El fantasma de Singapur
El peligro es que Londres siga el modelo de la autoritaria ciudad-Estado asi¨¢tica, pero a lo grande y en las puertas de Europa
Un fantasma amenaza a Europa. Se llama Singapur. M¨¢s exactamente, el riesgo estriba en la posibilidad de que el Reino Unido post-Brexit se transforme en el futuro ¡ªtras el per¨ªodo de transici¨®n que hoy comienza¡ª en un Singapur ultraneoliberal en lo econ¨®mico.
Es decir, en un semipara¨ªso fiscal, con impuestos baj¨ªsimos. Pero, a diferencia de la autoritaria ciudad-Estado asi¨¢tica, con un amplio acceso al mercado interior europeo. Sus exportaciones podr¨ªan as¨ª invadir a los 27 mediante esa aguda competencia desleal. Y obligar a achatarrar f¨¢bricas continentales.
No es una hip¨®tesis-ficci¨®n. Hace ya tiempo, en julio de 2016, tras el refer¨¦ndum del Brexit, el canciller del Exchequer brit¨¢nico, el moderado George Osborne, amenaz¨® p¨²blicamente con reducir el impuesto de sociedades por debajo del 15%: era entonces del 20% y qued¨® en el 19%. Esa rebaja de cuatro/cinco puntos ya perjudicar¨ªa gravemente a los competidores continentales. Pero ser¨ªa a¨²n peor si se bajase m¨¢s, como amenaz¨® el ministro de Finanzas brit¨¢nico, al 12,5% que mantiene Irlanda.
Solo que la rep¨²blica irlandesa carece de la masa suficiente como para representar un grave peligro industrial, aunque s¨ª financiero y fiscal: las triangulaciones para la evasi¨®n/elusi¨®n mediante el inaudito ¡°doble irland¨¦s¡±. El Reino Unido, s¨ª.
La pol¨¦mica sobre la singapurizaci¨®n brit¨¢nica ha seguido desde entonces. En septiembre de 2019 las autoridades financieras de la City mostraron su temor a que la UE acabe poniendo altas barreras a los servicios financieros de Londres. Y no solo quitando a sus bancos, lo que es de caj¨®n, el llamado ¡°pasaporte europeo¡± por el que pueden instalarse y operar en cualquier rinc¨®n del continente con iguales ventajas que sus hom¨®logos. Prometieron adaptarse a las normativas que convengan, ¡°pero no para convertirnos en un centro financiero desregulado¡±, como resumi¨® una alta responsable de la Corporaci¨®n de Londres, Catherine McGuiness.
El eventual envite es m¨¢s grave, pues no solo abarca al Impuesto de Sociedades. Es el conjunto del sistema impositivo el que puede crear desviaciones de comercio e inversiones y distorsionar el mercado europeo. As¨ª, la presi¨®n fiscal en Singapur (con IRPF, su suerte de IVA y otras tasas) es, en comparaci¨®n, rid¨ªcula: la recaudaci¨®n alcanza solo el 11,1% del PIB; por un 34,9% en el Reino Unido y un 40,3% de promedio en la Uni¨®n Europea.
Ocurre que el grueso de la fiscalidad (salvo flecos menores) no est¨¢ armonizada en la UE. As¨ª que Londres podr¨ªa haberse sumado ya a esa deriva hacia convertirse en semi-para¨ªso fiscal, de los que adem¨¢s dispone en las islas del Canal. Pero hacerlo desde dentro de la Uni¨®n ¡ªcuando adem¨¢s esta est¨¢ pugnando por una cierta armonizaci¨®n de minimis, como en lo relativo a las bases de la imposici¨®n sobre sociedades¡ª, habr¨ªa generado una crisis pol¨ªtica de imposible digesti¨®n.
Existe un cierto compromiso de que la isla-y-media mantendr¨¢ una conducta fiscal razonable. Pero solo es moral. No vincula jur¨ªdicamente. Solo figura en la Declaraci¨®n Pol¨ªtica aneja al Acuerdo de Retirada por la cual promete mantener los ¡°altos est¨¢ndares comunes¡± en ayudas de Estado, competencia, derechos sociales, medioambiente, cambio clim¨¢tico y fiscalidad. Pero mientras esa promesa no se convierta en una obligaci¨®n y mientras no concrete que debe atenerse a unos tipos impositivos y a una presi¨®n fiscal equiparable al menos a la actual, la ret¨®rica ser¨¢ papel mojado.
Cuidado, pues, negociadores europeos. A ver si resulta que repetimos el error masivo cometido cuando la globalizaci¨®n financiera: que se suprimieron fronteras pero no se armoniz¨® la fiscalidad. As¨ª se gener¨® una carrera internacional a la baja en los impuestos, y por tanto en la calidad y calidad de las pol¨ªticas p¨²blicas, con riesgo especial para el Estado del bienestar. Que no ampliemos aquella cat¨¢strofe permitiendo un Singapur no ya en el estrecho de Malaca, sino aqu¨ª al lado, en el Canal de la Mancha. Alerta, ciudadanos.
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