El general Soleimani sigue luchando por Ir¨¢n despu¨¦s de muerto
Ante la apat¨ªa electoral, el r¨¦gimen isl¨¢mico recurre a la imagen del militar asesinado por EEUU para apelar a la participaci¨®n en las legislativas
Una imagen destaca sobre el resto entre los carteles electorales que salpican Teher¨¢n en v¨ªsperas de los comicios legislativos del pr¨®ximo viernes: la de Qasem Soleimani. Obviamente, el general iran¨ª asesinado por Estados Unidos a principios de a?o no es un candidato. Sin embargo, el r¨¦gimen est¨¢ tratando de capitalizar el tir¨®n popular del militar para movilizar a una poblaci¨®n desencantada y que acusa a los gobernantes de buscar legitimarse con su voto, pero ignora sus necesidades y aspiraciones. El l¨ªder supremo, el ayatol¨¢ Ali Jamenei, ha insistido este martes en que acudir a las urnas ¡°es un deber religioso¡±.
¡°Votar por cualquiera de las listas es convertirse en c¨®mplice de un r¨¦gimen que mat¨® a cientos de manifestantes el a?o pasado y que en enero tard¨® tres d¨ªas en reconocer que hab¨ªa derribado el avi¨®n de pasajeros ucranio¡±, resume Nahid, administradora de una peque?a empresa familiar, ante la anuencia de sus compa?eros de trabajo. Es un razonamiento que esta corresponsal ha o¨ªdo tambi¨¦n en boca de un m¨¦dico, una profesora universitaria, varios estudiantes, una artista, un jubilado¡ Gente de distinta condici¨®n y edad que asegura que nadie en su entorno inmediato tiene intenci¨®n de participar.
La enorme energ¨ªa de Teher¨¢n, en cuya ¨¢rea metropolitana reside una quinta parte de los 83 millones de iran¨ªes, puede resultar enga?osa. Tras el ajetreo de sus calles y sus inveterados atascos de tr¨¢fico, se esconde un estado de ¨¢nimo crecientemente sombr¨ªo. La convicci¨®n de que el Gobierno minti¨® antes de admitir que un misil de la Guardia Revolucionaria era el responsable de la muerte de los 176 ocupantes del vuelo PS752 ha sido la ¨²ltima gota en el proceso de p¨¦rdida de confianza en el r¨¦gimen isl¨¢mico. Apenas dos meses antes, la brutal represi¨®n de las protestas por el aumento del precio de la gasolina caus¨® al menos 304 muertos, seg¨²n Amnist¨ªa Internacional.
¡°A muchos se les ha ca¨ªdo la venda de los ojos; han comprendido que la reforma en la que hab¨ªan depositado sus esperanzas no va a producirse¡±, explica un analista cr¨ªtico desde el anonimato.
¡°Es una realidad innegable que hay mucha gente descontenta, pero la pregunta es con qui¨¦n est¨¢n descontentos: ?con los conservadores? ?o con los reformistas que han gobernado la Rep¨²blica Isl¨¢mica durante 30 de sus 41 a?os?¡±, plantea por su parte un comentarista af¨ªn al r¨¦gimen, haciendo la trampa de remontar el reformismo a antes incluso de su aparici¨®n con el presidente Mohamed Jatam¨ª en 1997. La misma fuente asegura que quienes protestan contra el sistema isl¨¢mico ¡°son una minor¨ªa¡±.
A falta de elecciones abiertas o encuestas fiables, resulta dif¨ªcil de evaluar el peso de esa ¡°minor¨ªa¡±, pero todo apunta a que la desafecci¨®n est¨¢ creciendo. ¡°El sistema necesita una reforma interna para recuperar la confianza perdida de la gente; tenemos que mirar hacia dentro para hacernos m¨¢s fuertes¡±, admite un alto funcionario en una conversaci¨®n privada.
Sin embargo, ha perdido una ocasi¨®n de oro para hacerlo en estos comicios permitiendo una mayor diversidad. El problema de base ya no es si se apoya a reformistas o conservadores, sino que los poderes no electos, que en la Rep¨²blica Isl¨¢mica coexisten con el Parlamento y el Gobierno salidos de las urnas, terminan neutralizando el voto popular.
¡°La parte republicana del sistema isl¨¢mico nunca ha estado tan debilitada como hoy; si la gente no participa en las elecciones, vamos a perder este peque?o espacio que hacer cambios para el pueblo¡±, advierte Mohsen Rafsanyani, un hijo del fallecido expresidente Ali Akbar Hashemi Rafsanyani, durante un mitin en apoyo de la lista de los herederos pol¨ªticos de su padre en Teher¨¢n. A ambos lados del estrado, el retrato del general Soleimani aparece junto a los del ayatol¨¢ Jomeini (fundador de la Rep¨²blica Isl¨¢mica), el ayatol¨¢ Jamenei y el propio Rafsanyani.
Resulta altamente significativo del camino recorrido por Ir¨¢n que estos conservadores pragm¨¢ticos concurran bajo el nombre Gran Coalici¨®n de los Reformistas. En realidad, se trata de una lista que une a lo que queda de estos (como los exdiputados Mostafa Kavakebian y Mohamed Ali Vakili) con centristas como el vicepresidente Majid Ansari, despu¨¦s de que el Consejo de Guardianes (un ¨®rgano no electo) descalificara a cientos de candidatos reformistas, incluidos un tercio de los miembros del Parlamento saliente. Salvo en Teher¨¢n, que elige a 30 de los 290 esca?os de la C¨¢mara, el resto del pa¨ªs pr¨¢cticamente solo puede optar entre conservadores y ultraconservadores.
Los ultras, integrados por el clero m¨¢s conservador, los Pasdar¨¢n (miembros de la Guardia Revolucionaria) y el poder judicial, siempre han controlado las palancas del poder. Pero ahora han aprovechado la debilidad de los sectores m¨¢s pragm¨¢ticos del r¨¦gimen, partidarios del acercamiento a Occidente y de una mayor apertura social, cuya apuesta por el acuerdo nuclear se ha estrellado ante la decisi¨®n de la Administraci¨®n Trump de abandonar el pacto y reimponer sanciones a Ir¨¢n. Adem¨¢s, les ha envalentonado la respuesta popular al asesinato de Soleimani, uno de los suyos, pero a cuyos funerales asistieron cientos de miles de iran¨ªes (varios millones seg¨²n las autoridades) de un amplio espectro social.
Aunque sobre el papel el Parlamento tiene la potestad de controlar al Gobierno y puede someter a una votaci¨®n de censura a sus miembros, a menudo act¨²a como una caja de resonancia del r¨¦gimen. El resultado electoral no tendr¨¢ por tanto impacto en la pol¨ªtica exterior o la cuesti¨®n nuclear, que son prerrogativa del l¨ªder supremo. Sin embargo, el giro conservador abre el camino para que el sector m¨¢s intransigente se haga con la presidencia el a?o que viene y monopolice todos los poderes.
Votantes fieles
¡°Claro que voy a votar el viernes, para mejorar las perspectivas de nuestro pa¨ªs en la regi¨®n¡±, afirma Morteza, un funcionario que asiste al mitin electoral de la Gran Coalici¨®n de los Reformistas por Teher¨¢n. En total, medio millar de personas han acudido al complejo deportivo Shiroudi de la capital iran¨ª, una cifra modesta en una ciudad de diez millones de habitantes (hasta 16 si se incluye su periferia urbana), pero no falta entusiasmo.
Cada candidato recibe una sonora ovaci¨®n, aunque los mayores aplausos son para Ali Motahari, quien hubiera encabezado la lista de no haber sido descalificado por el Consejo de Guardianes, como la mayor¨ªa de los reformistas y moderados. ¡°Han desaprobado a aquellos diputados que defend¨ªan los derechos de la gente. Su ausencia de la lista reduce las posibilidades¡±, lamenta Morteza, antes de subrayar incr¨¦dulo que el rechazado es hijo de un disc¨ªpulo del ayatol¨¢ Jomeini, el fundador de la Rep¨²blica Isl¨¢mica.
Un poco m¨¢s arriba, en la zona acotada para las mujeres, varias j¨®venes sujetan un p¨®ster de Farideh Oladghobad, una de las candidatas de la lista. ¡°Estamos aqu¨ª para respaldar a la Dra. Farideh porque en sus cuatro a?os como diputada ha trabajado por los derechos de la mujer y esperamos que sea reelegida¡±, responden dos amigas, abogada una y estudiante de Derecho la otra. Ambas destacan que la aspirante es hija y viuda de m¨¢rtires, una reflexi¨®n que muestra la dificultad de encasillar a los votantes iran¨ªes.
Una vez en el estrado Oladghobad, que se cubre con un chador, anima a las mujeres a votar. "El imam Jomeini tambi¨¦n lo ped¨ªa", afirma antes de repasar su trabajo parlamentario. Predica a convencidas. Quienes se han molestado a acudir al mitin de lo que queda de los reformistas esperan frenar con sus votos el inevitable avance de la apisonadora conservadora.
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