M¨¢s de 30 a?os esperando justicia: las v¨ªctimas de la violencia en Colombia piden menos homenajes y m¨¢s reparaci¨®n
Ren¨¦ Guar¨ªn, hermano de una de las desaparecidas en la toma del Palacio de Justicia en 1985, dice en el d¨ªa en honor a las v¨ªctimas que ning¨²n Gobierno se ha tomado en serio la b¨²squeda de la verdad
De nada sirve que un d¨ªa al a?o, cada 9 de abril, en la conmemoraci¨®n de su fecha, se hable de las v¨ªctimas en Colombia. De nada sirve, si cuando buscan ayuda nadie las atiende. Ren¨¦ Guar¨ªn sabe muy bien qu¨¦ es lidiar con un Estado que revictimiza y que hace eterno el padecimiento. Su hermana, Cristina, desapareci¨® en 1985 en la toma del Palacio de Justicia, y despu¨¦s de 30 a?os se la entregaron en una caja, le dijeron que los huesos que hab¨ªa dentro eran de ella. ¡±No hay justicia. ?Qui¨¦n la mat¨®? ?C¨®mo la mat¨®?¡±, se pregunta Guar¨ªn desde hace 36 a?os.
Este viernes, el Gobierno colombiano habl¨® de reparaci¨®n y de ayuda a las v¨ªctimas, que suman m¨¢s de nueve millones, el 18% de la poblaci¨®n. Dijo que del total registradas, al menos siete cumplen con los requisitos para acceder a las medidas dispuestas para su reparaci¨®n. Mientras los funcionarios hablaban, las v¨ªctimas escrib¨ªan. En uno de los eventos transmitidos en YouTube varias personas que han sido desplazadas por la violencia, y todav¨ªa no reciben ayudas, dejaban sus s¨²plicas por escrito. ¡°Buenos d¨ªas, mi nombre es Gloria. El 14 de noviembre de 2007 fui desplazada por las FARC. He solicitado ayuda humanitaria en estos ¨²ltimos a?os y la respuesta que me dan es que no la necesito. Estoy en extrema pobreza y me siguen negando las ayudas¡±, escrib¨ªa Gloria In¨¦s Lasso.
Est¨¢n las v¨ªctimas que llevan a?os tocando puertas, como Gloria, y las que apenas se asoman a ese laberinto burocr¨¢tico que retrasa la reparaci¨®n. En Colombia, a pesar del acuerdo de paz entre la guerrilla y las FARC, en 2016, el conflicto persiste. Este a?o, hasta el 8 de abril, se hab¨ªan registrado 25 masacres, con cerca de 95 v¨ªctimas, seg¨²n el Instituto de estudios para el desarrollo y la paz (Indepaz). De acuerdo a la misma entidad, de enero a marzo, 15.000 personas tuvieron que abandonar sus casas por cuenta de la violencia. El a?o pasado termin¨®- se?ala Indepaz- con 106 desplazamientos masivos, este a?o en apenas tres meses van 65.
El Gobierno colombiano se?ala a las disidencias de las FARC, a la guerrilla del ELN o a las bandas que se disputan las hect¨¢reas de coca como los responsables de la violencia, pero los expertos y los mismos exguerrilleros cuestionan la poca presencia estatal en las regiones y las trabas en el cumplimiento del acuerdo de paz.
¡°Lo que pedimos las v¨ªctimas es verdad, que la incertidumbre desaparezca. A m¨ª me entregaron una caja llena de huesos, pero no s¨¦ c¨®mo muri¨® ni qui¨¦n la mat¨® y siento que dif¨ªcilmente lo voy a saber¡±, dice Guar¨ªn por tel¨¦fono desde Bogot¨¢. Seg¨²n ¨¦l, no ha habido voluntad en ning¨²n Gobierno de las ¨²ltimas d¨¦cadas para ofrecer justicia, ni siquiera en el caso de su hermana, uno de los m¨¢s emblem¨¢ticos de la historia reciente del pa¨ªs.
¡°Pasaron muchos presidentes y todos siempre anunciaban nuevas l¨ªneas de investigaci¨®n, pero al final no ocurr¨ªa nada. ?lvaro Uribe fue el primero en oponerse a una decisi¨®n que favorec¨ªa a las v¨ªctimas con la sentencia contra un coronel, luego Juan Manuel Santos, Nobel de paz, consider¨® ¡®injusta¡¯ una medida contra un general, tambi¨¦n implicado¡±, se queja Guar¨ªn, que recuerda que sus pap¨¢s murieron esperando saber qu¨¦ hab¨ªa pasado con su hija, de 26 a?os, que el 6 de noviembre de 1985 sali¨® a trabajar en la cafeter¨ªa del Palacio de Justicia y no volvi¨®. Fue una de las personas desaparecidas en la toma al edificio estatal por parte de la guerrilla del M-19 y posterior violenta retoma, a manos del Ej¨¦rcito colombiano.
¡°Yo era un joven estudiante de ingenier¨ªa de sistemas que solo estaba interesado en las olimpiadas de matem¨¢ticas, pero de repente, en un d¨ªa, me convert¨ª en un hombre que se dedic¨® a tocar puertas, a ir de un lado a otro, en comprobar c¨®mo es ser v¨ªctima en este pa¨ªs¡±, cuenta. Guar¨ªn piensa en las v¨ªctimas de las regiones que est¨¢n m¨¢s lejos de la capital, y en los casos que no son tan medi¨¢ticos como el de su hermana, y sabe que para otros el camino hacia la reparaci¨®n es m¨¢s dif¨ªcil. ¡°La burocracia y la falta de inter¨¦s estatal no se tapa con discursos como los que vemos hoy, el d¨ªa de las v¨ªctimas, cuando el Gobierno sale a hablar bonito¡±, concluye.
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