El callej¨®n sin salida de Daniel Ortega: entre la represi¨®n y la resistencia ciudadana
El mandatario presenta reformas electorales a su medida que niegan la posibilidad de elecciones libres, mientras se mantiene aupado sobre un aparato represivo que ahoga a la disidencia pol¨ªtica
El presidente Daniel Ortega intenta mantenerse en el poder aupado sobre un aparato estatal represivo, llamado a ahogar cualquier disidencia, tras haber causado un ba?o de sangre en Nicaragua al reventar con violencia las protestas que en 2018 exig¨ªan el fin de su mandato. Cada vez m¨¢s aislado y presionado internacionalmente, Ortega ha presentado unas reformas electorales con las que pretende dar legitimidad a su r¨¦gimen, pero que son catalogadas como una burla por la oposici¨®n, que demanda un cambio real para poder competir en unas elecciones justas en noviembre, cuando el pa¨ªs celebrar¨¢ comicios presidenciales. Ortega aspira a un cuarto mandato y perpetuar su modelo familiar autocr¨¢tico, pero ya no es el hombre fuerte de anta?o: la masacre de 2018, el aparato de represi¨®n al estilo cubano, la falta del apoyo econ¨®mico de Venezuela y la constante violaci¨®n de derechos humanos lo han arrinconado en un callej¨®n sin salida que le da a la oposici¨®n nicarag¨¹ense, de lograr una unidad s¨®lida, la oportunidad de destronar al hombre que ampara su poder en una revoluci¨®n que ¨¦l mismo ha deformado.
Hacer pol¨ªtica desde la oposici¨®n ahora en Nicaragua es peligroso y arriesgado. Lo demostr¨® el viernes F¨¦lix Maradiaga, uno de los aspirantes a enfrentarse a Ortega en noviembre, cuando intent¨® participar en una protesta convocada en honor a las v¨ªctimas de la represi¨®n de 2018. El hombre tuvo que correr para no ser capturado por la polic¨ªa, que se ha convertido en el primer ¨®rgano represor del r¨¦gimen. Otro aspirante, Juan Sebasti¨¢n Chamorro, corri¨® tambi¨¦n el viernes cargando la bandera nicarag¨¹ense, pero la polic¨ªa lo sigui¨® y le arrebat¨® la insignia. En el pa¨ªs centroamericano portar los colores azul y blanco de su estandarte se ha convertido en un s¨ªmbolo de rebeld¨ªa que irrita al r¨¦gimen. El asedio tambi¨¦n lo sufren los periodistas que intentan dar cobertura a las acciones de los opositores. El jueves, Alberto Miranda fue golpeado por polic¨ªas, que le quitaron su tel¨¦fono m¨®vil y amenazaron con m¨¢s golpiza si segu¨ªa con su trabajo de reportero.
A la violencia pol¨ªtica se unen unas reformas electorales a favor de Ortega. Los cambios han sido una de las principales exigencias de la Organizaci¨®n de los Estados Americanos (OEA), Estados Unidos y la Uni¨®n Europea como garant¨ªa de un proceso electoral justo en noviembre, pero la propuesta presentada el 12 de abril mantiene el control que tiene el FSLN ¡ªel partido de Ortega¡ª de toda la estructura electoral, le da a la polic¨ªa la potestad de autorizar o no los m¨ªtines pol¨ªticos de los opositores, niega el financiamiento a los candidatos que aspiran a participar en el proceso e inhibe de facto a aquellas personas que hayan participado en las protestas de 2018 de aspirar a un cargo p¨²blico. Azahalea Sol¨ªs, experta en derecho constitucional, explica: ¡°Las reformas electorales no son ni siquiera cosm¨¦ticas, m¨¢s bien son violatorias de los derechos fundamentales. Est¨¢n hechas para crear una dictadura legal, no garantizar el derecho a elegir y ser electo. Son peligros¨ªsimas, porque le dan atribuciones a la polic¨ªa que solo corresponden al tribunal electoral¡±.
En el complejo escenario pol¨ªtico nicarag¨¹ense, son muchos los que ponen sus esperanzas en una mayor presi¨®n internacional que obligue a Ortega a realizar cambios profundos en el sistema electoral. Estados Unidos y la UE han impuesto sanciones al c¨ªrculo cercano del mandatario, incluidos sus hijos y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo. Esas sanciones han golpeado econ¨®micamente al r¨¦gimen, que ya no cuenta con el r¨ªo de petrod¨®lares que llegaba desde Venezuela y que le permiti¨® a Ortega consolidar su modelo autoritario. ¡°Las instituciones europeas deben seguir presionando a reg¨ªmenes dictatoriales como el que representa Daniel Ortega¡±, afirma Jos¨¦ Ram¨®n Bauz¨¢, eurodiputado espa?ol que ha impulsado iniciativas dentro del Parlamento Europeo contra el Gobierno nicarag¨¹ense. ¡°Lo que deber¨ªamos hacer es tocarle donde realmente le duele a los dictadores, tocarles el bolsillo, hacer que esas sanciones se hagan efectivas, que act¨²en sobre Ortega, sobre su familia y sobre todos los aliados, sobre toda su estructura, sobre todo su entramado, porque est¨¢ usurpando, coaccionando, coartando, amenazando al pueblo nicarag¨¹ense. Por lo tanto, no debemos quedarnos parados¡±, dice Bauz¨¢, que prepara una resoluci¨®n contra el r¨¦gimen de Ortega, que podr¨ªa discutirse en mayo en el Parlamento Europeo.
La presi¨®n que se pueda generar de afuera, sin embargo, no es suficiente si al interior de Nicaragua no se construye un bloque opositor s¨®lido, que re¨²na el descontento general en un pa¨ªs sumido en una profunda crisis pol¨ªtica y social desde 2018, que acumula tres a?os de recesi¨®n econ¨®mica y que, seg¨²n datos del Banco Mundial, pas¨® de tener un buen ritmo de crecimiento de 4,6% en 2017 a una contracci¨®n de -3,9% en 2019. La misma instituci¨®n estima que la pobreza aument¨® en un 15,1% en 2020. Nicaragua ha sufrido, adem¨¢s, el golpe de los huracanes Eta y Iota y los estragos de la pandemia de covid-19 (cuya letalidad Ortega neg¨®). Hay decenas de presos pol¨ªticos, los cr¨ªmenes de 2018 contra civiles siguen impunes y 80.000 nicarag¨¹enses han debido exiliarse por la violencia pol¨ªtica y el desempleo. ¡°No hay comunidad internacional que vaya a derrocar una dictadura¡± opina el soci¨®logo Silvio Prado. ¡°Fiar todo a la presi¨®n internacional es un error, por una raz¨®n sencilla: si la presi¨®n no tiene correspondencia dentro del pa¨ªs, no tiene a quien depositar las rentas de esa presi¨®n, no lo seguir¨¢n haciendo¡±, considera.
Prado hace hincapi¨¦ en la importancia de la unidad frente al control f¨¦rreo del Estado en manos de Ortega. ¡°La ¨²nica salida de esta paradoja es la convergencia de fuerzas pol¨ªticas, que ahora se hace complicada, pero que debe reunir de nuevo el esp¨ªritu de la rebeli¨®n de abril que era heterog¨¦neo, polic¨¦ntrico, multisectorial. Recuperar ese esp¨ªritu y reconvertirlo en una opci¨®n pol¨ªtica solo se logra si se encuentran v¨ªas de confluencia, porque la principal condici¨®n de la salida pol¨ªtica no violenta es la convergencia, el reencuentro de ese consenso que se perdi¨® en el camino¡±, detalle el analista. Esa unidad, afirma por su parte Azahaela Sol¨ªs, es la ¨²nica manera de hacer frente a lo que ella cataloga como una ¡°dictadura¡±. Para Sol¨ªs, la ¨²nica salida a la encrucijada que vive Nicaragua son elecciones justas. ¡°No es de cuotas de poder, de reparticiones, de sumisi¨®n, necesitamos este bloque en este momento, para lograr reformas electorales que permitan un proceso electoral cre¨ªble. Si no hay reformas as¨ª, no podemos decir que se puede resolver el conflicto del pa¨ªs¡±.
Los j¨®venes que participaron en las protestas y que supusieron la mayor¨ªa de las v¨ªctimas tambi¨¦n apoyan la idea de la unidad, aunque mantienen sus recelos con los pol¨ªticos tradicionales. Uno de esos ¡°chavalos¡±, como los llaman en Nicaragua, es Lesther Alem¨¢n, el joven flaco y larguirucho que en mayo de 2018, en la mesa de negociaciones con la oposici¨®n que pretend¨ªa hallar una salida pac¨ªfica a la crisis, espet¨® a Daniel Ortega: ¡°Esta no es una mesa de di¨¢logo. Es una mesa para negociar su salida¡ ?R¨ªndase ante todo este pueblo!¡±. Aquel discurso de Alem¨¢n dio la vuelta al mundo, mientras decenas de miles de nicarag¨¹enses desafiaban al r¨¦gimen en las calles. Entonces Ortega desat¨® la Operaci¨®n Limpieza, con escuadrones de la muerte sembrando de cad¨¢veres el pa¨ªs. Tres a?os despu¨¦s, y tras regresar del exilio, Alem¨¢n se mantiene involucrado en la resistencia contra el r¨¦gimen, aunque debe sortear la persecuci¨®n pol¨ªtica. ¡°Este es un pa¨ªs que se ha llenado de hartazgo. Hay un ambiente de mayor tensi¨®n y rechazo, pero Nicaragua est¨¢ en un proceso que puede marcar un antes y un despu¨¦s en su historia. Hay una poblaci¨®n que aspira a m¨¢s libertad, democracia y justicia y eso solo se logra si Ortega no est¨¢ en el poder¡±, dice Alem¨¢n.
Fue la generaci¨®n de Alem¨¢n la que sembr¨® la semilla de la indignaci¨®n en Nicaragua. Lo pagaron con sangre, pero hoy reclaman protagonismo en un proceso pol¨ªtico lleno de obst¨¢culos. ¡°Sin abril de 2018, habr¨ªa ortega por muchos a?os m¨¢s, Nicaragua hubiera sido condenada a ser una c¨¢rcel y no tuvi¨¦ramos esperanza en un presente prometedor, en libertad¡±, afirma el joven. ¡°El sentimiento en 2018 era que todo iba a acabar pronto y esa fue una condici¨®n para que los ¨¢nimos no se perdieran. Eso hac¨ªa que nosotros como j¨®venes sigui¨¦ramos resistiendo, pero sobre todo actuando y proponiendo. La resistencia ha continuado. Estamos muy convencidos de que los j¨®venes son importantes en esa recta final, porque creemos que esta es la recta final¡±. Los ideales de estos j¨®venes recuerdan a los de la generaci¨®n que los precedi¨®, la que luch¨® contra la dinast¨ªa de Somoza, para lograr una Nicaragua libre y democr¨¢tica. Entre ellos estaba Daniel Ortega, el guerrillero devenido en aut¨®crata que intenta mantener su poder sobre un charco de sangre y aupado en la violencia como ¨²nica pol¨ªtica de Estado.
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