Arabia Saud¨ª y Emiratos ?rabes respaldan los ¡°esfuerzos¡± de Trump por la paz
Aunque no llegan a endosar el plan del presidente estadounidense, piden a los palestinos que no desaprovechen la oportunidad
El plan de paz del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, plantea una dicotom¨ªa a las monarqu¨ªas de la pen¨ªnsula ar¨¢biga: c¨®mo respaldar esa propuesta a sabiendas de la inviabilidad de una soluci¨®n unilateral. De ah¨ª, la aparente contradicci¨®n entre gestos y declaraciones. El repetido ¡°apreciamos los esfuerzos de Estados Unidos para alcanzar la paz¡± en los comunicados de Arabia Saud¨ª, Emiratos ?rabes, e incluso Qatar, apenas encubre la necesidad que todos tienen de nadar y guardar la ropa. Sin llegar a endosar el proyecto, Riad y Abu Dhabi env¨ªan un claro mensaje a los palestinos de que este es el ¨²nico juego que hay sobre la mesa.
¡°Es una iniciativa seria que afronta muchos problemas suscitados a lo largo de los a?os (¡), ofrece un importante punto de partida para el regreso a las negociaciones dentro de un marco internacional dirigido por Estados Unidos¡±, afirma la cuidada primera reacci¨®n oficial del Gobierno emirat¨ª a trav¨¦s de su embajador en Washington, Yousef al Otaiba, uno de los tres diplom¨¢ticos ¨¢rabes que asisti¨® a la presentaci¨®n el martes.
El comunicado oficial saud¨ª tambi¨¦n respalda ¡°las negociaciones directas entre palestinos e israel¨ªes bajo los auspicios de Estados Unidos¡±, aunque dedica tres de sus cinco p¨¢rrafos a recordar los esfuerzos del reino en ese sentido, en especial la iniciativa de paz ¨¢rabe de 2002. Rechaza adem¨¢s ¡°la soluci¨®n militar¡±, un mensaje que seg¨²n observadores occidentales en la zona no solo se dirige a Israel, sino tambi¨¦n a los palestinos. Pero los medios locales dan cuenta de que el rey Salm¨¢n ha llamado al presidente Mahmud Abbas ¡°para tranquilizarle sobre el compromiso de Arabia Saud¨ª con la causa palestina¡±.
¡°La alianza con Washington no ofrece mucho margen de maniobra, pero el reino tambi¨¦n tiene inter¨¦s pol¨ªtico y econ¨®mico en que se cierre el conflicto israelo-palestino¡±, interpreta un interlocutor.
Hace ya tiempo que ese asunto ha perdido la centralidad que ten¨ªa en el mundo ¨¢rabe, y en particular entre las monarqu¨ªas del Golfo. Desde la invasi¨®n estadounidense de Irak, en 2003, Ir¨¢n se ha convertido en la principal preocupaci¨®n para Arabia Saud¨ª y sus vecinos. Eso les ha puesto a menudo en la misma trinchera diplom¨¢tica que Israel.
La creciente convergencia de intereses pol¨ªticos ha dado lugar a gestos antes inimaginables como la visita del primer ministro israel¨ª, Benjamin Netanyahu, a Om¨¢n o de algunos de sus ministros a Emiratos y Qatar en el marco de conferencias multinacionales. Sin embargo, la posibilidad de que esa alianza de facto frente al enemigo com¨²n lleve a formalizar unas relaciones cada vez m¨¢s evidentes se ha visto frenada por la cuesti¨®n palestina.
La presencia de los embajadores de Emiratos ?rabes, Om¨¢n y Bahr¨¦in en la presentaci¨®n del acuerdo oficializa un cambio de actitud: Hay una fatiga con el problema palestino que, cada vez m¨¢s, se percibe como una carga econ¨®mica y pol¨ªtica. Entre las ¨¦lites del Golfo, muchos respaldan una postura m¨¢s pragm¨¢tica entre sus gobernantes. Al mismo tiempo, el desequilibrio de la propuesta resulta inc¨®modo.
¡°Hace 100 a?os, la Declaraci¨®n de Balfour dio un 40% de Palestina a los israel¨ªes, y hoy la Declaraci¨®n de Trump regala el resto de Palestina al enemigo israel¨ª¡±, ha tuiteado el polit¨®logo Abdulkhaleq Abdulla, considerado pr¨®ximo a las autoridades emirat¨ªes.
De ah¨ª, la calculada ambig¨¹edad de las reacciones oficiales al acuerdo. ¡°Aunque en su fuero interno les parezca bien, no pueden arriesgarse a salirse del consenso ¨¢rabe¡±, explican fuentes diplom¨¢ticas europeas. Pero solo Qatar, que no comparte la animosidad de sus vecinos hacia Ir¨¢n y los Hermanos Musulmanes y que ha sido aislado por ello, insiste en su comunicado en que ¡°la paz no es posible sin salvaguardar los derechos de los palestinos estableciendo un Estado soberano dentro de las fronteras de 1967¡±. Los mapas que acompa?an al proyecto de Trump pretenden otra cosa.
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