Suiza se enreda en su relaci¨®n con la Uni¨®n Europea
Berna demora la decisi¨®n sobre el nuevo acuerdo que regular¨¢ los v¨ªnculos con el bloque comunitario
Las relaciones de Suiza con la Uni¨®n Europea, cimentadas sobre tratados bilaterales que dan al peque?o y rico pa¨ªs alpino el acceso al mercado interior comunitario, amenazan con ensombrecerse. El elefante en la habitaci¨®n se llama acuerdo marco institucional, que ambas partes empezaron a negociar en 2014 y que a¨²n no ha logrado pasar el filtro suizo. El debate se ha enredado en suelo helv¨¦tico y formado una madeja llena de nudos mientras Bruselas espera una decisi¨®n. El nuevo acuerdo busca reunir los pactos principales entre las dos partes (hay m¨¢s de 120) y fijar mecanismos estables para desarrollar la futura relaci¨®n. Suiza (8,5 millones de habitantes) seguir¨ªa sin ser miembro de la UE -en 1992 rechaz¨® en las urnas, por poco, la entrada en el Espacio Econ¨®mico Europeo-, pero mantendr¨ªa las ventajas comerciales y podr¨ªa ampliarlas a cambio de aceptar condiciones de Bruselas. Para unos suponen una cesi¨®n inaceptable de soberan¨ªa y para otros son asumibles frente al riesgo de perder lo conseguido.
¡°Estamos en el coraz¨®n de Europa, rodeados por la UE, en un sentido positivo. Eso no se puede cambiar¡±, defiende en favor de la conclusi¨®n de un acuerdo Philip Mosimann, presidente de Bucher Industries, una multinacional de la regi¨®n de Z¨²rich especializada en maquinaria agr¨ªcola y veh¨ªculos de limpieza. Para su grupo, el acceso sin trabas al mercado comunitario es esencial, explica en la sede de la asociaci¨®n de la industria de maquinaria, electr¨®nica y del metal (Swissmem), un sector que aporta en torno al 7% del PIB nacional.
Los n¨²meros reflejan los fuertes lazos ya existentes. El 52% de las exportaciones suizas tienen como destino la UE (110.000 millones de euros en 2018), y el 70% de las importaciones llegan del entorno comunitario. La Uni¨®n es el primer socio comercial de los helv¨¦ticos. Y ellos, el cuarto para la UE. La mitad de las inversiones suizas en el exterior se localizan en la Uni¨®n, seg¨²n datos oficiales, y el mercado laboral tambi¨¦n est¨¢ muy entrelazado: cerca de 458.000 suizos trabajan en la UE; 1,4 millones de ciudadanos comunitarios, de Noruega y el Reino Unido viven en Suiza, y 315.000 cruzan a diario la frontera para trabajar en el peque?o pa¨ªs.
Una red de intereses mutuos que la discusi¨®n sobre el acuerdo marco ha puesto en una encrucijada. No firmarlo conducir¨ªa a una edad de hielo con Bruselas y supondr¨ªa no actualizar los tratados en vigor de libre acceso al mercado y de libre circulaci¨®n de personas, entre otros. El inicio de la negociaci¨®n en 2014 estuvo marcado precisamente por la tensi¨®n, despu¨¦s de que los suizos aprobaran por la m¨ªnima una iniciativa para controlar la migraci¨®n, lo que afectaba al acuerdo de libre circulaci¨®n entre ambas partes.
El nuevo texto prev¨¦, a grandes rasgos, que Suiza acepte una adaptaci¨®n din¨¢mica de su legislaci¨®n a la comunitaria (ya lo hace cuando es necesario, pero con mayor lentitud); un tribunal de arbitraje para los litigios que se apoyar¨ªa en la interpretaci¨®n jur¨ªdica del Tribunal de Justicia Europeo; un control de las ayudas p¨²blicas suizas; una rebaja de los controles a las empresas por trabajadores desplazados (ahora son m¨¢s amplios que los de la UE), y abre la puerta a que Berna ampl¨ªe los derechos sociales de los residentes comunitarios.
Proceso de consulta
El acuerdo termin¨® de negociarse con Jean-Claude Juncker a¨²n como presidente de la Comisi¨®n, pero el Gobierno suizo (el Consejo Federal, un ¨®rgano colegiado de siete miembros de los principales partidos) no se decidi¨® a firmarlo en diciembre de 2018 y abri¨® un amplio proceso de consulta que cerr¨® en junio de 2019. En una carta enviada entonces a la Comisi¨®n, el Gobierno suizo hac¨ªa una valoraci¨®n general positiva, pero ped¨ªa ¡°aclaraciones¡± sobre tres puntos delicados para el pa¨ªs, relacionados con las ayudas p¨²blicas, la protecci¨®n frente a pr¨¢cticas de dumping salarial y la asunci¨®n de nuevos derechos sociales. Bruselas acept¨® realizar precisiones, pero no reabrir de nuevo el mel¨®n tras a?os de trabajo, en medio de la negociaci¨®n del Brexit y con Londres pendiente de cualquier concesi¨®n a terceros.
Pero el diablo para Suiza est¨¢ en esos detalles, y por motivos de pol¨ªtica interna y la pandemia, el proceso se ha alargado hasta ahora sin que el Consejo Federal haya adoptado todav¨ªa su decisi¨®n final. Mientras, el debate se ha polarizado hasta el punto de que, seg¨²n destacados medios suizos, ya casi se prepara el entierro del acuerdo marco.
En esta tesitura, le llueven piedras al Consejo Federal. La patata caliente sigue en sus manos, aunque tiene previsto un encuentro de alto nivel con la Comisi¨®n, en principio el pr¨®ximo 23 de abril. Mientras, Bruselas tira de paciencia. ¡°Esperamos que Suiza avance en el proyecto de acuerdo marco institucional. Se est¨¢n llevando a cabo debates que buscan aclarar ciertos puntos planteados por la parte suiza¡±, se limitan a decir fuentes de la Comisi¨®n.
¡°El problema es nuestro Gobierno, que ha perdido el sentido de la realidad econ¨®mica. No atiende a sus funciones de liderazgo. No decidir no es digno de una pol¨ªtica de gobierno¡±, critica Peter Gr¨¹nenfelder, director del think tank Avenir Suisse, de l¨ªnea liberal, en sus instalaciones en Z¨²rich. ¡°Si no hay acuerdo, la UE seguir¨¢ su camino y eso los suizos lo subestiman. El Brexit deber¨ªa ser una se?al para despertar, los brit¨¢nicos no han conseguido mucho con el nuevo acuerdo¡±, a?ade Patrick D¨¹mmler, investigador del mismo centro.
Con los retrasos, las posiciones se han endurecido, han surgido nuevos comit¨¦s a favor y en contra de empresas y sociedad civil, y al final ¡°no es de extra?ar que el ambiente del debate sea t¨®xico¡±, destaca Gr¨¹nenfelder. Hasta el punto de que hay sectores que no ven factible que el texto negociado llegue al Parlamento y esperan que el Consejo Federal lo meta en un caj¨®n. El amplio apoyo a los acuerdos bilaterales existentes se mantiene, y se aboga por profundizar en esa l¨ªnea, pero el nuevo pacto divide.
Para la principal asociaci¨®n de peque?as y medianas empresas (SGV, en sus siglas en alem¨¢n), la versi¨®n actual, a falta de las aclaraciones pedidas a Bruselas, situar¨ªa a Suiza a la larga en una ¡°posici¨®n subordinada¡± ante la UE y someter¨ªa al mercado laboral, con un alto nivel salarial, a ¡°dif¨ªciles pruebas de resistencia¡±, afirma por correo electr¨®nico Henrique Schneider, directivo del SGV.
Escepticismo
En el escenario pol¨ªtico cunde el escepticismo sobre las posibilidades de llevar el acuerdo a buen puerto. ¡°Con el texto actual, lo descarto. El Consejo Federal no deber¨ªa haberlo aceptado¡±, sostiene por tel¨¦fono el copresidente del Partido Socialdem¨®crata (SP), C¨¦dric Wermuth. La formaci¨®n m¨¢s europe¨ªsta ve peligrar la protecci¨®n salarial del mercado suizo y sus logros sociales. En contra desde el principio est¨¢n los ultranacionalistas del SVP, que ven un ataque frontal a la soberan¨ªa suiza y sometimiento a los ¡°jueces europeos¡±. Los Verdes ven problemas en el contenido actual; los liberales (FDP) lo apoyan en esencia, aunque con conatos de disidencia, y en el centro (Die Mitte) hay divisi¨®n. Los Verdes Liberales, en cambio, dan un claro s¨ª. La diputada Tiana Moser, que dirige la fracci¨®n parlamentaria, destaca que los ciudadanos suizos, que en ¨²ltima instancia decidir¨¢n sobre la cuesti¨®n ¡°se han pronunciado en repetidas ocasiones a favor del camino bilateral¡± en las urnas. La ¨²ltima vez, en septiembre de 2020, cuando con claridad votaron en contra de una iniciativa de los ultranacionalistas para anular la libre circulaci¨®n de personas con la UE. ¡°Suiza tiene que decidir qu¨¦ quiere. Los acuerdos bilaterales est¨¢n hechos a su medida, pero hay que regular las cuestiones institucionales¡±, afirma Moser, que reclama que el Consejo Federal env¨ªe el acuerdo al Parlamento y seguir la tradicional v¨ªa helv¨¦tica de votarlo. ¡°Tiene que producirse una legitimaci¨®n democr¨¢tica de todo el proceso¡±, a?ade.
Gr¨¹nenfelder, de Avenir Suisse, considera que se ha instalado una ¡°narrativa negativa¡± y no se ha destacado lo conseguido por los negociadores suizos. ¡°Bruselas ha cedido. Quer¨ªa una adaptaci¨®n autom¨¢tica de su legislaci¨®n, y ahora ser¨¢ din¨¢mica; y que nos atuvi¨¦ramos al derecho europeo, pero habr¨¢ un tribunal de arbitraje que ahora no tenemos¡±, sostiene. ¡°La pregunta es, ?cu¨¢l es la alternativa? No la hay. Los que se oponen no la concretan¡±, abunda D¨¹mmler. Ambos expertos creen que el Gobierno ¡°intentar¨¢ de alguna manera salir del paso¡±, m¨¢s en tiempos de incertidumbre por la pandemia.
Los esc¨¦pticos o los que se oponen, creen que pese a todo no llegar¨¢ la sangre al r¨ªo si fracasa el acuerdo, y que se podr¨¢ seguir funcionando con los acuerdos bilaterales existentes. ¡°Al final, a nadie le interesa una escalada. Tenemos mejores relaciones con Bruselas que miembros como Hungr¨ªa¡±, opina el socialdem¨®crata Wermuth. Aunque s¨ª se espera una reacci¨®n de Bruselas, que no solo bloquear¨ªa nuevos acuerdos, sino que podr¨ªa, entre otras medidas, excluir a Suiza del programa de investigaci¨®n Horizonte Europa. ¡°No ser¨¢ agradable, pero tampoco el fin del mundo. Tenemos una relaci¨®n simbi¨®tica que interesa a los dos lados¡±, considera Schneider, de las peque?as y medianas empresas. No lo ven as¨ª las grandes patronales como Swissmem o Economie Suisse. La congelaci¨®n de los acuerdos bilaterales acabar¨¢ teniendo impacto en la econom¨ªa, ¡°ser¨¢ de nuevo m¨¢s dif¨ªcil mantenernos competitivos, y a la larga, puede llevar a que las inversiones de las empresas se desplacen al extranjero¡±, afirma el empresario Mosimann. La pelota est¨¢ en el tejado del Consejo Federal, probablemente al menos unas semanas m¨¢s.
¡°El acceso al mercado europeo es vital para Suiza¡±
¡°Si se es un pa¨ªs peque?o (8,5 millones de habitantes), con la UE alrededor, y el 50% de las exportaciones de la industria de maquinaria van a la UE, tienes que encontrar un camino con ese vecino para tener acceso a ese mercado tambi¨¦n en el futuro. Sin pegas ni trabas. Ese acceso es vital para nosotros¡±, explica. Para Mosimann, el acuerdo marco es una v¨ªa ¡°para desarrollar el camino bilateral¡± y si no se aprueba y los acuerdos actuales se congelan, ¡°?qu¨¦ valor tendr¨¢n en 10 o 20 a?os?¡±. A su juicio, ¡°ninguna persona sensata¡± pondr¨ªa en peligro o empeorar¨ªa la relaci¨®n actual ¡°sin necesidad¡±. Como pa¨ªs, ¡°cada segundo franco lo ganamos en el extranjero¡±, remarca durante una conversaci¨®n en Z¨²rich.
El grupo que dirige ¡°hace tiempo que est¨¢ en Europa con filiales¡±, pero notar¨ªa las consecuencias. ¡°Ser¨ªa cuestionable que pudi¨¦ramos hacer grandes inversiones en nuestras empresas suizas m¨¢s peque?as en cinco, 10 o 20 a?os. Las mantendremos, pero ante una gran inversi¨®n, habr¨ªa que preguntarse si hacerla en Suiza o en una subsidiaria en el extranjero. Ese es el peligro desde una perspectiva suiza¡±. Y luego estar¨ªan los posibles nuevos costes, trabas burocr¨¢ticas y problemas para la certificaci¨®n europea de los productos. ¡°Con una empresa filial se puede conseguir una certificaci¨®n para toda la UE, pero sin acuerdo, eso no ser¨¢ posible desde Suiza¡±.
La organizaci¨®n de la industria de maquinaria, electr¨®nica y del metal, Swissmen, de cuya direcci¨®n forma parte, ha defendido un acuerdo marco ¡°de la A a la Z¡± por ¡°convencimiento¡±, pero Mosimann cree que faltan en general ¡°verdaderos defensores¡± con entusiasmo en el proceso. De fuerte vocaci¨®n exportadora, el sector se mantiene competitivo ¡°pese a un euro d¨¦bil¡± a trav¨¦s ¡°de la innovaci¨®n, productividad, inversi¨®n, automatizaci¨®n y digitalizaci¨®n¡±, una ¡°receta para el futuro¡±. ¡°No queremos privilegios, o proteccionismo, sino un ¡®playing level field¡¯ (campo de juego nivelado), como en el f¨²tbol, con las mismas reglas para los equipos y que en el partido se decida qui¨¦n es mejor¡±, concluye.
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