Y al tercer a?o, lleg¨® el ¡®impeachment¡¯
El juicio pol¨ªtico que afronta Donald Trump es el ¨²ltimo sobresalto de una turbulenta presidencia que se ha convertido en fuente de inestabilidad mundial
¡°Hemos defendido las fronteras de otras naciones mientras rechaz¨¢bamos defender las nuestras, y hemos gastado miles de millones de d¨®lares en otros pa¨ªses mientras la infraestructura americana se deterioraba. Hemos hecho ricos a otros pa¨ªses mientras la riqueza, la fuerza y la confianza en nuestro pa¨ªs desaparec¨ªan del horizonte¡±. El 20 de enero de 2017 el presidente Donald Trump tom¨® posesi¨®n de su cargo con un discurso similar al que hab¨ªa ganado las elecciones, pintando un retrato tenebroso del pa¨ªs m¨¢s poderoso del mundo ¡ª¡°Esta carnicer¨ªa americana se detiene aqu¨ª y ahora¡±, dijo al referirse a la desindustrializaci¨®n y a la epidemia de drogas¡ª y avanzando el giro nacionalista que vendr¨ªa.
¡°A partir de este momento, Am¨¦rica ser¨¢ primero. Cada decisi¨®n que tomemos en comercio, impuestos, inmigraci¨®n, asuntos exteriores... se tomar¨¢ en beneficio de los trabajadores americanos y de las familias americanas¡±.
Las palabras escritas en el del bloc de notas de los periodistas que cubrieron la toma de posesi¨®n quedaron emborronadas por las gotas de agua que empezaron a caer justo cuando el nuevo presidente tom¨® la palabra. La prensa compar¨® ese d¨ªa con las ceremonias de posesi¨®n de Barack Obama, mucho m¨¢s concurridas. Por la noche, en el tradicional baile, Trump coment¨® exultante: ¡°La muchedumbre ha sido incre¨ªble hoy. Ni siquiera hubo lluvia. Cuando terminamos el discurso, nos fuimos dentro, y entonces cay¨®¡±.
Y as¨ª, con un debate tan prosaico como el tiempo atmosf¨¦rico, o el ¨¦xito de p¨²blico, qued¨® inaugurada la era de los ¡°hechos alternativos¡±, como los bautiz¨® una asesora de Trump, Kellyanne Conway. Tambi¨¦n comenz¨® una conexi¨®n enfermiza con los medios de comunicaci¨®n ¡ªlos desprecia e insulta, pero ama aparecer en ellos y hace declaraciones de forma compulsiva¡ª y un nuevo modelo de relaci¨®n con el resto mundo que dejar¨¢ secuelas muchos a?os despu¨¦s este Gobierno, gane o no la reelecci¨®n el republicano el pr¨®ximo mes de noviembre.
La presidencia de Trump, el empresario y showman que dio la campanada al vencer en las elecciones de 2016, llega este lunes a su tercer aniversario marcado por el impeachment, el juicio pol¨ªtico en el Senado para casos de delitos graves y que se ha llevado a cabo otras dos veces en la historia de Estados Unidos. Sin embargo, una extra?a sensaci¨®n de rutina envuelve este episodio, quiz¨¢ porque la absoluci¨®n del mandatario se da por descontada, dada la mayor¨ªa republicana que lo arropa en la C¨¢mara alta; o, tal vez, porque llega despu¨¦s de tres a?os a bordo de un toro mec¨¢nico.
¡°Es la culminaci¨®n de una de las presidencias m¨¢s err¨¢ticas de la era moderna, pero el impeachment es la forma m¨¢s severa de control pol¨ªtico y constitucional que se pueda invocar. La historia guardar¨¢ este proceso como una de las principales cosas que mencionar para comprender esta Administraci¨®n¡±, apunta Michael Bitzer, profesor de Pol¨ªticas e Historia del Catawba College, en Carolina del Norte.
Este Gobierno supone un reto para historiadores y analistas, a los que les cuesta encontrar paralelismos en el pasado o trazar hilos argumentales. Para el resto del mundo, es un foco de inestabilidad.
El lunes 23 de enero de 2017, Trump tom¨® su primera decisi¨®n como presidente, y retir¨® a Estados Unidos del tratado de comercio del Pac¨ªfico (TPP) que hab¨ªa firmado Barack Obama con otros 11 pa¨ªses. A los pocos meses hizo lo propio con el Acuerdo del Clima de Par¨ªs y, al a?o siguiente, para desespero de las grandes potencias, tambi¨¦n rompi¨® el pacto nuclear con Ir¨¢n. Hace apenas unas semanas orden¨® el asesinato al general iran¨ª Qasem Soleiman, escalando la tensi¨®n con el Oriente Pr¨®ximo. Se ha convertido en el primer mandatario estadounidense en pisar Corea del Norte, es pura simpat¨ªa hacia Vlad¨ªmir Putin, ha empezado una guerra comercial con China ¡ªahora en tregua¡ª y ha ejecutado el pol¨¦mico traslado de la embajada estadounidense en Israel de Tel Aviv a Jerusal¨¦n.
A socios tradicionales como Canad¨¢ o Europa les ha dado trato de enemigos, con insultos p¨²blicos, y a los aliados en guerras como la de Siria los ha dejado en vilo anunciado retiradas de tropas sin consenso. A los gobiernos vecinos del sur, al de M¨¦xico y de los pa¨ªses de Centroam¨¦rica, les ha doblado el brazo en materia migratoria bajo amenaza de ofensiva arancelaria.
Para Amanda Sloat, investigadora del Instituto Brookings con una d¨¦cada de experiencia en el Departamento de Estado, las consecuencias ser¨¢n duraderas. ¡°Trump ha desde?ado la importancia de los aliados a la hora de afrontar los retos globales, ha llamado enemigo a la Uni¨®n Europea y cuestionado el compromiso de EE UU con la OTAN. Estas acciones han sido corrosivas para la confianza de la relaci¨®n trasatl¨¢ntica. Incluso aunque haya un nuevo presidente, los europeos se preguntar¨¢n si Am¨¦rica les va a abandonar alg¨²n d¨ªa¡±, afirma.
En Estados Unidos, Trump acaba de apuntarse un par de importantes victorias pol¨ªticas: el nuevo acuerdo comercial norteamericano y el pacto con China. Pero tambi¨¦n ha aprendido que gobernar no es tuitear, que reemplazar la reforma sanitaria de Obama requiere consenso sobre la alternativa, o que construir el pol¨¦mico muro en M¨¦xico necesita la complicidad del Congreso, aunque busque atajos como la declaraci¨®n de emergencia nacional usando fondos del Pent¨¢gono. A golpe de orden ejecutiva ¡ªalgo similar a un decreto ley en Espa?a¡ª s¨ª impuls¨®, como hab¨ªa advertido, el veto migratorio con un grupo de pa¨ªses de mayor¨ªa musulmana y ha restringido las condiciones para la inmigraci¨®n legal.
Pero, probablemente, lo m¨¢s irreversible y duradero, lo que dif¨ªcilmente un nuevo Gobierno podr¨¢ borrar, es la ruptura de las normas no escritas de la presidencia de Estados Unidos. Trump ha normalizado el insulto desde la m¨¢s alta instituci¨®n, mostrado las tripas de discusiones que antes eran secretos y convertido los mensajes en Twitter, escritos en may¨²sculas y con admiraciones, en su v¨ªa de preferente de comunicaci¨®n, ya sea para amenazar con una guerra termonuclear o para comunicar a su secretario de Estado que lo despide.
Julian Zelizer, profesor de la universidad de Princeton que acaba de publicar Fault Lines: A History of the United States Since 1974, ve ¨²nica la forma que tiene de comunicarse ¡°de forma instant¨¢nea, sin filtro, y con un lenguaje crudo¡± y que el list¨®n de la ret¨®rica presidencial ha bajado ya para siempre.
Este giro de lo que quiere ser Estados Unidos en el mundo se ha ido ejecutando en medio de los esc¨¢ndalos. El de la trama rusa estall¨® antes incluso de la toma de posesi¨®n. La investigaci¨®n del fiscal especial Robert S. Mueller no hall¨® pruebas de su connivencia con el Kremlin, pero destap¨® sus intentos por torpedear las pesquisas y sent¨® las bases para acusarle de obstrucci¨®n. Tambi¨¦n es sospechoso de un delito de financiaci¨®n ilegal de campa?a por los pagos a una actriz de cine pornogr¨¢fico para silenciar, a pocas semanas de las elecciones de 2016, su supuesto idilio, y est¨¢ investigado por aceptar dinero de Gobiernos extranjeros a trav¨¦s de su imperio hotelero.
Pero ha sido un caso reciente de maniobras sobre el Gobierno de Ucrania para forzar una investigaci¨®n sobre su rival pol¨ªtico Joe Biden, precandidato para 2020, lo que lo enfrenta a un tribunal pol¨ªtico por abuso de poder y obstrucci¨®n al Congreso. Los victoria dem¨®crata en la C¨¢mara de Representantes en las legislativas de 2018 se ha convertido en el gran punto de inflexi¨®n de la era Trump, lo que ha hecho posible la apertura de este proceso.
No est¨¢ claro el efecto que el impeachment va a tener en las urnas el pr¨®ximo mes de noviembre, ni desde el punto de vista del da?o a la credibilidad entre sus votantes ni en el supuesto de un efecto bumer¨¢n, que espolee a sus bases para salir corriendo a defender al mandatario con su voto en noviembre. Es tan fren¨¦tico el ciclo de noticias en Washington que no se sabe cu¨¢nto se hablar¨¢ de este juicio en verano, si realmente quedar¨¢ en la mente de los estadounidenses que deben elegir presidente. La econom¨ªa marcha bien y la popularidad de Trump se encuentra en el 45%, seg¨²n los datos m¨¢s recientes de Gallup, una tasa que, aunque parezca baja, se sit¨²a en los picos de su mandato.
Es dif¨ªcil sacar conclusiones al respecto, siendo tan pocos los precedentes de impeachment en la historia (el de Andrew Johnson en 1868 y el de Bill Clinton en 1999), pero el nivel de partidismo, de enfrentamiento tribal, es superior ahora que 20 a?os atr¨¢s, tal y como revelan las votaciones de todas las fases previas de este juicio, en la que los legisladores se han pronunciado en la l¨ªnea del partido casi al mil¨ªmetro, con pocos ejerciendo de verso suelto. La sociedad, adem¨¢s, se ha vuelto m¨¢s c¨ªnica. Si hubiese que citar un punto de inflexi¨®n, se podr¨ªa pensar en el caso Watergate, que llev¨® a la dimisi¨®n de Richard Nixon antes del juicio pol¨ªtico. Antes de ese episodio, m¨¢s de la mitad de los estadounidenses respond¨ªa en las encuestas que confiaban en que los presidentes hac¨ªan "lo correcto". Los porcentajes nunca se han recuperado.
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