100 d¨ªas de Biden, un profundo cambio de rumbo en Estados Unidos
El presidente norteamericano ha pisado el acelerador en temas de calado como la vacunaci¨®n masiva, la vuelta al multilateralismo, la modernizaci¨®n del pa¨ªs y el giro dado en pol¨ªticas sociales. Su gran reto sigue siendo la inmigraci¨®n
Apenas 100 d¨ªas de Joe Biden en la Casa Blanca han bastado para cerciorarse del giro profundo que ha dado Estados Unidos. El presidente de la gran potencia ha querido dejar claro desde un inicio la diferencia abismal que mantiene con su antecesor, Donald Trump. En lo econ¨®mico, en materia de pol¨ªtica exterior, en asuntos sociales o en las pol¨ªticas migratorias, aunque en este caso haya tenido que recular en sus ambiciosas promesas. Tambi¨¦n, o quiz¨¢s sobre todo, en la forma en que ha abordado la pandemia: Estados Unidos coloc¨® la vacunaci¨®n masiva como la principal meta de su agenda en sus primeros 100 d¨ªas como presidente. Y ha cumplido con creces.
Una vacunaci¨®n masiva
Desde el primer d¨ªa, todo deb¨ªa quedar sujeto a frenar la pandemia y sus consecuencias. Para reactivar la econom¨ªa, en ca¨ªda libre y con los peores ¨ªndices desde la Gran Depresi¨®n de los a?os treinta, hab¨ªa que frenar los contagios y las muertes a toda costa. A pocos d¨ªas de cumplirse el pr¨®ximo jueves ese centenar de jornadas dirigiendo el pa¨ªs, que fracas¨® en la contenci¨®n del virus y que suma m¨¢s de 570.000 muertes, el presidente de Estados Unidos anunci¨® que se hab¨ªan administrado 200 millones de dosis de vacunas contra la covid-19. El 27% de la poblaci¨®n est¨¢ completamente vacunada, lo que se traduce en algo m¨¢s de 90 millones de personas (sobre una poblaci¨®n total cercana a los 330 millones).
Biden ha superado sus objetivos respecto a la vacunaci¨®n porque ninguna de las fechas que anunci¨® lleg¨® a su plazo l¨ªmite. Si el mandatario asegur¨® nada m¨¢s asumir el poder que habr¨ªa 100 millones de personas vacunadas en sus primeros 100 d¨ªas en la Casa Blanca, ese hito se produc¨ªa en el 58? d¨ªa de su mandato. ¡°Cuando llegu¨¦ al poder, tan solo el 8% de la poblaci¨®n estaba vacunada¡±, dijo el mandatario cuando inform¨® el mi¨¦rcoles 21 de abril sobre los 200 millones de personas que ya hab¨ªan sido inmunizadas. Era el d¨ªa 93? de su presidencia y Biden apuntaba que m¨¢s del 50% de los residentes adultos en Estados Unidos hab¨ªan recibido, al menos, una primera dosis de alguna de las tres vacunas que se distribuyen en el pa¨ªs. A principios de este mes, la Casa Blanca comunicaba que abr¨ªa la vacunaci¨®n a partir del d¨ªa 19 a todos los adultos del pa¨ªs, lo que, de nuevo, implicaba un adelanto de dos semanas sobre el objetivo antes anunciado por su Administraci¨®n, fijado para el 1 de mayo. A¨²n as¨ª y, a pesar de la buena nueva, el mandatario quiso apelar entonces a la prudencia al declarar que Estados Unidos est¨¢ todav¨ªa ¡°en una carrera a vida o muerte contra el virus¡±.
La ¨²ltima medida que el mandatario ha puesto en marcha para animar a la poblaci¨®n a vacunarse es un cr¨¦dito fiscal para los gastos de los permisos necesarios de vacunaci¨®n de los empleados de empresas y negocios de menos de 500 trabajadores. ¡°Ning¨²n trabajador de Estados Unidos deber¨ªa perder un solo d¨®lar de su sueldo para tomarse un tiempo para vacunarse o recuperarse de la enfermedad¡±, manifest¨® Biden. ?C¨®mo ha conseguido el dem¨®crata tales cifras? Recurriendo, seg¨²n sus palabras, a una t¨¢ctica de colaboraci¨®n entre empresas similar a la que se vivi¨® ¡°en la Segunda Guerra Mundial¡±, compar¨® Biden. No obstante, la idea de resucitar una ley de tiempos de contienda para frenar los contagios y muertes por covid no lleg¨® con Biden. El expresidente Donald Trump logr¨® fabricar las primeras partidas de vacunas con la ayuda de la Ley de Defensa de la Producci¨®n, una norma que databa de la Guerra de Corea (1950) y que concede al presidente de Estados Unidos potestad para obligar a las empresas a aceptar y priorizar contratos necesarios para la seguridad nacional.
La pandemia llev¨® a la Administraci¨®n de Trump a invocarla, tanto para acelerar la producci¨®n de mascarillas como para luego poder asegurar ciertos suministros para la producci¨®n de la vacuna. La receta del ¨¦xito de Biden est¨¢ en que el mandatario reforz¨® las ayudas a los Estados, multiplic¨® los centros de vacunaci¨®n federales y apost¨® por la red de farmacias de proximidad. Esa ha sido una de las claves del triunfo: que las vacunas est¨¢n disponibles en muchas partes, ya sea en un campo de b¨¦isbol habilitado para inocularla o en descampados a los que se puede acudir para recibir la dosis sin ni siquiera bajarse del coche. La producci¨®n y la distribuci¨®n han sido decisivas y son las responsables, en gran medida, de este ¨¦xito. Algo que no logr¨® la Administraci¨®n de Trump, que confi¨® el plan a los diferentes Estados de la Uni¨®n. Biden, sin embargo, ha tomado las riendas desde Washington para garantizar que la vacunaci¨®n sea realmente masiva, y se ha centrado en la compra de suficientes dosis no solo para centros de atenci¨®n m¨¦dica, los primeros en recibir las vacunas, sino para que llegaran cuanto antes a toda la poblaci¨®n, en los lugares menos esperados y sin parar por el calendario festivo. ¡°Si hacemos esto juntos, para el 4 de julio es posible que t¨², tu familia y amigos puedan reunirse en el patio o en el barrio para organizar una comida o barbacoa y celebrar el D¨ªa de la Independencia¡±. Ese es el objetivo ¨²ltimo de Biden.
Ambici¨®n para superar la pandemia y modernizar el pa¨ªs
La ambici¨®n de los planes de est¨ªmulo y reconstrucci¨®n, sin precedentes desde el New Deal de Roosevelt, ha definido el programa econ¨®mico de Joe Biden en los primeros 100 d¨ªas de gobierno, pero sus objetivos van m¨¢s all¨¢. Lo demuestra su propuesta de reforma fiscal, para hacer rendir cuentas a las multinacionales ¡ªincluidas las grandes tecnol¨®gicas¡ª que durante a?os han esquivado el pago de impuestos federales, y lograr financiaci¨®n para sus programas. Tras su declaraci¨®n de intenciones ¡ªel plan de rescate de la pandemia, de 1,9 billones de d¨®lares (unos 1,6 billones de euros), aprobado por el Congreso en marzo¡ª, la Administraci¨®n dem¨®crata quiere modernizar EE UU mediante un colosal plan de infraestructuras, con inversiones de dos billones de d¨®lares a ocho a?os para generar millones de empleos. La reforma fiscal ser¨¢, si logra la aprobaci¨®n del Congreso, el instrumento para lograrlo. El objetivo ¨²ltimo de su pol¨ªtica es combatir de ra¨ªz lacras como la pobreza infantil y, por ende, una desigualdad social sist¨¦mica; los dos planes (el rescate y el programa de infraestructuras) incluyen numerosas iniciativas al respecto. La principal diferencia entre ambos reside en la financiaci¨®n: con cargo al presupuesto federal el primero, lo que aumentar¨¢ el endeudamiento; dependiente de contribuyentes el segundo.
Mediante la proyectada reforma fiscal, que pretende subir el impuesto de sociedades del 21% al 28%, el presidente no solo aspira a recaudar 2,5 billones de d¨®lares en los pr¨®ximos 15 a?os para financiar su exhaustivo programa de reconstrucci¨®n, sino cambiar las reglas del juego. Su prop¨®sito habr¨¢ de v¨¦rselas con el Congreso, y no solo con los republicanos. ¡°Los [dem¨®cratas] moderados proponen una menor subida del impuesto societario, el 25%¡±, apunta Jack Janasiewicz, de la gestora de fondos Natixis.
Cuando Biden lleg¨® a la Casa Blanca, a¨²n no se ve¨ªa la luz al final del t¨²nel de la pandemia. Por eso, como prometi¨® en campa?a, la primera medida fue el plan de 1,9 billones como inyecci¨®n econ¨®mica directa, la mitad en forma de cheques en efectivo para hogares y negocios afectados por la emergencia; tambi¨¦n para ampliar la cobertura de los desempleados. El plan inclu¨ªa una partida de 400.000 millones para incentivar la vacunaci¨®n. A juzgar por los resultados (el 25% de la poblaci¨®n est¨¢ inmunizada), el objetivo se ha cumplido. Por el camino de la tramitaci¨®n parlamentaria qued¨®, sin embargo, la promesa electoral de subir a 15 d¨®lares la hora el sueldo m¨ªnimo federal.
El plan de infraestructuras aspira a reforzar al pa¨ªs frente al avance del cambio clim¨¢tico; de hecho, la propuesta del primer presupuesto federal de la Administraci¨®n dem¨®crata prioriza la lucha contra el calentamiento global. ¡°Biden est¨¢ preparando una orden ejecutiva para instar a las agencias federales a tomar medidas para combatir los riesgos financieros relacionados con clima, incluyendo medidas que podr¨ªan imponer una nueva regulaci¨®n a las empresas¡±, adelanta Janasiewicz. El principal temor es un repunte de la inflaci¨®n, que hasta ahora, gracias a la intervenci¨®n de la Reserva Federal (Fed), se ha mantenido a raya. ¡°El d¨¦ficit se elevar¨¢ a 3,5 billones de d¨®lares, una cifra r¨¦cord, y esperamos que el crecimiento del PIB pueda superar el 7% este a?o [el 6,5%, seg¨²n la Fed]; esto solo ha sucedido tres veces en los ¨²ltimos 70 a?os. Se incrementan ahora las probabilidades de un periodo de inflaci¨®n por encima del objetivo del banco central¡±, se?alaban recientemente en una nota Libby Cantrill y Tiffany Wilding, de la firma de inversiones Pimco, pero ¡°la probabilidad de un proceso inflacionista similar a lo que ocurri¨® en la d¨¦cada de 1970 sigue siendo relativamente baja¡±.
Reapertura al mundo con China en el punto de mira
La reapertura de EE UU al mundo tras cuatro a?os de aislacionismo ha recorrido en los 100 primeros d¨ªas de mandato de Joe Biden varias estaciones, con una clara apuesta por el multilateralismo. Las sanciones a Rusia por su injerencia electoral y un ciberataque masivo; la retirada definitiva de las tropas de Afganist¨¢n y el di¨¢logo para reanimar el pacto nuclear con Ir¨¢n, que EE UU abandon¨® en 2018, han marcado este periodo de gracia, tanto como el fiasco de la primera reuni¨®n bilateral, de tanteo, con China. Adem¨¢s, Biden ha buscado en la reciente cumbre clim¨¢tica internacional recuperar el liderazgo para EE UU con un ambicioso plan de reducci¨®n de emisiones. Se trata de un giro importante en la pol¨ªtica seguida por el pa¨ªs en los ¨²ltimos a?os e implicar¨¢ una profunda transformaci¨®n de la econom¨ªa de esta potencia.
Rusia, Afganist¨¢n e Ir¨¢n acaparan los focos, mientras la forja de viejas y nuevas alianzas para contrarrestar la pujanza de China es la parte menos visible del iceberg diplom¨¢tico. El hecho de que la primera visita oficial que ha recibido Biden en la Casa Blanca fuera la del primer ministro japon¨¦s, Yoshihide Suga, la semana pasada, indica cu¨¢l es el objetivo primordial de su pol¨ªtica exterior: frenar a China y todos sus desaf¨ªos, tanto en su territorio (la represi¨®n de la minor¨ªa musulmana de los uigures en Xinjiang) como en el mar de China meridional o en su apoyo al r¨¦gimen nuclear de Corea del Norte, por no hablar de sus injerencias en Hong Kong, Taiw¨¢n y T¨ªbet. La primera gira oficial de los secretarios de Estado y Defensa fue a Jap¨®n y Corea del Sur ¡ªdos pa¨ªses donde EE UU tiene tropas¡ª e India, otro aliado clave para torcer el brazo a la voracidad estrat¨¦gica china.
Aunque ha devuelto la diplomacia a la escena internacional, Biden no se ha privado de dar alg¨²n pu?etazo en la mesa, como el anuncio de las sanciones m¨¢s duras contra el Kremlin desde la presidencia de Barack Obama, cerrando el par¨¦ntesis de presunta complicidad o negligencia por parte de Trump, y la denuncia de la implicaci¨®n del poderoso pr¨ªncipe heredero saud¨ª, Mohamed bin Salm¨¢n, en el asesinato del periodista cr¨ªtico Jamal Khashoggi. Este ¨²ltimo fue un movimiento decepcionante para quienes esperaban medidas m¨¢s duras, incluso sanciones, pero son¨® como un aviso a un aliado tradicional, vital en el equilibrio regional de Oriente Pr¨®ximo. Se?alar con el dedo al heredero ha sido la segunda advertencia a Riad tras la retirada del apoyo al r¨¦gimen saud¨ª en la guerra de Yemen, que el presidente dem¨®crata calific¨® de ¡°cat¨¢strofe humanitaria y estrat¨¦gica¡±.
La sombra del s¨ªndrome de Vietnam es alargada, y Biden ha empezado su mandato poniendo l¨ªmites a guerras sin fin como las de Yemen o Siria ¡ªparte del legado de Barack Obama¡ª y la m¨¢s prolongada de todas, Afganist¨¢n, cuando est¨¢ a punto de cumplirse el vig¨¦simo aniversario de los atentados del 11-S, origen de la denominada ¡°guerra contra el terrorismo¡± declarada por George W. Bush. La permanencia de las tropas estadounidenses en el pa¨ªs asi¨¢tico hab¨ªa llegado hace a?os a un callej¨®n sin salida que las acciones letales de los talibanes y la dificultad de sacar adelante el di¨¢logo con Kabul solo contribuyen a subrayar. Salir del atolladero afgano es un alivio para un pa¨ªs al que siguen llegando cuerpos de soldados en bolsas de pl¨¢stico.
Pese a lo que prometi¨® en campa?a, Biden no retirar¨¢ las tropas de Europa, y menos a¨²n en pleno recalentamiento de la tensi¨®n en la frontera entre Rusia y Ucrania. Biden ha paralizado el repliegue militar de Alemania anunciado por Trump y vigila cualquier movimiento en el flanco oriental europeo, que supondr¨ªa una amenaza tanto a sus efectivos como a la l¨ªnea de defensa de la OTAN. La nueva Guerra Fr¨ªa con Mosc¨² dominar¨¢ las relaciones euroatl¨¢nticas, junto con la declaraci¨®n de buenas intenciones para con la Uni¨®n Europea, pendiente de concretarse. En otro giro a la pol¨ªtica exterior, el dem¨®crata reconoci¨® este s¨¢bado por primera vez como ¡°genocidio¡± la matanza de armenios por parte del imperio otomano, una declaraci¨®n que eleva la tensi¨®n con Turqu¨ªa, pa¨ªs socio tambi¨¦n en la Alianza Atl¨¢ntica.
Salvo a M¨¦xico y el llamado Tri¨¢ngulo Norte (El Salvador, Honduras y Guatemala), para frenar la salida de indocumentados, Biden no ha prestado atenci¨®n a Am¨¦rica Latina.
Un giro en pol¨ªticas sociales
Antes de cumplir una semana en la Casa Blanca, Joe Biden firm¨® una orden que proh¨ªbe que cualquier miembro del Ej¨¦rcito sea expulsado por su identidad de g¨¦nero, levantando el veto impuesto por el expresidente Trump a las personas transg¨¦nero. El decreto establece tambi¨¦n que los departamentos de Defensa y de Seguridad Nacional deben revisar los historiales de servicio de los militares que fueron despedidos o rechazada su reincorporaci¨®n por este motivo. El dem¨®crata se convirti¨® en el primer presidente en conmemorar el D¨ªa de la Visibilidad de las Personas Transg¨¦nero, que se celebra desde 2009. El mandatario est¨¢ presionando para que el Senado apruebe la Ley de Igualdad, que modifica la Ley de Derechos Civiles de 1964 para incluir la protecci¨®n por la orientaci¨®n sexual y la identidad de g¨¦nero, junto a la raza, la religi¨®n, el sexo y el origen nacional. Las protecciones se extender¨ªan al empleo, la vivienda, la educaci¨®n, las solicitudes de pr¨¦stamos, entre otras ¨¢reas en las que el colectivo suele sufrir discriminaci¨®n.
Los republicanos se oponen, entre otras razones, por temor a que obligue a las personas religiosas a tomar decisiones que contradigan sus creencias, como contratar personal en escuelas privadas cuya conducta viole sus principios de fe. Para que el proyecto se convierta en ley, debe obtener 60 votos en el Senado, que est¨¢ partido por la mitad (50/50). En cuanto al derecho al aborto, la Administraci¨®n de Biden tambi¨¦n trabaja para revertir las decisiones de su antecesor. El dem¨®crata ya ha dado marcha atr¨¢s a la medida que prohib¨ªa a ONG y proveedores sanitarios en el extranjero utilizar fondos del Gobierno estadounidense para asesorar sobre el aborto. Trump tambi¨¦n prohibi¨® a las cl¨ªnicas de planificaci¨®n familiar financiadas con fondos federales derivar a sus pacientes a centros abortistas y recort¨® el presupuesto para estos centros, que atienden a mujeres de escasos recursos. El Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en ingl¨¦s) ha elaborado una propuesta para revocar esta ¨²ltima medida que est¨¢ en fase de exposici¨®n p¨²blica.
En otro frente clave, la agenda contra el racismo, Biden ha firmado cuatro ¨®rdenes ejecutivas. Una de ellas obliga al Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano a tomar las medidas necesarias para ¡°reparar las pol¨ªticas federales racialmente discriminatorias que han contribuido a la desigualdad de la riqueza durante generaciones¡±. Otro decreto elimina los contratos del Departamento de Justicia con prisiones privadas. Estados Unidos es el pa¨ªs con mayor poblaci¨®n carcelaria del mundo, compuesta desproporcionadamente por negros y latinos. Las dos ¨®rdenes restantes buscan combatir la xenofobia hacia los asi¨¢ticos estadounidenses y aumentar la soberan¨ªa de las tribus nativas americanas.
Aunque est¨¢ en fase temprana, el Gobierno dem¨®crata tambi¨¦n quiere reformar las normas sobre el acoso sexual en centros educativos. Biden firm¨® una orden ejecutiva para que el Departamento de Educaci¨®n revise las reglas que el Gobierno de Trump dict¨® y que redefinieron el acoso sexual a un rango limitado de acciones ¡°severas, generalizadas y objetivamente ofensivas¡±. El dem¨®crata ha se?alado que la agencia educativa debe ¡°considerar suspender, revisar o rescindir¡± cualquier pol¨ªtica que no proteja a los estudiantes. El Departamento de Educaci¨®n tiene previsto ¡ªa¨²n sin fecha¡ª convocar una audiencia p¨²blica para que los estudiantes, padres y personal educativo den sus ideas antes de que la Administraci¨®n divulgue su propuesta sobre c¨®mo los colegios y universidades que reciben fondos p¨²blicos deben responder a las acusaciones de agresi¨®n y acoso sexual.
Biden, adem¨¢s, ha creado el Consejo de Pol¨ªticas de G¨¦nero de la Casa Blanca, un organismo que coordinar¨¢ los esfuerzos del Gobierno para promover la equidad e igualdad de g¨¦nero mediante pol¨ªticas y programas para combatir los prejuicios y la discriminaci¨®n, y aumentar la seguridad y las oportunidades econ¨®micas. Tambi¨¦n proporcionar¨¢ recomendaciones legislativas y de pol¨ªtica al mandatario.
El reto migratorio
La inmigraci¨®n ha sido, junto a la crisis del coronavirus, uno de los principales problemas del arranque de la Administraci¨®n de Biden. Los expertos consultados para este reportaje coinciden en que el Gobierno dem¨®crata ha fijado la direcci¨®n correcta en este tema, pero los cambios para desmontar el perverso sistema heredado por Donald Trump no han llegado con la celeridad esperada. El modelo migratorio de la nueva era es un asunto pendiente y, como mucho del legado de Trump, se jugar¨¢ su suerte en un Congreso dividido y polarizado. ¡°Esta direcci¨®n es solo parte de una visi¨®n que est¨¢ en construcci¨®n. La Administraci¨®n encara opciones muy dif¨ªciles y est¨¢ por verse qu¨¦ caminos puede tomar en el clima pol¨ªtico actual¡±, afirma Hiroshi Motomura, acad¨¦mico de la Escuela de Derecho de Universidad de California en Los ?ngeles (UCLA).
Biden ha dibujado el perfil de su reforma imaginada con una serie de acciones en las primeras horas de su mandato. Prometi¨® regularizar a 11 millones de sin papeles, levant¨® el veto de viajes a algunos pa¨ªses musulmanes, revivi¨® los programas que brindan protecci¨®n a m¨¢s de un mill¨®n de personas entre los j¨®venes llegados en la infancia (conocidos como dreamers) y los indocumentados provenientes de pa¨ªses castigados por el cambio clim¨¢tico y la pobreza, entre ellos los ciudadanos venezolanos. Tambi¨¦n puso fin a la inhumana pol¨ªtica de separaci¨®n de familias y expulsi¨®n de menores migrantes.
La C¨¢mara de Representantes, de mayor¨ªa dem¨®crata, ha aprobado el plan de Biden. El Senado lo tiene en sus manos y su aval es m¨¢s complejo. ¡°Necesita 60 votos y se tienen 50. Estamos esperando a que se logre, pero habr¨¢ que convencer a diez republicanos y no ser¨¢ sencillo¡±, considera la letrada Alma Rosa Nieto, integrante de la Asociaci¨®n de Abogados de Inmigraci¨®n. ¡°A¨²n estamos lidiando con un partido republicano pro Trump con muchos legisladores antinmigrantes¡±, afirma. El senador Lindsey Graham, de mucha influencia entre los republicanos, dijo en marzo que no apoyar¨¢ reforma migratoria alguna ¡°hasta que est¨¦ bajo control la frontera¡± con M¨¦xico. Es solo un ejemplo de la dura aduana que espera a la Administraci¨®n dem¨®crata, que tambi¨¦n aguarda a que la C¨¢mara alta apruebe una serie de nombramientos que renovar¨¢n la c¨²pula de Seguridad Interior y la vigilancia de la frontera con perfiles progresistas de activistas y polic¨ªas.
Washington ha rechazado que en la situaci¨®n actual pueda hablarse de una crisis. Los agentes de la patrulla fronteriza detuvieron en marzo a 172.331 migrantes. Es un aumento de m¨¢s de 100.000 detenciones desde enero y el mayor registro desde marzo de 2001. Este aumento de entradas ha tensado la vida en varias regiones fronterizas. Bruno Lozano, alcalde de Del R¨ªo (Texas), una ciudad que ha vivido la llegada de la ola, envi¨® en febrero pasado un SOS a Biden. ¡°No tenemos los recursos para acomodar a estos migrantes en nuestra comunidad¡±, dijo el dem¨®crata, conocido por ser el regidor m¨¢s joven (y abiertamente gay) de esta ciudad de 35.000 habitantes. El mensaje se hizo viral y fue ampliamente recogido por los sectores m¨¢s conservadores, interesados en mantener la idea de que la frontera est¨¢ fuera de control.
Los analistas ponen las hist¨®ricas cifras en perspectiva. ¡°Es falso decir que las fronteras est¨¢n abiertas¡±, dice Aaron Reichlin-Melnick, del American Immigration Council. ¡°En los ¨²ltimos tres meses, cerca del 70% de la gente que entr¨® fue expulsada r¨¢pidamente gracias a una norma implementada el a?o pasado por Trump en la pandemia y que Biden ha mantenido. A menos familias se les est¨¢ permitiendo quedarse en 2021 que en 2019 con la Administraci¨®n de Trump¡±, a?ade. Los adultos solos siguen siendo el grupo m¨¢s numeroso de migrantes, aunque el fen¨®meno de menores no acompa?ados ha repuntado hasta alcanzar cifras no vistas. En marzo fueron 18.000, un n¨²mero que desbord¨® los albergues del Gobierno, cuyo mantenimiento cuesta al Departamento de Salud y Servicios Sociales al menos 60 millones de d¨®lares semanales.
Biden tambi¨¦n ha mantenido del anterior Gobierno el tope de refugiados anuales a los que permitir¨¢ entrar en Estados Unidos, unos 15.000. La decisi¨®n caus¨® revuelo entre las bases dem¨®cratas, quienes consideran rota una promesa de campa?a para elevar los ingresos a m¨¢s de 60.000. La pol¨¦mica forz¨® al Ejecutivo a recular. Ser¨¢ en mayo cuando se anuncien las medidas definitivas, pero muchos coinciden que fue una oportunidad perdida para marcar un antes y despu¨¦s con Trump, una era que no termina de esfumarse del todo.
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