Ingrid Betancourt: ¡°Las v¨ªctimas nos hemos sentido muchas veces muy solas en nuestro dolor¡±
La excandidata presidencial secuestrada por las FARC repasa el primer cara a cara con sus captores, en un encuentro de la Comisi¨®n de la Verdad
Ingrid Betancourt (Bogot¨¢, 59 a?os) no hab¨ªa visto cara a cara a sus captores desde que un helic¨®ptero del Ej¨¦rcito de Colombia la sac¨® de las profundidades de la selva. La guerrilla de las FARC la secuestr¨® en 2002, cuando era candidata presidencial, y tras innumerables intentos de fuga recuper¨® su libertad el 2 de julio de 2008, en la Operaci¨®n Jaque. Despu¨¦s de casi 13 a?os, volvi¨® a verlos cara a cara este mi¨¦rcoles en un acto de reconocimiento de la Comisi¨®n de la Verdad, surgida del acuerdo de paz que ha respaldado.
¡°El valor de este encuentro reside en que quienes actuaron como se?ores de la guerra y quienes los padecimos, todos aquellos que estuvimos en el ojo del hurac¨¢n de la guerra, nos levantamos al un¨ªsono ante Colombia, para decirle al pa¨ªs que la guerra es un fracaso, que solo ha servido para que nada cambie, y para seguir postergando el futuro de nuestra juventud¡±, dijo en un potente discurso sobre la tarima de un teatro de Bogot¨¢, con l¨¢grimas en los ojos. ¡°Es cierto que todos queremos la paz. Pero la paz necesita un cambio profundo de nuestra relaci¨®n con el otro. Porque la paz es ante todo una relaci¨®n humana¡±, apunt¨®.
La tambi¨¦n excongresista, ciudadana colombo-francesa, es la m¨¢s visible entre los pol¨ªticos que pasaron largos a?os de sufrimiento en cautiverio, a veces encadenados o amarrados a los ¨¢rboles. Desde su liberaci¨®n, ha residido la mayor parte del tiempo en Europa y no hab¨ªa viajado a Colombia desde la irrupci¨®n de la pandemia. ¡°Esper¨¢bamos sentir que a ellos les dol¨ªa lo que nos hicieron¡±, explica durante una entrevista realizada en la terraza de un hotel de la capital al d¨ªa siguiente de aquel encuentro.
Pregunta. La c¨²pula de las extintas FARC ha reconocido su responsabilidad en los secuestros ante la Comisi¨®n de la Verdad. ?Ese acto de reconocimiento le ha ayudado a sanar?
Respuesta. Pero no por los motivos que uno pueda imaginar. Es decir, me ayud¨® a sanar porque estuve en contacto con v¨ªctimas de las FARC que no conoc¨ªa, con experiencias diversas, de or¨ªgenes y regiones diferentes, de sentimientos y sensaciones pol¨ªticas opuestas. Hab¨ªa una comuni¨®n, una fraternidad, muy fuerte. Las v¨ªctimas muchas veces nos hemos sentido muy solas en nuestro dolor. El hecho de encontrarnos en esa intimidad me ayud¨®. En relaci¨®n con haber visto a los comandantes por primera vez cara a cara, la primera constataci¨®n es que no sent¨ª odio, y eso es liberador. Pero sent¨ª que ellos mentalmente todav¨ªa segu¨ªan siendo se?ores de la guerra.
P. Dijo que hubiera querido escuchar un pedido de perd¨®n que fuera m¨¢s desde el coraz¨®n y menos pol¨ªtico. ?Qu¨¦ pide de los exguerrilleros?
R. Emociones. Cuando uno est¨¢ frente a un ser humano que le saca a uno el pedigr¨ª ideol¨®gico y le hace un discurso pol¨ªtico, es leg¨ªtimo, pero ese no era el escenario. ?bamos a hablar de lo que nos sucedi¨® a todos. No del acuerdo de paz, ni de lo que est¨¢n esperando del Gobierno, ni siquiera de la tipificaci¨®n del secuestro como crimen de lesa humanidad o crimen de guerra. Cuando nos ten¨ªan en unos campos de concentraci¨®n, ?cu¨¢l era la l¨®gica? ?C¨®mo pudieron pensar que era justificable tenernos as¨ª? La verdad es que ellos filmaban esos campos de concentraci¨®n con todos nosotros adentro y lo sacaban a la luz p¨²blica porque eso era un orgullo de las FARC. Se sent¨ªan empoderados de poder mostrar que ten¨ªan a unos militares y unas personalidades de Colombia en esas jaulas. Ante eso, yo esperaba que me dijeran ¡°que horror lo que hicimos¡±.
P. ?El pedido de perd¨®n de Rodrigo Londo?o, Timochenko, se qued¨® cort¨®?
R. Es un pedido de perd¨®n un poquito protocolario. Nosotros ya de hecho los perdonamos. Yo agradezco que pidan perd¨®n, pero ya se dio. Creo que todos nosotros lo que est¨¢bamos esperando era sentir que a ellos les dol¨ªa lo que nos hicieron. Y no les duele.
P. ?Por qu¨¦ hab¨ªa rehuido encontrarse con sus captores todos estos a?os?
R. Primero, porque no es una experiencia grata. Segundo, porque mi experiencia con las FARC en cautiverio es una de manipulaci¨®n. Ellos nos usaron, manipularon nuestros sentimientos y los de nuestra familia. El sufrimiento de mis hijos lo usaron como herramienta pol¨ªtica para hacer avanzar sus exigencias. ?ramos cosas. Entonces estaba muy prudente. Este era un contexto diferente, mediado por el padre Francisco de Roux [el presidente de la Comisi¨®n de la Verdad], que hizo una aproximaci¨®n muy respetuosa, desde lo humano, lo espiritual. Si bien esa era la intenci¨®n, ellos no supieron salirse de ese contexto ideol¨®gico, de esa camisa de fuerza, de esa consciencia que tienen de ser partido pol¨ªtico. Yo estaba esperando que ellos aceptaran quitarse la m¨¢scara.
P. Usted ha puesto ¨¦nfasis en la confianza que le inspira la figura del padre De Roux. ?Qu¨¦ es lo que ¨¦l ha entendido que quiz¨¢s otra parte de la sociedad a¨²n no entiende?
R. Que somos todos seres humanos. El respeto que tiene por la humanidad de ellos y la nuestra permite que asumamos riesgos emocionales que no asumir¨ªamos, ni ellos ni nosotros, si no tuvi¨¦ramos la certeza de que ah¨ª hay un hombre liberado de toda agenda personal. Realmente est¨¢ haciendo un trabajo para Colombia, que es un pa¨ªs endurecido por la guerra.
P. La verdad de la guerra es dolorosa, ?puede ser tambi¨¦n reparadora?
R. La verdad nos har¨¢ libres. Es necesaria, y es una. El relativismo de la verdad es una entelequia. Esa verdad, que es la verdad del horror, tiene que ser contada, explicada, narrada en las escuelas y estudiada. Lo muy bonito de este proceso es decirnos que a pesar de que hubo una violencia horrible, de que los paramilitares cortaron cabezas y jugaban f¨²tbol con ellas; de que las FARC metieron a seres humanos en campos de concentraci¨®n, a pesar de todo eso, los colombianos pudimos hacer un proceso de paz, salir adelante y dejar atr¨¢s la violencia.
P. ?Qu¨¦ es el posconflicto?
R. El posconflicto es ahora. Es esto. Es entender que hay unos ajustes sociales que tenemos que hacer. Por primera vez los j¨®venes tienen la valent¨ªa de salir a reclamar sus derechos en una sociedad que tiene que o¨ªrlos y no los puede condenar por guerrilleros o por terroristas porque eso ya no es. Hay que reconocer y respetar esas manifestaciones y esos reclamos. Posconflicto es revisar la manera como est¨¢n funcionando nuestras instituciones. Todo esto que nos parece un caos en realidad es un reordenamiento para poder acceder a una sociedad m¨¢s democr¨¢tica y m¨¢s civilista.
P. Ha dicho que ya no piensa volver a participar en pol¨ªtica, ?descarta tambi¨¦n volver a vivir en Colombia?
R. No, nunca lo he descartado. No se ha dado por mil motivos, en particular porque para mi familia y para m¨ª estar fuera de Colombia fue darnos una oportunidad de vivir sin que nos miraran, sin que nos juzgaran, podernos reencontrar y volver a ser familia. Volvimos a construirnos como una familia feliz, somos realmente una tribu muy unida, con mucho amor y con mucha felicidad. Eso no excluye a Colombia, amamos a Colombia. Somos colombianos.
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