¡°Lo que ocurre en Cali puede llevarse a toda Colombia por delante¡±
Jorge Iv¨¢n Ospina, alcalde de la ciudad, considera que lo vivido puede ser el inicio de una conflagraci¨®n nacional y pide iniciar el di¨¢logo desde all¨ª para evitarlo
Sentado en la mesa de una terraza, un hombre con camisa de lino experimenta un momento de paz. El sol le ba?a el rostro y por unos segundos entrecierra los ojos. Cuando los vuelve a abrir, la ciudad tropical de la que Jorge Iv¨¢n Ospina es alcalde, Cali, la tercera de Colombia con 2,2 millones de habitantes, contin¨²a fuera de control. El paro nacional por una subida de impuestos ha sido aqu¨ª m¨¢s violento que en ning¨²n otro lugar del pa¨ªs. La polic¨ªa ha reprimido las protestas en los barrios m¨¢s pobres. En esos enfrentamientos han muerto seis j¨®venes, algunos tiroteados por los agentes.
La furia se ha extendido por toda la ciudad, que est¨¢ bloqueada en muchos de sus puntos. En un viaje en coche se suceden las barricadas y los retenes. El precio de los alimentos se ha disparado. Hay saqueos en comercios y gasolineras. La polic¨ªa ha perdido casi por completo el control de las calles, donde se empieza a ver a civiles armados disparar contra manifestantes, lo que aviva el fantasma del paramilitarismo.
Ospina (55 a?os) es hijo de Iv¨¢n Marino Ospina, fundador del M-19, una guerrilla urbana de los a?os ochenta. Ambos charlaban en casa cuando unos militares entraron por sorpresa y mataron al padre. Ospina hijo es miembro del partido verde, una formaci¨®n con vocaci¨®n pacifista. ¡°No me viene bien este sol tan espl¨¦ndido¡±, arranca el alcalde la conversaci¨®n, que se produjo el viernes en un hotel del centro de la ciudad.
Pregunta. ?Por qu¨¦?
Respuesta. En Cali nosotros salimos siempre a bailar. Nos encanta. Menos cuando llueve. En la pandemia tuvimos a la gente encerrada un a?o. Era una contradicci¨®n que la gente ve superficial, pero que yo no la puedo ver superficial. Le apostamos a reducir las infecciones y no entendimos lo que es el encierro para un joven cale?o. Tal vez para un joven de Escocia el encierro es otra cosa.
P. ?Considera que ese es un factor importante de la movilizaci¨®n?
R. Todo suma. Yo creo que la psique colectiva est¨¢ anormal, producto de las decisiones tomadas durante un a?o de pandemia. Tener a los j¨®venes encerrados, cerrar la fiesta como actividad de encuentro, cerrar la danza, el baile, es un componente que est¨¢ ah¨ª.
P. ?Y cu¨¢l m¨¢s?
R. Hay conflictos de nuestra sociedad no resueltos en 2019 [cuando hubo otras protestas sociales]. La exclusi¨®n de los muchachos, las dificultades para la salud, el deporte, el trabajo. Pero adem¨¢s yo tengo un fen¨®meno muy berraco [fuerte, complicado]. A tan solo una hora de Cali est¨¢n los cultivos de hoja de coca m¨¢s grandes del planeta tierra. ?80.000 hect¨¢reas de coca! Y creo que hay un conflicto armado no resuelto, que el Estado trat¨® de resolver y no resolvi¨®. Todo eso es una bomba molotov. Mucha gente se me ha muerto.
P. Las cifras son muy confusas. ?Cu¨¢ntos muertos ha habido en una ciudad donde se han visto escenas de guerra urbana?
R. Como hemos estado bajo la guerrilla, bajo el narcotr¨¢fico, el irrespeto a la vida es muy berraco. Hoy, en los escenarios donde se desarroll¨® esa guerra (dentro de las protestas), tenemos siete muertos.
P. Incluido un familiar suyo.
R. S¨ª, Nicol¨¢s, un primo. Ven¨ªa caminando cuando lo hirieron en la cabeza.
P. Ahora mismo las autoridades no tienen el control de la ciudad.
R. Por la magnitud del conflicto, tengo 41 estaciones del sistema de transporte incineradas. Tengo 36 supermercados saqueados, 11 buses incendiados y 51 entidades financieras vandalizadas. Imag¨ªnate. Esto es una locura, mano.
P. ?Qui¨¦n toma las decisiones ahora mismo en la ciudad? ?Usted o el general Eduardo Zapateiro [enviado desde Bogot¨¢ para sofocar la revuelta]?
R. En Colombia hay una vaina que es un contrasentido. La Constituci¨®n dice que los alcaldes son los jefes de polic¨ªa, pero el alcalde no coloca al comandante de la polic¨ªa, el alcalde no paga al comandante. Cuando a un polic¨ªa lo llama el general de rango superior deja al alcalde tirado y sale corriendo para all¨¢. Por tanto, ah¨ª hay un contrasentido entre lo que dice la Constituci¨®n y c¨®mo se ejecuta. Un comandante del Ej¨¦rcito tiene mucha m¨¢s capacidad pol¨ªtica que un alcalde.
P. ?Entonces usted s¨ª ha tomado decisiones en cuanto a seguridad o no?
R. Lo que hacen los alcaldes es definir la l¨ªnea gruesa, jam¨¢s la l¨ªnea operativa.
P. ?Ha dado orden de atacar a los manifestantes?
R. Jam¨¢s, jam¨¢s se me ocurrir¨ªa a mi pedirle a la polic¨ªa que reprima la protesta de manera violenta. Nunca lo he hecho y nunca lo har¨ªa. Pero s¨ª le se?al¨¦ a la polic¨ªa que ten¨ªa que intervenir en los saqueos porque iban a llevar a esta ciudad a una guerra civil. El due?o de un supermercado o un negocio saqueado que vea que no hay una presencia institucional que lo proteja, f¨¢cilmente va a tomar justicia por cuenta propia.
P. Es una palabra muy fuerte guerra civil.
R. Lo que en Cali estuvo presente, y ojal¨¢ superemos, es el inicio de lo que puede ser una conflagraci¨®n que se puede llevar a todo el pa¨ªs por delante. Por eso es tan importante el di¨¢logo nacional en Cali ya. Lo que nosotros tenemos es una nueva doctrina de confrontaci¨®n, con m¨²ltiples actores violentos, m¨²ltiples escenas, p¨¢nico. Te voy a contar una historia que explica esta locura en la que estamos.
P. Adelante.
R. Hay un barrio que se llama Silo¨¦ [donde ha habido escenas de guerra urbana]. Hace cuatro o cinco d¨ªas me llamaron los vecinos por las balaceras y yo fui. Y escuch¨¦ los disparos y escuch¨¦ los estruendos. Despu¨¦s, en esa balacera tan berraca, yo no encontr¨¦ a los muertos.
P. ?Entonces?
R. Creo que hay instalado un teatro de operaciones psicol¨®gico.
P. Expl¨ªquese.
R. Hay una tecnolog¨ªa que est¨¢ llevando la situaci¨®n de p¨¢nico a un estado de guerra en su m¨¢xima expresi¨®n. Yo creo que tambi¨¦n hay ah¨ª unas tecnolog¨ªas que uno no conoce. Con todo lo que yo escuch¨¦, todo el teatro de operaciones, yo pens¨¦ que iba a encontrarme 20 muertos. Es que era tatatatatatata permanentemente. Fue terrible. Dos horas de estruendos, de bombas. Papapa. El sonido y el miedo.
P. ?Qu¨¦ o qui¨¦n lo provocaba?
R. No lo s¨¦. ?Qui¨¦n iba a salir a ver qui¨¦n es? Cuando yo llego a ese territorio me encuentro a la polic¨ªa vandalizada, con mucho temor, y a los m¨¦dicos de la instituci¨®n de salud horrorizados. Y solo una persona muerta por arma blanca.
P. No se lo explica.
R. No me lo explico. Parte de la comisi¨®n de la verdad [surgida tras los acuerdos de paz para generar una narrativa nacional sobre los a?os de violencia] tiene que explicar esto.
P. ?Tiene documentado que la polic¨ªa ha disparado a los manifestantes directamente?
R. No lo tengo documentado de forma expresa, precisa, clara. No tengo la primera foto.
P. Pero hay v¨ªdeos, testigos. ?Cu¨¢l es su sospecha?
R. Mi sospecha es que operaron halcones de la muerte y que quiz¨¢ van a operar con la intenci¨®n de llevar a esta ciudad y a este pa¨ªs a un nivel mayor de confrontaci¨®n. Esa es la tesis que tengo en la cabeza. Por ejemplo, mi primo Nicol¨¢s estaba caminando y le pegaron un disparo en la cabeza con un proyectil de alta velocidad. ?Qu¨¦ es eso? Eso es un halc¨®n, un man que est¨¢ all¨¢ y dice: ¡°Pam, a ese¡±.
P. Las autoridades se han evaporado de Cali.
R. No, las autoridades de la ciudad no. La polic¨ªa ha perdido el control. No hay forma de decir que no cuando tienes 50 establecimientos saqueados. Ser¨ªa una mentira decir que no se pierde el control. Eso es evidente.
P. Los j¨®venes que han protagonizado las protestas no lo ven como un interlocutor. Un d¨ªa usted iba a aparecer en Puerto Resistencia [un n¨²cleo de protestas donde ha desaparecido la presencia del Estado] y al final cancel¨® la visita.
R. Es posible que no. Hay un rechazo institucional, provenga de donde provenga. No se diferencia alcald¨ªa o gobierno.
P. ?Qu¨¦ salida vislumbra?
R. Un di¨¢logo entre la autoridad nacional, la presidencia de la Rep¨²blica, el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, el comandante en jefe del orden p¨²blico¡
P. Hablamos del presidente Iv¨¢n Duque.
R. ¡comandante en jefe de las actividades del Estado y de las pol¨ªticas del Estado con toda la ciudadan¨ªa, en especial los j¨®venes.
P. El presidente se ha reunido con pol¨ªticos antes que con los j¨®venes.
R. Un error. Porque si usted tiene delante a quienes no representan la protesta es un di¨¢logo de sordos. Lo que nosotros le proponemos al presidente es que convierta a Cali en el escenario de ese di¨¢logo.
P. ?Cu¨¢nto prev¨¦ que va a durar esto?
R. Yo no s¨¦.
P. ?Cu¨¢les son las p¨¦rdidas econ¨®micas de tener una ciudad parada durante dos semanas?
R. Lo que perdi¨® el propietario de un taxi quemado o de un bus vandalizado son los patrimonios de toda una vida y esta situaci¨®n es el cultivo para este caos. Cali puede haber perdido unos 200 millones de d¨®lares [165 millones de euros]. Mucho.
P. ?C¨®mo ha vivido las horas m¨¢s dif¨ªciles al mando de la ciudad?
P. No sabe lo que hemos llorado. Esto ha sido dur¨ªsimo, hermano. Ha sido dur¨ªsimo. ?Usted por qu¨¦ cree que me busqu¨¦ a 37 embajadores y los llam¨¦? Me busqu¨¦ al nuncio apost¨®lico. Me busqu¨¦ a todo el mundo para que me ayuden a desactivar esto. Esto puede ser la conflagraci¨®n nacional.
P. ?Una rebeli¨®n?
R. M¨¢s complicado..., esto puede ser una conflagraci¨®n dura, t¨®xica.
P. ?De qu¨¦ naturaleza?
R. Imag¨ªnese el tama?o de la conspiraci¨®n. El tema de la revoluci¨®n molecular [un concepto acu?ado en Colombia por el expresidente ?lvaro Uribe que los analistas consideran un instrumento para justificar la violencia policial]. Yo no ten¨ªa ni idea de eso.
P. ?Ha hablado con los j¨®venes de las barricadas? Dicen estar dispuestos a resistir y a morir si es necesario para evitar que la autoridad entre en sus barrios.
R. Siempre los muchachos son los que han hecho las transformaciones reales de una sociedad, los que han hecho los puntos de quiebre, las fracturas. Cuando usted me dice que los muchachos est¨¢n dispuestos a morir, es eso, el joven que entrega su alma y su vida porque no tiene esperanza y entiende la necesidad de transformar una sociedad. Eso no es loco, eso pas¨® en la revoluci¨®n francesa, en la revoluci¨®n bolchevique. Los muchachos siempre son los que quieren transformar una institucionalidad fr¨¢gil, limitada, que no funciona. No me parece raro.
P. ?C¨®mo cree que se puede salir de esta espiral?
R. El concepto tiene que ser vida. No importa que sea la vida del pelao de la pandilla o la vida del polic¨ªa.
[Las asesoras del alcalde le recuerdan que tiene que atender otro compromiso. Pero antes¡]
R. Le voy a decir algo que no me va a creer¡
P. D¨ªgame.
R. Se lo digo con certeza porque yo he viajado mucho. No existe en el planeta tierra sitio donde haya m¨¢s vida nocturna que en Cali. Ni en Cuba, ni en Puerto Rico, ni en Nueva York. Esto es una locura. Yo creo que eso tambi¨¦n toc¨® las psiques. La gente cree que esas actividades son superficiales. No lo son en absoluto.
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