Los chantajes sexuales a activistas cobran fuerza en Marruecos
Fuad Abdelmumni, miembro de la ONG Transparency Maroc, asegura que se han difundido siete v¨ªdeos de la intimidad con su pareja grabados de forma ilegal en su casa
El activista Fuad Abdelmumni, de 62 a?os, asegura estar sufriendo desde hace casi un a?o un chantaje de ¨ªndole sexual por parte de ¡°cuerpos mafiosos vinculados al Estado marroqu¨ª¡±. Y sostiene que su caso no es el ¨²nico, que el r¨¦gimen persigue amordazar a una ¨¦lite intelectual mediante m¨¦todos que atentan contra la intimidad de las v¨ªctimas. Su testimonio se inscribe en un contexto en el que varias organizaciones humanitarias internacionales, como Human Rights Watch, Amnist¨ªa Internacional y Reporteros sin Fronteras, han reclamado la liberaci¨®n de varios presos detenidos en los ¨²ltimos meses.
Human Rights Watch (HRW) sostiene en su informe de 2021 que Marruecos intensific¨® la ¡°represi¨®n¡± contra aquellos que ¡°expresan opiniones cr¨ªticas contra la monarqu¨ªa¡±. Y que algunos de ellos fueron detenidos sobre la base de ¡°acusaciones dudosas¡±, como la pr¨¢ctica de ¡°relaciones sexuales fuera del matrimonio¡±. Por su parte, las autoridades marroqu¨ªes emitieron un comunicado en el que rechazan ¡°categ¨®ricamente¡± las acusaciones y acusan a la organizaci¨®n de instrumentalizar la defensa de los derechos humanos.
Abdelmumni es un economista especializado en microcr¨¦ditos, fue presidente de la junta de direcci¨®n de la ONG Transparency Maroc entre 2016 y 2018 y ahora es miembro de la directiva de la organizaci¨®n. Es una de las escasas voces que hablan abiertamente en Marruecos contra las pol¨ªticas del Majz¨¦n, que es una forma de aludir en el pa¨ªs al palacio real.
El semanario brit¨¢nico The Economist public¨® un art¨ªculo la semana pasada bajo el ep¨ªgrafe de ¡°sexo, mentiras y cintas de v¨ªdeo¡±, donde Abdelmumni indicaba que al menos una docena de personas, entre ellos islamistas y progresistas, han sufrido campa?as difamatorias desde cuerpos pr¨®ximos al aparato de seguridad del Estado.
Abdelmumni explica, en declaraciones a este diario, que en febrero de 2020, cuando estaba a punto de casarse, sus suegros y varias personas pr¨®ximas a la pareja recibieron siete secuencias de v¨ªdeos grabadas de forma ilegal en su propia casa. En ellas aparec¨ªa practicando sexo con su pareja.
En Marruecos, el sexo antes del matrimonio est¨¢ castigado por el c¨®digo penal. ¡°Viendo esos v¨ªdeos¡±, asegura Abdelmumni, ¡°se deduce que las c¨¢maras con las que fueron grabados estaban incrustadas en los aparatos de aire acondicionado del sal¨®n y del dormitorio. Supongo que las quitaron cuando decidieron publicar los v¨ªdeos. El mensaje estaba claro: o me callaba o seguir¨ªan enviando grabaciones. Y todo eso iba acompa?ado de campa?as difamatorias en medios digitales¡±.
Cuando se le pregunta qui¨¦n cree que pudo haber grabado y difundido los v¨ªdeos, el activista responde: ¡°Esas grabaciones exigen una capacidad fuera de lo com¨²n para entrar y salir de la casa de la gente sin dejar huellas. Instalar c¨¢maras, grabar a distancia, descargar las grabaciones e identificar decenas de n¨²meros de tel¨¦fonos de los pr¨®ximos para enviarles los v¨ªdeos¡ No es algo que lo pueda hacer cualquiera¡±.
Abdelmumni relaciona ese factor con otros: ¡°Mi tel¨¦fono ten¨ªa instalado al menos desde abril el programa de espionaje Pegasus [un software israel¨ª utilizado por agencias de inteligencia de docenas de pa¨ªses], seg¨²n me revelaron WhatsApp y Citizen Lab. Adem¨¢s, he sufrido campa?as de difamaci¨®n e intimidaci¨®n en numerosos medios cercanos al poder. Todo eso solo es posible mediante los medios y la cobertura que los aparatos del Estado pueden facilitar¡±.
Una vez que los v¨ªdeos fueron difundidos, Abdelmumni decidi¨® permanecer en silencio durante un tiempo. ¡°Me tom¨¦ varios meses para meditar qu¨¦ iba a hacer. Porque la casa donde fueron grabados es una casa de playa, en Sjirat, adonde acuden muchos familiares y amigos. Yo s¨¦ que puedo pagar un precio si contin¨²o expres¨¢ndome; un precio que tal vez paguen tambi¨¦n los amigos y familiares que vienen a esta casa¡±.
¡°La gente que ha filmado estos v¨ªdeos¡±, contin¨²a Abdelmumni, ¡°ha demostrado que no tiene escr¨²pulos. No tienen problema en demostrar que entran en tu casa y violan tu intimidad. Muestran el trasero de mi compa?era ?solo porque es mi compa?era! Yo creo que no somos conscientes de la atrocidad del comportamiento mafioso de este Estado hoy en d¨ªa. Y lo peor es que esta situaci¨®n no la sufre un solo individuo. Es la ¨¦lite de un pa¨ªs la que est¨¢ agarrada por el cuello¡±.
El activista prosigue se?alando que es f¨¢cil notar qui¨¦nes son v¨ªctimas de chantaje. ¡°A veces hay gente que de pronto desaparece de la vida p¨²blica y ya no se le oye. Y hay otros que se ponen de pronto del lado del r¨¦gimen¡±. El activista menciona el caso de Nadia Yas¨ªn, hija de Abdeslam Yas¨ªn, el fallecido l¨ªder del movimiento islamista Justicia y Espiritualidad (Al Adl Wal Ihsan), organizaci¨®n que no reconoce la autoridad espiritual de Mohamed VI como comendador de los creyentes. ¡°Nadia Yas¨ªn desapareci¨® de la escena p¨²blica despu¨¦s de que se difundiera una foto suya en compa?¨ªa de un hombre¡±.
El activista considera que este ¡°modo de actuar¡± no se practicaba siquiera ni bajo el reinado de Has¨¢n II, padre de Mohamed VI. ¡°Fui encarcelado la primera vez cuando ten¨ªa 19 a?os. En aquella ¨¦poca se torturaba y se hac¨ªa desaparecer a la gente durante a?os. Yo creo que es imposible ahora retroceder al terror de aquella ¨¦poca. Pero algo que no se conoc¨ªa entonces es el ataque a las personas con acusaciones sexuales falsas y el uso de m¨¦todos mafiosos contra la intimidad de las personas¡±.
Abdelmumni asegura haberse acostumbrado a ser vigilado y seguido por la polic¨ªa secreta. ¡°Uno espera ese tipo de cosas hasta en un pa¨ªs democr¨¢tico. Pero cuando te llegan a infiltrar estos m¨¦todos de espionaje en casa y en los aparatos como el tel¨¦fono; cuando se difunden ciertos contenidos en WhatsApp o en sitios de Internet para aterrorizar a la gente, creo que se traspasan ciertos l¨ªmites¡±, sostiene. Y explica que decidi¨® abandonar el silencio en octubre, mediante una publicaci¨®n en Facebook en la que defend¨ªa al historiador Maati Monyib frente a las acusaciones policiales que se hab¨ªan iniciado contra ¨¦l por supuesto blanqueo de dinero. Finalmente, Monyib fue detenido y se encuentra en prisi¨®n preventiva desde el 29 de diciembre. ¡°Monyib es un hombre cuya integridad es mil veces superior a la del mejor representante de este r¨¦gimen. Meterlo en la c¨¢rcel acus¨¢ndole de blanqueo de dinero es intolerable¡±.
Monyib fue condenado el pasado 28 de enero por otro tribunal a un a?o de prisi¨®n firme, acusado de ¡°fraude y de atentar contra la seguridad del Estado¡±. Ese ¨²ltimo proceso databa de 2015, a?o en el que Monyib coordinaba un proyecto financiado por la ONG holandesa Free Press Unlimited para fomentar el uso de la aplicaci¨®n de tel¨¦fono Story Maker, que permite ejercer el llamado periodismo ciudadano de forma an¨®nima.
Monyib se quejaba en numerosas ocasiones de haber sufrido una campa?a de difamaci¨®n en medios afines al Estado. Las autoridades judiciales marroqu¨ªes han emitido un comunicado contra ¡°la politizaci¨®n¡± del proceso contra Monyib y alegan que el preso ha contado con un juicio justo y con todas las garant¨ªas jur¨ªdicas.
¡°Cuando comenzaron estas campa?as contra los islamistas¡±, subraya Abdelmumni, ¡°alguna gente de izquierdas no las ve¨ªamos tan mal porque en el fondo el Estado atacaba a los enemigos de su ideolog¨ªa. Nos callamos cuando estos ataques se hicieron contra los islamistas, contra los saharauis, contra marxistas, contra los ultraliberales. Atacaban a peque?os grupos¡ Todo el mundo se dec¨ªa: ¡®Mientras no vengan contra m¨ª no hay problema¡¯. Pero al final, nos encontramos todos cogidos por un r¨¦gimen de tipo mafioso¡±.
Periodistas en la c¨¢rcel
En julio de 2020 m¨¢s de 100 periodistas firmaron un manifiesto en Marruecos contra la proliferaci¨®n de medios que ¡°insultan, calumnian y difaman¡± a profesionales y activistas cuyas voces molestan a personas ¡°pr¨®ximas al poder¡±. El manifiesto mencionaba los casos de los periodistas Omar Radi, de 33 a?os, y el columnista Suleim¨¢n Raisuni, de 47. Ambos se encuentran desde julio en prisi¨®n preventiva. Radi est¨¢ acusado de violaci¨®n y de atentar contra la seguridad del Estado. Y Raisuni fue acusado de agresi¨®n sexual el pasado julio.
El periodista Taufic Buachr¨ªn, director y propietario del diario Ajbar al Yaum, tambi¨¦n se encuentra en la c¨¢rcel desde 2018, condenado a 12 a?os de prisi¨®n firme tras ser acusado de varios delitos de ¨ªndole sexual, como violaci¨®n e intento de violaci¨®n.
La periodista Hajar Raisuni, de 30 a?os, sobrina del columnista Suleim¨¢n Raisuni, fue sentenciada en 2018 a un a?o de prisi¨®n tras ser acusada de someterse a un aborto y de mantener relaciones fuera del matrimonio. Tras la pol¨¦mica internacional suscitada, el rey Mohamed VI la indult¨® cuando hab¨ªa cumplido un mes y medio de c¨¢rcel.
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