Nicaragua, violentamente silenciada
La prensa sufre la represi¨®n sistem¨¢tica del r¨¦gimen de Ortega
La ¨²ltima vez que Julio Cort¨¢zar hizo un viaje fue a Nicaragua; de ah¨ª naci¨® un libro breve que titul¨® Nicaragua violentamente dulce, que Mario Muchnik edit¨® en Espa?a y que ser¨ªa, en 1983, el ¨²ltimo que sali¨® de la pluma del autor de Rayuela, muerto al a?o siguiente en Par¨ªs. En aquel volumen breve el escritor argentino, enamorado de la Revoluci¨®n, reclamaba fe ciega para salvar del imperialismo los logros del Frente Sandinista que derroc¨® a Somoza. Hoy el dictador no parece muy distinto al heredero de aquel levantamiento revolucionario, pues Daniel Ortega, con su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, mantienen a Nicaragua bajo un silencio de acero, contra el que se levantan, con riesgo de sus vidas, los periodistas que quieren romper el silencio que pende sobre una poblaci¨®n hipervigilada. EL PA?S ha hablado con algunos de los protagonistas de esa lucha desigual, periodistas que o bien est¨¢n en el exilio o viven en su tierra bajo la amenaza de c¨¢rcel. Hablan de un pa¨ªs violentamente silenciado.
Apresado en casa. ¡°Soy Carlos Salinas Maldonado. Vivo exiliado en M¨¦xico, trabajo para EL PA?S. Tras las protestas y la masacre de estudiantes de 2018 el objetivo de Ortega fue la prensa. Trabajaba para Confidencial de Carlos Fernando Chamorro y para este diario. Mi cobertura de aquella matanza me cost¨® persecuci¨®n en las redes del Frente Sandinista. Utilizaron mi homosexualidad diciendo que maltrataba a mis parejas, hac¨ªan montajes con hombres con el rostro hinchado. Dec¨ªan que era por golpes que yo le hab¨ªa dado a esas personas. Fui una de las v¨ªctimas de esas campa?as. Me persegu¨ªan patrullas armadas. Cuando fui a cubrir la celebraci¨®n del 41 aniversario de la Revoluci¨®n, fecha que secuestr¨® Ortega, llev¨¦ a la plaza a compa?eros de EL PA?S, fui a la tarima de prensa, uno de los lugartenientes del r¨¦gimen me identific¨® y de pronto acudi¨® una horda enfurecida a hostigarnos, alguien me tir¨® al suelo y empezaron a patearme hasta que la polic¨ªa me sac¨® de all¨ª. Mis compa?eros Javi Lafuente [delegado de EL PA?S en Am¨¦rica] y Hector Guerrero [jefe de fotograf¨ªa de la redacci¨®n en Ciudad de M¨¦xico] me llevaron a un hotel. Yo estaba pr¨¢cticamente encarcelado en mi casa, mientras arreciaban campa?as en mi contra desde las redes. Ese 26 de noviembre estaba conversando en casa con la periodista Sof¨ªa Montenegro. Le cuentan que esa noche iban a entrar en mi casa, y lo corrobora Chamorro en otra llamada. Me refugi¨¦ en casa de una familia. Dos d¨ªas despu¨¦s inici¨¦ el exilio en M¨¦xico. Al principio hab¨ªa pensado que la persecuci¨®n era pura intimidaci¨®n. Hasta que vi c¨®mo entraban los seguidores de Ortega y secuestraban a colegas como Luc¨ªa Pineda o Miguel Mora. En ese momento me estaba perdiendo la historia de mi pa¨ªs. Era la continuaci¨®n brutal de lo que hab¨ªa hecho Ortega desde que volvi¨® al poder en 2007: crear sus propios medios, convertir en estatal la prensa. En 2018 el ataque fue generalizado contra el oficio y el s¨ªmbolo fue el asesinato de ?ngel Gahona, un periodista. La escalada contin¨²a y se puede recrudecer antes de las elecciones de noviembre, porque los Ortega no est¨¢n dispuestos a dejar el poder¡±.
Las redacciones est¨¢n confiscadas. La de Confidencial de Chamorro es ahora un lugar materno de los creados por Rosario Murillo. Se mantienen la persecuci¨®n y el asedio, los allanamientos ilegales de medios, la vigilancia de las casas de periodistas, la censura de quienes quieren acceder a la informaci¨®n, controlada por Rosario Murillo, la difamaci¨®n de las redes sociales. Los que han salido de Nicaragua hacen periodismo en l¨ªnea, ¡°y parece¡±, dice Salinas, ¡°que hay m¨¢s ganas que nunca de hacer periodismo, sobre todo por parte de j¨®venes que se sienten arropados por una sociedad harta de que le hayan arrebatado los medios¡±.
¡°No nos han podido callar¡±. Dice Chamorro, regresado del exilio: ¡°No nos han podido callar, eso es lo fundamental. Asaltaron la Redacci¨®n f¨ªsicamente, pero nunca hemos dejado de informar, ni siquiera el d¨ªa del asalto; eso se explica solo por el compromiso de la prensa, pero tambi¨¦n por la existencia de Internet. Nos robaron computadoras pero nuestra se?al siempre ha estado presente. Nos censuraron la televisi¨®n abierta y mantuvimos la producci¨®n de los programas a trav¨¦s de Youtube y de las redes sociales¡ Si hubiera estado preso no habr¨ªa podido hacerlo, como les ocurri¨® a otros colegas. Me vi obligado a exiliarme para poder seguir haciendo periodismo. Estuve once meses en Costa Rica con un apoyo que me permiti¨® organizarme con otros colegas y regresar a finales del a?o pasado, siempre con la oficina confiscada, pero siempre dando testimonio de periodismo... Es duro: estamos bajo una gran tensi¨®n, no tengo ninguna garant¨ªa de seguridad para mi o para mi familia, vivo tras un ret¨¦n de polic¨ªa que durante las veinticuatro horas chequea mis entradas y salidas. Frente al miedo lo ¨²nico que podemos hacer es adoptar ciertas medidas b¨¢sicas de protecci¨®n para poder seguir reporteando. El peor momento fue en diciembre de 2018. Conoc¨ª una informaci¨®n sobre la decisi¨®n del r¨¦gimen de capturarme y llevarme a la c¨¢rcel, como hicieron con Miguel Mora y Luc¨ªa Pineda, que terminaron seis meses en la c¨¢rcel, torturados, aislados, sometidos a un juicio criminal sin pruebas. El r¨¦gimen hab¨ªa decidido detenerme tambi¨¦n, y para ello hab¨ªa fabricado una causa criminal¡ En Nicaragua vivimos casi tres a?os en Estado de sitio de facto, en la pr¨¢ctica est¨¢n anuladas las garant¨ªas constitucionales. Ahora hay m¨¢s de cincuenta periodistas exiliados. Y los que trabajamos aqu¨ª estamos vigilados por fan¨¢ticos que, en algunas zonas, allanan nuestras casas, junto con la polic¨ªa. Ahora hay sectores atados a la nostalgia de lo que fue la Revoluci¨®n, a s¨ªmbolos que ya no representan nada de lo que fue aquel periodo de nuestra historia sino una r¨¦plica agravada de lo que fue el dictador Somoza¡±.
En la cl¨ªnica antidroga¡ ¡°Lo que fue mi emisora¡±, dice Miguel Mora, director de 100% Noticias, ¡°es ahora un remedo de una cl¨ªnica antidroga instalada all¨ª sin ning¨²n argumento legal¡ Militares y paramilitares tomaron el edificio el 21 de diciembre de 2018. Yo fui secuestrado, no hubo juicio, nunca tuvieron pruebas y fui amnistiado por algo que nunca comet¨ª. Ahora soy miembro de la Coalici¨®n Nacional, que aspira a presentarme como candidato a la presidencia de la Rep¨²blica en las elecciones de noviembre¡ La situaci¨®n del periodismo es de pura persecuci¨®n, de amenaza para los periodistas y para sus familias¡ Hay periodistas que son requisados en sus puestos de trabajo, los golpean, los amenazan de muerte a ellos y a sus familias. La dictadura en Nicaragua considera que ser periodista es ser terrorista. Y ser periodista joven es m¨¢s peligroso a¨²n. Mataron a un periodista en pleno ejercicio del oficio, confiscaron todos los medios importantes y nos metieron en la c¨¢rcel: todo eso gener¨® temor y exilio. Ahora todos los que trabajan aqu¨ª est¨¢n vigilados y en riesgo. Yo soy un periodista confiscado, ex preso pol¨ªtico, no puedo ejercer mi profesi¨®n y mi canal est¨¢ confiscado y sin amparo legal alguno. Tampoco soy un hombre libre: cuando tengo que salir a hacer algo la polic¨ªa me para. Paramilitares me han disparado o me han apedreado¡. Nac¨ª en 1975, bajo la dictadura somocista. Espero no morir bajo una dictadura sandinista¡±.
¡°In¨²tiles como periodistas¡±. Luc¨ªa Pineda estuvo presa igual que Miguel Mora. Seis meses, ¡°en total aislamiento, sin ning¨²n delito. S¨®lo hab¨ªamos contado la masacre de los Ortega de 2018¡ Cuando me excarcelaron mi familia me trajo a Costa Rica. 100% Noticias ha sufrido el ensa?amiento sandinista, a los periodistas nos tratan como delincuentes; el r¨¦gimen no para de censurar y perseguir, y los medios en los que trabaj¨¢bamos est¨¢n presididos por retratos del matrimonio Ortega-Murillo. Este es un a?o electoral en situaci¨®n de mucho riesgo. Las libertades est¨¢n en alerta roja. Esperamos que el mundo ponga su atenci¨®n en lo que pasa para ejercer presi¨®n sobre este r¨¦gimen, que act¨²a amparado por muchas armas en manos de grupos de paramilitares fan¨¢ticos que no s¨®lo ponen en riesgo la vida de los periodistas sino las de todos los nicarag¨¹enses. A los que contamos lo que sucede nos inutilizan. Nos quieren in¨²tiles como periodistas y, como ciudadanos, nos obligan a parecer enemigos de Nicaragua¡±.
Patria libre para vivir¡ Este ¨²ltimo 14 de abril el poeta y periodista Daniel Rodr¨ªguez Moya, granadino apasionado de Nicaragua, present¨® en Madrid su documental sobre estos tres a?os que han pasado desde la insurrecci¨®n de 2018 contra el r¨¦gimen de Ortega/Murillo. Con materiales in¨¦ditos, conseguidos a pesar de la vigilancia policiaca o paramilitar, contiene testimonios de Ernesto Cardenal, Sergio Ram¨ªrez, Gioconda Belli o Carlos Mej¨ªa Godoy, y es la cr¨®nica de aquella represi¨®n que cost¨® quinientas vidas. Con ¨¦l y con la periodista nicarag¨¹ense Tamara Morales Orozco, que trabaja desde Madrid para Agenda propia, nos encontramos en un bar de Madrid. Ocurre siempre que un espa?ol se encuentra con quien vive o ha vivido el cambio de piel del sandinismo, de ilusi¨®n revolucionaria a dictadura paramilitar: ?c¨®mo se vive all¨ª el desconocimiento que de esa situaci¨®n se tiene fuera de aquel pa¨ªs que vivi¨® la dictadura de Somoza? Dice Tamara: ¡°Sigue habiendo ac¨¢ un sector de la izquierda que no termina de convencerse de que ya se acab¨® aquel romanticismo en el que siguen creyendo¡ La represalia brutal de la revuelta de los estudiantes es materia definitiva para que caiga esa venda¡±. El documental explica la actualidad hablando del pasado.
Dec¨ªa Cort¨¢zar, dirigi¨¦ndose al militar revolucionario Tom¨¢s Borge en aquel Nicaragua violentamente dulce: ¡°Vives con Nicaragua, y tu pueblo es hoy el pueblo m¨¢s vivo del mundo, el m¨¢s hermoso y el m¨¢s libre¡±. Ahora es un pueblo que vive violentamente silenciado.
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