El autoritarismo del equipo de Johnson choca con los altos funcionarios del Reino Unido
Dimite el secretario permanente del Ministerio del Interior, quien acusa a la ministra de acoso laboral
El secretario permanente del Ministerio del Interior, Philip Rutnam, ha dimitido de su puesto y anunciado su intenci¨®n de llevar al Gobierno de Johnson a los tribunales. Acusa a la ministra, Priti Patel, de estar detr¨¢s de una campa?a de desprestigio contra su persona en la que no se ha cesado de transmitir a la prensa su supuesta deslealtad. "He sido el objetivo de una campa?a salvaje y orquestada. Se me ha acusado de predisponer a los medios contra la ministra del Interior. Esta acusaci¨®n, junto a otras, es completamente falsa. La ministra ha negado ante la Oficina del Primer Ministro que estuviera involucrada en esta campa?a. Lamentablemente, no le creo. No ha hecho el menor esfuerzo por desmarcarse de los comentarios contra mi persona", ha escrito Rutnam en una carta p¨²blica en la que anuncia su intenci¨®n de demandar al Gobierno por su despido improcedente, despu¨¦s de 35 a?os de servicio p¨²blico.
El llamado Civil Service (Servicio Civil) del Reino Unido es un cuerpo de altos funcionarios del Estado que ha sido la piedra angular durante siglos para asegurar la estabilidad del Gobierno y las instituciones brit¨¢nicas. Bien ejecutada, su misi¨®n es fundamental. Combinan la dif¨ªcil tarea de desplegar lealtad absoluta a ministros que, por la propia naturaleza de la pol¨ªtica, ocupar¨¢n su puesto de modo temporal, y a la vez ejercer de abogados del diablo: frenar con argumentos las propuestas m¨¢s disparatadas o dotar de l¨®gica y eficacia jur¨ªdica y administrativa a las l¨ªneas pol¨ªticas que se pretendan imponer.
La serie de humor de la BBC, Yes, minister (S¨ª, Se?or Ministro), es el mejor manual hasta la fecha para entender el complicado funcionamiento del poder en los pasillos de Whitehall. Sir Humphrey, un secretario permanente con una agudeza brillante y un enorme poder de convicci¨®n, consigue persuadir en cada cap¨ªtulo al ministro de turno para acabar haciendo lo contrario de lo que pretend¨ªa y quedarse con la impresi¨®n de que la decisi¨®n final ha sido suya. Pero m¨¢s all¨¢ de la iron¨ªa, que ha transmitido la sensaci¨®n general de que el Civil Service es el verdadero poder en la sombra y parte inmutable del establishment, su papel ha sido fundamental desde la era victoriana y mucho antes. "Las relaciones entre un ministro y su secretario est¨¢n, o deber¨ªan estar, entre las m¨¢s refinadas que pueden existir entre dos individuos", escrib¨ªa el primer ministro Benjamin Disraeli (el padre del actual Partido Conservador) en su novela Endymion. "Salvo en el matrimonio, no hay otra relaci¨®n que implique mayor confianza, en la que se despliegue mayor contenci¨®n y paciencia, o en la que exista mayor complicidad".
Es obligaci¨®n de ministro y secretario esforzarse por que esa relaci¨®n funcione. "Yo estaba dispuesto a intentar una reconciliaci¨®n con la ministra del Interior", ha escrito Rutnam, "como me pidi¨® el secretario permanente del primer ministro. Pero a pesar de mis intentos de contactar con ella, Priti Patel no ha hecho el menor esfuerzo por discutir el asunto conmigo". El alto funcionario acusa a Patel, una de las pol¨ªticas m¨¢s euroesc¨¦pticas del ala dura de los conservadores, de haber tenido un comportamiento agresivo y abusivo con los funcionarios que trabajan a su servicio. "He recibido quejas y acusaciones de su conducta, que inclu¨ªa gritos y tacos, menosprecio a las personas, exigencias reiteradas y poco razonables, y un comportamiento general que cre¨® un ambiente de temor y que exig¨ªa algo de coraje para denunciarlo", asegura.
El laborista Keir Starmer, en estos momentos el candidato con m¨¢s posibilidades de sustituir a Jeremy Corbyn al frente del partido, ha exigido a Mark Sedwill, el secretario del Gabinete del Primer Ministro, que ponga en marcha una investigaci¨®n independiente en torno a lo sucedido con Rutnam.
Boris Johnson goza en estos momentos de una popularidad y de un poder parlamentario que le hacen inmune a los esc¨¢ndalos. Pero, a una velocidad poco com¨²n, comienzan a acumularse episodios que sugieren un despotismo alarmante de los miembros de su equipo. Su m¨¢ximo asesor personal, Dominic Cummings, forz¨® la dimisi¨®n a mediados de este mes del entonces ministro de Econom¨ªa, Sajid Javid, al imponer que la oficina del primer ministro nombrara todos los asesores de ese departamento, y cercenar de ese modo cualquier autonom¨ªa de un ministerio que, por tradici¨®n, debe ser el contrapoder de Downing Street y el guardi¨¢n de unas finanzas sanas.
Cummings lanz¨® una convocatoria p¨²blica para que todos los "raritos e inadaptados" del pa¨ªs se sumaran al nuevo Gobierno para poner en marcha una revoluci¨®n econ¨®mica y tecnol¨®gica. El objetivo ¨²ltimo del gur¨² de Johnson, poco disimulado, era deshacerse del cuerpo de alto funcionarios que, seg¨²n su entender, supon¨ªa un lastre burocr¨¢tico al cambio deseado. Uno de esos "raritos", Andrew Sabisky, provoc¨® este mes un peque?o terremoto en el Gobierno cuando se hicieron p¨²blicas sus declaraciones en las que defend¨ªa una selecci¨®n eugen¨¦sica de los ni?os m¨¢s inteligentes, para evitar una "subclase" de ciudadanos menos dotados, o cuestionaba la inteligencia media de las personas de raza negra.
Pattel, hija de inmigrantes indios, ha sido la mano ejecutora de la nueva pol¨ªtica inmigratoria del Gobierno de Johnson, que pretende cerrar las puertas del Reino Unido a todas aquellas personas que tengan una baja cualificaci¨®n laboral o escaso conocimiento de ingl¨¦s, procedan de donde procedan. Un movimiento que afectar¨¢ especialmente a los trabajadores de la Uni¨®n Europea que hoy cubren servicios b¨¢sicos en restaurantes, hoteles, empresas agr¨ªcolas o plantas de procesamiento de alimentos. Los modos expeditivos de esta pol¨ªtica han sido objeto de preocupaci¨®n entre los conservadores, por la abundante e inconveniente cantidad de titulares que ha generado. Downing Street ha tenido que negar informaciones que se?alaban que los servicios de inteligencia brit¨¢nicos (el MI5, en concreto) se hab¨ªan abstenido de compartir con ministra del Interior informaci¨®n delicada.
La ex primera ministra Margaret Thatcher tambi¨¦n convirti¨® en su batalla personal el objetivo de reducir el poder del Civil Service. A trav¨¦s de una serie de reformas en la d¨¦cada de los ochenta ¡ªcon la sacralizaci¨®n de la empresa privada y la denigraci¨®n del sector p¨²blico¡ª, logr¨® bajar los humos pero tambi¨¦n minar la moral de un cuerpo de funcionarios que despiertan tantas alabanzas como sospechas, pero sin los que el aparato administrativo se desmoronar¨ªa.
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