Rutte liderar¨¢ un cuarto Gobierno en Holanda tras su victoria electoral
Las elecciones impulsan a los liberales como listas m¨¢s votadas pero sube la ultraderecha
Mark Rutte, primer ministro liberal de derecha en Holanda, se dispone a formar un nuevo Gobierno de coalici¨®n tras ganar las elecciones del mi¨¦rcoles. El gobernante afronta su cuarto mandato aupado por una ligera mejora en las urnas, que han respaldado su gesti¨®n de la pandemia. La otra gran vencedora de la jornada fue Sigrid Kaag, liberal de izquierda que arrebat¨® al extremista Geert Wilders la segunda posici¨®n en n¨²mero de votos. Pese al retroceso de la lista del partido antimusulm¨¢n, los esca?os de ultraderecha ¡ªdivididos en tres formaciones distintas¡ª crecen respecto a la anterior legislatura.
Las dos formaciones m¨¢s votadas (la de Rutte con 35 esca?os y la de Kaag con 23) cuentan ya con sendos rastreadores encargados de averiguar qu¨¦ grupos estar¨ªan dispuestos a participar en un Gabinete que puede incluir hasta cinco partidos. Tantear el terreno antes de la negociaci¨®n es el procedimiento para luego cerrar una coalici¨®n que garantice en lo posible la estabilidad. Los datos consolidan a Rutte y muestran que el esc¨¢ndalo de la discriminaci¨®n a migrantes en la concesi¨®n de algunas ayudas p¨²blicas, que hizo dimitir en bloque a todo su Gobierno, no le ha pasado factura.
M¨¢s all¨¢ de las formaciones que mejoran, estos comicios han marcado tambi¨¦n el declive de la democracia cristiana (CDA) y el estancamiento de los socialdem¨®cratas (PvdA), adem¨¢s del ascenso de la ultraderecha. Repartida esta ¨²ltima en tres agrupaciones, con Geert Wilders a la cabeza, suman juntas 28 asientos, frente a los 22 de la anterior legislatura. En cambio, los tres partidos de izquierda ¡ªecologistas de GroenLinks, socialistas radicales (SP) y la socialdemocracia¡ª tienen juntos 26 diputados.
Durante d¨¦cadas, la democracia cristiana y la socialdemocracia han sido los pilares pol¨ªticos de la sociedad holandesa y se repart¨ªan, o bien alternaban, en el poder. Esta vez, buena parte de sus votos han ido a parar a opciones liberales, tanto de centro derecha como progresistas. La paradoja de la fragmentaci¨®n de la sociedad holandesa, que se ha traducido en el Parlamento con m¨¢s partidos representados ¡ªen total 17, cuatro de los cuales, de confirmarse un lento recuento, se estrenan en la C¨¢mara¡ª, es que la democracia cristiana y los socialdem¨®cratas pueden acabar negociando una cuota del poder. Est¨¢n en horas bajas, pero tienen experiencia de gobierno y los primeros son la opci¨®n preferida de Rutte.
En la situaci¨®n de los democristianos, que han perdido cuatro asientos y se quedan en 15, ha influido el frecuente cambio de l¨ªder en los ¨²ltimos tiempos. Tambi¨¦n la deficiente campa?a electoral del actual, Wopke Hoekstra, ministro de Finanzas en funciones. En algunos momentos, dio la sensaci¨®n de que no conoc¨ªa bien el programa de su propio partido.
Por su parte, el par¨®n de los socialdem¨®cratas, que no pasan de nueve esca?os ¡ªel mismo resultado de los comicios de 2017¡ª demuestra que no han superado el trauma de haber compartido la segunda de las cuatro coaliciones de Rutte. Fue entre 2012 y 2017, y ten¨ªan entonces 38 diputados. No les sirvi¨®, porque encajaron la mayor parte de las cr¨ªticas derivadas de los ajustes de la crisis financiera, y bajaron hasta los nueve puestos que hoy conservan.
Las tribulaciones de CDA y PvdA, y desde luego el ¨¦xito de Rutte y Kaag, casi han opacado el ascenso de la ultraderecha. Es cierto que nadie quiere gobernar con Geert Wilders (PVV), su representante m¨¢s conocido, que se ha quedado en tercer lugar con 17 asientos (ten¨ªa 20) desbancado por Kaag, pero ahora hay en el Parlamento otras dos agrupaciones que secundan los postulados del l¨ªder extremista. La primera es el Foro para la Democracia (FVD), de Thierry Baudet, que pasa de dos a ocho asientos, y se ha declarado el ¡°vencedor absoluto¡± de las elecciones por el salto dado. No parece haberle pasado factura su menosprecio por la gravedad de la pandemia, y hace un a?o sobrevivi¨® al abandono de una parte de sus colegas cuando se aire¨® un esc¨¢ndalo de antisemitismo y homofobia entre sus juventudes: ha cuadruplicado sus resultados y tiene los mismos diputados que los socialistas radicales (SP) y GroenLinks. El otro grupo ultra es JA21, escindido de las filas de Baudet, que se estrena con tres esca?os. Sin especial sinton¨ªa a pesar de que comparten el mismo espacio ideol¨®gico, queda por ver si este es el techo electoral del tr¨ªo y se estabilizan ah¨ª.
Ganar el centro
Rutte y Kaag tienen 58 esca?os entre los dos, pero en el Parlamento hay 150 y la mayor¨ªa est¨¢ fijada en 76, de modo que se avecina una negociaci¨®n dif¨ªcil. El primer ministro aborda su cuarto mandato consecutivo y tiene prisa porque no desea perder su porci¨®n del centro ahora que est¨¢ fuerte. Ha visto que Kaag ha reba?ado votos a derecha e izquierda y puede marcar el paso. ?l tendr¨¢ que emplearse a fondo porque sabe que la gesti¨®n de la pandemia le ha valido la confianza del electorado: estaba all¨ª cuando estall¨® la crisis, pero no ha desfallecido en su labor. Tampoco ignora que su experiencia en el poder se compensa con la expectaci¨®n despertada por Kaag, que ha mostrado su aptitud como ministra en funciones de Comercio Exterior y Cooperaci¨®n. Pero lo que de verdad mantiene alerta a Rutte es que el aura de persona asequible y siempre en marcha que tanto le ha favorecido en su carrera tiene su equivalente en la fortaleza de Kaag, acostumbrada a territorios hostiles por su trabajo para Naciones Unidas en Siria y L¨ªbano.
Los ecologistas de GroenLinks, que han perdido seis esca?os y se quedan con ocho, podr¨ªan participar en la fase negociadora, sobre todo porque Kaag ha hecho bandera de la lucha contra el cambio clim¨¢tico. De todos modos, Jesse Klaver, l¨ªder de los verdes, desisti¨® en el ¨²ltimo momento de entrar en el tercer Gobierno de Rutte por las diferencias sobre las cuotas de inmigraci¨®n. Hay grupos m¨¢s peque?os, como Volt, partido paneuropeo que, con tres diputados, entra por primera vez en un Parlamento en la UE. Es lo m¨¢s cercano a D66: ambos miran sin recelo el proyecto comunitario y promueven la educaci¨®n.
Cuatro partidos se estrenan en el Parlamento
JA21 (en espa?ol, S¨ª 21) ha conseguido tres esca?os. Es una escisi¨®n del partido de ultraderecha Foro para la Democracia, de Thierry Baudet. Fundado por Joost Eerdmans, que dej¨® la formaci¨®n porque no expuls¨® a los causantes de un esc¨¢ndalo de antisemitismo y homofobia en la rama juvenil, ya estuvo en el Parlamento con los herederos del partido de Pim Fortuyn, el l¨ªder ultraderechista asesinado en 2002 por un ecologista radical.
Caroline van der Plas es la cabeza visible y ¨²nica diputada que ha logrado BoerBurgerBeweging (Movimiento de los granjeros y los ciudadanos). Su objetivo es cerrar la brecha que separa el campo de la ciudad con su propia voz. Es una sorpresa que hayan conseguido representaci¨®n parlamentaria, pero las manifestaciones de granjeros con sus tractores en protesta por la mala imagen que se les atribuye en la lucha contra el cambio clim¨¢tico han sido frecuentes en los ¨²ltimos a?os. Si el recuento lo confirma, tambi¨¦n estar¨¢ en la C¨¢mara Sylvana Simons, en representaci¨®n de Bij1. El nombre de la formaci¨®n es un juego de palabras: la pronunciaci¨®n de Bij (con) y el n¨²mero uno suena en neerland¨¦s como la palabra juntos. El 1 se refiere al art¨ªculo de la Constituci¨®n que proh¨ªbe la discriminaci¨®n. Su programa lo vertebra la denuncia del racismo y la lucha contra la desigualdad. Simons ha trabajado en el Ayuntamiento de ?msterdam y su partido ha crecido en el ¨²ltimo a?o aupado por el eco del movimiento Black Lives Matter.
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