerzas armadas; el pasado septiembre, el general Narongpan Jittkaewae, quien formaba parte de este cuerpo, fue nombrado jefe del Ej¨¦rcito en un momento crucial, cuando miles de manifestantes hab¨ªan tomado las calles pidiendo reformas democr¨¢ticas y en la instituci¨®n mon¨¢rquica, algo in¨¦dito.
La reacci¨®n de Rama X ante estas protestas, protagonizadas sobre todo por j¨®venes que exigen tambi¨¦n la dimisi¨®n del primer ministro, el general Prayut Chan-ocha, es analizada con lupa. Actualmente en Bangkok, donde se espera que el rey est¨¦ al menos hasta final de a?o, un periodo excepcionalmente largo, sus apariciones p¨²blicas han sido escasas. En una de ellas, el pasado 1 de noviembre durante una concentraci¨®n de partidarios de la monarqu¨ªa, respondi¨® por sorpresa a un corresponsal que le pregunt¨® si hab¨ªa ¡°margen para la negociaci¨®n¡± con los manifestantes prodemocracia. ¡°Tailandia es la tierra de los acuerdos¡±, asegur¨®. Y reiter¨®: ¡°Queremos a todos por igual¡±.
Pero esa supuesta voluntad de di¨¢logo est¨¢ en entredicho. Abundan las publicaciones que vinculan al rey ¡ªa trav¨¦s de su jefe de seguridad, Jakrapob Bhuridej¡ª con el secuestro y asesinato de disidentes y activistas antimonarqu¨ªa. ¡°Conocemos su tendencia a la violencia, pero no la podemos probar. Gente que sol¨ªa trabajar para ¨¦l ha sido encarcelada o ha muerto misteriosamente¡±, relata Pavin desde Tokio.
El acad¨¦mico teme que la paciencia del monarca ¡°se colme¡± y ordene una supresi¨®n violenta de las protestas ¡ªcuyos organizadores han anunciado un receso navide?o y aseguran que regresar¨¢n en 2021¡ª, como ocurri¨® durante una revoluci¨®n estudiantil en 1973. ¡°No deber¨ªamos sorprendernos si acaba ocurriendo¡±, agrega.
No obstante, el rey parece estar tanteando de momento cu¨¢l es el apoyo popular del movimiento, que, pese a multitudinario e in¨¦dito por sus demandas, a¨²n no cuenta con la alta participaci¨®n de los cientos de miles de personas que salieron a protestar por otras cuestiones en el pasado. Pase lo que pase, la osad¨ªa de los j¨®venes de cuestionar el papel de la monarqu¨ªa ha roto un tab¨² en Tailandia que hace presagiar que el rey cada vez lo tendr¨¢ m¨¢s dif¨ªcil para reinar a su antojo sin rendir cuentas.
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