La prohibici¨®n de negar el genocidio de Srebrenica vuelve a alimentar tensiones en Bosnia
Los serbobosnios boicotean al alto representante internacional y siguen glorificando a criminales de guerra en un pa¨ªs roto
La profunda divisi¨®n que recorre Bosnia-Herzegovina se ahonda a¨²n m¨¢s. El conflicto que desmembr¨® Yugoslavia en los a?os noventa del siglo pasado contin¨²a muy presente y vuelve a ser la causa de un aumento de la tensi¨®n tras la decisi¨®n del alto representante internacional en el pa¨ªs de ordenar una enmienda al C¨®digo Penal que proh¨ªbe negar el genocidio de Srebrenica y otros cr¨ªmenes de guerra. La ley fija penas de entre seis meses y cinco a?os de prisi¨®n para quienes nieguen o justifiquen las matanzas y delitos de lesa humanidad.
Tras 12 a?os en el cargo de alto representante, creado en los acuerdos de paz de Dayton (1995) y con potestad de intervenir en las leyes del pa¨ªs, el austriaco Valentin Inzko hizo a finales de julio uso de sus prerrogativas especiales por primera vez ante la acumulaci¨®n de casos de negaci¨®n de los cr¨ªmenes y la glorificaci¨®n de los responsables. Una decisi¨®n que ha alimentado la tensi¨®n ¨¦tnica en un Estado formado por dos entidades aut¨®nomas (una controlada por los serbobosnios y la otra de mayor¨ªa bosniaca, musulmana, y de bosniocroatas) y con un liderazgo tripartito y rotatorio en la presidencia.
Los bosniacos han apoyado la medida, pero los serbobosnios, encabezados por el nacionalista Milorad Dodik, consideran la reforma penal una afrenta. Por ello, mientras Inzko a¨²n hac¨ªa las maletas, aprobaron en el Parlamento aut¨®nomo de la Rep¨²blica Srpska, su entidad, una legislaci¨®n para impedir que en su territorio se considere un genocidio la matanza a manos de tropas serbobosnias de 8.000 j¨®venes y hombres musulmanes en julio de 1995 en Srebrenica. Al nuevo alto representante, el alem¨¢n Christian Schmidt, le han recibido a principios de mes con cajas destempladas y Dodik ha dejado claro que no piensa respetar las decisiones que tome porque considera que el cargo deber¨ªa eliminarse. El l¨ªder serbobosnio ha sacado de nuevo a la palestra que el pa¨ªs deber¨ªa dividirse en dos.
¡°Se est¨¢ muy lejos de haber llegado a un m¨ªnimo aceptable de objetivos de justicia transicional y lej¨ªsimos de cualquier reconciliaci¨®n¡±Jos¨¦ Ricardo de Prada, juez espa?ol que trabaj¨® en Bosnia de 2005 a 2008
Ahmed Buric, escritor y periodista nacido en Sarajevo, considera, en declaraciones enviadas por correo electr¨®nico: ¡°Si Inzko mira hacia atr¨¢s, ver¨¢ que deja un pa¨ªs a¨²n m¨¢s dividido y fracasado que en 2009, cuando asumi¨® el cargo¡±. Opina que ¡°la raz¨®n principal de que no funcione el pa¨ªs ¨Dcon una catastr¨®fica pol¨ªtica de tres bandos gobernantes¨D es la negaci¨®n del genocidio por parte de los dirigentes serbios. Esa ley deber¨ªa haberse aprobado ya a mediados de los a?os noventa, cuando (los dirigentes serbios) Radovan Karadzic y Ratko Mladic fueron acusados de cr¨ªmenes de lesa humanidad y genocidio¡±.
El magistrado espa?ol Jos¨¦ Ricardo de Prada, que entre 2005 y 2008 form¨® parte de la Sala de Cr¨ªmenes de Guerra de la Corte de Bosnia Herzegovina, con sede en Sarajevo, coincide en declaraciones a trav¨¦s del tel¨¦fono en que ¡°se est¨¢ muy lejos de haber llegado a un m¨ªnimo aceptable de objetivos de justicia transicional y lej¨ªsimos de cualquier reconciliaci¨®n¡±. ¡°Es m¨¢s, la situaci¨®n est¨¢ ahora m¨¢s deteriorada que hace unos a?os¡±, asegura.
Ha pasado algo m¨¢s de un cuarto de siglo desde la matanza de Srebrenica, declarada como genocidio por el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia y Bosnia-Herzegovina es todav¨ªa un pa¨ªs roto. La guerra entre 1992 y 1995 dej¨® cerca de 100.000 muertos. Marko Prelec, analista del International Crisis Group (ICG), comenta por escrito: ¡°(El acuerdo de paz de) Dayton cumpli¨® absolutamente su misi¨®n y tuvo m¨¢s ¨¦xito del que nadie esperaba, pero hoy no es suficiente y, lo que es peor, no hay acuerdo sobre qu¨¦ debe venir ahora¡±.
La perspectiva es sombr¨ªa, en opini¨®n del escritor y veterano de guerra Faruk Sehic, que, en respuesta a preguntas por escrito, reclama m¨¢s inversiones internacionales para sacar de la ¨®rbita rusa al pa¨ªs. Considera que Mosc¨², que junto a China ha intentado en la ONU reducir las funciones del alto representante, ¡°ayudan a los serbios y ultranacionalistas croatas a destruir el pa¨ªs¡±. En la misma l¨ªnea contundente, considera que Dodik deber¨ªa acabar en la c¨¢rcel por ¡°negaci¨®n del genocidio y discurso del odio¡±.
¡°Dayton solo par¨® la guerra, pero hoy es la cadena del prisionero que nos impide escapar¡±Faruk Sehic, reconocido escritor y veterano de la guerra
El periodista Buric abunda: ¡°Si la misi¨®n de Dayton era detener la guerra, se ha cumplido, pero no se puede decir que las consecuencias de la guerra hayan sido mitigadas¡± por loa acuerdos.
No acaba de funcionar la soluci¨®n auspiciada por esos acuerdos para cimentar el pa¨ªs sobre dos entidades aut¨®nomas que separan etnias y religiones (los bosniacos, que son musulmanes y suponen el 50% de unos 3,3 millones de habitantes; los serbobosnios, ortodoxos, el 31%, y los bosniocroatas, cat¨®licos, que son un 15%) que se alternan cada ocho meses la presidencia a la sombra del alto representante. Sehic asegura: ¡°Dayton solo par¨® la guerra, pero hoy es la cadena del prisionero que nos impide escapar¡±. Es la herramienta ¡°ideal para todo tipo de etnonacionalistas, especialmente para aquellos que quieren dividir Bosnia en partes para fusionarse con Croacia y Serbia¡±.
Buric no ve que sea sencillo salir de la espiral del genocidio: ¡°Los (pa¨ªses) m¨¢s peque?os permanecen en un c¨ªrculo vicioso para siempre: el perpetrador, en su mayor parte, niega que haya pasado nada, y quiere esconder ese horrible crimen debajo de la alfombra. O en el bosque. La v¨ªctima, o m¨¢s bien sus actuales l¨ªderes, quiere sacar r¨¦dito del martirio, pero nadie ofrece una salida que permita avanzar m¨¢s all¨¢¡±.
Una futura integraci¨®n en la Uni¨®n Europea se evoca como una posible salida, pero de momento prevalecen la tensi¨®n y el fuego cruzado institucional en el pa¨ªs, y la gran desconfianza entre sus grupos de poblaci¨®n. El juez De Prada opina: ¡°Si la UE les ofrece un proyecto de futuro econ¨®mico y social, podr¨ªa quiz¨¢ cambiar algo. De todos modos, soy m¨¢s bien pesimista. Es imposible con un pa¨ªs con tres entidades cogobernando y con veto rec¨ªproco¡±. Prelec, del ICG, se?ala: ¡°No hay mucho que la comunidad internacional pueda hacer por Bosnia¡± y ¡°evidentemente, la perspectiva de la UE no es suficiente¡±.
La inc¨®gnita del nuevo representante
Sehic augura que el nuevo alto representante tendr¨¢ que soportar ¡°ataques muy fuertes de la ret¨®rica primitiva de Dodik¡±, pero cree que ¡°al final Schmidt prevalecer¨¢¡±. El escritor Burik espera que ¡°cambie el curso de los altos representantes anteriores, que en su esp¨ªritu de positivismo acr¨ªtico¡± acabaron ¡°frustrados ante las fuerzas nacionalistas¡±.
El especialista Prelec argumenta que ¡°nadie sabe qu¨¦ esperar de Schmidt. Probablemente est¨¦ all¨ª como una especie de freno de emergencia en caso de crisis real. La mayor¨ªa de los pa¨ªses de la UE habr¨ªan cerrado la oficina del Alto Representante hace mucho tiempo¡±. ¡°Probablemente lo mejor que puede hacer es fomentar el di¨¢logo y dejar claro que nadie, incluido ¨¦l mismo, desde fuera va a tomar decisiones por los bosnios¡±.
El escritor Sehic lo ve as¨ª: ¡°Todo el mundo ha de recordar que Bosnia es un Estado d¨¦bil pero como pa¨ªs y territorio es muy fuerte. Eso significa que la ¨²nica fuerza que puede salvarnos somos nosotros mismos, los ciudadanos de Bosnia-Herzegovina¡±.
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