Juicio a Trump: la incitaci¨®n, un concepto resbaladizo
Expertos jur¨ªdicos alegan que la Primera Enmienda no ampara a un presidente para lanzar ese tipo de arengas
Las im¨¢genes son estremecedoras. Los senadores republicanos dif¨ªcilmente podr¨¢n quitar hierro a lo que pas¨® en el Capitolio el 6 de enero. Por eso su argumento para absolver a Trump, como todo indica que se disponen a hacer, es alegar que la insurrecci¨®n, por muy condenable que fuera, no fue directamente incitada por el entonces presidente Trump.
Los dem¨®cratas consideran que Trump cometi¨® ¡°incitaci¨®n a la insurrecci¨®n¡± al utilizar sus alegaciones de fraude electoral para animar a sus seguidores a irrumpir en el Capitolio y tratar de interferir en la certificaci¨®n de la victoria de su rival Joe Biden. La incitaci¨®n a la insurrecci¨®n no es lo mismo que la traici¨®n, uno de los dos delitos que menciona expresamente la Constituci¨®n como merecedores de impeachment, sino que se engloba en la expresi¨®n ¡°otros delitos y faltas graves¡± que menciona el mismo art¨ªculo 2. Es m¨¢s f¨¢cil de probar que la traici¨®n. Esta implica un conflicto b¨¦lico, algo que no es necesario para que se d¨¦ insurrecci¨®n.
Los abogados de la defensa tienen jurisprudencia para apoyar su postura de que las palabras de Trump est¨¢n amparadas por la Primera Enmienda, que protege la libertad de expresi¨®n. En 2016, durante su primera campa?a presidencial, unos manifestantes contrarios al candidato se presentaron en uno de sus m¨ªtines para protestar. Desde el escenario, Trump les dijo a sus seguidores: ¡°Sacadlos de aqu¨ª¡±. Los manifestantes aseguraron despu¨¦s que fueron agredidos por los seguidores de Trump, y demandaron al candidato por incitar los disturbios. Un tribunal federal de apelaciones dio la raz¨®n a Trump, y estableci¨® que las palabras del candidato estaban amparadas por la Primera Enmienda. La misma, defienden ahora sus abogados, que le protege tras haber exhortado a sus seguidores el 6 de enero a ¡°pelear como el demonio¡± y ¡°marchar al Capitolio¡±.
Pero existen diferencias respecto a ese precedente. Primero, que en aquel caso Donald Trump era un ciudadano privado que aspiraba a la presidencia. La conducta que se juzga ahora, en cambio, es la de un presidente de Estados Unidos. Y hay conductas que pueden ser legales para un individuo privado y que, para un cargo p¨²blico, constituyen una violaci¨®n de su juramento y pueden ser la base de un impeachment. As¨ª lo destacaron la semana pasada 144 abogados expertos en la Primera Enmienda, que firmaron una carta abierta en la que califican de ¡°legalmente fr¨ªvolo¡± el intento de amparar bajo dicha enmienda constitucional la conducta del presidente.
Otra diferencia es que, como se ha encargado de demostrar la acusaci¨®n durante sus tres d¨ªas de argumentaci¨®n, aqu¨ª no se juzgan unos hechos aislados. La base de la acusaci¨®n no son solo las palabras dirigidas a sus seguidores aquel 6 de enero en que, seg¨²n dijo el congresista Jamie Raskin en el juicio, Trump ¡°abandono su papel de comandante en jefe para convertirse en incitador en jefe¡±. Se trata tambi¨¦n de una campa?a planeada y ejecutada durante meses por Trump con el objetivo de permanecer ilegalmente en el cargo. ¡°Donald Trump cultiv¨® durante muchos meses la violencia, la alab¨®, y cuando vio la violencia de la que eran capaces sus seguidores, la canaliz¨® hacia ese gran evento hist¨®rico¡±, dijo Stacey Plaskett, una de los gestores del impeachment, el grupo de congresistas que env¨ªa la C¨¢mara de Representantes para hacer de fiscales en el Senado.
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