La represi¨®n y el aislamiento acorralan a los bielorrusos
Las nuevas sanciones occidentales sobre los vuelos limitan las opciones de salir del pa¨ªs. Algunos se sienten en una jaula, otros apoyan las restricciones como un pulso a largo plazo contra Lukashenko
Cuando Mikola no volvi¨® a casa un d¨ªa del pasado agosto, sus padres, Barys y Nadezhda Badalko, pasaron tres noches sin dormir. Hasta que localizaron al joven, de 18 a?os, en uno de los brutales centros de detenci¨®n de Minsk, acusado de participar en las protestas contra Aleksandr Lukashenko que sacud¨ªan Bielorrusia. ¡°Durante a?os cre¨ªmos que viv¨ªamos en un pa¨ªs con fallos y problemas pero seguro para nuestros hijos. No era as¨ª, nadie est¨¢ a salvo de la represi¨®n¡±, se lamenta Barys desde un barrio a las afueras de la capital bielorrusa. Mikola estuvo preso una semana. Cuando sali¨®, angustiado, la familia acord¨® que se marchara del pa¨ªs. No se han visto desde entonces. Ahora, los planes de la familia de reunirse est¨¢n congelados. La decisi¨®n de la Uni¨®n Europea de cerrar su espacio a¨¦reo a las aerol¨ªneas bielorrusas, sumadas a la recomendaci¨®n europea a las grandes compa?¨ªas a¨¦reas para que eviten sobrevolar la exrep¨²blica sovi¨¦tica, merman al m¨ªnimo las opciones de salir del pa¨ªs.
El primer cap¨ªtulo de las medidas de Bruselas contra el r¨¦gimen de Lukasheko tras el ins¨®lito arresto del periodista y activista opositor Roman Protasevich, despu¨¦s de que Minsk forzase a aterrizar el avi¨®n en el que viajaba, a¨ªslan al l¨ªder autoritario; pero tambi¨¦n a los bielorrusos. Adem¨¢s, las opciones para entrar y salir de Bielorrusia por tierra, que ya eran escasas por las restricciones en las fronteras derivadas de la pandemia, son cada vez menores. En los ¨²ltimos d¨ªas, escud¨¢ndose en la crisis sanitaria, Minsk ha aprobado nuevas normas que solo permiten hacerlo a quienes tengan permiso de residencia permanente en otro pa¨ªs.
Queda la opci¨®n de salir a tres pa¨ªses: Rusia, Armenia y Georgia, apunta el ambientalista Dmitri Michailovich ¡ªMichailovich es su patron¨ªmico, no su apellido, que no da por seguridad¡ª pero los vuelos son ¡°caros y dif¨ªciles¡±. ¡°Tenemos la triste sensaci¨®n de estar encerrados y de que esto se convierte en algo parecido a una jaula¡±, dice Dmitri, que cuenta que sus esperanzas de cambio, que florecieron con las in¨¦ditas manifestaciones del pasado agosto, cuando Lukashenko se atribuy¨® la victoria en las elecciones presidenciales con un 80% de los votos, se est¨¢n apagando.
¡°La mayor parte de mis amigos se ha marchado o estaban ahorrando para hacerlo. A otros, los viajes a pa¨ªses de la UE nos daban aliento y otro punto de vista¡±, se?ala el ambientalista a trav¨¦s de la aplicaci¨®n de mensajer¨ªa por internet Telegram. Entre agosto y octubre del a?o pasado, 10.000 bielorrusos se marcharon a Polonia, 3.000 a Ucrania y alrededor de 500 a Lituania, seg¨²n los ¨²ltimos datos del servicio de migraci¨®n del Ministerio del Interior bielorruso.
Todos los opositores de peso a Lukashenko, que lleva 27 a?os en el poder, est¨¢n en prisi¨®n o en el exilio. Y sus m¨¦todos y maniobras actuales contra cualquier tipo de disidencia y contra los medios de comunicaci¨®n independientes ¡ªclausurados o perseguidos¡ª son ¡°m¨¢s brutales que nunca¡±, alerta Pavel Latushka, exministro de Cultura. Latushka, antiguo embajador en Espa?a y Francia, es miembro ahora del comit¨¦ ejecutivo del opositor y perseguido Consejo de Coordinaci¨®n, en el que est¨¢n tambi¨¦n la Nobel de literatura en 2015, Svetlana Alexi¨¦vich y la l¨ªder opositora Svetlana Tijan¨®vskaya. ¡°Estamos viendo el punto m¨¢s alto de represalias [contra la oposici¨®n] durante todo el per¨ªodo de su reinado¡±, dice Latushka, que huy¨® a finales del verano pasado a Polonia.
Desde el inicio de las movilizaciones, las fuerzas de seguridad bielorrusas han detenido a unas 35.000 personas y ha iniciado casos penales por ¡°extremismo¡± contra casi 2.500 ciudadanos. Las organizaciones de derechos civiles, que han documentado cientos de casos de violencia policial y torturas, contabilizan 450 presos pol¨ªticos; entre ellos Roman Protasevich, el bloguero de 26 a?os cuyo arresto el pasado 23 de mayo ha sacudido el tablero geopol¨ªtico mundial y que se enfrenta a una condena de hasta 15 a?os de prisi¨®n.
Y con ese escenario de fondo, la nueva realidad que impone el cierre del espacio a¨¦reo europeo a las compa?¨ªas a¨¦reas bielorrusas, incide la activista Tarsiana Hatsura, deja muy pocas opciones a quienes se ven obligados a marcharse. ¡°Nos est¨¢n convirtiendo en rehenes¡±, remarca. Como ella, algunos ciudadanos temen que Bielorrusia se convierta en una olla a presi¨®n en la que la situaci¨®n se vuelva totalmente insostenible.
Un pulso a largo plazo
Otros, como los Badalko o como Tanya ¡ªque ha vivido la represi¨®n del r¨¦gimen y que prefiere no dar su apellido por temor a represalias de los servicios secretos bielorrusos (KGB)¡ª, ven este nuevo cap¨ªtulo como un pulso a largo plazo. Esta mujer de 60 a?os, con una condena a sus espaldas, conf¨ªa en que la prohibici¨®n a las aerol¨ªneas, pero tambi¨¦n las nuevas represalias contra el c¨ªrculo de Lukashenko, as¨ª como las sanciones econ¨®micas que puedan poner en la diana algunos de los sectores clave para la econom¨ªa del pa¨ªs ¡ªcomo la explotaci¨®n de la potasa¡ª terminen por causar profundas grietas en el r¨¦gimen y su l¨ªder, que gobierna con pu?o de acero la peque?a rep¨²blica exsovi¨¦tica de 9,4 millones de habitantes desde 1994. ¡°Esas restricciones de movimientos crear¨¢n muchos problemas, pero estamos dispuestos a esperar y aguantar. Entendemos que las sanciones externas nos ayudan a socavar el r¨¦gimen dictatorial, ponerlos nerviosos y cometer nuevos errores¡±, opina Tanya, que ten¨ªa todo preparado para viajar en breve a Barcelona.
Belavia, la aerol¨ªnea nacional, volaba a unos 20 aeropuertos europeos, desde Mil¨¢n y Berl¨ªn a Roma y Viena. Todav¨ªa es pronto para valorar el impacto de las sanciones en el pa¨ªs, sostiene Pavel Matsukevich, analista del laboratorio de ideas bielorruso Center for New Ideas y antiguo diplom¨¢tico.
Sin embargo, las p¨¦rdidas para la compa?¨ªa a¨¦rea estatal ser¨¢n grandes, advierte el experto Matsukevich, que desconf¨ªa del efecto real de las medidas de represalia hacia Lukashenko. ¡°La decisi¨®n es pol¨ªtica y el r¨¦gimen la utilizar¨¢ para sus objetivos y para reforzar su teor¨ªa y su mensaje de que alguien en Occidente est¨¢ invadiendo la independencia de Bielorrusia¡±, comenta por tel¨¦fono. Y a?ade: ¡°Quienes apoyan las sanciones econ¨®micas a las empresas estatales piensan que lograr¨¢n que la situaci¨®n empeore y la gente vuelva a salir a la calle, pero lo dudo. Hoy las posibilidades de grandes protestas son casi nulas en un pa¨ªs en el que puedes ser arrestado solo por vestir de rojo y blanco; los colores de la bandera asociada a la oposici¨®n¡±.
La l¨ªder opositora Tijan¨®vskaya, que unific¨® la voz de la disidencia y compiti¨® contra Lukashenko en las elecciones del pasado agosto, ha instado a la UE a intensificar las sanciones y expulsar a Bielorrusia de la Organizaci¨®n de Aviaci¨®n Civil Internacional y de Interpol, para aumentar la presi¨®n contra Lukashenko. La opositora, que el pasado agosto huy¨® a Lituania despu¨¦s de que el KGB amenazase a su familia, ha remarcado que entiende la limitaci¨®n de los vuelos como una cuesti¨®n de ¡°seguridad para todos los europeos¡± tras el incidente del vuelo en el que viajaba Protasevich, forzado a tomar tierra por una supuesta amenaza de bomba, pero tambi¨¦n ha exigido que se abran las fronteras terrestres para los bielorrusos. ¡°No podemos permitir que el r¨¦gimen convierta nuestro pa¨ªs en una prisi¨®n para 9 millones de personas¡±, ha dicho.
Con una crisis cada vez m¨¢s profunda con Occidente, Lukashenko est¨¢ completando su dependencia de Rusia. Esta semana, despu¨¦s de la visita del l¨ªder autoritario a Rusia y su reuni¨®n con el presidente Vlad¨ªmir Putin, Mosc¨² acord¨® liberar otro paquete de 500 millones de d¨®lares en cr¨¦ditos para Minsk y aumentar el n¨²mero de vuelos entre Rusia y Bielorrusia.
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