La cuna del elitismo franc¨¦s se abre al pueblo
Macron anunci¨® hace dos a?os la supresi¨®n de la Escuela Nacional de Administraci¨®n. Ahora propone facilitar el acceso a j¨®venes de barrios desfavorecidos
Las viejas instituciones resisten mejor de lo que creen los j¨®venes revolucionarios que quieren abolirlas. Hace dos a?os, el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, anunci¨® la supresi¨®n de la Escuela Nacional de Administraci¨®n (ENA), el vivero de los dirigentes pol¨ªticos, funcionariales y empresariales de Francia, s¨ªmbolo de la meritocracia republicana y de la excelencia educativa del pa¨ªs, pero tambi¨¦n de un sistema que ha acabado siendo elitista y no igualitario. Ahora Macron, formado en la ENA y, por tanto, miembro de la selecta casta de los llamados enarcas, da marcha atr¨¢s, y ha anunciado una reforma de m¨ªnimos que facilitar¨¢ el acceso a j¨®venes de clase trabajadora y de barrios marginales.
¡°Para hacer la reforma [de la funci¨®n p¨²blica] que quiero hacer, hay que suprimir, entre otras cosas, la ENA¡±, proclamaba en abril de 2019 Macron, el hombre que dos a?os antes hab¨ªa llegado al palacio del El¨ªseo dispuesto a acabar con la vieja pol¨ªtica e impulsar reformas econ¨®micas, un programa que resumi¨® en un ensayo titulado Revoluci¨®n.
Francia acababa de vivir un invierno de protestas contra las ¨¦lites: la revuelta de los chalecos amarillos. En respuesta a este movimiento, Macron organiz¨® un ¡°gran debate nacional¡±: reuniones por todo el territorio en las que los ciudadanos expon¨ªan sus agravios contra los dirigentes.
Una de las propuestas que el jefe de Estado se sac¨® de la manga fue liquidar la ENA, la m¨¢s elitista de las elitistas grandes escuelas, el lugar donde se preparan los altos funcionarios que dirigen los destinos de la naci¨®n, los enarcas, aut¨¦nticos ¡°pr¨ªncipes de la Rep¨²blica¡±, como se les ha llamado. Cuatro de los ¨²ltimos seis presidentes han sido enarcas; hoy, adem¨¢s de Macron, tambi¨¦n lo es su primer ministro, Jean Castex.
La promesa de acabar con la ENA es casi tan antigua como la propia escuela, fundada a finales de la Segunda Guerra Mundial, bajo el general De Gaulle, para hacer tabla rasa del sistema anterior. El desastre de 1940 ¡ªla invasi¨®n nazi y el desmoronamiento de la Rep¨²blica¡ª se atribuy¨® en parte al fracaso colectivo de las ¨¦lites. La Francia de la posguerra deb¨ªa ser dirigida por una alta Administraci¨®n tecnocr¨¢tica, altamente preparada, sin los enchufismos ni los compromisos de la Administraci¨®n de la preguerra.
¡°Yo no sent¨ª discriminaci¨®n¡±, explica Romain Grau, enarca, hijo de agricultor y diputado por Perpi?¨¢n de La Rep¨²blica en Marcha, el partido de Macron. ¡°Tuve la suerte de que la escuela de la Rep¨²blica en mi pueblo era muy s¨®lida. El maestro ocupaba un lugar central¡±, a?ade Grau, miembro de la misma promoci¨®n de la ENA que el presidente, la que se gradu¨® en 2004.
Uno de los problemas, ahora, seg¨²n Grau, es que la escuela est¨¢ dejando de actuar como ascensor social. Muchos alumnos desconocen la existencia de las v¨ªas de acceso a la ENA o piensan que no es para ellos. Grau es partidario de transformar la ENA, en vez de abolirla, para ¡°integrar a alumnos procedentes de otros horizontes y modificar los programas, de forma que se garantice una mayor diversidad y una mayor capacidad para captar la complejidad de la sociedad francesa de hoy¡±. ¡°Lo peor ser¨ªa no hacer nada¡±, a?ade.
Hace un a?o, Macron recibi¨® un informe del tambi¨¦n enarca Fr¨¦d¨¦ric Thieirez con una propuesta para sustituir la ENA por una Escuela de Administraci¨®n P¨²blica. La idea ha quedado aparcada. El jueves, el presidente de la Rep¨²blica anunci¨® la creaci¨®n de mil nuevas plazas para candidatos de familias con bajos ingresos o de zonas desfavorecidas en los centros que preparan a los alumnos para el acceso. En cada regi¨®n habr¨¢ dos de estos centros educativos. De las 80 plazas con que cuenta cada promoci¨®n de la ENA, seis se reservar¨¢n a los alumnos que accedan por esta v¨ªa, una especie de discriminaci¨®n positiva.
Y as¨ª es como Macron acept¨®, si decirlo en voz alta, que la ENA sobrevivir¨¢, quiz¨¢ porque una pandemia no sea el mejor momento para experimentar, o porque no hab¨ªa una demanda social para liquidarla. ¡°La igualdad de oportunidades es la esencia de la promesa republicana¡±, dijo. ¡°Que ninguno diga: ¡®Esto no es para m¨ª¡±.
Concentraci¨®n de poder en hombres del mismo molde
La ENA educ¨® durante d¨¦cadas a una clase dirigente competente e imitada en todo el planeta. De ella salieron tambi¨¦n dirigentes empresariales. La concentraci¨®n del poder en hombres formateados con el mismo molde, sin embargo, era motivo de cr¨ªtica. Otra cr¨ªtica se centraba en lo que el soci¨®logo Pierre Bourdieu llam¨® ¡°la nobleza de Estado¡±. Entre los enarcas, abundaban los hijos de enarcas, de profesores o de ejecutivos empresariales. El poder pasaba de padres a hijos y los privilegios ¡°se reproduc¨ªan¡±. Y esto suced¨ªa pese al principio meritocr¨¢tico, o, seg¨²n algunas teor¨ªas, a causa de ¨¦l, porque muchos de los saberes, los c¨®digos y el lenguaje que permit¨ªan conocer las v¨ªas de acceso a la ENA, y despu¨¦s superar los concursos escritos y orales de acceso, se aprend¨ªan en familia.
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