Biden reinventa la hoja de ruta de EE UU hacia Israel
El protagonismo de Washington en la forja del alto el fuego contrasta con medidas heredadas de Trump que la Administraci¨®n dem¨®crata no revertir¨¢

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Sin cambio alguno en su compromiso con la seguridad de Israel, el presidente de EE UU, Joe Biden, ha contribuido con una diplomacia ¡°intensiva y silenciosa¡± a apagar el primer incendio en Oriente Pr¨®ximo desde que lleg¨® a la Casa Blanca, reza el mensaje oficial. Criticado por algunos de sus correligionarios por no actuar r¨¢pidamente, y por dilatar una resoluci¨®n en la ONU, la actuaci¨®n entre bastidores de sus diplom¨¢ticos fue determinante, insiste el discurso, para empujar al Gobierno de Israel y Ham¨¢s al alto el fuego acordado el jueves, si bien la mediaci¨®n directa correspondi¨® a Egipto.
Pero el resultado arroja lecturas ambivalentes, ya no es todo blanco o negro, ni buenos o malos. Por un lado, Biden no se aparta ni un mil¨ªmetro de la hoja de ruta hacia Israel del Partido Dem¨®crata, al que votan la mayor¨ªa de los jud¨ªos de EE UU; por otro, rehabilita a la Autoridad Palestina ¨Ddemonizada por Donald Trump¨D como socio en la reconstrucci¨®n de Gaza, pero tambi¨¦n, como prioridad, evita el avispero palestino-israel¨ª para no detraer esfuerzos a la hora de contrarrestar la amenaza de China a su supremac¨ªa. El factor de la rapidez fue subrayado el viernes por la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki: ¡°La crisis de 2014 dur¨® 51 d¨ªas, con un coste de vidas mucho mayor. Esta vez se ha solucionado en 11¡±. Pero resolver la crisis no significa dar por concluido el conflicto, recuerdan los esc¨¦pticos.
¡°Mientras los pa¨ªses de la regi¨®n no reconozcan la existencia del Estado de Israel no habr¨¢ paz¡±, record¨® Biden el viernes, tras haber reiterado en d¨ªas previos al primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, el apoyo inquebrantable de Washington ¡°al leg¨ªtimo derecho a la seguridad y la defensa de Israel¡±. Poco parece haber cambiado en la pol¨ªtica de EE UU en Oriente Pr¨®ximo, resultado de d¨¦cadas de inercia y statu quo proisrael¨ª, pero s¨ª lo ha hecho el contexto interno. La movilizaci¨®n, a trav¨¦s de protestas callejeras, de una nueva generaci¨®n de jud¨ªos estadounidenses, laicos u ortodoxos, que reclaman una pol¨ªtica equitativa y justa para con israel¨ªes y palestinos ha colocado a Biden frente al espejo, hasta el punto de reiterar su defensa de la soluci¨®n de los dos Estados como ¨²nico modo de resolver el conflicto. Representantes de origen palestino, como la congresista Rashida Tlaib -punta de lanza de los dem¨®cratas cr¨ªticos- o la candidata a ocupar la fiscal¨ªa de Manhattan, Tahanie Aboushi, se incorporan al establishment, mientras grupos de presi¨®n proisrael¨ªes como J Street, con sede en Washington, abogan por un cambio radical en la diplomacia estadounidense.
La consideraci¨®n con Israel ha sido la piedra angular de esa pol¨ªtica. Preocuparse por Israel es ¡°esencial¡± para la identidad del 45% de los jud¨ªos estadounidenses, e ¡°importante, pero no esencial¡± para otro 37%, seg¨²n una encuesta de 2020 de Pew Research. Sin llegar a la escora de Trump, Biden asume que algunas decisiones del republicano son de dif¨ªcil reversi¨®n, como la declaraci¨®n de Jerusal¨¦n como capital y el traslado de su Embajada; o la pol¨ªtica de asentamientos consagrada por Netanyahu. Porque la complicidad viene de lejos, aunque fuera Trump el que diera la cara. En 1995, el Congreso aprob¨® una ley que reconoc¨ªa la capitalidad de Jerusal¨¦n. Biden, entonces senador, vot¨® a favor. Durante la campa?a electoral, el dem¨®crata calific¨® de ¡°miope¡± el traslado de la legaci¨®n, pero dijo que no dar¨ªa marcha atr¨¢s. Tampoco habr¨¢ cambios sobre el Gol¨¢n, ¡°clave para la seguridad israel¨ª¡±, seg¨²n Antony Blinken, jefe de la diplomacia de EE UU, que viajar¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas a Israel. Trump hab¨ªa declarado la soberan¨ªa israel¨ª sobre el enclave ocupado salt¨¢ndose toda la legislaci¨®n internacional. La pol¨ªtica de asentamientos e incluso de desalojos de poblaci¨®n palestina ¨Duno de los detonantes de esta crisis¨D sigue siendo un fardo para Washington, pero tampoco se atreve a contravenir hechos consumados.
El grupo J Street, que aboga por una soluci¨®n negociada al conflicto, ha lanzado una recogida de firmas online para presionar a Biden. ¡°Hay un intolerable statu quo al que debemos poner fin. Las vidas de los israel¨ªes y los palestinos importan, y es hora de que la pol¨ªtica exterior de EE UU lo refleje¡±, indica en un correo electr¨®nico Jeremy Ben-Ami, presidente de J Street. ¡°Pedimos un reseteo fundamental de la relaci¨®n bilateral, un renovado compromiso con los derechos de israel¨ªes y palestinos y terminar con el cheque en blanco al Gobierno ultraderechista de Netanyahu¡±.
¡°Con demasiada frecuencia, EE UU ha dejado que el conflicto empeore, y esto debe cambiar¡±, a?ade Ben-Ami, que enumera las demandas del lobby a Washington: entre otras, el nombramiento de un enviado especial s¨¦nior en la regi¨®n y ¡°revertir los destructivos pasos de Trump¡±, dejando claro que ¡°la actividad de los asentamientos es una flagrante violaci¨®n de la legislaci¨®n internacional¡±.
J Street, que defiende la soluci¨®n de los dos Estados, recomienda tambi¨¦n reabrir la misi¨®n palestina en Washington ¨Dcerrada unilateralmente por Trump en 2018¨D y el consulado de EE UU en Jerusal¨¦n Este; tambi¨¦n ¡°asegurar por todos los medios que la ayuda [militar] a Israel se destina ¨²nicamente a fines defensivos leg¨ªtimos¡±, evitando su uso en demoliciones, desalojos y ¡°una anexi¨®n de facto¡±.
Biden ya ha movido alguna ficha, como la reanudaci¨®n de la ayuda a trav¨¦s de la UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (150 millones de d¨®lares), o mediante ayuda directa (85 millones). Reabrir la legaci¨®n palestina en Washington resulta m¨¢s complicado, por culpa de una ley firmada por Trump en 2019 que expone a la OLP ¨Del partido de Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina¨D a querellas millonarias por tiroteos o bombardeos que hayan afectado a intereses americanos.
Poco antes de anunciarse el alto el fuego entre el Gobierno de Israel y Ham¨¢s, sendas iniciativas dem¨®cratas en el Congreso para impedir una venta de armas por 735 millones de d¨®lares a Israel a?ad¨ªan presi¨®n a Biden. Lideradas por Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez ¨Dconspicuos representantes de la facci¨®n dem¨®crata m¨¢s progresista¨D, las resoluciones no ten¨ªan visos de prosperar, pero el movimiento refleja el creciente descontento con la l¨ªnea oficial y apunta a una de las claves del entramado de intereses en juego: los 3.800 millones de d¨®lares que anualmente EE UU concede a Israel en ayuda militar.
El voto jud¨ªo es tan determinante en EE UU que de su influencia no se libra siquiera la campa?a a las primarias dem¨®cratas a la alcald¨ªa de NY, cuyos candidatos cortejan ¨¢vidamente a los votantes de enclaves jud¨ªos como algunos de Brooklyn o el barrio de Riverdale, bien prometiendo m¨¢s yeshiv¨¢s (escuelas talm¨²dicas), como ha hecho Andrew Yang, bien desmarc¨¢ndose de la campa?a antisrael¨ª BDS (Boicot, Desinversi¨®n y Sanciones), la postura de Kathryn Garcia, por citar solo a dos aspirantes.
Pero, como recuerda Yusef Munayer, del Arab Center Washington DD, en el diario The New York Times, ¡°la pol¨ªtica de EE UU, independientemente del color de la Administraci¨®n, ha contribuido a incentivar el giro a la derecha en la pol¨ªtica israel¨ª, al garantizar que de sus actos no se deriva ninguna consecuencia¡±. El papel protag¨®nico de los partidos m¨¢s ultras en la forja de un hipot¨¦tico Gobierno en Israel completa la complicada ecuaci¨®n.
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